Pedro Rodríguez Sánchez
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Pedro Rodríguez Sánchez. Mártir revolucionario cubano.
Sumario
Síntesis Biográfica
Nace en el barrio de Sumidero el 12 de octubre de 1919. Comienza a asistir a la escuela a los 7 años de edad; cursando hasta el 4to grado por las limitaciones conocidas que imponía el sistema capitalista. A los 12 años ya integraba junto a su padre las labores del campo como medio de ayuda resolver la precaria situación económica, social y política a que se veían sometidos nuestros obreros y campesinos en un eterno ambiente de necesidades, explotados por patrones y por el régimen imperante en aquel entonces.
Esta situación sufrida desde niño fomenta en el germen de rebeldía ante la injusticia social.
A la edad de 25 años en unión de su familia se traslada para la Finca El Mulo. Contrajo matrimonio a los 26 años, de cuya unión nacen 7 hijos.
Vida laborar
En 1948 comienza a trabajar en Mina Boch, dos años después se traslada para las Minas de Matahambre donde conoce a compañeros pertenecientes al Movimiento 26 de Julio y crece la necesidad de dar su aporte en la lucha que se establece contra la pujanza de un horizonte nuevo y justiciero y un pasado presente en aquella época al que hay que golpear y destruir a costa de sangre y sacrificio.
Incorporación a la lucha
En 1957 se integra a la lucha completamente, siendo revolucionario de confianza de las guerrillas que ya operan en aquella zona, conoce a todos los compañeros implicados en la lucha, es activista, mensajero, contacta, conoce depósitos secretos del armamento insurreccional.
En horas de la noche del 9 de abril los expedicionarios del Yate El Corojo llagaron a las costas pinareñas para trasladar las armas que estaban previstas para la huelga del 9 de abril pero que por problemas del tiempo no pudieron llegar, son seleccionados 10 hombres entre ellos Pedro que iba como guía.
Muerte
El día 13 de abril de 1958 en el Barrio Lagunilla fue apresado en una emboscada por la soldadesca que manda el cruel y sanguinario Sosa Blanco.
Torturado y vejado salvajemente resiste, asesorado firmemente por su convicción revolucionaria, haciéndole tragar a sus asesinos la importancia de ellos ante el inquebrantable revolucionario.
Ni una palabra de delación, ni de violación de secretos sale de sus labios hasta que es rematado a tiros en la madrugada del 14 de abril, siendo ya un amasijo de carne y sangre.
El vejamen llega hasta el acto de ser sepultado por sus verdugos a flor de tierra, manos campesinas cuidan sus despojos, enterrándolo con más seguridad en gesto solidario.
Traslado de sus restos
Hasta que triunfa la revolución son trasladados sus restos al Cementerio de San Juan y Martínez.
Fuente
- Documentos de la Asociación de Combatientes de la Revolución cubana (ACRC)
