Bahía Honda durante el gobierno de Gerardo Machado

Bahía Honda
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Municipio de Cuba
EntidadMunicipio
 • PaísBandera de Cuba Cuba
 • ProvinciaArtemisa

Comienzo de Gobierno y Política socioeconómica. En las elecciones presidenciales de 1924 resultó electo Gerardo Machado representante del partido liberal y candidato preferido del gobierno norteamericano. Al tomar posesión el 20 de mayo de 1925 inauguró una de las dictaduras más sangrientas en la historia de Cuba. En noviembre de 1926 resultó electo como alcalde recaudador de barrio en Bahía Honda por el partido liberal Eusebio López, Pablo Cepero secretario, Perico Olivera Juz, Bonifacio Hernández y Germán Ibáñez como policías.

La gestión gubernamental se sustentaba en la política machadista de agua, caminos y escuelas, a través de este plan de obras públicas se pretendía crear nuevas fuentes de empleo. En 1927, se inicia la construcción del parque de “La madres”, 2 escuelas rurales y se reparan algunos caminos.

Política económica de Machado y su repercusión en Bahía Honda.

Para apoyar el plan de obras públicas Machado destinó para Pinar del Río un crédito de 300 mil pesos. Este financiamiento es el resultado de los empréstitos solicitados al gobierno norteamericano, acentuando así, nuestra dependencia económica y política. La política de reformas arancelarias fue una medida que en Bahía Honda contribuyó a impulsar la producción de huevos, carne de ganado vacuno y otros derivados como el calzado, productos de tocador y farmacéuticos, a lo que se suman los materiales de construcción.

Este fenómeno estimula la inversión de capitales nativos del territorio, pero no rompe el esquema monoproductor, monoexportador y dependiente de la economía en Bahía Honda, sustentada en la industria azucarera. La restricción azucarera comenzada el 3 de mayo de 1926, constituye la 3ra medida de la política económica de Machado. Con la aprobación de la “Ley Verdeja”, se redujo la zafra de 1926 – 27 en un 10% y se puso fin al fomento de nuevos cañaverales.

Igualmente se fijó como fecha para el inicio de la zafra el 1ro de enero y se redujo la producción a 4.5 millones de toneladas. No obstante, el precio del azúcar continuó cayendo. Por consiguiente el 4 de octubre 1927 se aprobó la ley de defensa del azúcar, con ella se controlaría exclusivamente las ventas en el llamado mercado mundial. Además, se reduce la zafra a 4 millones de toneladas y se reduce su duración de 136 a 87 días.

Este mecanismo que dejaba fuera de control las ventas en los centrales norteamericanos establecidos en Cuba, no dio ningún resultado positivo y la zafra de 1928 – 29 se realizó sin sujeción alguna por lo cual fue denominada “Zafra libre”. Esta política provocó un nuevo cambio en 1929 que se materializó en la “Ley del vendedor único” la cual fue preciso derogar en 1930 al comprobar que “Jugar al alza” de los precios no ofrecía ventaja alguna. El 24 de octubre de 1929 se produjo un gran pánico económico en los Estados Unidos que marca el comienzo de la gran depresión, la cual duraría hasta 1934, agravando aún más la situación cubana.

La tarifa Hasley Smoot que elevó los derechos aduanales del azúcar de Cuba a su entrada a los Estados Unidos de 1,76 centavos a 2 centavos acentuó la crisis económica en Cuba. El Plan Chadbourne que comprendía la restricción de las zafras en los países exportadores. En consecuencia redujo las producciones de azúcar en Cuba alrededor de los 3 millones de toneladas. Este plan no resolvió la situación de crisis mundial y, lejos de incrementar la venta de azúcar, la disminuyó. En este sentido, entre 1932 y 1933, Cuba estaba situada en una situación muy desfavorable en cuanto a la producción, la exportación y el precio del azúcar.

Como se puede observar esta política azucarera que transita desde la “Ley Verdeja” a la firma del Plan Chadbourne demuestra la ineficacia de Machado para resolver los problemas de la crisis estructural de la economía cubana.

