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Dinero y política, un peligroso maridaje. La democracia de los multimillonarios (II)

TOMDISPATCH.COM 15 DE FEBRERO DE 2016 EE.UU.

NomiPrins*

El Gran Dinero: su significado en las elecciones de 2016

DEL LADO REPUBLICANO:

2. Marco Rubio: los multimillonarios más diversos

Marco Rubio, senador por Florida, ha recaudado 32,8 millones de dólares mediante aportaciones personales y de la PAC, de los cuales ha gastado nueve. A pesar de las dificultades económicas por las que ha pasado –acerca de las cuales a él le agrada hablar–, no ha sintonizado con los oprimidos; de ahí su debilidad en los sondeos electorales en los sectores más desposeídos. Aun así, parece que los multimillonarios de todo tipo le adoran.

El grueso de su dinero proviene de las super-PAC y los grandes contribuyentes. Los más pequeños aportaron 3,3 millones de dólares; los de mayores recursos allegaron 11,3 millones. Goldman Sachs encabeza el grupo de los donantes corporativos con 79.600 dólares.

Su principal super-PAC, “ConservativeSolutions”, ha recogido 16,6 millones de dólares; se constituye así en la tercera vaca de dinero en metálico detrás de las de Jeb Bush y Ted Cruz. Consiguió cinco millones de Braman Motorcars, tres de Oracle Corporation y 2,5 millones de dólares de BenjaminLeon hijo, de la cuadra Besilu (evidentemente, estos caballos están apostando por Rubio).

También confeccionó una atractiva lista de multimillonarios entre los que está Paul Singer, el de los “fondos buitre” de Argentina, quien fue el tercer posicionado entre los conservadores donantes en las elecciones de 2014. En el pasado octubre, en un envío masivo de emails a seguidores sobre un encuentro antes de las primarias en Iowa, Singer prometió “Quien recaude 10.800 dólares contantes y sonantes recibirá cinco invitaciones VIP para un mitin y cinco invitaciones para una recepción privada con Marco”. Otro de los Chicos Multimillonarios de Rubio es su consejero Norman Braman, el vendedor de coches de Florida. En estos días ha estado desembolsando dinero de verdad, pero retrocedamos a 2008: Braman entregó 100.000 dólares para financiarle a Rubio un puesto en la educación cuando este tuviera que dejar el Senado de Florida. Lo que resulta bastante curioso de la relación con Braman es la intensa aversión que este siente por Jeb Bush, el exmentor político de Rubio y ahora blanco de todos sus ataques. En otras palabras, su odio por Bush está beneficiando a Rubio.

Para completar el círculo de los tres multimillonarios está el CEO de Oracle Larry Ellison, que ocupa el tercer puesto en la lista Forbes de los archimillonarios. El pasado verano, organizó una cena especial para parejas en su complejo de Woodside, California, a 2.700 dólares la invitación; de esta manera recaudó 27.000 dólares. Si de alguna manera, Rubio arranca bien, usted puede apostar a que Ellison será el hombre del año en Silicon Valley.

3. Jeb Bush: los multimillonarios más decepcionados

A pesar de que quien una vez fuera el favorito de los republicanos ahora parece más bien un agujero negro, los fondos de “¡Jeb!” continúan siendo importantes. Hasta fines del pasado noviembre ha recaudado un total de 128 millones de dólares y gastado solo 19,9 millones. Fundamentalmente, casi ningún dinero de Jeb proviene de la gente de a pie (esto es, nosotros). Apenas un 4 por ciento de sus contribuciones de donantes particulares son de 200 dólares o menos.

Si hablamos de donantes corporativos, ocho de los 10 donantes más importantes son bancos o empresas financieras (incluyendo todos los bancos llamados los “Big Six”, es decir, Goldman Sachs, Morgan Stanley, JP Morgan Chase, Citigroup, Bank of America y Wells Fargo).

Goldman Sachs –que es una empresa cualquier cosa menos generosa con casi cualquier candidato; excepto Bernie, por supuesto– encabeza la lista de donantes corporativos con 192500 dólares. En comparación con las super-PAC del resto de contendientes republicanos las de Jeb Bush son las más eficientes: su super-PAC “Right to Rise” recaudó unos jugosos 103,2 millones de dólares; aunque ya no figure en las encuestas, sigue siendo con mucho el más fuerte en el campo de juego.

