Arma química

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Arma química
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Concepto:Armas que utilizan las propiedades tóxicas de sustancias químicas para matar, herir o incapacitar al enemigo.

Arma química. Clasificada como armas de destrucción masiva por las Organización de las Naciones Unidas y su producción y almacenamiento está proscrita por La Convención de 1993.

El armamento químico se diferencia de las armas convencionales o armas nucleares porque sus efectos destructivos no se deben principalmente a una fuerza explosiva. El uso ofensivo de organismos vivientes (como el ántrax) es considerado uso de armas biológicas más que armas químicas; productos tóxicos producidos por organismos vivos (Ej. toxinas como la toxina botulínica, ricina o saxitoxina) son considerados armas químicas. Según la Convención sobre Armas Químicas de 1993, se considera arma química a cualquier sustancia química tóxica, sin importar su origen, con la excepción de que sean utilizados con propósitos permitidos.

Definiciones de arma química

Las armas químicas quedaron definidas a partir del segundo artículo de la “Convención sobre la prohibición de la producción, uso de armas químicas y su destrucción” celebrada en París el 13 de enero de 1993. En dicho congreso, participaron numerosos países y fue legislado y restringido el uso de las armas químicas. Esta convención fue el resultado de mas de veinte años de negociaciones en la conferencia para el desarme en Génova. Según esta convención, “arma química “ se define como[1]:

  • Productos químicos tóxicos y sus precursores excepto cuando se usen para propósitos no prohibidos bajo esta convención.
  • Municiones o aparatos específicamente diseñados para causar la muerte u otros daños a través de las propiedades tóxicas de estos productos, descritos en el párrafo anterior, que podrían ser la consecuencia del uso de dichas municiones o aparatos.
  • Cualquier equipo diseñado para darle un uso directamente relacionado con lo descrito anteriormente.

Origen y uso de las armas químicas

Las sustancias químicas se han venido utilizando como herramientas bélicas durante miles de años (a modo de flechas envenenadas, alquitrán al rojo vivo, humo arsénico y gases nocivos).

El uso de las sustancias tóxicas ha sido condenado desde la guerra de Peloponeso (431-404 ane) donde los espartanos usaron humo de arsénico como método de guerra, pero los esfuerzos concretos para su prohibición comenzaron mucho después, en 1675 se firma el primer tratado internacional donde se condenaba el uso de armas envenenadas, con el tratado Franco-Germano firmado en la ciudad de Estrasburgo, el cual prohibía el uso de balas de fusil envenenadas. En 1874 se da un paso más hacia la limitación de este tipo de Armas con la Convención de Bruselas la cual prohíbe el uso de venenos, gases venenosos, armas, proyectiles o materiales que causaran sufrimiento innecesario[2].

Restricciones sobre el desarrollo de este tipo de armas se logró en la I Conferencia Internacional de Paz que tuvo lugar en La Haya en 1899, en la que los países signatarios se comprometieron a “abstenerse” de usar proyectiles que pudieran esparcir “gases asfixiantes”.

Esta Convención no evitó que los países signatarios no usaran las Armas Químicas en la I Guerra Mundial (1914-1918), donde fueron por primera vez usadas a gran escala.

Durante la Primera Guerra Mundial, en los lugares de batalla se lanzaron cartuchos con gases de cloro y fosgeno que el viento dispersaba.

A principios de siglo, estas sustancias químicas se fabricaban en grandes cantidades y su uso como armas se extendió durante el prolongado periodo de la guerra de trincheras. El primer ataque a gran escala con gas de cloro tuvo lugar el 22 de abril de 1915 en Ypres (Bélgica).

El empleo de varios tipos de armas químicas, incluido el gas mostaza (iperita), provocó la muerte de 90.000 personas y más de un millón de bajas durante la guerra. Al término de la Primera Guerra Mundial, se habían usado 124.000 toneladas de agentes químicos.

Tras haber presenciado los efectos de estas armas en la Primera Guerra Mundial, fueron pocos los países dispuestos a ser los primeros en prodigar en los campos de batalla de la Segunda Guerra Mundial armas químicas mortales de incluso mayor intensidad. No obstante, muchos países se prepararon para responder con la misma moneda a posibles ataques químicos en caso de guerra. Así, la Primera y la Segunda Guerras Mundiales sembraron a gran escala, en casi todos sus escenarios, armas químicas que, a modo de legado, siguen constituyendo un problema en muchos países por ser hoy en día antiguas armas químicas y armas químicas abandonadas.

Inmediatamente después de la I Guerra Mundial se hicieron varios intentos por limitar el uso de este tipo de armas y en 1919 se firma el tratado de Versalles el cual contenía un artículo especial reafirmando los tratados anteriores relacionados con el uso de las Armas Químicas y donde se le prohibía a Alemania la producción de tales artificios.

