Primeras construcciones en Consolación del Sur

Primeras construcciones en Consolación del Sur
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Parque Antonio Ferre, Glorieta.JPG

Las primeras construcciones. A diferencia de otras regiones de la Isla donde los propios aborígenes habían demostrado habilidades constructivas notables, utilizando los recursos que les propiciaba la naturaleza, aquellos primeros pobladores blancos que se establecieron en el territorio que hoy comprende el término municipal, comenzaron a edificar los primeros inmuebles que se reconocen en la localidad de manera muy sencilla.

Casa de vivienda

La existencia en los comienzos del siglo XIX de un potencial importante de recursos maderables en Vuelta Abajo, posibilitó a los maestros de obras llegados a Consolación del Sur la realización de obras que hasta hoy se conservan por la calidad de sus piezas de madera, muchas de ellas trabajadas con instrumentos rudimentarios.

Uno de estos exponentes constructivos que se conserva hasta hoy es la casa número 6212 de la ave 51 en esta Villa. La propiedad de este inmueble data de 1801, lo que la convierte en la más antigua de la localidad.

Este inmueble es el resultado de las modificaciones realizadas a las casas de guano y tabla que describieron los exploradores de la zona en1800. A mediados del siglo XIX presentaba el siguiente aspecto

La tipología de esta casa corresponde a una de las estructuras de la arquitectura en madera de los primeros años del siglo XIX, esta primera manifestación se expresa fundamentalmente hasta aproximadamente 1875, correspondiendo a una arquitectura de marcado carácter popular, muy cercano aun a los patrones típicos de la arquitectura colonial cubana.

Esta casa presenta la llamada Planta L desarrollándose alrededor de un patio interior. El portal que ocupa el frente del inmueble se mantiene como un elemento de vinculación entre el interior y el exterior, con un doble propósito funcional y espacial que actúa en el mejoramiento de las condiciones climáticas y el confort térmico del ambiente interior.

El inmueble mide de fondo más de cincuenta metros, en su estado primario hasta la década de 1940 su ancho era de doce metros. Los elementos decorativos originales repetían en la madera, los mismos elementos que más tarde se llevaron al yeso y a la piedra.

El sistema estructural mantenía la solución de columnas, apoyado por lo general en un basamento de piedra, cuya función principal era aislar la columna de uno de sus principales agentes destructores: la humedad.

La casa número 6212 de la ave. 51 e/ 62 y 64 en Consolación del Sur, fue reconstruido en la primera mitad del siglo XIX para prestar servicios de farmacia. En los finales de dicho siglo fue adquirida a través de la compra, por Don José González; este último la convirtió en barbería, casa de juego y casa de vivienda familiar. Las columnas de madera de la casa terminaban en un sencillo capitel, soportada por una pieza que ampliaba el área de apoyo de las mismas, sobre estas columnas corría una viga de madera llamada solera encargada de soportar el sistema de viguetas de cubierta y distribuir en cargas uniformes sobre las columnas.
La solución de techos con pendientes inclinadas presenta siempre una solución más sencilla que las de armadura y atezado. La cubierta estaba confeccionada con las llamadas tejas de canal, las paredes de tabla se colocaron fijas a una estructura de piezas interiores. La solución de paredes utilizando tablones de madera de pino tea y otras de gran calidad nos demuestra la antigüedad de esta casa, pues en la medida que fue escaseando la madera la dimensión de las piezas comenzó a ser más sencilla.

Los vanos de puertas y ventanas se enmarcaban con una jamba o moldura de grandes dimensiones. Las barandas y rejas de los portones y ventanas estaban resueltas con barras de hierro lisas y circulares unidas a un bastidor de madera. La solución de pisos comenzó siendo de madera, después evolucionó colocándose piezas más resistentes de cerámica de barro.

Muchas fueron las construcciones de inmuebles en los finales del siglo XIX en Consolación del Sur, todas ellas seguían el mismo esquema para su planta, lo que variaba eran las dimensiones y majestuosidad, esto dependía del poder adquisitivo de los que sufragaban la obra.

Casa de la Familia Valdés

Se ha conservado hasta hoy como un reflejo fiel de lo que fueron capaces de hacer los consolaremos desde el punto de vista arquitectónico. Esta casona se encuentra ubicada en la avenida 51, ocupando el área comprendida entre las calles 58 y 60.

Esta mansión es el más elevado exponente de la arquitectura doméstica en los tiempos de la colonia en esta localidad. Para la construcción de esta obra, se rellenó el área sobre el nivel del suelo a unos dos metros de altura.

El proyecto seguía los cánones del eclecticismo de finales del siglo XIX cubano, con una fuerte inspiración morisca, según las construcciones mudéjares que habían quedado en España.

La altura de los muros de esta casa sobrepasa los cinco metros, construidos por el sistema de ladrillos colocados en citara, donde actúan como elemento de cerramento pilastras que cumplen con el mismo principio constructivo. En todos los casos el elemento aglutinador utilizado era la tradicional mezcla de arena, arcilla y yeso.

El cuerpo de la casa es una enorme armazón que deja ver en su techo artesonado la pericia de los carpinteros de la época de esta localidad. La solución de cubierta es de tejas de canal de barro cocido.

A continuación del cuerpo de la casona se desplazan las cuarterías laterales, estas a su vez se cierran en el fondo por una sección o corredor, dejado atrapado en su interior el patio, el aljibe y los corredores interiores, estos últimos elementos actúan como aparatos térmicos, modificadores del clima interior de la casa.

Originalmente esta residencia presenta dos aspectos notables: el primero de ellos es el enorme portal con sus grandes ventanales y enrejados, el segundo está relacionado con el patio interior y los corredores o pasillos engalanados con hermosas columnas toscanas, y elementos de forja y enrejados.

