Laboratorio Histobacteriológico e Instituto de Vacunación Antirrábica (La Habana, 1887-1960)

Laboratorio Histobacteriológico e Instituto de Vacunación Antirrábica
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Institución con sede en Bandera de Cuba Cuba.
Tipo de unidad:Institución Médica
País:Bandera de Cuba Cuba.
Dirección:La Habana Bandera de Cuba Cuba

Laboratorio Histobacteriológico e Instituto de Vacunación Antirrábica. Institución donde por primera vez se hicieron en Cuba experimentos histobacteriológicos y químicos y donde se prepararon y difundieron los primeros sueros y vacunas preventivas y curativas de la rabia en humanos y animales en el continente americano.

Historia

Es bien conocido lo que la humanidad debe al científico francés Luis Pasteur (1822-1895) en relación con el descubrimiento y la administración de la vacuna antirrábica, realizada por primera vez el 6 de julio de 1885 al pastor José Meinster, hecho cuyos resultados se expusieron en la Academia de Ciencias de París el 26 de octubre del mismo año.

El doctor Juan Santos Fernández asimiló de inmediato la repercusión del acontecimiento y, sin pérdida de tiempo, empezó a elaborar un proyecto para aplicar el nuevo hallazgo. Al efecto integró una comisión, con los doctores Diego Tamayo Figueredo, Francisco I. Vildósola González y Pedro Albarrán Domínguez, que envió a Francia a realizar estudios durante seis meses sobre el procedimiento profiláctico contra la rabia y los adelantos en Bacteriología. Ellos trajeron al regreso conejos inoculados, a los que sometieron a repetidas inoculaciones durante el viaje para mantener el virus fresco. Ya en Cuba se llevó a cabo la aper­tura del centro el 8 de mayo de 1887, que radicó en la Quinta de Toca, en la avenida de Carlos III, lugar de residencia de Santos Fernández. Este su­fragó los gastos y el posterior mantenimiento de la entidad.

El laboratorio fue de suma importancia para el desarrollo de las ciencias médicas cubanas, y la enseñanza de la bacteriología. Antes que en ningún otro país de América aquí se produjo el suero antirrábico en 1887, vacuna que era gratis para los pobres y cuya aplicación redujo de manera significativa la mortalidad por la enfermedad y en marzo de 1894 un equipo de especialistas de la institución dirigido por Juan Nicolás Dá­valos y Enrique Acosta, obtuvo la vacuna contra la difteria.

Actividades del Centro

En sus inicios el Laboratorio contaba con una sección de Histología dirigida por el doctor Julio San Martín; otra de Bacteriología con el doctor Diego Tamayo al frente; otra de Rabia bajo la dirección del doctor Enrique Acosta Mayor y otra de Análisis Clínicos con el doctor Manuel Delfín Zamora a la cabeza.

La sección de Histología comprendía la Histología normal y la Patología y colaboraba en consultas judiciales de Medicina legal. En ella se impartían lecciones a los jóvenes médicos que las solicitaban y por su conducto se publicó un Tratado práctico de técnica histológica, folleto que contenía un resumen de esas lecciones.

Entre los primeros trabajos de la sección de Bacteriología aparece la investigación sobre las enfermedades conocidas entonces con el nombre vulgar de vacera en el ganado vacuno y pintadilla en el porcino. Ambas se llegaron a convertir en epidemias y causaron pérdidas de consideración en la riqueza pecuaria del país. Otro estudio importante realizado en esta sección fue el higadillo en las gallináceas, en el que se aisló un microorganismo semejante al que produce el cólera en las gallinas. También se hicieron allí estudios sobre el tracoma, la oftalmología blenorrágica, la fiebre amarilla y el examen bacteriológico de agua y aire. Como medios de cultivo servían viandas cubanas como el boniato la malanga y el ñame. A los anteriores estudios se agregaban los análisis de esputos de tuberculosos.

La sección de Rabia se dedicaba en específico a observar y a aplicar el tratamiento a los individuos mordidos por animales con rabia o sospechosos de padecerla. Los especialistas que la integraban se preocupaban por la educación de la población; de eso da fe un folleto a ella dirigida con el título de Cartilla popular para conocer la rabia en las distintas especies de animales y medios de prevenirla. Otras publicaciones sobre el tema fueron Rabia y su tratamiento, del doctor Enrique Acosta y Rabia paralítica en el hombre, firmada por el doctor Eduardo F. Pla Hernández.

La sección de Análisis Clínicos estaba dividida en dos partes, una dedicada a los análisis urológicos y otra a los análisis médico-legales. La existencia de esta última tuvo su origen en una solicitud del doctor Santos Fernández a la Junta Superior de Sanidad, interesado en que los tribunales le confirieran al laboratorio la práctica de los análisis químico-legales, actividad que, después de aprobada, se llevó a cabo en ese centro durante 19 años.

En la propia institución se preparaban además sueros antiestreptocóccicos, antidiftéricos, antitetánicos y equino-fisiológicos, de la vacuna anticorbuncosa y la pintadilla, entre otros. Estos productos recibieron premios en exposiciones internacionales que tuvieron lugar en Charleston, Buffalo y Saint Louis.

Trabajos investigativos

Durante las investigaciones del Laboratorio Histobacteriológico e Instituto de Vacunación Antirrábica se publicaron varios trabajos tanto de sus fundadores, como los firmados por los que siguieron la obra comenzada por los doctores Fernández, Tamayo, Vildósola, Delfín y Albarrán. Por ejemplo, del doctor Enrique Acosta se atesoran 78 artículos de varios temas; del doctor Juan Nicolás Dávalos Betancourt se registran 49 escritos de Bacteriología; del doctor Domingo Madan Bebeagua hay 45 trabajos sobre Bacteriología y enfermedades infecciosas; el doctor Julio San Martín contribuyó con 28 que tratan asuntos de Laboratorio clínico y Hematología; del doctor Manuel Ruiz Casabó aparecen 39 sobre Bacteriología y el doctor Eduardo F. Pla aportó 63 sobre Epidemiología y Ginecología. Por otra parte, los doctores Ambrosio González de Valle, Vicente de la Guardia y Madan y Sinesio Lapeira publicaron muchos informes relacionados con la Estadística médica y la Demografía y el sabio Carlos J. Finlay Barrés colaboró con 16 trabajos sobre la fiebre amarilla.

Cierre de la institución

A pesar de que en distintas oportunidades se trató de oficializar esta institución, el gobierno colonial de la Isla nunca le dió su reconocimiento, ni le prestó la menor ayuda económica; no obstante, los trabajos tan notables que se realizaron en ella sobre tuberculosis, difteria, muermo y otros de indiscutible ayuda a la labor de la administración de salud pública colonial.

El laboratorio siguió funcionando, pero poco a poco fue cayendo en decadencia. Los recursos económicos se hacían más y más escasos, a la vez que surgían nuevos laboratorios. De ese modo fue languideciendo hasta 1960 en que se fundió con el Instituto de Higiene y desapareció definitivamente como institución particular.

Fuentes