Portal:Panorama Mundial/DE LA PRENSA/2016-03-11

Fidel Castro en México: inicio de una odisea

NOTIMEX 8 de marzo de 2016 MEXICO

Francisco Fonseca Notario*

AL LLEVAR A cabo el asalto al cuartel Moncada en julio de 1953, Fidel Castro fue capturado por las fuerzas batistianas, condenado a 15 años de prisión, pero fue amnistiado en 1955.

Castro voló a México en julio del mismo año; hizo escalas en Mérida, Campeche y Veracruz. Desde aquí viajó por carretera hasta la Ciudad de México. Su objetivo era preparar el regreso. Para ello había tejido una red de 40 fieles. Era el núcleo duro de una revolución. Una organización secreta que reclutaba y se entrenaba para el asalto final.

En condiciones económicas precarias, y sometido a la estrecha vigilancia y persecución de los agentes gubernamentales cubanos, desplegó una esforzada labor de organización al tiempo que prosiguió una intensa campaña de difusión de las ideas y propósitos del movimiento revolucionario.

Viajó a los Estados Unidos, visitando Filadelfia, Nueva York, Tampa y Miami, entre otras localidades, en las cuales creó junto a sus compatriotas exiliados “clubes patrióticos” con el fin de conseguir apoyo político y económico para la lucha revolucionaria.

Teniendo como lema: “en 1956 seremos libres o seremos mártires”, Fidel, Raúl, Juan Manuel Márquez, Ernesto Guevara, Camilo Cienfuegos y otros destacados revolucionarios estuvieron entrenándose en el rancho Santa Rosa, en Chalco, e incluían prácticas de tiro, topografía, táctica, guerrilla, explosivos, bombas incendiarias, voladura con dinamita.

Sin embargo, las autoridades migratorias mexicanas, que sabían de la estancia de extranjeros en el país, empezaron a ubicarlos para detenerlos y conocer el motivo de su permanencia en México.

Casi un año después de su llegada a México, Fidel Castro, el Che Guevara y otros combatientes fueron detenidos; se allanaron sus domicilios y una parte importante de las armas fueron incautadas.

Fue rápido. La Dirección Federal de Seguridad de México, dependiente de la Secretaría de Gobernación, sabía bien lo que hacía. Su titular era el capitán Fernando Gutiérrez Barrios. Tenían conocimiento que en un automóvil Packard verde, modelo 1950, iban cinco hombres. En el cruce de la calle de Mariano Escobedo con Kepler, tres bajaron. Uno era alto y corpulento, de paso firme, llamado Fidel. A distancia se advertía que era el líder. Cuando iba a perderse en las sombras, los agentes federales que lo seguían se lanzaron sobre él.

El hombre alto, al verlos venir y creyendo que era un ataque del gobierno batistiano, echó mano de su arma automática. Pero antes de que pudiera sacarla, ya tenía una pistola besándole la nuca. Si en aquel instante el policía hubiese apretado el gatillo, la historia de América habría cambiado.

Aquella noche del 21 de junio de 1956, en esa esquina de la Ciudad de México, Fidel Alejandro Castro Ruz acababa de ser detenido sin un disparo. Tenía 29 años y una revolución por hacer.

La célula cubana había caído. En pocos días fueron apresados 22 castristas. El nudo de la trama se ubicaba en el número 49 de la calle de José de Emparán, colonia Tabacalera, donde vivía la opositora peruana Hilda Gadea.

Su esposo fue el extranjero más desafiante ante la policía y, a diferencia de sus compañeros, se declaró marxista-leninista. Era asmático, argentino y pobre. Se llamaba Ernesto Guevara de la Serna.

Después de tres días de interrogatorios, el cerebro de la redada Gutiérrez Barrios redactó su informe sobre la “conjura contra el Gobierno de la República de Cuba”.

La Federal de Seguridad investigaba políticos disidentes, sindicatos, organizaciones campesinas o de estudiantes, extranjeros con actividad política, delincuentes de alto perfil y grupos guerrilleros, nacionales o de otros países.

