Basílica y Convento de Nuestra Señora de la Merced

Basílica y Convento de Nuestra Señora de la Merced
Información sobre la plantilla
Obra Arquitectónica  |  (edificio)
Mercedes 2.jpg
Patrimonio Cultural de la Nación (1972)
Descripción
Tipo:edificio
Estilo:Barroco
Localización:Jirón de la Unión, Distrito de Lima 15001, Perú
Uso inicial:Basílica
Uso actual:Basílica
Datos de su construcción
Inicio:1535


Basílica y Convento de Nuestra Señora de la Merced es un edificio religioso de Perú que fue construido por Fray Miguel de Orenes en 1535, tomando por titular al Arcángel San Miguel. Tiene una estructuras eclesiásticas, la basílica fue restaurada como fruto de distintos fenómenos naturales sucedidos. Y en este sentido, hoy en día cuenta con una sola torre. Y entre los elementos más notables encontramos una portada de columnas salomónicas hecha con granito original de Panamá, tallada en tres cuerpos. Ya en el ámbito interior, alberga distintos retablos, esculturas y pinturas –hoy en día considerados como reliquias del arte virreinal. En la Basílica se venera a la Patrona de las Fuerzas Armadas del Perú

Ubicación

La Iglesia de Nuestra Señora de la Merced se encuentra en el cruce de la cuadra 6 del Jirón de la Unión (Calle La Merced) con la primera cuadra del Jirón Antonio Miro Quesada (Calle Jesús Nazareno), en el Centro Histórico de Lima