Los terribles efectos del uso de las armas químicas conllevaron en 1925 a la firma del Protocolo de Ginebra sobre la Prohibición del uso de Gases Asfixiantes, Venenosos u otros, y los métodos de guerra Bacteriológicos, el cual fue aceptado por la Liga de las Naciones, sin embargo su alcance era limitado, pues en su contenido solo se hacía referencia a el uso de las armas químicas en tiempo de guerra, pero no a su desarrollo, producción o almacenamiento.

La primera infracción abierta del Protocolo de Ginebra ocurrió en 1935-36, cuando las tropas italianas usaron este tipo de armas durante su invasión de Abisinia. Japón, aunque no era parte del protocolo de Ginebra en aquellos momentos, también empleó armas químicas contra China entre 1937 y 1945.

Los trabajos hechos por los alemanes en este tipo de armas antes de la II Guerra Mundial y durante ella, llevaron al descubrimiento y a la producción de los primeros tres tipos de gases nerotóxicos (tabún, sarín y somán), los cuales se usaron para llenar las granadas, las bombas , los cohetes y otros.

La incompatibilidad con las estrategias militares prevalecientes y sus efectos disuasivos, evitaron su uso. Sin embargo los grandes ejércitos llevaban consigo este tipo de armas mientras ellos se trasladaban por los campos de batalla. El destino de muchas de estas armas es incierto, algunas fueron retornadas a sus países de origen otras fueron desmontadas y miles de toneladas de estas armas químicas fueron hundidas en el mar.

Después de la II Guerra Mundial el interés en la armas químicas decayó por los avances en la tecnología de las armas nucleares. Sin embargo durante los años 50-60 una nueva generación de agentes de guerra químicos, conocidos como agente-VX fueron desarrollados y producidos, estas sustancias son mas persistentes y más tóxicas que el sarín, y están entres las sustancias más tóxicas que se hayan producido jamás.

A finales de los años 60 el llamado al desarme químico se incrementó por el uso por parte Estados Unidos de herbicidas y de gases lacrimógenos durante la guerra de Viet Nam (1962-1971).

Estados Unidos y Japón no habían ratificado el Protocolo de Ginebra e incluso después de que Estados Unidos lo ratificara en 1975, continuaba manteniendo la posición de que el uso de defoliantes y de agentes de represión de disturbios no estaban incluido en el Protocolo de Ginebra. En ese mismo año el problema del uso de herbicidas a gran escala fue tratado por la Convención sobre la Prohibición del uso Hostil de Técnicas Militares o cualquier otra, que provocara cambios en el Medio Ambiente.

Durante la Guerra Fría, los Estados Unidos de América y la ex Unión Soviética conservaron arsenales ingentes de armas químicas, en cantidades iguales a decenas de miles de toneladas suficientes por sí solas para destruir casi en su totalidad toda vida humana y animal en el planeta.

A finales de los años 80 el uso de armas químicas por Irak en la guerra Irak-Irán, y la condena del Consejo Ejecutivo de las Naciones Unidas a Irak por la violación del Protocolo de Ginebra de 1925 en el uso de las armas químicas contra Irán reforzó los deseos de la comunidad internacional de limitar totalmente las armas químicas.

En 1994, en Japón, con el envenenamiento con sarín de Matsumoto, un área residencial, y en 1995, en el metro de Tokyo, con el ataque con sarín perpetrado por la Secta del día del Juicio Final, Aum Shinrikyu. Estos ataques hicieron que la atención internacional se dirigiera hacia el empleo potencial de las armas químicas por parte de terroristas y hacia los peligros inherentes a estas armas.