Situación económica de Bahía Honda de 1925-1933

La agricultura en este período continuaba basada en su producto fundamental, la caña de azúcar. El área para su cultivo comprendía los centrales Orozco, Bahía Honda y Merceditas que eran abastecidos de la materia prima que salía de 466 fincas de la zona con un monto total de $1 387 321 pesos que representan el 86% de los ingresos totales. Este producto aportaba el mayor por ciento a la economía del municipio.

Otros renglones económicos del territorio la constituían la ganadería y el café. El ganado se criaba en el período en 116 fincas y sus productos reportaban $ 276 378 pesos a los ingresos totales para el 60,5%. El ganado vacuno no era significativo ya que se ocupaba en estos años el 7mo lugar en cantidad de cabezas a nivel provincial, no siendo así en los cerdos que si ocupaba el primer lugar en la provincia con 15 858 cabezas y en las aves con 220 476 Ver anexo 5. El café se cultivaba en 110 fincas y representaba un total de ingresos de $ 59 961 pesos para el 56,2%. También existían algunas producciones de vegetales, forestales, frutales y los cereales y legumbres.

La industria azucarera en Bahía Honda como en toda la República sufrió los efectos de la crisis económica de 1929-1933. Este fenómeno contribuyó a que las producciones de la principal industria del territorio se estancaran en todos estos años influyendo notablemente en el aumento del desempleo y del descontento social. En este período continuó la actividad minera que constituía la segunda industria en importancia, con la explotación de las minas de cobre “Mendieta” y Federico Kouly y “Cacarajícara” de extracción de asfalto que aunque sufrieron los afectos de la crisis, continuaron en producción.

La pequeña industria manufacturera, estaba representada por las zapaterías de Serafín Chippi, ubicada en el parque “Las Madres”; de Lorenzo Villaverde, Esquina calle 32; de Adriana Pérez, calle “La Mina” y la de Lucilo García, Calle Real 9 (hoy ave.23, frente al Museo de la Historia). El trabajo con la madera era realizado en los talleres de carpintería de Hemeregildo Gómez, que se dedicaba a la confección de variedad de objetos. Calle Céspedes interior (hoy ave.23 detrás de la pescadería).

La industria para la producción de alimento estaba representada por las panaderías “La Protectora”, propiedad de Guillermo Conde “El Turco” y “La Mina” fundada en 1930 por Manuel Morera, posteriormente vendida a los hermanos Corrales. De forma general, el comercio interior, se diversificó en correspondencia con el crecimiento poblacional. En esta etapa creció el número de establecimientos comerciales, tiendas de ropa, tiendas mixtas, bodegas, carnicerías, etc. Estos comerciantes en el territorio eran cubanos y algunos extranjeros como el turco Nazario Wejever, el chino Can Can, etc.

El comercio exterior en Bahía Honda estaba signado por el azúcar de caña, cuya comercialización se realizaba en el caso del central Bahía Honda por el puerto cercano a él. En 1932 el valor de las mercancías exportadas era de $ 361 602 pesos con la incursión de 116 buques de cabotaje con una capacidad de 15 154 toneladas en bruto y 11 buques de travesía con una capacidad de 36 336 toneladas en bruto. El azúcar que se exportaba por el central Orozco era trasladada a través del muelle de Bramales, o en camiones hasta el puerto del Mariel.

Efectos de la Crisis de 1929 al 1933 en Bahía Honda.

La crisis económica mundial iniciada en 1929 acentuó la difícil situación que padecía el país. Ello provocó el descenso del precio del azúcar en el mercado mundial. Las medidas tomadas por el gobierno de los EEUU para reducir la producción de azúcar y establecer barreras arancelarias que contrarresten la saturación del mercado y contengan la entrada de productos del exterior, perjudicó extraordinariamente a los países subdesarrollados. La industria azucarera cubana que ya había sido afectada en los años 20, ahora recibía un golpe demoledor; el precio del azúcar en el mercado mundial bajó a niveles impensables lo cual fue desastroso para la economía cubana.