El capitán trató de contener a lo largo de varios años, a la izquierda mexicana, pero acogía a destacados exiliados y prófugos de dictaduras. Esto fue lo que hizo con aquel carismático cubano que había caído en sus manos. Los detenidos fueron encarcelados en la estación migratoria, ubicada entonces en la calle de Miguel Schultz, en la colonia San Rafael.

En su libro El Guerrillero del Tiempo, Fidel Castro narra detenida y anecdóticamente su estancia en México. Al hablar del Che Guevara dice que: “lo recuerdo vestido muy humildemente. Padecía asma y era, en realidad, muy pobre; tenía un carácter afable y era muy progresista, realmente marxista, aunque no se encontraba afiliado a ningún partido.

Desde que escuché hablar del Che me percaté de la simpatía que despertaba en la gente. Con estos antecedentes lo conocí y lo conquisté para que se uniera a la expedición del Granma”.

El Che fue reclutado como médico de la expedición. “Nadie sabía entonces que iba a convertirse en lo que es hoy: un símbolo universal”, añade Fidel.

Fidel sostiene que la Policía Federal creyó en un principio que ellos eran miembros de una organización delictiva que se dedicaba al contrabando de mercancías de Estados Unidos, pues en esa época “el problema de la droga no existía en México”.

Luego retoma el hilo de su relato. Califica como “fortuito” el incidente con la Policía Federal y dice que “fue una suerte” que agentes de esta corporación los hubieran detenido, debido a dos razones: primero, porque la Policía Federal –a diferencia de la Policía Secreta- “era más seria, más profesional, con más sentido de su función institucional”; y segundo, porque la persona que encabezó la captura de los cubanos era un capitán que después “resultó amigo nuestro”: Fernando Gutiérrez Barrios.

Fidel dice que cuando las autoridades mexicanas se percataron de que él y sus compañeros no eran delincuentes sino revolucionarios con una misión política, “comenzaron a vernos con mucho más respeto”. Eso sí, se empeñaron en aclarar y desenredar todo lo que hacía ese grupo de cubanos en México.

Fidel reconoce que la intervención del general Lázaro Cárdenas fue decisiva para la liberación: intercedió por ellos ante el presidente Adolfo Ruiz Cortines. El general “no sólo nos sacó de la cárcel, sino que nos cubrió con una aureola de una amistad prestigiosa, fuerte”. Fidel y el Che fueron los últimos en salir de la estación migratoria el 24 de julio de 1956.

Fidel sabía que los exiguos dólares con los que contaban no les alcanzarían para la compra de una embarcación, gasolina y municiones para sus armas. Necesitaba reunirse con Carlos Prío Socarrás, ex presidente cubano, y quien lo vería en la ciudad de McAllen, en Texas.

Gutiérrez Barrios intervino para auxiliarle en el rápido viaje, y Fidel regresó con lo necesario para iniciar su odisea y liberar a su amada Cuba del tirano. Gutiérrez Barrios sería en adelante su amigo. México también.

Tras la salida de los establecimientos de la policía mexicana, se aceleró la conspiración revolucionaria. Antonio del Conde compró el yate Granma (abuela) construido en 1943, hecho de madera y motor de aceite con una sola cubierta, sin mástil, proa inclinada y popa recta.

La nave estaba matriculada en el puerto de Tuxpan, con el objetivo de realizar navegación de altura y emplearse como embarcación de recreo. Fidel inspeccionó el yate y decidió utilizarlo en la expedición. Zarparon hacia Cuba en la madrugada del 25 de noviembre de 1956, desde el Río Tuxpan, con 82 combatientes a bordo cuya edad promedio era de 27 años.

Bajo la lluvia y con las luces apagadas el yate comenzó a navegar por las aguas del río Tuxpan. Debía burlar la vigilancia del faro y del puesto naval de la marina mexicana existente en la salida al mar abierto. Ya allí, comenzaron los vientos fuertes y el batir de las olas, originando bandazos en la embarcación.

De los 82 expedicionarios muy pocos tenían experiencia marinera por lo que se marearon y fueron afectados por el oleaje. Ernesto Guevara, quien iba como médico de la expedición, describió la situación que imperaba en el yate: “… el barco presentaba un aspecto ridículamente trágico: hombres con la angustia reflejada en el rostro, agarrándose el estómago. Unos con la cabeza metida dentro de un cubo y otros tumbados en las más extrañas posiciones, inmóviles y con las ropas sucias por el vómito…”.

