Esterilidad

Esterilidad
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Imposibilidad de reproducirse.

Esterilidad. Es una cualidad atribuible a aquellas personas u otros organismos biológicos que no se pueden reproducir, bien sea debido al mal funcionamiento de sus órganos sexuales o a que sus gametos son defectuosos. Las causas de la esterilidad son diversas y varían en función del sexo.

La infertilidad, en cambio, es definida como la imposibilidad de llevar el embarazo a término, porque el mismo se detiene o porque se pierde en algún momento del desarrollo.

En la literatura sajona ambos términos se usan en forma indistinta como sinónimos; esto a veces es preferible también en español, ya que la palabra esterilidad tiene una carga emocional y una connotación más dura e irreversible que el término infertilidad. La persona estéril es aquella que por más que se le practiquen métodos de fertilización asistida, nunca logra quedar en embarazo. Y la infertilidad es que no puede tener hijos por medio natural, pero con la fertilización sí lo logra.

Causas

Dentro de las múltiples causas a las que puede atribuirse la esterilidad sobresalen algunas por ser las más frecuentes.

Entre las que afectan a la mujer se cuenta la falta de ovulación, que por lo general obedece a un desequilibrio hormonal. Es frecuente que este desequilibrio produzca, en la vagina, un moco que rechaza el esperma del hombre, así como también lo es que obstruya el paso del óvulo fertilizado hacia el útero, impidiendo que se implante en él.

Otra causa bastante corriente se encuentra en la propia constitución física de la mujer, y en este apartado se cuentan las malformaciones en uno o varios de los órganos del aparato reproductor; las secuelas de determinadas enfermedades infecciosas, como la tuberculosis y la gonococia, que dan origen a una impermeabilidad de las trompas que impiden el paso del óvulo desde el ovario hasta la matriz, y la existencia de quistes, fibromas o pólipos.

Asimismo, es frecuente que la esterilidad femenina esté relacionada con ciertos problemas psicológicos, como el estrés o el temor al embarazo, que pueden causar trastornos que lleguen a impedir la ovulación o a afectar las trompas de Falopio, produciendo espasmos que dificulten la concepción.

En cuanto a las causas de esterilidad más corrientes atribuibles al hombre, destacan las relaciones con el semen. Así, ocurre que el hombre no puede fertilizar el óvulo femenino porque su producción de esperma es nula o baja, con un número de espermatozoides por debajo del mínimo que se considera necesario para producir la fertilización; también puede suceder que el número de espermatozoides sea normal o alto, pero con una movilidad escasa, por lo que no puede avanzar de forma adecuada para fertilizar el óvulo, o, incluso, que tenga una malformación que les impida la fecundación. Otra de las causas puede ser el bloqueo de alguno de los conductos por los que transita el semen, que suele estar producido por una inflamación crónica de la glándula prostática, por una enfermedad venérea que no ha sido tratada o por un varicocele, nombre que recibe la dilatación varicosa de las venas espermáticas del escroto.

En lo que respecta al campo de la genética, y gracias a la investigación constante, se conoce ya, como causa de esterilidad atribuible a factores de este tipo, la alteración de una proteína celular que provoca la muerte de los espermatozoides, aunque la incidencia es muy baja. Además, en un reciente estudio, se ha establecido una estrecha relación entre los hombres no fértiles y un posible defecto genético de carácter hereditario, a pesar de que su localización y sus características aún no se han descubierto.

Aunque el hecho no está confirmado por completo, se ha comprobado que la proporción de hermanos varones no fértiles que han acudido a la consulta por problemas de esterilidad es muy superior a la de los fértiles con hermanas que tienen hijos, lo que apuntaría a un componente familiar hereditario. Abundando en esta idea, y mediante análisis, se ha comprobado que las características anómalas del semen de los hermanos no fértiles se asemejan y, a su vez, difieren mucho de las de otros varones no fértiles. Si llega a verificarse el origen genético, se estará en condiciones de lograr un gran avance en lo que se refiere a las causas de la esterilidad masculina.

Dentro de otras causas atribuidas al hombre, figuran las que, por su naturaleza, se circunscriben al campo psicológico, como la impotencia y la eyaculación precoz, así como el alcoholismo y, al igual que en la mujer, el estrés.

Esterilidad en el hombre

Además de examinar el historial médico y realizar una exploración física, es determinante para determinar si existe esterilidad la obtención de una muestra de semen para analizarlo y comprobar su calidad. A esta prueba se le llama espermograma o seminograma.

