Manzana y estancias jesuíticas de Córdoba (Argentina)

Manzana y estancias jesuíticas de Córdoba
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Nombre descrito en la Lista del Patrimonio de la Humanidad.
EstanciasJesuiticas3.jpeg
CoordenadasS31 25 14.016 W64 11 27.996
PaísBandera de Argentina Argentina
TipoCultural
Criterios(ii)(iv)
N.° identificación995
RegiónAmérica del Sur
Año de inscripción2000 (XXIV sesión)
Lugar de celebraciónProvincia de Córdoba

La Manzana y estancias jesuíticas de Córdoba, en el corazón de la antigua Provincia Jesuítica del Paraguay, contienen los edificios centrales del sistema jesuita: la universidad, la iglesia y la residencia de la Compañía de Jesús, y de la universidad. Junto con las cinco estancias o haciendas agrícolas, y los edificios religiosos y seculares, ilustran el experimento religioso, social, y económico único realizado en el mundo por un período de más de 150 años en los siglos XVII y XVIII. El conjunto se incluye en la Lista del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO en el año 2000.

Descripción

Los edificios y conjuntos jesuitas de Córdoba, así como las estancias, son ejemplos excepcionales de la fusión de los valores y las culturas europeas e indígenas durante un período seminal en América del Sur. Los jesuitas tardaron en llegar a las colonias hispanoamericanas, siendo precedidos por otras órdenes como: los franciscanos y dominicos. Sin embargo, la parte sur del continente, a finales del siglo XVI, proporcionó oportunidades para los jesuitas. El monje español Diego de Torres fue enviado con el fin de organizar la nueva Provincia del Paraguay en 1607 (misiones itinerantes ya habían estado operando en la región desde 1588). Las Misiones tenían como objetivo establecer colegios y predicar el mensaje de los jesuitas. En Córdoba se estableció Jerónimo Luis de Cabrera en 1573, sentando el patrón colonial español estándar. En común con las demás órdenes, los jesuitas se asentaron en uno de los 70 bloques de la ciudad original.

Otra de las majestuosas construcciones religiosas.

La Manzana Jesuítica de Córdoba contiene los edificios centrales del sistema jesuita: la universidad, la iglesia y la residencia de la Compañía de Jesús, y de la universidad. La Universidad Nacional de Córdoba (antiguo Colegio Máximo de la Compañía de Jesús) está dispuesto alrededor de un espacio central abierto (originalmente un jardín botánico), y construido en piedra y ladrillo, con amplias columnatas alrededor del patio. La Iglesia de la Compañía de Jesús, es una estructura en forma de cúpula enorme, con dos torres en cuclillas en el extremo oeste, construidas principalmente en piedra, con ladrillo en los niveles superiores. Es un edificio de una sola nave; el interior está ricamente decorado, y el retablo del altar mayor y su púlpito, son ejemplos sobresalientes del barroco. Al igual que en la universidad, los edificios del Colegio Nacional de Nuestra Señora de Montserrat son redondos a dos espacios abiertos. Está construido en el mismo estilo que las otras estructuras en la Manzana Jesuítica.

La estancia Alta Gracia, está compuesta originalmente de una iglesia, residencia de los sacerdotes, los cuartos de los esclavos y los trabajadores (demolido), corrales, huertas (desaparecidos), una fábrica textil, un depósito y molinos. La estancia se encuentra en el corazón de la ciudad, con dos amplios patios. La estancia Santa Catalina es un establecimiento rural en el hermoso paisaje de la Sierra de Córdoba, compuesto de una iglesia, residencia de trabajadores y sacerdotes, casa de los novicios (ahora en ruinas), un molino y un depósito. La planta de la más grande de todas las estancias, se encuentra en la forma de tres patios. La iglesia, con planta en forma de cruz latina, tiene una imponente fachada barroca. Los componentes de la rural estancia Jesús María, son idénticos a los de Santa Catalina. Los claustros encierran dos lados del patio central, los otros están formados por un edificio de almacenamiento y un alto muro de piedra. Más alejado de Córdoba está la estancia rural de Candelaria. A diferencia de las otras, se encuentra en una zona protegida de la región. Es más pequeña que las otras, y consta de una capilla, de residencia de trabajadores y sacerdotes (ahora demolido), y corrales de ganado. Por el contrario, la estancia Caroya es un conjunto imponente, en un paisaje más exuberante. Su fábrica y depósito están ahora en ruinas, pero el patio, rodeado de claustros y los cuartos de las fronteras del Colegio Nacional de Nuestra Señora de Montserrat, llaman la atención por sus proporciones y dimensiones.

