Anexo:Jaruco (Tradiciones "Las Visitas")

Jaruco (Tradiciones "Las Visitas")
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Jaruco (Tradiciones "Las Visitas"). La forma de vivir de un pueblo, sus costumbres y sus ritos van conformando una serie de condiciones y hábitos que se arraigan tanto, que llegan a considerarse una costumbre. Se van convirtiendo en algo muy importante, imposible de violar y llegan a ser consideradas tradiciones.

Las Visitas

Las visitas era una tradición que se cumplía fielmente hasta la década de 1930 y que fue desapareciendo poco a poco, hasta que en nuestros días con escasas excepciones se ha ido erradicando totalmente.

Se acostumbraba a visitar a los familiares y amigos en casos de tristezas y alegrías. Cuando un familiar o amigo se enfermaba se acudía inmediatamente a interesarse por su salud y prestar la ayuda necesaria.

En caso de que el enfermo fallecía se acompañaba a los familiares hasta después de efectuados los funerales. Ese hecho era tomado muy en serio y se escogía el vestuario apropiado que debía estar a tono con el suceso.

Las damas vestían de gris, negro u otros colores oscuros; cuellos altos, mangas largas al igual que las faldas. Los hombres igualmente de negro o gris porque ello simbolizaba el sentimiento que se tenía por el dolor de la familia. Se hablaba en voz muy baja y se procuraba estar cerca de los dolientes, según el grado de amistad que los unía.

Una vez efectuado el sepelio se veía como un deber o compromiso de honor visitar la familia antes de los nueve días en señal de duelo. Los vecinos no ponían música ni cantada ni instrumental ni se realizaba ninguna actividad festiva o alegre hasta pasado un tiempo, tampoco se asistía a ninguna actividad de fiesta por lo menos pasados tres o cuatros meses.

Para los familiares, la costumbre exigía un luto más riguroso, de acuerdo con el parentesco del finado, el luto era negro completo para las mujeres, y los hombres lo llevaban en el sombrero y en el brazo donde colocaban una franja de tela negra.

Luego llegaba el alivio que era el medio luto, se mantenía el negro y se matizaba en blanco, después de gris el morado, hasta que pasado el tiempo se utilizaban otros colores en el vestir.

Entonces se comenzaba a frecuentar la sociedad, a salir y distraerse para más tarde divertirse y volver a la vida normal.

Sin dudas las nuevas generaciones han llegado a la conclusión de que morir es una necesidad y que aunque el dolor hiera profundamente, no se deja de rendir homenaje al difunto cuando hacemos una vida normal. La ropa y el encierro no le devolverán la vida.

Aunque la tradición de las visitas con el ritmo de la vida moderna ha cambiado, en esencia no se ha perdido el respeto por las personas que uno conoce y aprecia.

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