Cronología del uso de agentes tóxicos en la historia

  • 400 a.C.: Los griegos emplean humo de azufre contra los soldados enemigos
  • 1346: Los tártaros catapultan cadáveres infectados con plagas a las fortificaciones Romanas
  • 1483: Aparecen en Alemania los primeros manuscritos en los que se describe la primera formula de una bomba asfixiante.
  • 1500: Los conquistadores Españoles usan agentes biológicos contra los pueblos nativos
  • 1763: El general Británico Jeffrey Amherst ordena proporcionar mantas infectadas con viruela a las poblaciones nativas durante la rebelión de pontiac
  • 1907: Se celebra el primer congreso sobre armas químicas en el que se legisla su uso. E.E.U.U. no participa.
  • 1914: Comienza la 1ª guerra mundial. Un gas tóxico provoca la muerte de 100.000 soldados, y hiere a otros 900.000
  • 1916: Se abandona la lucha mediante emisiones de gas y aparecen las primeras granadas de gas.
  • 1920: Gran Bretaña usa armas químicas contra los Kurdos independentistas.
  • 1925: Se celebra el “PROTOCOLO DE GINEBRA” donde queda prohibido el uso de armas químicas. Ni Japón ni E.E.U.U. firman.
  • 1936: Mientras Japón invade China, en Alemania se crea el primer gas nervioso llamado “TABUN”
  • 1950: Ingleses descubren en Alemania neurótoxicos, productos más peligrosos conocidos hasta la época.
  • 1971: E.E.U.U. usa el “AGENTE NARANJA” como deforestador en el conflicto de Vietnam.
  • 1989: Se celebra en París un congreso para fomentar lo tratado el Ginebra. En el participan 149 países que son conscientes de la urgencia de prohibir las armas químicas. Estados Unidos se une a la condena pero presenta un programa para la producción de gas venenoso.
  • 1991: Durante la guerra del golfo son usadas armas químicas así como destruidas plantas sospechosas de producir productos tóxicos con fines destructivos.
  • 1993: Tras 9 meses de negociaciones el 14 de enero se firma en París el tratado de armas químicas destinado al empleo, almacenamiento y uso.
  • 1990-2000: Se suceden ataques con armas químicas con fines terroristas.

Convención de Armas Químicas

La Convención de Armas Químicas es un tratado multilateral de desarme que prohíbe la producción, el desarrollo, el almacenamiento y el empleo de las armas químicas y exige su destrucción.

Hacia el desarme

La Asamblea General de las Naciones Unidas dictó una resolución en 1961 donde se crea una institución para el desarme conocido como el Comité de las Dieciocho Naciones para el Desarme , el número de miembros de este Comité aumentó y finalmente se llamó Conferencia sobre el Desarme, donde continuaron los debates sobre el desarme biológico y químico. El 10 de abril de 1972 como resultado de las negociaciones sobre el desarme biológico se abre a la firma La Convención sobre la Prohibición del desarrollo, la producción y el almacenamiento de armas toxínicas y Bacteriológicas y sobre su Destrucción, la cual entra en vigor el 26 de marzo de 1975, esta Convención aunque fue un gran progreso en el desarme no poseía un régimen de verificación, algo que se continua negociando actualmente[3].

La Convención sobre las Armas Biológica fue el primer paso en el establecimiento de la limitación sobre las armas químicas, ya que en su Artículo IX se hace un llamado a los Estados Partes a continuar las negociaciones y alcanzar un acuerdo sobre la Prohibición de las armas químicas.

El cambio en las relaciones entre las súper potencias a finales de los 80, las revelaciones sobre un ataque químico al norte de Irak en 1988, la publicidad sobre la amenaza de métodos de guerra química durante la Guerra del Golfo, y el anuncio de un acuerdo bilateral entre los Estados Unidos y la extinta Unión Soviética sobre la destrucción de las Armas Químicas almacenadas y el freno en la producción de las armas químicas dieron un impulso al proceso de negociación de la Convención.

Tras largos años de intensas negociaciones este instrumento jurídico internacional entró en vigor el 29 de abril de 1997.

Todos los Estados ratificantes de la Convención, Estados Partes, se comprometieron a cumplir las disposiciones de esta, en virtud de la cual, deben tomar todas las medidas legales y ejecutivas para evitar que en el territorio bajo su jurisdicción o control se realicen actividades prohibidas por la Convención.

Las actividades no prohibidas por la Convención son aquellas relacionadas con el empleo de sustancias químicas tóxicas en la industria, la agricultura, investigaciones, médico, farmacéuticas, con fines de protección u otras actividades desarrolladas con fines pacíficos, siempre que las cantidades que se posean estén en el rango establecido por la Convención y que se realicen las declaraciones correspondientes.

Entre sus disposiciones, la Convención establece la obligatoriedad de los Estados Partes a no desarrollar, producir, adquirir de otro modo, almacenar o conservar armas químicas ni a transferir esas armas a nadie, a no emplearlas y a no alentar o inducir a nadie a realizar cualquier actividad prohibida. Cada Estado Parte se compromete también a destruir las armas químicas, así como las instalaciones de producción de este tipo de armas. que se encuentren en cualquier lugar bajo su jurisdicción y control.

Por otra parte establece también el compromiso de los Estados Partes a:

"No mantener con respecto a otro Estados Parte restricción alguna incluidas las que consten en cualquier acuerdo internacional que limite u obstaculice el comercio y el desarrollo y promoción de los conocimientos científicos y tecnológicos en la esfera de la química para fines industriales, agrícolas, de investigación, médicos, farmacéuticos u otros fines pacíficos"[4]

La Convención es un tratado que ha hecho época, no solo porque es el primer tratado de desarme que ha establecido un limite de tiempo para la eliminación de una clase de armas de destrucción masiva, sino porque es el primer tratado multilateral de control de armas en incorporar un régimen de verificación.

