Ibirapitá (árbol)

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Árbol Ibirápita
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Ibirapitá.jpg
Nombre Científico:Peltophorum dubium
Reino:Plantae
Subreino:Tracheobionta
División:Fanerógama Magnoliophyta
Clase:Magnoliopsida
Orden:Fabales
Familia:Fabaceae
Tribu:Caesalpinieae
Género:Peltophorum

Árbol Ibirápita. Es un árbol autóctono de Brasil, Paraguay, el nordeste argentino y el norte uruguayo (Río Uruguay, Artigas) pero se adapta fácilmente a cultivo en latitudes mayores. Se le conoce también como el árbol de Artigas, pues en homenaje al prócer se cultiva en la mayoría de las escuelas públicas y jardines de todo el país.

Toponimia

El nombre, yvyrá-pytá, es de origen guaraní y significa "palo colorado" porque la madera, una vez cortada se oxida en contacto con el aire y adquiere ese color.

Otros nombres

Estos otros pueden ser: Ibirá puitá guazú, cana-fístula en Brasil y "árbol de Artigas" en el Uruguay.

Características generales

Es un árbol de follaje caduco que, en buenas condiciones, puede alcanzar los 25 m de altura. Tiene tronco grueso y copa amplia. Las flores se disponen en un conjunto o inflorescencia denominada panoja, que es un racimo de forma más o menos piramidal. Tiene como fruto una legumbre de forma aplanada que encierra en su interior entre 1 y 3 semillas.

Su crecimiento es relativamente rápido. Florece en el verano y fructifica a mediados de otoño. Es un árbol muy usado en jardinería por lo ornamental de sus flores. Además, se le conocen propiedades en la medicina popular y su madera es utilizada en la confección de muebles y en la elaboración de tintas artesanales.

Hojas

Sus hojas son doblemente compuestas (bipinnadas). Del eje central de cada hoja nacen entre 7 y 20 pares de ejes secundarios, donde se insertan los folíolos.

Flores

Sus flores son muy vistosas, de color amarillo y cada una tiene 5 sépalos y 5 pétalos.

Hábitat

Habita en áreas bajas y húmedas. Su distribución en Uruguay se restringe a las costas del Río Uruguay en el departamento de Artigas.

Usos

La madera: es dura y pesada (con peso específico entre 0,85 y 0,9), de albura color ocre a rosado. El durámen de castaño rosáceo a castaño violáceo, de hermoso veteado espigado, bien demarcado por la disposición irregular de los elementos vasculares, notorios debido al color castaño sobre el tejido fibroso que es liso y de color castaño claro.

La textura es mediana y heterogénea y el grano oblicuo a entrelazado, presenta porosidad difusa; en corte radial denota un suave jaspeado, posee los anillos demarcados, además de depósitos gomosos en los vasos y cristales de oxalato, encerrando un colorante rojo. Posee numerosas aplicaciones en carpintería en general y construcciones rurales e hidráulicas por su resistencia a la humedad y la intemperie, marcos de puertas y ventanas, pisos, postes, carrocerías, mueblería y ebanistería. La corteza tiene taninos, excelente para curtir pieles finas en tanto que las hojas, frutos y raíces se utilizan en medicina popular.

En Artigas

En 1915, el entonces ministro Baltasar Brum –oriundo de la zona- mandó traer desde Paraguay mudas del Ibirapitá que ofreció protección a José G. Artigas durante su exilio en el Ibiray. El retoño fue plantado en la plaza Batlle y Ordóñez; sin embargo, tuvo inconvenientes para adaptarse al clima. Le confeccionaron una barrera por los vientos y un techo por las heladas, se llegaron a encender hogueras durante la noche para otorgarle al árbol el ambiente adecuado y el calor suficiente para que pueda sobrevivir, y por las noches los serenos contaban sus historias y cantaban al lado del Ibirapita. Finalmente, fue relocalizado en frente a la estación del ferrocarril -actual terminal de ómnibus- donde consiguió florecer hacia la primavera de 1942.

A falta del Ibirapitá, la plaza más grande del país: Plaza Batlle necesitaba un nuevo emblema con el cual lucirse. Este llegaría el 19 de abril de 1930 con la inauguración de un obelisco de 12 metros de altura en honor a la Gloria de los Héroes de 1825.

En 2011

El ibirapitá de Artigas, en el patio de la escuela que lleva su nombre en Asunción fue alcanzado por la vejez. Se ha debilitado, y aunque está en tratamiento, se necesitaba de un homenaje para el 2011, año del Bicentenario de la Revolución Oriental. Alto y frondoso -aunque ha perdido follaje- ofrece un amplio abanico de sombra donde descansa un busto del prócer uruguayo,

El ibirapitá fue declarado "Monumento Natural" por iniciativa del gobierno paraguayo, en un acto con altas autoridades de Uruguay, entre ellas el Presidente de la República.

Fuentes