Bernardo de Legarda

Bernardo de Legarda
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Escultor, imaginero, pintor, dorador, platero y espejero ecuatoriano.
Nacimientosiglo XVII
Guayaquil, Bandera de Ecuador Ecuador
Fallecimiento31 de mayo de 1773
Quito, Bandera de Ecuador Ecuador
PadresSr. Lucas de Legarda y de la Sra. María del Arco

Bernardo de Legarda. Fue escultor, imaginero, pintor, dorador, platero y espejero quiteño, fue el gran maestro de la imaginería religiosa barroca latinoamericana.

Síntesis biográfica

Nacido a finales del siglo XVII, hijo del Sr. Lucas de Legarda y de la Sra. María del Arco. A pesar de haber pertenecido a una familia de escasas posibilidades económicas, pudo ingresar, gracias a los esfuerzos de su padre, en algunas de las escuelas de arte que afloraron en el Quito Colonial entre los siglos XVII y XVIII, donde aprendió de sus maestros todos los secretos del arte de la época.

Trayectoria

Su invalorable obra artística alcanzó su mayor esplendor entre 1730 y 1773, y se caracterizó por los temas religiosos, retablos y calvarios que aún adornan, en calidad de reliquias, algunos de los más antiguos templos quiteños. Su taller situado en San Francisco era un colmenar de obreros que trabajaban bajo su dirección. A él acudían a diario clientes y aficionados que se fascinaban con su maravilloso arte; uno de ellos fue el padre Juan de Velasco. Su obra más conocida es “La Inmaculada”, llamada también “La Virgen de Quito”, que en la actualidad es venerada en la iglesia de San Francisco. Esta fue tallada en 1734 y con ella el maestro logró la sublimidad. En la cima del Panecillo, en Quito, una gigantesca “Inmaculada”, réplica monumental de la original, deja caer sus bendiciones sobre la ciudad.

Legarda fue el mejor intérprete del culto quiteño a María en sus conceptos de La Inmaculada Concepción y de su Asunción al cielo; o en su visión de la Virgen sin mancilla, en actitud de aplastar la cabeza de la serpiente, que fue el tema favorito que divulgó para satisfacer la demanda de los doctrineros franciscanos y de la gente devota. Entre sus notables trabajos se destacan también el retablo del altar mayor de La Merced, una Virgen del Quinche, Nuestra Señora de Chiquinquirá y Nuestra Señora del Rosario; las figuras religiosas que adornan la catedral y la iglesia de San Francisco, un hermosa Santa Rosa, y varias pinturas que representan un Nacimiento, una Adoración de los Reyes Magos, una Degollación de los Santos Inocentes, Nuestra Señora de los Dolores, y muchas más.

Como artista imaginero, Legarda convirtió las naves de los templos en galerías de arte y en museos de arte religioso, haciendo que en sus obras sobresalgan la belleza y el valor decorativo, sin menoscabo, desde luego, de la emoción devota. Por temperamento se desempeño mejor en las Inmaculadas en actitud de hollar con sus pies la cabeza de la serpiente, en las Vírgenes en ademán de vuelo, en los calvarios en que se representa a Cristo en el momento de agonía, en los grupos del Nacimiento con el episodio de la Adoración de los Reyes Magos. Legarda, como imaginero apasionado del arte religioso, supo conjugar en su obra el sentimiento estético con el místico, produciendo imágenes bellas por su forma y significativas por su expresión.

Fue él quien a partir de 1745 emprendió la obra de dorar el tabernáculo del altar mayor de la Iglesia de La Compañía, y al año siguiente decoró la media naranja de la cúpula del Sagrario. Posteriormente, entre 1748 y 1751 trabajó el retablo mayor del templo de la Merced y en 1767 se comprometió con el Padre Domingo Terol para hacer una mampara bajo el coro del templo de Santo Domingo. A Legarda le deben casi todas las iglesias el trabajo del mayor número de sus retablos.

Muerte

Dedicado a sus creaciones artísticas hasta el último día de su vida, Bernardo de Legarda murió en su ciudad natal, Quito, Ecuador el 31 de mayo de 1773.

Fuente