En 1929 el precio el precio era de 1,72 centavos la libra y en 1932 se redujo a 0,57 centavos la libra. El valor total de 199 millones de pesos que se alcanzó en la zafra de 1929 desciende a 42 millones en 1932. Así mismo la duración mínima de una zafra era de 120 días, ahora fue reducida a 66 días en 1933. En cuanto a las exportaciones, estas descendieron de 218 395 millones de pesos en 1929 a 58 433 millones en 1932.

las producciones de azúcar descendieron drásticamente en los dos centrales del territorio el número de sacos se redujo de 245 051 en 1929 a 88 396 en 1933. A esta situación se suma el descenso experimentado en el sector minero y tabacalero. Sin dudas, esta contracción económica incremento el número de desempleados, si tenemos en cuenta que la industria azucarera daba empleo a la mayoría de los trabajadores en las diferentes labores del proceso. Esta situación se agudiza con la rebaja de los sueldos a los empleados públicos, lo que acrecienta las afectaciones en todos los sectores de la economía.

Como es conocido, la política azucarera cubana se decidía en las calderas de los centrales norteamericanos que producían en la Isla y demostraba que la política económica tradicional no era capaz de resolver, ni siquiera atenuar la crisis periódica del sistema capitalista, ni la crisis estructural de la economía cubana.

Oposición a la dictadura de Gerardo Machado.

El movimiento obrero del territorio en este período comenzó a manifestarse de forma visible contra la dictadura machadista. En 1931 se organizó por Armando Rodríguez, obrero albañil del central Orozco, una huelga donde participaron todos los trabajadores. A partir de entonces el movimiento obrero pasa a la clandestinidad hasta la caída de Machado. En agosto de ese mismo año Carlos Gómez y José María Almeida junto a un grupo de compañeros de la zona se alzaron para demostrar su desacuerdo con la tiranía. Estas manifestaciones abarcan la Loma del Toro en San Cristóbal, con estancias en Aguacatillo, El Rubí, El Cangre, Rosario, entre otras zonas, al mando del General mambí Peraza.

La pujanza del movimiento obrero continuó con la declaración de una huelga general en el sector agrícola, dirigida por los compañeros Armando Rodríguez, Nicasio Ramón Pérez, Francisco Navarrete, Antonio Cruz, Gregorio Castillo, José A. Yeras, Nemesio Escobar, Armando Gómez y Pedro Collado. Estos compañeros estaban secundados por las “Comisiones de Estacas” quienes ayudaban a mantener la inmovilidad del trabajo en los campos. De aquí surgió la organización de un sindicato local el que más tarde insistieron con los dueños de los centrales las peticiones que formulaban los trabajadores sobre las mejoras salariales.

En medio de una creciente efervescencia revolucionaria, en noviembre de 1932 fue reelecto Eusebio López como alcalde recaudador en Bahía Honda. Un año después, Antonio Montes Hernández organizador del PSP en el municipio Cabañas, trajo la primera proclama comunista. Ese mismo año, el 14 de septiembre en el Central “Bahía Honda” quedan constituidas tres células del Partido Comunista, matizadas por una huelga donde los trabajadores realizan importantes demandas económicas.

Durante el desarrollo de esta huelga, aún cuando no se nombra un comité de auxilios ni de autodefensa, en ella participaron todos los obreros para evitar que se rompiera la misma. Este caso se multiplicó en innumerables centros de trabajo; así los problemas obreros fueron objeto de atención priorizada por el Partido Comunista en la Provincia.

Cuando Machado lanza el “Bando” contra los alzados donde los instaba a rendirse Carlos Górris y José María Almeida bajaron hacia la finca del primero y posteriormente fueron apresados y enviados presos para La Habana. A la caída del dictador el 12 de agosto de 1933, el grupo de alzados toman la estación de la policía del término municipal en Cabañas y fue nombrado como alcalde provisional el Doctor Eloy Cepero.