Alejados de la costa mexicana y burlando la guardia fronteriza, encendieron las luces y cantaron el Himno Nacional de Cuba, la Marcha del 26 de julio y concluyeron pronunciando consignas revolucionarias. Entre el 25 y el 27 de noviembre los expedicionarios navegaron por el Golfo de México.

Los días 28, 29 y 30 se adentraron y navegaron en el Mar Caribe. El día 30 la radio del Granma captó las noticias en las que se hablaba que se había sofocado un levantamiento en Santiago de Cuba que debería ser simultáneo con la llegada del yate.

Batista tenía información de la salida del yate y su propósito, y los mandos militares habían circulado la descripción del barco, con instrucciones para su captura. Había fallado una de las premisas fundamentales del plan táctico que era la simultaneidad del alzamiento en Santiago con el desembarco para distraer las fuerzas de la dictadura.

En una punta costera nombrada Los Cayuelos, a dos kilómetros de la playa Las Coloradas -que es donde planeaban desembarcar- encalló el Granma, lo cual obligó a adelantar el desembarco. Eran las 6:50 horas del 2 de diciembre de 1956.

Se iniciaba la odisea para liberar a Cuba.

  • Colaborador de NOTIMEX

El boleto de Obama

CUBADEBATE 27 de febrero de 2016 CUBA

Ariel Terrero*

BARACK OBAMA NO podrá viajar a La Habana en el vuelo regular de una aerolínea a fines de marzo. En esa fecha, las compañías todavía estarán enzarzadas en trámites legales para inaugurar rutas comerciales entre ciudades de Estados Unidos y Cuba. La oportunidad de hacerlo apareció con la firma de un acuerdo sobre aviación civil entre ambos países a principios de febrero, pero las aerolíneas tienen que llenar papeles. De todas maneras a Obama no le hace falta ese boleto. Cuenta con el avión presidencial. En cambio, gran parte de la corte y de la prensa que le acompaña tendrá que contratar un vuelo chárter, única alternativa hoy para saltar el Estrecho de la Florida sin lidiar con las corrientes marinas.

Los primeros viajes se esperan a la altura del verano o el otoño próximo. Este puente, cerrado hace más de medio siglo, lo reabrió un Memorando de Entendimiento para regularizar vuelos entre EEUU y La Habana y hacia otros nueve aeropuertos internacionales de ciudades y enclaves turísticos cubanos. El documento lo firmaron en el Hotel Nacional de Cuba el secretario de Transporte de EEUU, Anthony R. Foxx, su homólogo cubano Adel Yzquierdo y otros funcionarios.

Foxx es el cuarto alto ejecutivo del gobierno de EEUU que pisa tierra cubana en menos de un año. Todos vinieron a explorar y a construir puentes, a juzgar por los comentarios que hicieron. También le preparaban el terreno a su Presidente, que aterrizará en La Habana a menos de un año de la apertura de embajadas. No demoró él; quiere ser el primer mandatario de su país en viajar a Cuba desde que el parto de la Revolución desconcertó e irritó al extremo al poder político estadounidense –a las agresiones y el bloqueo económico a Cuba se sumaron torpezas gringas que menoscabaron su señorío geopolítico en América Latina y el Caribe.

“La agricultura puede servir de puente para fomentar la cooperación, la comprensión mutua y el intercambio de ideas”, declaró el secretario del Departamento de Agricultura de EEUU, Thomas Vilsack, una semana después de recorrer fincas, cooperativas y mercados en La Habana y sus alrededores. Hizo la visita para “aprender los unos de los otros”.

Igual disposición al diálogo mostraron la secretaria de Comercio, Penny Pritzker, un mes antes y en agosto el secretario del Departamento de Estado, John Kerry, cuando inauguró la Embajada de EEUU junto al malecón habanero. “Es el momento de acercarnos como dos pueblos que ya no son enemigos ni rivales, sino vecinos”, dijo Kerry.