En la lista de contribuyentes de la PAC “Right to Rise” están el fundador y director de MBF HealthPartners, Mike Fernández, quien pagó muchos anuncios contra Trump, con 3,02 millones de dólares; y Rooney Holdings, con 2,2 millones. El CEO de esta empresa, Francis Rooney III, es el hombre que George W. Bush nombró para que represente a Estados Unidos ante El Vaticano. El ex CEO de la aseguradora AIG, la actual empresa de Hank Greenberg, CV Starr (no se preocupe, él también hizo todo lo que pudo para aclararse...), dio 10 millones a la super-PAC de Jeb. En la misma entrevista para Fox Business en la que hizo hincapié en esta distinción, también dijo: “Lamento que él no está a la altura de las expectativas, pero esa es la realidad”. A propósito, AIG recibió 182000 millones cuando el gobierno del hermano de Jeb –George W.– la salvó de la quiebra.

4. Ben Carson: no ama a los multimillonarios

Ben Carson está haciendo una campaña bastante cara, algo que no condice con su posible manejo futuro de la economía (aunque a medida que los sondeos lo hunden en la irrelevancia, parece que su momento para manejar algo puede haber pasado). Habiendo recaudado 38,7 millones de dólares, ha gastado 26,4 millones. En su campaña, 63 de cada 100 de los donantes son pequeños; en octubre de 2015, según la autoridad electoral federal, esto lo situaba en tercer lugar detrás de Bernie y Trump.

Sus principales super-PAC, agrupados bajo la denominación “The 2016 Committee” solo consiguieron 3,8 millones de dólares; la mayor parte de este dinero fue aportado por jubilados adinerados. Otra PAC, “OurChildren’sFuture” no recaudó nada, a pesar de la promesa de convertir a “la milicia externa de Carson en un ejército organizado”.

Pero para Carson, los multimillonarios no son santos de su devoción. Ya lo dijo el pasado octubre: “No he estado lamiendo las botas de los multimillonarios ni las de los grupos de interés. No me he acostado con ellos”.

Recientemente, Carson cayó al cuarto puesto en el sondeo de RealClearPolitics para las elecciones de 2016. Su director de campaña, Barry Bennett, abandonó la partida. Su jefe de finanzas, DeanParke, renunció en medio de una crítica cada día más virulenta por su gestión de gastos y su salario de 20.000 dólares por mes. Carson, como candidato que no estaba entre los favoritos, alguna vez tuvo la posibilidad de ser una voz nueva en la cruzada por una reforma económica. En lugar de eso, en su campaña aprendió de la peor manera que cuando se es candidato republicano sin un buen fichero de multimillonarios la tarea puede ser infernal.

5. Chris Christie: los multimillonarios más elementales

Para alguien que está tan abajo en los sondeos, el gobernador de New Jersey Chris Christie ha recogido una pasta sorprendente: 18,6 millones de dólares, de los cuales ha gastado 5,7 millones. A la gente como Dios manda no le cae bien; Christie ha recibido el menor número de pequeñas contribuciones de todos los partidos, apenas el 3 por ciento.

Por otro lado, su super-PAC, “America Leads”, recaudó 11 millones de dólares, de los cuales 4,3 millones fueron aportados por compañías de seguros y fondos de inversión. Entre sus principales donantes corporativos, con un millón cada uno, están Point 72 Asset Management, la fundación de Steven y Alexandra Cohen y el Winnecup Gamble Ranch, dirigido por el multimillonario Paul Fireman, director de Fireman Capital Partners y fundador y exdirector de Reebok International Ltd.

La fortuna de Steven Cohen ronda los 12.000 millones de dólares; en el equipo económico nacional de la campaña de Christie, Cohen fundó Point 72 Asset Management después de verse obligado a cerrar SAC Capital, su anterior empresa de inversiones de riesgo, debido a que fue acusado de utilizar información privilegiada. SAC debió pagar 1,2 millones de dólares para solucionar la situación.

