Polo argentino (caballo)

Polo Argentino
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Caballopoloargentino.JPG
Clasificación Científica
Reino:Animalia
Filo:Chordata
Clase:Mammalia
Orden:Perisodáctilo
Familia:Equidae

Polo Argentino (caballo). Es originario de la región de Argentina, es un caballo muy apreciado como caballo deportivo por sus cualidades para salto y doma y son usados además para la mejora de otras razas de competición, tales como los caballos hannoverianos.

Historia

El polo comenzó a practicarse en Argentina a fines del siglo XIX (1890 aproximadamente) por influencia de los ingleses. En esos comienzos se utilizaron caballos generalmente criollos, de poca alzada, pero con el paso del tiempo comenzaron las cruzas con los caballos de carrera. En la cría de caballos de polo hay tres elementos fundamentales a tener en cuenta para un caballo: el modelo, su aptitud, y su temperamento.

Estos tres elementos son muy buscados por los criadores de caballos de polo por lo que la selección comenzó a realizarse en función de estas características. Así fue que comenzaron a dejarse las yeguas jugadoras (con mayor énfasis en las que fueron ganadoras de torneos) dentro de la manada y a emplear a los padrillos con los adecuados requisitos para convertirlos en jugadores.

Las manadas que tuvieron mayor éxito fueron aquellas que lograron un alto mestizaje con caballos puros de carrera dado que esto les otorgaba más velocidad a los equinos (un punto fundamental dentro de una cancha de Polo).

Características

De cuerpo grueso pero musculoso, esqueleto fuerte, cabeza bien proporcionada y seca, ojos grandes y claros, orejas medianas, cuello largo y elegante, lomo corto y musculoso, patas largas y bien dirigidas y cola bien insertada y elegantemente implantada, esta raza reúne un conjunto de aptitudes que le permiten cumplir su función de cabalgadura para la práctica deportiva del polo. Sanguíneos, rápidos, fáciles de manejar, intrépidos e inteligentes, la mayoría de estos animales cuentan entre sus ancestros a caballos Sangre Pura de Carrera.

Cuidados del animal

La cría de la raza Polo Argentino se ve afectada por numerosos agentes infecciosos, que pueden ser virales, bacterianos o micóticos. Estos pueden afectar a cualquier animal si no se toman las medidas necesarias para lograr un adecuado manejo dentro del recinto de crianza. La toma de medidas no sólo reduce la posibilidad de aparición de enfermedades infecciosas, sino que evita problemas como trastornos de crecimiento, abortos infecciosos, alteraciones nutricionales o de fertilidad, entre otros, que no son de carácter infeccioso.

Para disfrutar al máximo de la compañía de estos hermosos animales es necesario estar pendientes de las necesidades, tanto físicas como mentales, básicas y tomar medidas para satisfacerlas. El humano adquiere, desde el momento en que decide domesticar al caballo, la responsabilidad de cubrir todos sus requerimientos.

Las necesidades de las cuales se habla pueden resumirse en: alimentación, alojamiento, personal idóneo, higiene, ejercicio, compañía y salud.

Alimentación

El caballo necesita ser alimentado adecuadamente, pero la cantidad y la calidad de dicho alimento tienen efectos distintos en cada una de las categorías equinas. Esto se debe a que los requerimientos nutricionales varían de acuerdo a su especie, raza y grado de actividad. Es por eso que cada animal tiene un peso ideal determinado según su situación Si el caballo es alimentado correctamente, los problemas de salud serios como la anemia, la obesidad y la epifisitis, son prácticamente erradicados. Lo mismo sucede con las enfermedades infecciosas, las cuales tienen mayor injerencia en aquellos animales desnutridos o mal alimentados.

Los elementos fundamentales dentro de una buena dieta son: proteínas, hidratos de carbono, grasas, minerales, oligoelementos y agua. Las proteínas son adquiridas a través del pasto verde, del seco y de la soja; los carbohidratos son proporcionados al animal cuando se lo alimenta con avena; los aceites y vegetales constituyen el aporte de grasas; los minerales se encuentran en la alfalfa, el suelo de las pasturas y en las sales; y por último los oligoelementos como el magnesio, el potasio, el hierro, el cobre y el cinc, están contenidos en los suplementos alimenticios y en las denominadas "piedras de sal". El agua fresca y limpia es indispensable durante todas las etapas de la crianza del equino.

