Pesadilla (Película)
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Pesadillas. El director del fime, Rob Letterman, lleva a la gran pantalla la famosísima serie de novelas de terror para niños Pesadillas, escritas por R.L. Stine fue el equivalente de las novelas de Alfred Hitchcock y los tres investigadores o los dibujos animados de Scooby-Doo.
Sinopsis
El adolescente Zach Cooper (Dylan Minnette) se muda sin muchas ganas con su familia desde la gran ciudad de Nueva York al pequeño pueblo de Greendale. Allí, encuentra un resquicio de esperanza cuando conoce a una hermosa chica, Hannah (Odeya Rush), que vive justo al lado, y se hace rápidamente amigo de Champ (Ryan Lee). Pero toda esperanza se pierde, cuando Zach se entera de quién es el padre de la misteriosa Hannah: RL Stine (Jack Black), el autor del Bestseller de la serie Pesadillas.
Zach comienza a investigar acerca de la extraña familia que tiene al lado, y pronto descubre que Stine tiene un oscuro secreto: las criaturas de las historias que le hicieron famoso son reales, y Stine protege a sus lectores manteniéndolos encerrados en sus libros. Cuando todos los demonios de Stine son liberados involuntariamente de sus libros, la vida de Zach da un giro inesperado.
En una alocada noche llena de aventuras Zach, Hannah, Champ y Stine tienen que hacer equipo y atrapar a todas las criaturas de la imaginación de Stine - incluyendo Slappy, el muñeco ventrílocuo demoníaco; la chica con la máscara encantada, los gnomos y muchos más y devolverlos a los libros donde pertenecen, con el fin de salvar la ciudad.
Críticas
- Javier Ocaña: Diario El País expresó: "Excelentes diálogos, llenos de réplicas ingeniosas (...) Un estupendo entretenimiento para niños que no le hagan ascos a sus primeros miedos y para sus gamberros hermanos adolescentes."
- José Manuel Cuéllar: Diario ABC El argumento tiene su aquel, que es mucho Jumanji pero reformado (...) El problema es la ejecución (...) unos monstruos de catálogo de todo a cien, poco creíbles y peor creados.
- Nando Salvá: Diario El Periódico Transpira aires de cine juvenil de los 80 (...) Al menos hasta que el director reduce la película a un mecánico desfile de monstruos concebidos a través de efectos digitales no especialmente imponentes.
- Jordi Costa: Fotogramas Un sofisticado juego, rebosante de espíritu metaficcional y sana autoironía.