Otro multimillonario amable con Christie es Ken Langone, cofundador de Home Depot. Pero Langone, como le ha dicho a NationalJournal, no firma un cheque por 10 millones de dólares; según sus propias palabras, su método preferido para subsidiar políticos es consiguiendo que “muchas personas firmen cheques y hacer que ellas consigan más gente que firme talones; afortunadamente, esto ha resultado en mucho más que 10 millones de dólares”. Dicho de otro modo, utiliza su fichero de superadinerados, sin implicarse económicamente.

6. Donald Trump: Yo soy un multimillonario

La recaudación de campaña de Trump ha conseguido alrededor de 5,8 millones de dólares en contribuciones personales y sus gastos están más o menos en esa suma. A pesar de que esto no es gran cosa en comparación con otros contendientes republicanos, es de hacer notar que el 70 por ciento de las contribuciones de Trump proviene de pequeños donantes (la proporción más alta entre los candidatos del Partido Republicano). Este es un dato que sugiere que no debería subestimarse el apoyo de las bases que tiene Trump, sobre todo cuando está obteniendo importantes cantidades de dinero de quienes saben que él no lo necesita.

El pasado julio apareció una super-PAC llamada “MakeAmerica Great Again”, pero en octubre fue cerrada para honrar las palabras de Trump en contra de las super-PAC. Para él, tener que vérselas con la agenda de unas super-PAC es una complicación para su tiempo y ego que no vale la pena afrontar (después de todo, Trump es el mejor multimillonario, y hay que creerle). Por otra parte, con el aval de luminarias como la exgobernadora de Alaska Sarah Palin y un comando de figuras de la televisión que están más allá de toda comparación, ¿quién necesita una super-PAC o incluso poner su propio dinero, del que hasta ahora ha gastado muy poco?

(Continúa en el próximo número)

Selección de internet: Lázaro Zada Carpio

  • Colaboradora regular de TomDispatch es autora de seis libros, oradora y miembro distinguido de Demos, un instituto apartidario que trabaja por la igualdad política y económica de los estadounidenses. Ha sido ejecutiva en una empresa de Wall Street.

Fidel me hizo maestra

ASOCIACIÓN DE PEDAGOGOS Febrero de 2016 CUBA

Adelaida Macías Saínz

A NUESTRA EDAD hay tantos recuerdos importantes que resulta difícil seleccionar uno, pero es indudable que algunos resultan imborrables porque cambiaron el rumbo de nuestras vidas.

Después que concluyó la Campaña de Alfabetización, ante el llamado que nos hiciera Fidel a todos los brigadistas de que nuestra próxima misión sería la de estudiar, estudiar y estudiar, me incorporé en 1962 a aquel fabuloso Plan de Becas, creado por él, y comencé mis estudios de bachillerato en el Instituto Preuniversitario Arbelio Ramírez en Ciudad Escolar Libertad, instalación que inauguramos casi sin terminar aún y que posteriormente pasó al Instituto Superior Pedagógico –hoy Universidad de Ciencias Pedagógicas- Enrique José Varona.

Pues bien, resultó que una tarde de 1964, cuando ya estábamos a punto de graduarnos y todos creíamos tener decidido lo que íbamos a estudiar, se nos apareció Fidel a la zona de los albergues, hacia donde nos movilizamos rápidamente al conocer la noticia, y allí, recostado informalmente al carro, comenzó a conversar con nosotros.

Lejos estábamos de imaginar cuál era su verdadero propósito, pero él tenía muy claro lo que quería. Así comenzó a dialogar con nosotros, preguntándonos qué íbamos a estudiar y enseguida surgieron las respuestas. Téngase en cuenta que la cantidad de estudiantes que concluíamos el bachillerato en aquel centro, junto con los muchachos que también estudiaban en los preuniversitarios de Tarará, constituíamos la primera promoción en que la universidad recibiría masivamente un grupo tan significativo de bachilleres y, obviamente, con la libertad de escoger la carrera que quisiéramos.

Así fueron surgiendo en las respuestas los abogados, médicos, ingenieros eléctricos, industriales, etcétera, en referencia a las profesiones más conocidas, sin que ello significara, desde luego, que supiéramos mucho de ellas. Y ahí comenzó su contraataque. Empezó con los que se inclinaban por las letras, a los que invitó a que estudiaran periodismo, para divulgar con objetividad la obra de la Revolución.