Al analizar el historial médico del varón, el médico comprueba si ha habido antecedentes de enfermedades que afectan al esperma; paperas después de la adolescencia, testículos no descendidos (criptoquirdia), infecciones genitales, alcoholismo... o si existen alteraciones como la eyaculación retrógrada, eyaculación precoz, ausencia de eyaculado (aspermia) o dificultades en la erección y penetración.

También es interesante conocer el tipo de vida o trabajo que tiene el paciente ya que determinadas ocupaciones profesionales están relacionadas con la calidad del semen y los espermatozoides. Estar mucho tiempo sentado, trabajar con fuentes altas de calor, o estar expuesto a rayos X puede ser causa de una mala calidad espérmica.

Con la exploración física se detectan posibles anomalías; varicocele (dilatación en las venas del escroto) es responsable del 25% de esterilidad masculina, mala formación o escaso desarrollo en los testículos, crecimiento anormal de las mamas (ginecomastia).

El seminograma determina la capacidad de fecundación de los espermatozoides porque estudia la producción de espermatozoides maduros, su calidad y su movilidad. Para que la muestra de semen sea válida tiene que cumplir una serie de requisitos; debe ser obtenida por masturbación, con una abstinencia sexual de 3 a 4 días y obtenida como máximo una hora antes de su entrega en el laboratorio en un recipiente estéril. Es mejor analizar 2 ó 3 muestras de semen con un intervalo de tiempo entre ellas antes de determinar un diagnóstico.

Esterilidad en la mujer

Al igual que en el hombre, se debe valorar el historial médico de la mujer y realizar una exploración física. Por fortuna, hoy en día, las mujeres estamos más mentalizadas de hacer revisiones ginecológicas periódicamente. Esto supone tener el historial médico actualizado y permite al médico conocer los datos para evaluar la situación.

Los datos sobre la utilización de métodos anticonceptivos, periodicidad en la menstruación, antecedentes infecciosos, estilo de vida (consumo de drogas, tabaco, alcohol), episodios de abortos, dolor menstrual o durante el coito... son referencias esenciales para el estudio.

En la exploración ginecológica el médico puede ser capaz de palpar alteraciones en los órganos. Durante la exploración manual el ginecólogo introduce unos o dos dedos de una mano en la vagina y con la otra palpa a través del abdomen los genitales internos: trompas, ovarios y útero para determinar su posición, tamaño y movilidad. Para observar las paredes vaginales y el cuello del útero (cérvix) se utiliza un instrumento llamado espéculo. Éste instrumento puede ser de metal esterilizado o de plástico desechable y permite separar las paredes de la vagina para su visualización, así como el cuello del útero.

Otra de las pruebas claves en la exploración ginecológica es la citología que consiste en tomar una muestra de las células del cuello uterino para analizarlas en el laboratorio.

Estudio de la pareja estéril

La mayoría de las parejas que ejercitan la sexualidad en forma normal logran un embarazo dentro del primer año (80%) y otras en el segundo año (5% adicional). Por este motivo, suele recomendarse no hacer estudios ni tratamientos específicos al respecto antes de 1 AÑO de relaciones sexuales estériles.

  • Historia clínica. El médico se interesará por:
  1. Comprobación del estado de
    Diagnóstico de esterilidad
    salud individual de cada uno de los miembros de la pareja (diabetes, cardiopatías, nefropatías, infecciones crónicas, toxicomanías...)
  2. Antecedentes y hábitos actuales de la pareja en la realización de su actividad sexual (coitos poco frecuentes, eyaculación precoz, etc.)
  • Exploración física del aparato genital. El médico intentará descubrir:
  1. Malformaciones congénitas o problemas anatómicos obvios en la mujer. • Ídem en el varón (varicocele, hidrocele, criptorquidia...)
  • Citología del cuello uterino (examen de Papanicolaou)
  • Estudio del moco endocervical. Sus características macroscópicas y microscópicas indican si ha habido o no ovulación en un momento dado del ciclo menstrual.
  • Espermograma. Informa sobre la capacidad fecundante del esperma.
  • Espermatobioscopia pos coito (prueba de Sims-Huhner) a mitad del ciclo: informa sobre la capacidad fecundante del esperma, y también sobre la receptividad del cuello uterino.

Tratamiento

Las pruebas de fertilidad deben demostrar lo siguiente: que la mujer está produciendo y liberando óvulos y que los cambios hormonales subsiguientes a la liberación permiten el embarazo; que el hombre produce espermatozoides activos suficientes; y que no existe ningún obstáculo mecánico o químico entre el espermatozoide y el óvulo que impida la fecundación.