Historia

Basílica y Convento de Nuestra Señora de la Merced está entre los elementos más notables encontramos con una portada de columnas salomónicas hecha con granito original de Panamá, tallada en tres cuerpos. Ya en el ámbito interior, alberga distintos retablos, esculturas y pinturas hoy en día onsiderados como reliquias del arte virreinal.El altar mayor tiene la particularidad de no estar muy recargado de ornamentación. En última instancia, encontramos el altar del Santo Cristo del Auxilio.Fray Miguel de Orenes funda en 1535, tomando por titular al arcángel San Miguel, el convento de Nuestra Señora de La Merced, sobre cuatro solares que se le asignaron durante el reparto, en la 5a. cuadra del Jirón de la Unión.Es tradición considerar a esta congregación religiosa como la primera en construir su casa en la ciudad.Hay incluso cronistas de esa orden que afirman haber tenido una ermita, en ese mismo lugar, mucho antes de la fundación de Lima, el 18 de enero de 1535.El nombre completo de este importante patrimonio nacional es, desde su creación, el de “Convento Grande de San Miguel de Lima del Real y Militar Orden de Nuestra Señora de La Merced, Redención de Cautivos, de la Provincia Mercedaria de la Natividad de Nuestra Señora”.El primer templo levantado por esta emprendedora orden fue una rústica capilla que en 1541, año del asesinato de Francisco Pizarro, se reconstruyó totalmente para convertirla, de acuerdo al cronista Bernabé Cobo, “en una grande nave cubierta de tablas, con capillas (hornacinas) a los lados”. Un año después, el 25 de marzo de 1542, los sacerdotes acceden a que María de Escobar, la tradicional importadora del trigo, la vid y los olivos, viuda del aristocrático Francisco de Chávez, asesinado junto al gobernador, construya por su cuenta el altar mayor del templo, como sepulcro de sus familiares, mientras otros conquistadores construían las demás capillas laterales. En 1589, tres años después del primer gran terremoto que azotó a la naciente ciudad, el alarife Alonso de Morales adosó a la iglesia una torre cuadrada, considerada como la primera que engalanó el paisaje limeño. Tres años después el alarife Cristóbal Gómez rehace el claustro primitivo con “ocho lanzas de arcos altos y bajos de piedra” que en 1600 adorna su colega Francisco de Morales con una bella pila, tomando como modelo la existente en el convento de Santo Domingo. Esto se logró perforando con arcos los muros medianeros de las antiguas capillas hornacinas y cubriéndolas con medias naranjas con linternas en su cumbre. Esta transformación de la primitiva iglesia gótica-isabelina, de una sola nave con capillas laterales, en una iglesia de tres naves y gran crucero, transformó totalmente el espacio interior del templo. Dándole la originalidad que a partir de entonces adoptaron también las demás iglesias conventuales de Lima, para a su vez esparcir el nuevo concepto arquitectónico hacia otros templos de América del Sur. Antes de su última transformación la iglesia fue engalanada con muchas obras de arte, entre las que destacaron el arco y portada de la capilla de la cofradía de Nuestra Señora de Agua Santa “conforme al modelo de la portada de las vírgenes Santa Justa y Rufina”, iniciada por el alarife Juan de Mora a partir del 10 de julio de 1595.La escultura de dos varas de alto (aproximadamente 1.67 mts.) de Nuestra Señora de La Merced labrada en 1603 por el escultor sevillano Martín Alonso de Mesa Villavicencio y el lienzo de 9 por 5 varas pintado, en mayo de 1600, para el refectorio del convento por Angelino Medoro. El destructor terremoto de 1609 retrasa la obra de la ampliación del templo que recién se reanuda el 5 de enero de 1613, cuando los alarifes Alonso de Arenas y Andrés de Espinoza contratan la construcción de la capilla mayor, de dos capillas laterales y del crucero.El primero de ellos hace además la traza de la capilla de la cofradía de indios de Nuestra Señora de la Consolación, ubicada entre la puerta y la torre, mientras que el segundo contrata al año siguiente, el 28 de marzo de 1614, hacer de ladrillo y piedra la capilla de Nuestra Señora de la Piedad cuya imagen labrará el escultor Diego Martínez de Oviedo en 1616. La conversión del templo antiguo en una planta basilical con ancho crucero se prolongó por varios años puesto que el 3 de setiembre de 1621 el escultor Andrés de Espinoza contrata la obra “del cuerpo de la iglesia” para adaptarlo a la nueva traza. Y todavía, a mediados de julio de 1628 se construía el “nuevo templo” según traza del arquitecto mercedario fray Pedro Galeano, gracias a los donativos del capitán Bernardo de Villegas y de su esposa Marcela de Montoya, cuya bella capilla-sepulcro era decorada, en esos años, por el pintor romano Mateo Pérez de Alesio, en compañía de su dicípulo Pedro Pablo Morón, y que hoy está en proceso de restauración. En 1667 el alarife Manuel de Escobar construye un nuevo campanario al tiempo que hacía uno de espadaña para la iglesia mercedaria del Callao. Este templo, con su distribución interna muy semejante al actual, fue enriquecido con muchas obras de arte antes del gran terremoto de 1687.Entre ellas destacan el retablo de la capilla del lado del Evangelio, cuya ejecución fue contratada el 14 de marzo de 1628 al entallador Pedro de Mesa. El retablo de la Santísima Trinidad coronando a la Virgen, según una lamina del padre Urraca, quien contrató su ejecución, el 20 de febrero de 1636, al ensamblador Tomás de Aguilar