Luis Leyva Ferrer

Luis Leyva Ferrer
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NombreLuis Leyva Ferrer
Nacimiento20 de mayo de 1933
San Luis, Santiago de Cuba
OcupaciónPayaso

Luis Leyva Ferrer. Padre de la Representación Teatral Espontánea en San Luis, Santiago de Cuba, amante de los disfraces y las representaciones. Muchos apelativos se ha ganado en los años que lleva dedicado a la labor: “Luis la Mueca”, “El Payaso Globito”, “Luis Campeón”, entre otros. “…Todo lo que me proponía lo lograba quizás por eso me gané lo de Luis Campeón, porque campeón también es quien hace reír, eso es más difícil que hacer llorar…”

Datos biográficos

Niñez y juventud

Nace el 20 de mayo de 1933, en San Luis, Santiago de Cuba. De los 9 hermanos es el único entregado a la cultura. Como cubano humilde nacido en la primera mitad del Siglo XX, tuvo que ganar la peseta haciendo de todo. Asiste a la escuela pública hasta el tercer grado, ya en la adolescencia ayuda a su padre en la tienda en donde era dependiente, fue vendedor de helados SAMY en Manzanillo (buen vendedor, porque junto a la campanita del carro en que transportaba el helado, hacia mimos y se valía de artimañas para complacer a los clientes).

Etapas importantes en su vida

En su San Luis natal, Luis Leyva Ferrer fue de todo un poco: mensajero en la tintorería “Las Mercedes”, auxiliar de limpieza en la “Colonia Española” que luego sería la Delegación del Consejo Nacional de Cultura y después Casa de Cultura Manuel Armero Sánchez, en donde se mantuvo laborando hasta su jubilación. El mayor esfuerzo de su labor es dedicado a los disfraces, a las máscaras, a la labor de excéntrico. Es aquí donde se proyecta y se mantiene activo, como protagónico en el proceso de ejecución, aprehensión, conservación y transmisión de los valores más relevantes de la cultura tradicional y popular. La vida de Luis ha estado perneada de amor, dedicación y constancia hacia las máscaras, esa actividad teatral que lo caracteriza y que es símbolo de los carnavales sanluiseros, siendo la única máscara que se ha mantenido firme a pesar de las reiteradas limitaciones, el único que mantiene divirtiendo a la población a través de sus diversos disfraces.

Algunos personajes y disfraces

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La Bruja Pituca, La Bella, La Candidata Retrasada, El Vampiro, Chaplin, entre otros que recuerda desde su álbum, aunque logra diferenciar los que hacia como propagandista de diversas firmas (Bacardí, Polar, Edén) entre otras que no tenían que ver con su labor cultural de esos momento. Sin dudas, “El Payaso Globito” es el personaje que más disfruta, el que más alegría le trae. Ya que éste es interpretado para los niños, porque los niños son para el lo más preciado y en cada uno de ellos ve al niño que nunca tuvo.

Otras labores realizadas

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A muchos hizo y hace reír este hombre en sus acciones comunitarias (cuando de ese término aún no se hablaba), su presencia en los cumpleaños infantiles (a los que llegaba voluntariamente), y su propio trabajo a partir de la década de los 80 como payaso en la Casa de Cultura Manuel Armero Sánchez. Comparte escenario con la Orquesta Aragón, donde nace el personaje de “Pituca la Bella”. Centurión, se deslumbra cuando lo ve actuar, y hay quienes comentan que incorporó trucos y gestos de Luis a su labor. Hedor Téllez guarda anécdotas gratas de sus encuentros con Luis en estas tierras. Luis es bandera de la cultura local.

No se queda atrás su incursión en el Grupo Folklórico Bantú Yoruba, donde demuestra ser un autentico mayoral. Nadie olvida su conducta intachable en los años como trabajador del sector de la cultura, donde inicio como auxiliar de limpieza, operador de equipos sonoros y posteriormente payaso. Todos dan fe de sus valores éticos y morales. Otros hablan de su conducta en los CDR, y así cada faceta de su vida es sinónimo de utilidad, amor a su labor, a la obra que comenzó a construir desde aquella primera ocasión en que el espejo de la infancia le dijo cuanto podía hacer.

Impacto social

“…Podrán decirme exagerado pero todos los niños que fueron a las escuela después de la revolución y hasta el 93 cuando me jubilé, me conocen…”. Luis se propuso llegar a los infantes del municipio, y lo logró, de hecho fue el único payaso que conocieron en la localidad, se trasladaba hasta las zonas de difícil acceso. Vale destacar también el regocijo de los sanluiseros cuando en cada carnaval se presentaba. Es amplio el impacto, y la huella que ha dejado este hombre en la sociedad sanluisera

Impacto económico

La labor comunitaria que Luis Leyva ha desarrollado en el territorio, reporta al país beneficios y ahorros considerables, su vestuario, aditamento y todo cuanto emplea en su accionar lo idea y financia el mismo. Por otro lado su presencia en el territorio fue suficiente para cubrir las expectativas del pueblo sanluisero.

Impacto cultural

Sin duda Luis es el testimonio y la máscara viviente de este pueblo. Su impronta en la tierra sanluisera ha estado colmada de logros satisfactorios en el plano cultural, tanto personales como colectivos. Es considerado El Padre de la Representación Teatral Espontánea de San Luis. Su labor ha sido constante y su casa no pocas veces se convierte en centro de consultas sobre las máscaras y su labor en el territorio. Luis Leyva es emblema en la cultura sanluisera.

Testimonio de Luis Leyva Ferrer

“…Nada ha habido nada mejor para mi que trabajar con los niños…”. Expresa Luis hojeando el álbum que guarda como reliquia. Álbum que recoge el ir y venir de este sanluisero amante de los disfraces y las representaciones. Detenerse unos minutos frente a sus fotos es recorrer toda una vida artística. Vida hecha a voluntad y dedicación. Es uno de esos sanluiseros que se entregó completo al arte y la cultura.

“…Desde pequeño yo me paraba frete al espejo y hacía mimos, muecas, ese fue mi gran aliado, el que me decía lo bueno y lo malo, el que mostraba el otro yo, ese payaso que siempre quise ser. Creo que nací con eso porque en mi familia nadie sabía ni hacia nada similar y mucho menos se dedicaban a esas cuestiones, tampoco recuerdo cuando niño haber visto nada que me inspirara…”.

De esta forma habla dando a comprender la valía de su trabajo, porque antes era sólo el amigo de infancia, el que iba de círculo en círculo, de escuela en escuela, con su traje de payaso y el martillo que al golpear sonaba y hasta echaba agua. Con esta persona de estirpe sanluisera todos los niños en década posteriores al 60 y hasta los 90 supieron reír, y ver de cerca su sonrisa justo como lo describe Mario Benedetti en el cuento “Esa boca”.

Fuentes