Con cautela más anglosajona Pritzker admitió la necesidad de “construir una relación más abierta entre nuestras dos naciones” pero no prometió demasiado. Manifestó disposición de “escuchar y aprender” porque desconocían mucho de Cuba. Y aprendió, a juzgar por comentarios cuatro meses después. “Aprendimos que en Cuba, como en muchos de nuestros otros socios comerciales en todo el mundo, es necesario trabajar con las empresas estatales con el fin de apoyar al sector privado local”, dijo hace unos pocos días, según reporta el diario Granma.

Vilsack, uno de los ejecutivos más crítico con un bloqueo que afecta también a los agricultores norteamericanos, defendió la idea de que “el comercio es un camino de dos vías”. Puso el dedo en la llaga. La equidad en las relaciones comerciales asoma como una de las metas más espinosas. En el puente comercial, la senda hacia el norte parece mucho más estrecha que en dirección contraria.

Las maniobras políticas y el apetito empresarial de EEUU se inclinan más por la entrada en el mercado cubano que a admitir la operación inversa. Prometen ser selectivos. Más propensos a la compra-venta de bienes, como los alimentos, que de tecnologías que implican desarrollo. Excepciones como las telecomunicaciones se explican por las implicaciones ideológicas y políticas.

El reciente memorando para vuelos regulares abre una puerta que solo conseguirán franquear en un primer momento las aerolíneas de EEUU. Delta Airlines y otras declararon ya la intención de despegar hacia La Habana. Pero a Cubana de Aviación le será mucho más difícil devolver la movida por la persecución legal de que puede ser objeto en territorio estadounidense. Y cuando los abogados venzan ese escollo, afrontará entonces otro mayor: la enorme desventaja en eficiencia y calidad frente a la competencia del norte.

No sería la única empresa cubana en semejante apuro. Como opción para el desarrollo -capital y tecnología- les queda la asociación con un inversionista extranjero, legislada ya por el gobierno cubano pero en pañales aún. ¿El gobierno de EEUU les dará luz verde a sus compañías para invertir en Cuba?

Cuando era visitante, Pritzker propuso “buscar nuevas oportunidades dentro de los límites del embargo” y el ministro cubano de Comercio Exterior e Inversión Extranjera, Rodrigo Malmierca, le recordó en Washington, cuando le devolvió la visita en estos días, que el Presidente Obama tiene facultades para cambiar reglas del bloqueo sin meterse en el territorio exclusivo del Congreso. Una, dijo, es “la restricción a las empresas estadounidenses de invertir en Cuba”.

Otro ejemplo citado por Malmierca en la Cámara de Comercio de EEUU es la clásica prohibición para importar en ese país bienes y servicios exportables cubanos, desde los tradicionales ron y tabaco hasta los más avanzados, como los productos biotecnológicos. Su “eliminación resulta necesaria para que se produzca un verdadero intercambio comercial en ambas direcciones”, dijo el ministro.

Pero si algo obstaculiza, retarda y encarece las operaciones comerciales, financieras o de cualquier otro tipo, no solo con Estados Unidos, sino con empresas y bancos de terceros países, es la amenaza de sanción multimillonaria que pesa sobre cualquiera entidad del mundo que acepte transacciones de Cuba en dólares estadounidenses. “Su modificación emitiría una señal clara al sector de negocios, y en particular, a la banca”, comentó Malmierca.

Tres paquetes de medidas ha implementado la Casa Blanca para flexibilizar las restricciones económicas. El más reciente, de enero de este año, autorizó el otorgamiento de créditos de bancos comerciales de EEUU para exportar a Cuba una lista reducida de productos. Dio luz verde también para que los viajeros autorizados –la posibilidad de turismo continúa vedada- creen cuentas bancarias en esta nación caribeña para operarlas durante su estancia. Pero esas opciones quedaron en una suerte de suspense mientras el dólar sea una traba.

Obama “podría dar licencias a los bancos de EEUU para procesar las transacciones en dólares provenientes de Cuba, para que estos no teman ser multados por hacer negocios con la Isla”, confirma el académico estadounidense William LeoGrande, uno de los autores del libro “Canales secretos a Cuba: La historia oculta de las negociaciones entre Washington y La Habana”. Miembro de la coalición bipartidista Engage Cuba, LeoGrande enumera otras muchas oportunidades al alcance de Obama. “El presidente podría y debería hacer mucho más utilizando su autoridad ejecutiva”.

