Mi abuela es un primor

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Mi abuela es un primor
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Literatura infantil
Autor(a)(es)(as)Mildre Hernández
Editorial:Ediciones Matanzas
Diseño de cubierta:Johan Trujillo
IlustracionesAbdel de la Campa
PremiosPremio de la Crítica Literaria

Mi abuela es un primor. Obra de la autora villaclareña Mildre Hernández, publicada por Ediciones Matanzas. Ilustrado por Abdel de la Campa, editado por Bárbaro E. Velasco Valderrama y con el diseño del joven maestro Johan Trujillo, fue merecedor de uno de los Premios de la Crítica Literaria.

Sobre el libro

Mi abuela es un primor es un libro que apuesta por el empleo de un lenguaje sencillo, transparente y desenfadado al alcance de la psicología de los más pequeños. Aunque está dedicado a los niños, dadas sus características, resulta muy efectivo para personas de todas las edades.

En el libro la autora recurre con desenfado y humor a criticar la indefensión en que caen las personas de la tercera edad cuando inconscientemente muchos las van rechazando y las dejan relegadas a un segundo lugar o irrespetan sus derechos como humanos.

La abuela de Cuasi desaparece un día de casa, de forma abrupta e inesperada, pero también los abuelos de varios niños cercanos a ella. Algo ocurre. Nadie imagina qué pueda ser. Un misterio. ¿Algo predecible acaso? Pero, entre anécdota y anécdota de dentaduras rotas o bastones perdidos o absurdas discusiones familiares, la autora desgaja su denuncia.

Las situaciones se vuelven catastróficas, hilarantes, sorpresivas. Casi exageradas, pero creíbles pues así mismo es la realidad. Una anciana puede ser detenida y juzgada por treparse a un mostrador con un tarjetón vencido y exigir su propanolol a una poco complaciente farmacéutica. Al ser un medicamento que necesita para su salud, la anciana no entiende la parafernalia para obtenerlo. Mildre juguetea a su antojo con las medicinas y en casa de Cuasi todos toman pastillas para algo (los nervios, la hipertensión, el colesterol, la ansiedad) y por eso, Cuasi va ironizando de forma genial su contexto hogareño, escolar y social y venga tolerante a la anciana aventurera que se niega a ser irrespetada y exige solo eso, un poco de amor, comprensión, valores a su alrededor.

El final inesperado reivindica a nieta y abuela. Pese a las situaciones vividas, las personas llegan a entenderse y todas van hacia un mismo objetivo: buscar la aceptación, el respeto y la solidaridad con el prójimo y la redención de una especie, sometida lo mismo a los vaivenes de la modernidad que a la crisis que esta misma es capaz de generar cuando nos hace más autómatas y justamente nos resta eso que tanto necesitamos para entendernos: una buena dosis de humanidad.

Como parte de una saga, Mi abuela es un primor, sigue el mismo estilo fragmentado de narración que sus aventuras precedentes. Hay mucho diálogo entre los niños, agudas observaciones de la autora sobre el mundo adulto, que a la manera de un Roald Dahl, Mildre ridiculiza todo el tiempo en su justo afán revelador de esa infancia que observa, penetra en las esencias, es capaz de juzgar sin compromisos establecidos lo que a diario ve, y de luchar por esgrimir siempre su verdad.

Sobre la autora

Mildre Hernández Barrios (Jatibonico, 1972). Entre sus libros están Despertar, (Ediciones Luminaria, 2000); Vuela una sombra (Ediciones Ävila, 2000); Cuentos para dormir un elefante (Editorial Gente Nueva, 1999); Cartas celestes y Noticias de Brujas (Editora Abril, 2004); Memorias de un sombrero (Ediciones Capiro, 2003), entre otros.

Fuentes