Ratificando la Convención o adhiriéndose a ella los Estados Partes se comprometen a no desarrollar, producir adquirir de otro modo, almacenar o conservar armas químicas ni transferir esas armas a nadie bajo ninguna circunstancia, por ello la ley del talión en este sentido deja de servir como medio de disuasión a Estados que pudieran considerar el uso de las armas químicas. Para contrarrestar la vulnerabilidad que muchos Estados podrían sentir la Convención permite el desarrollo de programas nacionales de protección contra las armas químicas, con el apoyo de la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPAQ). La OPAQ también es responsable de la coordinación de la disposición de asistencia a cualquier Estado Parte.

La Convención se apoya sobre cuatro pilares fundamentales:

  • La destrucción de las armas químicas y de las instalaciones para su producción (desarme).
  • Verificación de la no producción de Armas Químicas (no proliferación).
  • Asistencia y protección en el caso de el uso de las Armas Químicas.
  • Cooperación Internacional.

Clasificación

Las sustancias químicas tóxicas empleadas como armas químicas, o concebidas para su empleo como tales, pueden clasificarse como:

Por su uso industrial

Algunas sustancias químicas tóxicas o sus precursores tienen usos industriales en todo el mundo. Las sustancias químicas tóxicas se emplean, por ejemplo, como materia prima básica, como agentes antineoplásicos, que previenes la multiplicación de las células; o como productos fumigantes y herbicidas o insecticidas.

Dichas sustancias químicas sólo se consideran armas químicas cuando se producen o almacenan en cantidades superiores a las establecidas para aquellos fines que no prohíbe la Convención.

Por uso de las sustancias químicas tóxicas

Para ayudar a la OPAQ en su empeño, la Convención agrupa en tres Listas las sustancias químicas tóxicas y los precursores que podrían ser empleados como armas químicas o bien usados en la fabricación de armas químicas[5].

  • Sustancias químicas de la Lista 1: Incluye sustancias químicas orgánicas altamente tóxicas que han sido empleadas como armas químicas o sus precursores inmediatos. Estas sustancias, prácticamente, no presentan ningún interés para la industria y su producción, adquisición, conservación, transferencia o empleo está autorizada por la Convención solo si:
  1. Es destinada a fines de investigación, médicos, farmacéuticos o de protección;
  2. Los tipos y cantidades de estas sustancias se limiten estrictamente a los que puedan justificarse para esos fines;
  3. La cantidad total presente en el Estado Parte de esas sustancias químicas, en cualquier momento, sea igual o inferior a una tonelada.

Algunos ejemplos de sustancias incluídas en esta lista son: la ricina, la saxitoxina, las iperitas, Sarín, Somán y las mostazas de azufre y nitrogenadas (estas últimas pueden ser empleadas como citostáticos).

  • Sustancias químicas de la Lista 2: Incluye sustancias químicas, o sus precursores inmediatos, que pueden emplearse como precursores de una sustancia de la Lista 1 y que, por su toxicidad letal o incapacitante, pudieran ser utilizadas como armas químicas. Estas sustancias también son producidas a escala industrial, no en grandes cantidades, pues son muy utilizadas, por ejemplo, como: inhibidores de inflamación, colorantes, tintas, aditivos textiles, plaguicidas, resinas epoxi, estabilizadores, antiestáticos, antiespumantes, y aditivos para carburantes, lubricantes y plásticos.
  • Sustancias químicas de la Lista 3: Incluye 17 sustancias químicas, así como sus precursores, las cuales han sido utilizadas como armas químicas o para la fabricación de estas, pero que son producidas en grandes cantidades por su amplio uso para fines no prohibidos por la Convención. Ejemplo de estas sustancias son: fosgeno, cloruro de cianógeno, ácido cianídrico, cloruros de fósforo, fosfitos de metilo y etilo, cloruro de tionilo y etanolaminas.

Para su destrucción y verificación

Las instalaciones de producción de muchas sustancias químicas orgánicas calificadas como sustancias químicas orgánicas definidas, también están sujetas a los requisitos de las declaraciones y a las actividades de verificación. Para facilitar los procesos de destrucción y de verificación, las armas químicas se dividen formalmente en tres Categorías.

  • En la Categoría 1 se incluyen los agentes químicos de la Lista 1 y las municiones con carga de agentes de la Lista 1.
  • La Categoría 2 se refiere a las municiones con carga de otras sustancias químicas tóxicas y a todo agente químico utilizado como arma, distinto de los incluidos en la Lista 1.
  • La Categoría 3 se refiere a las demás municiones y dispositivos sin carga, así como cualquier otro equipo especialmente concebido para facilitar el uso de armas químicas.

La Convención establece así los plazos de destrucción para estas tres Categorías de armas químicas.

Referencias

Fuentes