y al escultor Pedro Muñoz de Alvarado.Un tabernáculo de cedro y roble que debía colocarse en uno de los pilares frontero al púlpito realizado, a partir del 20 de junio de 1637, por el ensamblador y maestro de arquitectura, Asencio de Salas.El “Santo Cristo” contratado al escultor sevillano Juan Martínez Montañés el 13 de julio de 1640 por Luis de Betancur y Figueroa, fiscal de la Inquisición, y que se venera hoy como el Cristo del Auxilio.La corona de plata para Nuestra Señora de Agua Santa que en 1658 realizó el platero Juan Canelas Albarrán y cuya imagen de Cristo Crucificado hizo en 1660 el escultor Francisco Martínez .En 1674 el platero Antonio Silveyra hace las lámparas para la cofradía de Nuestra Señora de los Remedios.Desde mediados del siglo XVII, hasta los primeros años del siglo siguiente, trabajó en el arreglo y el embellecimiento del conjunto monumental de La Merced el arquitecto mercedario limeño, también escultor y ensamblador fray Cristóbal Caballero. Este gran artífice va a dejar su profunda huella en la arquitectura de este notable patrimonio nacional, desde su rica portada principal hasta en los detalles más pequeños de sus claustros. El 1o. de octubre de 1671 el comendador de la orden lo nombra “maestro mayor de todas las obras de esta provincia” otorgándole además licencia para trabajar en construcciones para otras congregaciones. Así realiza importantes obras, como nos lo cuenta el padre Antonio San Cristóbal, en los conventos de San Francisco, San Agustín, Santa Ana, Santa Catalina, Santísima Trinidad, la Concepción y en el Sagrario de la Catedral.Su calidad profesional llevó a la ciudad a nombrarlo en 1696 “maestro mayor de fábricas reales”, luego del fallecimiento del alarife Diego Maroto que lo antecedió. En 1684 recibe el grado académico de “presentado”, teólogo antes de ser declarado “maestro”.Al año siguiente, y hasta mayo de 1688, es nombrado comendador del convento de La Merced en el Callao. Como tal arrienda, con permiso de sus superiores, la hacienda Surquillo al alférez Cristóbal García de Paredes, que se instalará en el actual centro de Miraflores. Debió fallecer entre mediados de marzo de 1702, cuando realiza una última tasación del retablo de Nuestra Señora de los Remedios, y el 24 de agosto de 1703, cuando figura como fenecido en el capítulo provincial de la orden de La Merced de ese día. Cristóbal Caballero se inicia como alarife de La Merced contratando la hechura del retablo de la cofradía de San Lorenzo, el 28 de setiembre de 1659. El 30 de abril de 1664 se compromete ha realizar la cubierta de madera del segundo claustro, que en 1662 inició el alarife Manuel de Escobar. Al año siguiente, el 11 de setiembre 1665, se compromete con el mayordomo de la cofradía de Nuestra Señora de los Remedios para hacer un retablo nuevo sobre otro viejo retirado por el carpintero Pedro de Céspedes. El 6 de junio de 1679, año de la beatificación de Santo Toribio, inicia el maestro alarife Francisco Javier Domínguez la construcción del noviciado de La Merced y poco más de un mes después, el 18 de julio, la planta alta del segundo claustro, siguiendo en ambos casos los planos y las directivas de Cristóbal Caballero. Durante 1792 se fabrican las campanas que hasta hoy siguen anunciando los ritos religiosos más importantes del templo. En 1757 el fundidor Francisco de León hace la que lleva la inscripción “Sea bendito y alabado el Corazón de Jesús Sacramentado”, en 1775 el fundidor Pedro Mexía hace la “San José”y en 1787 el fundidor limeño Diego Calero, que residía en Maravillas, hace la campana grande de 1.56 mts. de diámetro. En 1860 el arquitecto Guillermo D’Coudry hace una refacción integral del templo de La Merced especialmente en lo tocante a la torre, las cúpulas y bóvedas entre el altar mayor y el coro.Pero a fines del siglo pasado la fachada de la iglesia de La Merced, incluyendo su magnífica portada, va a ser cubierta con una gruesa capa de yeso para darle un aspecto de arquitectura afrancesada que el templo jamás tuvo. Este maquillaje fue levantado afortunadamente en 1940 por el arquitecto Emilio Harth-Terr‚ para restituirle el aspecto original que le dio el notable alarife mercedario Cristóbal Caballero trecientos años antes.

Restauración

Después del destructor terremoto de 1687, que destruyó gran parte del templo y convento mercedario, trabajó arduamente en su restauración. Y a partir de 1696 inicia la construcción de la bella portada de piedra que hasta hoy engalana al Jirón de la Unión. Entre el terremoto de 1687 y el de 1746, que nuevamente destruye gran parte del templo y del convento, se realizan las siguientes obras más importantes: el retablo de la Virgen de los Remedios hecho en 1702 por el ensamblador Juan Rojas. La reconstrucción de la iglesia y el convento, después del terremoto de 1746, fue un proceso lento que abarcó casi íntegramente la segunda mitad del siglo XVIII. Con el agravante de que el 24 de abril de 1775 se produjo un devastador incendio que redujo a cenizas la sacristía y parte del templo y nuevamente se realizan obras de reconstrucción más importantes y que prácticamente subsisten hasta el día de hoy se realizaron en las siguientes fechas: entre 1759 y 1762 la torre, la bella escalera principal y los balcones interiores; entre 1762 y 1765 la portada de Cristóbal Caballero. Y como en muchas otras estructuras eclesiásticas, la basílica fue restaurada como fruto de distintos fenómenos naturales sucedidos.

Fuentes