En esta etapa el movimiento revolucionario en Bahía Honda bajo la influencia del proceso revolucionario de los años 30, el trabajo organizativo realizado por la CNOC y las orientaciones del Partido Comunista comienza a definirse hacia posiciones más radicales, al abandonar la línea reformista seguida hasta entonces.

Transformaciones socioeconómicas ocurridas en Bahía Honda durante el gobierno machadista.

El desempleo era una terrible secuela que enfrentaban sistemáticamente los habitantes de un territorio eminentemente azucarero que por demás padecía desde 1920 el movimiento pendular del alza y baja de los precios del azúcar con su correspondiente repercusión en el proceso productivo de su principal fuente de empleo. El problema de los bajos salarios agudizó el desempleo crónico existente. Por citar un ejemplo entre 1932 y 1933 el salario promedio de los mecánicos y demás obreros del batey de los dos centrales azucareros era de 83 centavos al día. En 1932 los cortadores de caña ganaban 20 centavos por cada 100 arrobas cortadas y, en 1933 el 60% de la población se encontraba en el nivel “submarginal” es decir, con ingresos de $300 pesos al año o lo que es igual $25 pesos al mes.

La salud pública era ejercida desde dos clínicas particulares situadas en casas viviendas. Estas eran: la del Doctor Enrique Bagarías ubicada en la Calle Real –hoy avenida 23– que se fabricó en 1925 y la del Doctor Pedro Díaz Bocourt –hijo del General Pedro Díaz Molina– ubicada en la calle “La Marina” –hoy calle 32, frente a la Casa de la Cultura–, éste se estableció en el pueblo en 1927.

Además de ellos existían algunas comadronas que eran las encargadas de realizar los partos a las mujeres de las clases más pobres. Entre ellas estaban, Anastacia Kessell “Mama la Conguita” que vivía en la calle “La Mina” –Hoy 26–-, María Gervacia radicaba en la calle “Indalecio Sobrado” –hoy 28– y Dolores que vivía la Loma del Cuabal.

Producto a la pobre asistencia a los problemas de salud en 1931, la tasa de mortalidad infantil llegó a 84.4 fallecidos por cada mil nacidos vivos. Ello demuestra la precaria situación de salud en un territorio donde la mayoría de las casas del pueblo y la totalidad de las del campo no poseían letrinas sanitarias, además el agua que ingerían era de pozos construidos al azar o de ríos y arroyos que casi siempre estaban contaminadas lo que provocaba el aumento de las enfermedades endémicas.

A Inicios de la década del 30 la educación continuaba en un estado deplorable. Según el censo de población realizado en 1931, de los 18 165 habitantes con que contaba el territorio, el nivel de escolarización se comportaba de la siguiente forma: de los 3 014 habitantes menores de 10 años, asistían a la escuela 848 para un 28,1%. Por otra parte la población mayor de 10 años, 15 151 habitantes, solo sabían leer y escribir 6 667 para un 44 % de analfabetos.

Estos índices se fundamentan en que la mayoría de la población infantil pertenecía a las clases más humildes, que en la generalidad de los casos carecían de las recursos necesarios para sostener a sus hijos, a lo que se suma la difícil situación de los maestros que cobraban salarios que no les alcanzaba para sostenerse y en el peor de los casos les debían hasta 10 meses de su sueldo. En este período se construyeron algunas escuelas públicas rurales: El Corojal en 1933, la Escuela Provisional No. 25, Finca Recompensa en 1926, y República de México No. 16, San Miguel en 1928. Las escuelas públicas que debían ser atendidas por el gobierno carecían de mobiliario escolar y base material de estudio, a lo que se suma las afectaciones en la docencia y la aplicación de métodos de enseñanza antipedagógicos.

La práctica sistemática del deporte en el período no contaba con el apoyo del Estado. Este era auspiciado por personas adineradas que promovieron la fundación de algunas novenas de pelota como “El País” fundada en 1929. Estas realizaban juegos locales en lugares improvisados con las novenas también creadas en este período en el Central Orozco, llamadas “Partagás”, “Piedra” y “El Muelle”, además en el Morrillo y el central Bahía Honda, donde se practicaba este deporte.