La ciencia ha realizado grandes progresos en la corrección de las alteraciones que previenen cualquiera de las situaciones mencionadas. La ovulación se puede estimular mediante hormonas y a veces las obstrucciones de las trompas de Falopio son susceptibles de corrección quirúrgica.

En los hombres, el recuento espermático bajo se suele tratar con terapia hormonal, si bien en algunos casos es útil la cirugía. Si ambos métodos fracasan, los médicos recomiendan algunas veces la inseminación artificial, un proceso en el que los espermatozoides del paciente se combinan con otros de su propia eyaculación o con espermatozoides donados, utilizándose después para inseminar a la mujer. A principios de la década de 1980, la gran cantidad de casos publicados respecto a nacimientos de niños concebidos en un laboratorio dio nuevas esperanzas a muchas mujeres con lesiones en las trompas de Falopio. Este método de fecundación in vitro (FIV) se extiende con rapidez, a pesar de su elevado coste y de los posibles problemas legales que suscita en algunas áreas. También se han efectuado implantaciones a una mujer de óvulos de otra mujer, después de fecundarlos mediante FIV o técnicas habituales de inseminación artificial. En aproximadamente dos meses, el especialista en Reproducción llega al diagnóstico de porqué una pareja no puede tener hijos.

El tratamiento entonces, debe comenzar inmediatamente ya que la pérdida innecesaria de tiempo los desgasta, disminuyendo las posibilidades de éxito.

Los problemas de esterilidad comprometen a ambos integrantes de una pareja, y su estudio y evaluación debe respetar la integridad de la misma. Es clara la enorme frustración que representa la imposibilidad de tener hijos, y el frágil equilibrio en el que se encuentra una pareja ante esta situación. Lo primero que deben hacer es consultar a un especialista en reproducción ya que muchas veces, profesionales no especializados, realizan estudios y/o tratamientos innecesarios que postergan e incluso evitan el logro del embarazo.

Inseminación artificial

Inseminación artificial

En humanos, la inseminación artificial se aplica principalmente en casos de esterilidad. Según la naturaleza de la esterilidad se puede distinguir dos tipos de inseminación artificial: inseminación con semen de la pareja e inseminación con semen de donante.

Los métodos más simples de inseminación artificial (tanto con semen de la pareja como de donante) consisten en observar cuidadosamente el ciclo menstrual de la mujer, depositando el semen en su vagina justo cuando un óvulo es liberado. Procedimientos más complicados, como depositar los espermatozoides directamente en el útero, son empleados según cada caso y aumentan la probabilidad de que la fecundación tenga éxito.

Dependiendo del sitio donde se deposite el semen la inseminación artificial puede ser intravaginal, intracervical, intrauterina, intraperitonal o intratubaria.

Con la inseminación intrauterina se obtiene la mejor tasa de embarazo, entre el 20-25% de probabilidades de embarazo por intento. Se recomiendan 5 ciclos consecutivos de inseminación artificial para agotar las probabilidades de éxito.

Una vez lograda la fecundación, el desarrollo del embarazo es normal; el riesgo de presentar un aborto, parto prematuro o un bebé con una malformación congénita es el mismo que en un embarazo obtenido por coito vaginal.

Para incrementar el porcentaje de éxito se recomienda aumentar la cantidad de óvulos en el tracto genital femenino estimulando los ovarios con medicamentos que inducen ovulación múltiple (estimulación ovárica). El seguimiento folicular indicará el momento de la ovulación y el día óptimo para la inseminación.

En la inseminación homóloga, la muestra de semen se obtiene por masturbación el mismo día en que se va a realizar la inseminación. Se recomienda a la pareja una abstinencia sexual en los 3 días previos con el objeto de maximizar la calidad de la muestra seminal en número y calidad de los espermatozoides.

La técnica de capacitación espermática se selecciona según la calidad de la muestra de semen. Tiene una duración hasta de 2 horas y debe iniciarse a los 30 minutos después de obtenida la muestra.

Cuando la muestra está lista para la inseminación se deposita en un catéter especial conectado a una jeringa; la paciente se coloca en posición ginecológica, se aplica un espejo vaginal estéril para localizar el cérvix (igual que en una exploración vaginal de rutina) y por su orificio se introduce el catéter hacia el interior del útero y se deposita el semen capacitado (inseminación intrauterina). Si el caso lo amerita, se puede depositar también semen capacitado en el interior del cérvix (inseminación intracervical).

El catéter se retira lentamente y se deja a la paciente en reposo 20 minutos, concluyendo así el procedimiento.

