Insurrección de los bayameses (1603)

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Insurrección de los bayameses
Información sobre la plantilla
Fecha:1603
Lugar:Bandera de Cuba Cuba
Descripción:
Una de las primeras manifestaciones de rebeldía del pueblo cubano ante la situación económica, política y social que azotaba a Cuba en aquella época y uno de los primeros antecedentes de la nacionalidad cubana.
Consecuencias:
Surgimiento del sentimiento nacional.
País(es) involucrado(s)
Bandera de Cuba Cuba
Ejecutores o responsables del hecho:
Poblado de Bayamo

Insurrección de los bayameses. Levantamiento armado de los bayameses contra la gestión del licenciado Melchor Suárez de Poago, teniente general del gobernador Pedro Valdés, quien había enjuiciado y condenado a diversas penas a más de un centenar de vecinos implicados en el contrabando o comercio de rescate. Es la primera manifestación de contradicciones económicas antagónicas entre la metrópoli y su colonia, y uno de los antecedentes de la nacionalidad cubana.

Historia

El monopolio comercial que España estableció en sus dominios americanos a través de la Casa de Contratación de Sevilla (1503) y su incapacidad para abastecer a los colonos con aperos de labranza, animales, semillas y otros medios, incluidos esclavos, unidos a la presencia de atrevidos aventureros franceses, ingleses y holandeses en el mar Caribe y el golfo de México, hicieron florecer el contrabando o comercio de rescate, en el que participaban casi todos los pobladores de las colonias españolas del área.

A principios del siglo XVII, el comercio de rescate asumió tales proporciones que el monarca Felipe II dictó reales cédulas, el 6 de agosto y el 12 de diciembre de 1603, en las que exigía a sus virreyes y gobernadores tomar medidas drásticas para poner coto al fenómeno que estaba afectando seriamente los ingresos a las cajas reales por concepto de tributos, y mezclando, en intolerable convivencia, a súbditos católicos con herejes enemigos.

En Jamaica, el gobernador Melgarejo despobló los hatos y estableció la esclavitud como pena para el delito de contrabando. En Santo Domingo, el gobernador y presidente de la Real Audiencia, Antonio Osorio, emprendió una feroz cruzada contra los traficantes ilícitos, que lo llevó al extremo de aniquilar al ganado montaraz, intentar desmantelar los poblados de Puerto Plata, Bayajá, la Yaguana y Montecristi, así como a juzgar, encarcelar y hasta ejecutar a los más contumaces infractores. En Cuba, aunque no era excepción, Bayamo era quizás el mayor exponente de una villa en la que, desde el alcalde hasta el más humilde negro horro participaban abiertamente en el comercio clandestino.

Su aislamiento por tierra la ponía a cubierto de un exceso de supervisión gubernamental y el relativamente fácil acceso hasta la villa desde el golfo de Guacanayabo, por el entonces caudaloso y navegable río Cauto, unido a las facilidades para la navegación subrepticia que ofrecía la cayería de los Jardines y Jardinillos de la Reina, hacían de la segunda villa fundada por Velázquez un escandaloso ejemplo que era imprescindible escarmentar para dar fe de celoso cumplimiento de las ordenanzas reales.

En Cuba

De este modo, en 1603, el gobernador general de la isla de Cuba, Pedro de Valdés, envió a su teniente, el licenciado Melchor Suárez de Poago, acompañado por una veintena de arcabuceros, a poner drástico fin al delito de contrabando en la villa de San Salvador de Bayamo. Poago investigó lo evidente e involucró en un largo y riguroso proceso al alcalde, los regidores, eclesiásticos, funcionarios y vecinos de todas las categorías, a los que halló culpables y condenó a penas de multas, confiscación de bienes, largos periodos de prisión y hasta a 80 de ellos, a muerte.

La respuesta fue contundente; unos 200 bayameses armados se emboscaron a las salidas del pueblo en tal son, que Poago, a pesar de su escolta, temió por aguardaban en talante no menos belicoso los otros grandes perjudicados por su celo: los corsarios contrabandistas, de manera que el diligente funcionario se vio cercado por más de seis meses en aquella villa, donde era un indeseable, plazo en el que las quejas, reclamaciones y el oro de los vecinos llegaron a la Audiencia de Santo Domingo. Los juicios a los presuntos culpables, y a Poago por supuestas arbitrariedades, marcharon de modo simultáneo y fue tan evidente el cohecho, que la Audiencia fue renovada casi por completo.

El malestar creado a lo largo y ancho de la Isla hizo que, de conjunto, el gobernador Valdés, el obispo Altamirano y hasta el propio Poago intercedieran ante el rey, quien, al fin, en 1607, amnistió a los condenados. Pero el mal ya estaba hecho; se había producido una contradicción económica antagónica entre los habitantes de Bayamo y las autoridades representantes del poder colonial, a la que los primeros dieron solución con las armas en la mano, y se salieron con la suya. Esta contradicción manifestó la existencia de una identidad local, germen del surgimiento del sentimiento nacional.

Fuente