Criterios de selección

  • Criterio (ii) Los edificios y conjuntos jesuitas de Córdoba y las estancias, son ejemplos excepcionales de la fusión de los valores y las culturas europeas e indígenas durante un período seminal en América del Sur.
  • Criterio (iv) El experimento religioso, social y económico llevado a cabo en América del Sur durante más de 150 años por la Compañía de Jesús, produce una forma única de expresión material, que se ilustra por los edificios y conjuntos jesuitas de Córdoba y sus estancias.

Integridad

Dentro de los límites de la propiedad se encuentran todos los elementos necesarios para expresar el valor universal excepcional de la Manzana Jesuítica y Estancias de Córdoba. Esto asegura la representación completa de su importancia como conjunto arquitectónico y del paisaje en sus ajustes respectivamente. La Manzana Jesuítica mantiene sus funciones religiosas, residenciales, educativas y culturales de origen, mientras que las estancias siguen operando como culturales, de intercambio, y son centros regionales de desarrollo, a pesar de que han perdido considerablemente su carácter productivo. De las cinco estancias incluidas en la propiedad, dos (Santa Catalina y La Candelaria) mantienen sus entornos rurales originales; otras dos (Caroya y Jesús María) permanecen en entornos semi-urbanos; y una (Alta Gracia) se convirtió en el centro de una zona de estructura urbana.

Autenticidad

La Manzana Jesuítica y Estancias de Córdoba son auténticas en cuanto a las formas del conjunto y diseños, materiales y sustancias, y los lugares y los ajustes. Todos los elementos de la propiedad han mantenido su tipología original y características constructivas, morfológicas, y espaciales, así como su carácter referencial en las comunidades locales. Diversas intervenciones en los componentes de la propiedad se han hecho desde que la Compañía de Jesús fue expulsada en 1767. Desde 1938, sus componentes fueron declarados monumentos históricos nacionales, llevándose a cabo acciones de conservación teniendo en cuenta el rigor científico, y apego a las normas de cada período.

Requisitos de protección y de gestión

La belleza de la arquitectura rivalizando con el entorno.

El bloque de los jesuitas en la ciudad de Córdoba y las cinco estancias de Alta Gracia, Jesús María, Santa Catalina, Caroya, y La Candelaria, son propiedad de diversas maneras, del gobierno federal, la Provincia de Córdoba, la Iglesia Católica, y los propietarios privados, y son gestionados por preocupaciones federales, provinciales, eclesiásticas, municipales y privadas, y por el Decreto Presidencial (Santa Catalina). Todos los componentes de la propiedad han sido jurídicamente protegidos a nivel nacional desde 1938 (el Colegio de Montserrat Convictorio por el Decreto 80-860 / 38) y en la Ley 12.665 y su Decreto de Regulación Federal 84-005 / 41, modificada en 1993 y en el nivel provincial desde 1973 por la Ley provincial 5543 para la Protección de los Recursos Culturales de la Provincia, y / o en el nivel municipal desde la década de 1980.

El plan general de gestión de la propiedad es objeto de debate y aún no ha sido aprobado. El plan de gestión de cada componente establece medidas destinadas a preservar valor universal excepcional de la propiedad, así como su integridad y autenticidad. Hay un plan de turismo cultural general que plantea un marco amplio para la interpretación del conjunto y la promoción del turismo cultural.

Mantener el Valor Universal Excepcional del bien con el tiempo requerirá la finalización, aprobación e implementación del plan de manejo general; planificación territorial y uso de la tierra; revisión y actualización de los marcos regulatorios; la redacción de manuales de procedimientos para la conservación y mantenimiento; la planificación de uso público; Ampliación de la protección del entorno, en consulta con otras instituciones; el desarrollo de estrategias de comunicación para fortalecer la apropiación local; generación de recursos financieros; y abordar los riesgos ambientales.

Fuentes