El juego de pelota era aprovechado por los dueños de los equipos para divulgar y vender sus mercancías. El boxeo en estos años eran practicado en el territorio de forma espontánea y algunas veces organizados por las diferentes sociedades. No existe evidencia de la práctica de otros deportes en el territorio.

La cultura mantenía el estatus de etapas anterior. Para su fomento y desarrollo no contaba con instituciones culturales, siendo necesario utilizar las sociedades de blancos, mulatos y negros para desarrollar las exiguas expresiones culturales que se practicaban. Demostrando así, el carácter clasista que se le imprimía al desarrollo cultural del territorio. La tradición cultural más arraigada en los habitantes de Bahía Honda en la etapa eran: las verbenas, las comparsas, los guateques campesinos, las serenatas y los bembés o fiestas religiosas.

En este período la figura cultural más destacada del territorio era Rafael López González, autor de “La Sitiera”, nacido en San Miguel, Bahía Honda el 24 de octubre de 1907, quien en sus frecuentes visitas a la zona asesora al primer grupo musical fundado por su íntimo amigo Eladio Pascual Quiñones Diviñó en la década del 30.

En esta época los músicos eran también víctimas de la situación social que atravesaba el país por lo que no contaba con los instrumentos y condiciones para desarrollarse. Un ejemplo de ello lo constituye el propio Rafael López que tiene que abandonar la escuela en el 4to grado por la situación económica de su familia y con los empleos de jornalero y albañil pudo pagarse un maestro para iniciar sus estudios de música. De esta forma y viviendo en un medio adverso porque además era negro logra imponerse el compositor, poeta y cantante Rafael López González, salir adelante y triunfante en su carrera artística.

El proceso de urbanización continúa avanzando en correspondencia con el desarrollo de las comunicaciones, la industria y el comercio en el territorio. A finales de la década del 30, se construye la carretera de Guanajay a Bahía Honda. La población urbana en este período alcanzaba la cifra de 5 074 habitantes y ocupaba un área de 16 549 km2 para un 23.4% de urbanización. La población rural ocupaba un área de 2 403 km2 con 900 habitantes que representa el 0.4% de la población total.

La mayoría de la población urbana vivía en casa de madera y teja. Algunas de ellas mantenían el estilo colonial y otras eran construidas con techo de guano. Durante el mayor período de crisis económica, surgen los barrios marginales caracterizados por construcciones de casas con materiales de desecho, recorte de madera, de latas, de yagua, cartones, guano real, etc. y con piso de tierra. Ejemplo de ellos son: El Cuabal, Romerales y Libertad. Todos estos ubicados al sur del poblado de Bahía Honda en la Finca de Carlos Górris y los barracones de los centrales donde se albergaban los obreros con sus familiares. Existían además las llamadas cuarterías que estaban dentro del pueblo los que constituían casas construidas una al lado de la otra seguida por un mismo portal y un mismo techo. Un ejemplo de ello es la cuartería de la calle Aguacate –hoy 30 detrás de la iglesia–.

Fuentes

  • Le Riverend, Julio. La República Dependencia y Revolución. Editorial Ciencias Sociales 1971, Pp. 251 - 253.
  • Heraldo Pinareño 25 de octubre de 1930 p. 3. Estadísticas Agropecuarias 1928 – 1929 de Agricultura, Comercio y Trabajo.
  • Fernández, Milagros y Julio A. Valdés. Los obreros pinareños. Breves apuntes para su historia. Editorial Político La Habana, 1985.
  • Archivo Provincial de Historia. Anuario azucarero de Cuba de 1928 – 1929.
  • Archivo Provincial de Historia. Censo de Cuba de 1931.
  • Gutiérrez Alúm, Blanca Rosa. Historial de la Educación en Bahía Honda. Inédito.
  • López, Juana y Caridad López. Datos biográficos de Rafael López González. Testimonio.