Alojamiento

El caballo necesita de un espacio mínimo vital en el que se siente cómodo y de un predio con pastos naturales o sembrados al que tenga acceso. Esto le permite mejorar su estado físico, poder ejercitar sus músculos y articulaciones, y disminuir las condiciones de estrés que genera el hacinamiento en boxes. Ya sea que se quiera mantenerlo en un box o en una caballeriza, será ideal que estos cuenten con las dimensiones adecuadas para cada categoría, de piso absorbente, liso, antideslizante, con drenaje, bien ventilado e iluminado, corrales de encierro amplios, galpones de servicio de fácil acceso y de fácil limpieza.

Un espacio reducido puede ocasionar que el caballo se eche y quede entrampado, ocasionando que el animal se lastime e incluso llegue a fracturarse. Una caballeriza sucia y con aire viciado predispone a problemas digestivos y respiratorios entre otros.

Personal idóneo

El personal de un haras comprende a: mayordomo, padrillero, encargado de retajeo y servicios, encargado de cuida, de yeguas preñadas y de destete. Cada uno de ellos cuenta con una cantidad variable de peones que colaboran en las tares cotidianas dentro del establecimiento.

Es fundamental que las diferentes secciones del haras sean recorridas diariamente, para que el funcionamiento del recinto y la atención que se brinda al caballo sean las mejores. Por lo general, el profesional veterinario del haras es el encargado de entrenar al resto del personal, coordinar las medidas de manejo y profilaxis, y organizar las diferentes tareas que son necesarias en vida del equino. Dicho personal informa al encargado o al médico veterinario, acerca de cualquier novedad referente a las anormalidades vistas, tal como animales echados, potrillos que no maman, caballos cortados o golpeados, yeguas con signos de distrofia, abortos y otros. Es imprescindible que, además de este control planificado, el veterinario haga una revisión a cada animal por lo menos dos veces al año.

Limpieza e higiene

Los caballos en estado salvaje no necesitan que el hombre se ocupe de ellos, ya que se limpian entre sí de manera sencilla, frotándose mutuamente con los dientes, rascándose contra arbustos y troncos o revolcándose en la tierra. Cuando el animal vive en un establecimiento especializado, debe ser cepillado para estimular la piel, limpiarla y proporcionar una mejor circulación sanguínea y calidad muscular. Una piel limpia puede excretar correctamente el sudor y los residuos del ejercicio y de una dieta concentrada.

Raquetas, cepillos y franelas, son los elementos que utilizan los cuidadores para realizar el mejor cuidado del pelo. Es uso de un cepillo duro e útil cuando se quiere quitar el sudor seco, el barro y la suciedad. Luego con la ayuda de una almohaza de goma, se cepilla todo el cuerpo, con firmeza. Cada dos o tres pasadas se limpia el cepillo contra la almohaza. El cepillado debe realizarse siempre hacia atrás y hacia abajo.

Cuando se cepillan las crines, se las debe colocar hacia el lado contrario de caída y después llevarla nuevamente a su lado poco a poco con el cepillo desde la raíz. La cola debe ser cepillada mechón por mechón desde las puntas hasta la inserción o raíz. Para limpiar los ojos, las fosas nasales y los labios, es necesaria una especie de esponja escurrida en agua tibia, que no deben ser mezcladas con la que se utilice para limpiar debajo de la cola y entre las piernas.

Para alisar el pelo se puede pasar por la crin y por la inserción de la cola un cepillo mojado en las puntas. Por último con un paño o con una franela se puede dar brillo a la capa.

Ejercicio y compañía

Es importante para lograr la estabilidad físico-mental del caballo, que este tenga oportunidad de retozar y de contar con un ambiente agradable en compañía de su especie y bajo el cariño y la atención de su amo. Dicho ambiente es proporcionado a través de espacios verdes y pasturas, donde tiene el contacto natural con su especie.

El caballo es un animal rutinario y necesita de recreación para evitar vicios tales como la aerofobia. La mejor rutina a seguir es aquella que puede mantenerse los trescientos sesenta y cinco días del año.

Fuentes