Se indica reposo relativo al día siguiente y coito vaginal. Se recomienda administrar algún medicamento progestágeno para ayudar a la implantación del pre-embrión.

Fecundación in vitro

Fecundación in vitro

Hoy día se ha convertido en el punto convergente de todos aquellos fallos reproductivos, que inicialmente no se han resuelto de forma más sencilla con los tratamientos descritos anteriormente. Además la fecundación in vitro, y más concretamente la inyección intracitoplásmica de espermatozoides (ICSI), es la solución a la esterilidad masculina, de forma que hoy se puede afirmar que la esterilidad masculina ha pasado a ser un problema del pasado en la inmensa mayoría de los casos.

La fecundación in vitro consta de seis fases: estimulación del ovario con hormonas, extracción de ovocitos, inseminación de los mismos, cultivo in vitro hasta embrión en diferentes estadios de desarrollo, transferencia embrionaria y congelación y descongelación de embriones en su caso.

  1. La estimulación del ovario: Nos permite obtener varios óvulos en un mismo ciclo y es necesaria, ya que las posibilidades de embarazo aumentan de forma proporcional al número de embriones transferidos, puesto que no todos los ovocitos obtenidos llegan a ser embriones aptos para la transferencia. La estimulación precisa de inyecciones intramusculares y/o subcutáneas y de varias (3 o 4) visitas a las consultas de los Centros IVI para monitorizar el resultado de la misma. La probabilidad de que ocurra una respuesta exagerada (hiperestimulación) con riesgo para una paciente es inferior al 1%.
  2. Extracción de ovocitos: La extracción se efectúa mediante una punción transvaginal bajo control ecográfico. La duración media de esta intervención es de unos 15 minutos, se realiza bajo sedación y la paciente está en condiciones de marcharse a su domicilio tras 20 o 30 minutos. El riesgo de sufrir alguna complicación durante la extracción de ovocitos es de 1 por cada 2.500 casos, por lo que se puede considerar inapreciable.
  3. Inseminación: Una vez obtenidos los ovocitos, se requiere una muestra de semen. Para realizar la inseminación existen dos alternativas: la inseminación clásica, colocando juntos los ovocitos con los espermatozoides previamente tratados y seleccionados; y la inyección intracitoplásmica de espermatozoides (ICSI). Con ello se soluciona prácticamente cualquier tipo de esterilidad de origen masculino.
  4. Cultivo in Vitro del Embrión: Los ovocitos fecundados se constatan al día siguiente. Desde este momento los embriones se mantienen en el tipo de cultivo adecuado para su desarrollo en cada caso. Habitualmente los embriones permanecen en cultivo un total de tres días. En algunas ocasiones, es conveniente prolongar el cultivo de los embriones en el laboratorio hasta el estadio llamado de blastocito. Para ello se utiliza la técnica del Co-cultivo Embrionario con células de endometrio, que ha sido desarrollada originalmente en el IVI y cuya utilidad está reconocida internacionalmente. En definitiva, se trata de cultivar los embriones junto con células del epitelio endometrial humano, que es su medio natural. En estos cultivos los embriones se desarrollan durante 6 días alcanzando la mayoría de ellos el estadio óptimo para la implantación.
  5. Transferencia embrionaria: El momento de la transferencia de los embriones al útero materno se decide en cada caso particular. Dependiendo de las características de los embriones, los embriólogos aconsejan el momento más adecuado entre el segundo y sexto día después de la obtención y fecundación de los ovocitos. Así mismo, la transferencia se puede realizar bien en el útero o en las trompas. La transferencia uterina tiene lugar por vía transcervical, no requiere anestesia y es la más común en FIV. Habitualmente se transfieren 2 o 3 embriones, porque la elevada tasa actual de implantación embrionaria se aconseja limitar su número para reducir así la incidencia de gestaciones multifetales.
  6. Congelación y descongelación de embriones: después de la transferencia del número de embriones adecuado para cada caso, el resto de embriones viables son sometidos a un proceso de congelación para poder conservarlos durante un tiempo. Este procedimiento permite la disponibilidad de estos embriones en el momento en que sean requeridos por la pareja. Si no ha habido embarazo, o tras haber finalizado el mismo, se procede a la descongelación y transferencia de los embriones que sobreviven a la congelación. Aunque históricamente, los resultados con embriones congelados han sido más bajos que con otros tratamientos, en los Centros IVI desde hace dos años son prácticamente iguales que con fecundación in vitro. No hay mayor riesgo de aborto o malformaciones embrionarias por transferir embriones que anteriormente estaban criopreservados.

Fuentes