Después quiso saber quiénes iban a estudiar ingenierías y ciencias y empezó su convocatoria para que estudiáramos Ingeniería Agronómica, ante la necesidad que había en el país de estos profesionales para emprender los grandes planes de desarrollo agropecuario que la Revolución se proponía emprender. Argumentó que en Cuba los agrónomos eran los hijos de los terratenientes, que en su mayoría se habían ido del país, y que los hijos de los campesinos recién se habían alfabetizado. Aquello nos conmocionó.

Comenzó entonces un proceso de “concientización” con los dirigentes y militantes de la UJC, de los que una buena parte –no sin antes mediar muchas sesiones de análisis- aceptamos el reto, más por cumplir con un deber con la Revolución que por habernos convencido de que esa era la mejor opción para nuestro futuro.

Pero ahí no pararon las cosas, pocos días después de haber matriculado en la universidad, recibimos en nuestras casas un telegrama con una citación para que nos presentáramos en el Comité Central del Partido. Llenos de expectativas asistimos a dicha reunión, cuyo tema no venía precisado en el mensaje. Allí descubrimos que nos esperaba una nueva sorpresa; por encargo de Fidel nos estaban convocando para que nos incorporáramos como profesores de los nuevos centros politécnicos de Suelos, Fertilizantes y Ganadería, que en aquel momento se comenzaban a incrementar y para los cuales no se contaba con los docentes suficientes, con la variante bien novedosa para entonces -por no haber sido aplicada nunca antes- de continuar los estudios de nuestra carrera por un plan especial, que resultó ser el primero de carácter dirigido que emprendería la Universidad de La Habana.

La idea era que comenzáramos dando las clases de las asignaturas de ciencias –Matemática, Física, Química-, y en la medida en que avanzáramos en la carrera pasar a impartir las asignaturas técnicas.

Así, un grupo de alrededor de treinta de aquellos jóvenes dimos otro paso al frente, al acogernos a aquel nuevo Plan Fidel, que nos convirtió, por obra y gracia del decir popular dentro de aquellos tecnológicos, en el grupo de “Los Bachilleres”.

No pocos tropiezos tuvimos que enfrentar desde el día en que nos paramos por primera vez frente a un aula, con alumnos contemporáneos en cuanto a edad que, en no pocos casos, eran mayores que nosotros, aunque por suerte esos centros tenían disciplina militar que, en buena medida, nos ayudaba a controlar la situación.

Con mucha dedicación y estudio, guiados principalmente por nuestros jefes de cátedra en el tecnológico –que coincidentemente eran algunos también jóvenes universitarios que estudiaban en años superiores de carreras no pedagógicas de Ciencias- y con alguna preparación pedagógica elemental, comenzamos nuestra carrera profesional como docentes.

Mucho tuvimos que seguir estudiando para asimilar todo cuanto nos ayudara a que nuestro trabajo se perfeccionara por día. Al concluir la carrera fuimos escogidos algunos para continuar trabajando en el Viceministerio de Enseñanza Técnica Militar, perteneciente entonces al MINFAR, y otros se quedaron como profesores en la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la propia Universidad de La Habana.

Mucho tiempo ha transcurrido desde entonces, largo ha sido el camino recorrido y muchas anécdotas nos acompañarán mientras vivamos, pero lo más trascendente ha sido comprobar cómo muchos de nosotros acogimos la profesión de docentes para toda la vida.

Por eso siempre he comprendido tan bien cuando Fidel ha hecho otras convocatorias para la incorporación a ser maestros y profesores, como ocurrió con el Destacamento Pedagógico o con la formación de maestros emergentes, planteando que la vocación hay que encontrarla hurgando en el alma de los jóvenes.

Cuando medito sobre mi propia historia y me pregunto qué hubiera pasado si no hubiera tomado todas esas decisiones que marcaron mi vida, no lo imagino, porque estoy segura que de tener la posibilidad de volver el tiempo atrás, hubiera hecho exactamente lo mismo.