La Directora General de Estados Unidos de la cancillería cubana, Josefina Vidal, es más tajante: Obama puede “sepultar las partes fundamentales del bloqueo”.

¿Traerá Obama en la laptop alguna oferta para hacer realmente fecundo el diálogo con el Presidente cubano Raúl Castro? ¿O solo se propone conversar civilizadamente, con la mirada en un futuro ambiguo?

Civilizados, pero rivales aún, además de vecinos. Ambas partes tienen claros los riesgos y alcances políticos, económicos, sociales e ideológicos de la necesaria normalización de relaciones.

Ben Rhodes, asistente personal del mandatario estadounidense y asesor adjunto de Seguridad Nacional, anunció hace unos días que trabajan para “abrir todo lo que podamos en el marco que permitan las leyes del bloqueo”. ¿Una seña? Rhodes confía también en que la visita haría irreversible el proceso. Antes de entregar el mando en enero de 2017, Obama podría comprar un boleto para entrar en la historia como el Presidente de EEUU que condenó a muerte el bloqueo. ¿Se propone usar dólares para pagarlo

Selección en Internet: Lázaro Zada Carpio

  • Periodista cubano, especializado en temas económico. Director del Instituto Internacional de Periodismo “José Martí”.

¿Es el euro el problema?

REBELIÓN.org 24 de febrero de 2016 ESPAÑA

El artículo describe el difícil escenario que vive España, inmersa en una profunda crisis política y económica. La autora se pregunta qué capacidad tiene el Estado español para tomar una ruta autónoma en la economía del país en un mundo globalizado dominado por un capitalismo feroz.La respuesta es complicada, porque si el Estado nacional no puede tomar decisiones económicas, ¿quiénes lo hacen en su lugar? (NR)

Miren Etxezarreta*

ENTRE MUCHOS COMENTARIOS acerca de los problemas de las economías de la periferia europea, entre las que está la del Estado español, con frecuencia se menciona que una de las salidas a la tremenda situación que estamos sufriendo sería que las economías con problemas salieran del euro y volvieran a las monedas de cada Estado.

Es verdad que el euro se estableció de forma deficiente, sin tener en cuenta lo que podía suceder en unas circunstancias de crisis como las actuales, ni considerar suficientemente las diferencias entre las economías de los países que se integraban en la moneda única, que hay abundantes errores de concepción y que la pertenencia al euro nos está creando problemas muy graves, ha permitido estrategias de política económica muy equivocadas y ahora está exigiendo medidas muy duras. ¿Puede ser el abandono del euro la solución?

Es una solución que propugnan algunos economistas críticos serios, por lo que yo no querría descalificarla, ni mucho menos. Es posible que sea una salida ante la muy difícil situación en la que nos encontramos. Y hay que afirmar que salir del euro puede ser más o menos difícil y costoso, pero es posible, como lo muestra el hecho que hay muchos países en el mundo que no están en el euro, incluyendo los diez de la UE, que no forman parte de la eurozona.

Pero no puedo evitar preguntarme que supondría la salida del euro. Tal como yo lo veo, la ventaja mayor de salir del euro es que los estados recuperarían la capacidad de devaluar, y, por lo tanto, podríamos vender más barato en el exterior nuestros productos. El mítico mensaje de “ser más competitivos”. ¿Basta esto para resolver los graves problemas en los que estamos sumidos?

En primer lugar, no es seguro que vender más barato suponga automáticamente vender más. Depende de la demanda de los otros países, y frente a ello poco podemos hacer desde el exterior. Puede no aumentar, aunque baje el precio, porque sean otros los elementos relevantes para la competencia (calidad del producto, sistema de después de las ventas, diseño, etc.), y, además, depende de los precios de los competidores, que pueden ser tan bajos que una disminución de nuestros precios no altere la demanda.

