Gregorio Martínez Sierra

Gregorio Martínez Sierra
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Nombre completoGregorio Martínez Sierra
Nacimiento6 de mayo de 1881
Madrid, Bandera de España España
Defunción1 de octubre de 1947
Madrid, Bandera de España España
OcupaciónPoeta, narrador, dramaturgo y libretista
NacionalidadEspañol
CónyugeMaría Lejárraga

Gregorio Martínez Sierra. Fue poeta, narrador, dramaturgo y libretista español. Casado con la escritora riojana María Lejárraga, la crítica literaria tradicional venía señalando la importancia del punto de vista femenino que la colaboración de su esposa aportó a algunas de sus obras (especialmente, las teatrales). En la actualidad, se puede afirmar que la verdadera autora de estas obras fue Lejárraga, quien se vio obligada a aprovechar la fama de su esposo para poder difundir sus creaciones literarias. Asimismo, varios discursos que le hicieron célebre por sus ideas feministas fueron escritos por su mujer.

Trayectoria profesional

Escritor

Su carrera como escritor se inició dentro del ámbito de la prensa literaria, con frecuentes colaboraciones en las revistas Helios y Renacimiento, en cuyas respectivas fundaciones había jugado un papel destacado el joven escritor madrileño (posteriormente, habría de desempeñar también una importante labor de difusión de la literatura española contemporánea dentro de la editorial Renacimiento).

Poeta

En su condición de poeta, se dio a conocer por medio de la publicación de Flores de escarcha (1900), un volumen de versos que, al igual que el que publicó al cabo de siete años bajo el título de La casa de la primavera (1907), pronto le consolidó como una de las voces más destacadas de la corriente modernista que, a la sazón, triunfaba en el panorama poético español e hispanoamericano. Simultáneamente, Martínez Sierra se adentró en el cultivo de la narrativa extensa, a la que aportó una serie de novelas que, como las tituladas Sol de la tarde (1904), La humilde verdad (1905), Tú eres la paz (1906) y El amor catedrático (1910), pasaron prácticamente inadvertidas para la crítica y los lectores de los primeros años del siglo XX.

Dramaturgia

Sin embargo, su verdadera pasión literaria fue el género dramático, en cuyo ámbito se presentó como un continuador de la corriente estética e ideológica representada por la figura de Jacinto Benavente. Esta constante dedicación al Arte de Talía le llevó a trabajar como director escénico durante algunos años, en los que introdujo en los teatros españoles numerosas innovaciones en la puesta en escena. Destacó en su faceta de empresario teatral y brilló también por sus traducciones de obras dramáticas.

Entre los títulos más destacados de "su" producción teatral, cabe citar los de las comedias La sombra del padre (1909), El ama de casa (1910), Primavera en otoño (1911), Madama Pepita (1912), Mamá (1913), Para hacerse amar locamente (1915), Sueño de una noche de agosto (1920), Don Juan de España (1921), y, muy especialmente, Canción de cuna (1911), una tierna y deliciosa comedia que alcanzó enorme popularidad tanto en los escenarios españoles como en algunos lugares del extranjero (incluidos ciertos países de habla inglesa). El éxito de esta obra se vio renovado por las brillantes adaptaciones cinematográficas que se hicieron de ella, la última de las cuales, realizada en 1994 por el director madrileño José Luis Garci, fue galardonada con cinco estatuillas en la edición de los Premios Goya de 1995.

Libretista

Por lo demás, el escritor madrileño colaboró en la redacción de un gran número de libretos y obras teatrales con otros muchos autores contemporáneos, como Honorio Maura y Joaquín Abati y Díaz; de su relevante presencia en el panorama intelectual y artístico español de la primera mitad del siglo XX dan buena muestra las relaciones amistosas o profesionales que mantuvo con algunas figuras de la talla del pintor Julio Romero de Torres (a quien dedicó elogiosos comentarios en los catálogos de sus exposiciones), el poeta y dramaturgo Federico García Lorca (cuya obra titulada El maleficio de la mariposa fue puesta en escena por Martínez Sierra en 1920) y el genial escritor gallego Ramón María del Valle-Inclán.

En su faceta de letrista, Gregorio Martínez Sierra fue autor de algunos libretos tan célebres como el de la zarzuela Las golondrinas, del compositor donostiarra José María Usandizaga. Además, colaboró con el maestro sevillano Joaquín Turina en su obra Margot, y escribió el texto que inspiró al gaditano Manuel de Falla su universalmente famoso ballet El amor brujo.

A comienzos de los años treinta, el escritor madrileño se instaló en Estados Unidos para dirigir la sección española de los estudios cinematográficos que la productora Fox tenía en Hollywood. A su regreso a España, asumió la dirección de la compañía teatral de Catalina Bárcena en sus giras por la Península Ibérica y por distintos países de Hispanoamérica.

Supuesta autoría

Dentro de esa amable corriente benaventiana por la que transitan las obras estrenadas bajo la supuesta autoría de Gregorio Martínez Sierra, la crítica teatral contemporánea ya señaló el original enfoque que, plagado de ternura, idealismo y sensibilidad, se achacaba a la colaboración de María Lejárraga. Empero, no se supo con certeza hasta mucho tiempo después que la verdadera autora de estas piezas era la escritora riojana, como queda patente en el hecho de que, a partir de 1922 (fecha en la que se deshizo el matrimonio entre ambos autores), Martínez Sierra no volvió a estrenar ninguna obra teatral. En cambio, no cabe asegurar con tanta certeza que fuera Lejárraga la responsable de Teatro de ensueño (1905), una colección de diálogos poemáticos firmados también por Martínez Sierra, en nada semejantes al lenguaje, la forma y los contenidos de las obras citadas.

Fuentes