Por otra parte, no hay que olvidar que una devaluación supone encarecer nuestras importaciones, y por el momento, y a pesar de la crisis, son mayores que las exportaciones. Lo que hace que la subida de precios, que la devaluación supondría, puede perjudicar nuestra balanza externa, dado que nuestra demanda para los productos que importamos (petróleo, materias primas, tecnología) es difícil de disminuir, pues los necesitamos para el funcionamiento básico de nuestra economía. Además, ¿Cuánto tendrían que mejorar nuestras exportaciones para resolver nuestros problemas? Me parece una idea poco realista.

Quienes argumentan por la salida del euro no se detienen ahí. Piensan que tener una moneda estatal permitiría una política económica autóctona, que facilitaría recuperar el poder para hacer una política económica autónoma, sin las limitaciones férreas que nos imponen los programas de ajuste.

Y aquí estoy mucho menos segura que sea así. Porque vivimos en un mundo globalizado y, no lo olvidemos, de un capitalismo feroz. Y un país económicamente débil, como nosotros, tiene muy poca autonomía. Tanto frente a los mercados, a los que habría que recurrir para la financiación necesaria, como frente a las grandes empresas que dominan nuestra economía, como frente a los organismos internacionales, sobre todo Fondo Monetario Internacional y OCDE que se han atribuido la capacidad de controlar las economías mundiales.

¿Qué diferencias supondría en el control al que estaríamos sometidos si nuestras condiciones de base, en el mejor de los casos, necesitarían mucho tiempo para cambiar? Aquí es donde creo que la salida del euro es una ilusión.

En el mundo de un capitalismo agresivo y global, ¿qué capacidad tiene la economía del Estado español para tomar una ruta autónoma? Ya en 1959, con el Pacto de Estabilidad, España estuvo sometida al ajuste dictado por el FMI, y lo mismo en 1977 cuando el Pacto de La Moncloa, y en otras ocasiones.

Salir del euro es un tema complicado. A veces, se habla de salir del euro como si fuera una opción similar a ir o no al cine. Pero salir del euro tendría que suponer muchas otras medidas, entre ellas el repudio de la deuda externa, puesto que si la deuda tuviéramos que pagarla en euros la situación sería totalmente inviable.

Pero supondría asimismo otros muchos cambios de alcance. Salir del euro equivale a un tsunami económico. Y no veo que fuese a resolver nuestros problemas fundamentales.

Estamos prisioneros de un capitalismo global, absurdo, irracional, que en esta crisis nos está obligando a rebajar brutalmente nuestro nivel de vida para que los grandes capitales mundiales puedan seguir manteniendo el sistema y ganando mucho dinero. ¿Salir del euro nos permitirá establecer una sociedad distinta, justa y sostenible, o, en el mejor de los casos, aspecto que ya señalo que dudo mucho, facilitaría algunas medidas de política económica que permitirían una pequeña recuperación temporal de nuestra economía?

Con o sin euro, nuestra situación es muy difícil. Es el capitalismo global el que constituye el problema, más que la moneda única. Con o sin euro tenemos problemas graves de una economía débil y depauperada, de un sistema productivo desarbolado totalmente con muy pocas excepciones positivas, la población está exhausta con tanto paro, disminución de salarios, precariedad laboral, pérdida de los derechos sociales, y un muy largo etc.

Temo que salir del euro no facilitará mucho la solución a estos problemas. Pero ya he dicho que es posible que tengan razón quienes lo propugnan. Personalmente no me pronunciaría con mucha fuerza. Con o sin euro tenemos problemas muy graves. En cualquier caso, no me parece el tema clave, y mucho menos para que constituya el debate crucial entre las fuerzas que deseamos otra sociedad.

Se necesita un cambio radical para avanzar hacia una sociedad más satisfactoria. Por esto opino que, a plazo medio, es mucho más práctico, que sería mucho más eficiente, plantearse la necesidad de salir del capitalismo, de que ese cambio radical necesario y difícil vaya dirigido a transformar el sistema económico en el que vivimos. No es tanto un problema de moneda, sino de sistema.

Selección en Internet: Inalvys Campo Lazo

  • Española, economista e intelectual de izquierdas estrechamente vinculada a los movimientos sociales, Doctora en Economía, Catedrática Emérita en Economía Aplicada de la Universidad Autónoma de Barcelona, referente de la izquierda catalana y española en temas económicos.