La carpintería de este edificio constituye también un elemento notable, teniendo en cuenta el uso de los grandes portones de manufactura colonial y las tradicionales mamparas, que se repiten en casi todas las construcciones de esa etapa en la localidad.

Como un elemento adicional para engalanar los detalles arquitectónicos de esta obra se encuentra una gran cantidad de vitrales, utilizados de manera racional en los lugares donde la luz del día penetra en el recinto interior de la casa.

La arquitectura colonial cubana del siglo XIX tuvo en la localidad un fiel reflejo de exponentes que aún perduran como muestra del interés constructivo que tomaba el territorio de la Vuelta Abajo / Pinar del Río.

Cuando España abandona la posición colonial cubana deja en Consolación del Sur una muestra de la arquitectura tradicionista peninsular, con toda la influencia aldeana y árabe modejar que estas expresiones de la arquitectura traían consigo.

Casa del Doctor Antonio Ferrer Cruz

Vivienda con fachada agrecada, construida a comienzos del Siglo XX (1915) de marcado carácter ecléctico y una fuerte inspiración neoclásica. Posee columnas, frisos y balaustradas de mampostería en la azotea; así como grandes vanos y carpintería de lujo destacada, vitrados, mamparas y otros elementos notables según los cánones de la arquitectura colonial cubana.

Necrópolis Municipal

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En un lugar cercano a la iglesia, siguiendo la tradición llegada de Europa, se encontraba el cementerio. Los enterramientos se hacían directamente en la tierra, señalizados por una cruz de madera

En sus inicios se ubicó frente a la Iglesia Católica donde se encuentra el parque Don Antonio Ferrer Cruz. Con posterioridad a 1845, cuando los elementos urbanizadores y civilizadores comenzaron a operar en la localidad, el cementerio se trasladó para la zona donde hoy se encuentra. Este hecho estuvo muy relacionado con la construcción de la Plaza de Armas del ejército español en la localidad.

En los primeros tiempos los cadáveres eran enterrados en cajas de madera directamente en la tierra, en el lugar se colocaba una cruz de madera, pobremente elaborada.

Con la aparición del nuevo cementerio los terrenos fueron vendidos a los pobladores, por lo que fue necesario delimitar el área comprada por los interesados en la construcción de bóvedas. Así aparecieron los primeros mortuorios en los finales del siglo XIX, construidos de ladrillos de barro y una mezcla de arcilla recebo y arena. Estas construcciones de mampostería eran propias de las familias más notables, los demás tenían que conformarse con una cerca forjada que limitaba el área de enterramiento.

En 1914, por ampliación se modificó y se le adicionaron varios accesorios imprescindibles. Esta acción constructiva se refleja en una tarja que se halla en la entrada. Las tres primeras bóvedas erigidas en este cementerio fueron de las familias Medel y Pérez, las mismas datan de 1858. Mantiene su arquitectura original.

En 1912, durante el segundo período de gobierno en el pueblo del Dr. Antonio Ferrer Cruz, se lleva a cabo la construcción de la actual fachada del cementerio de la ciudad.

Esta obra de inspiración neoclásica, recuerda los arcos de triunfo que se erigían en los tiempos de la Roma imperial a los vencedores de las grandes batallas. Es posible que los diseñadores de esta obra para la necrópolis local, coquetearan con la idea del respeto que merecen los que cruzan aquellos arcos para ocupar su destino final.

Esta obra consiste en tres puertas en forma de arcos o hemiciclos de mampostería, la puerta principal es más amplia que las que se levantan a su lado. En su parte superior existen decorados con motivos neoclásicos, las puertas se encuentran engalanadas con verjas de hierro forjado que forman un armonioso conjunto con grandes valores artísticos. En la parte más elevada del conjunto, un ángel al estilo del renacimiento y carente de un ala, recibe a los que cruzan esta puerta.

Todo este conjunto es un exponente fiel del recreo de las construcciones clásicas de la antigüedad en nuestras tradiciones criollas del siglo XX. Muestra además, del gusto y la cultura de los locales desde aquellos tiempos.

Otras transformaciones realizadas en esta etapa en el campo mortuorio están relacionadas con la construcción de panteones por parte de las familias e instituciones más notables que recrean algunos elementos del estilo ecléctico en la arquitectura. Finalmente se delimitó el cementerio por un muro que hasta hoy conserva los límites del lugar, excepto por su parte trasera.

Parque Don Antonio Ferrer Cruz

Ha permanecido en el mismo lugar desde 1845, desde que fue trasladado el cementerio que ocupaba esos terrenos. En los tiempos en que se fundó el caserío de Consolación del Sur, se destinó un lugar para el enterramiento, este lugar se designó lo más cercano posible a la iglesia. Cuando el caserío se traslada a una zona más elevada, lugar donde hoy se encuentra el parque Don Antonio Ferrer, el cementerio también fue removido de este lugar, algunas evidencias orales confirman la presencia de restos humanos extraídos por el método de excavaciones practicadas por el Dr. Ferrer en 1900.

La desaparición del cementerio del lugar ponderado que ocupaba el centro del pueblo, tuvo más relación con la construcción de una nueva obra social, que con las nuevas costumbres morales que imperaban en el mundo en esta etapa. Esta obra era La Plaza Pública o Plaza de Armas del ejército español.

No existen elementos descriptivos oficiales de esta obra que determinó una nueva etapa para el entorno urbano de Consolación del Sur, por lo que ha sido necesaria una ardua investigación en la que ha jugado un papal decisivo los apuntes del Dr. Alcides Ferrer Obeso.

La Plaza de Armas estaba ubicada en el lugar que hoy ocupa el parque Don Antonio Ferrer, separada por un cuarto de cuadra de la iglesia y cubierto por una frondosa arboleda de álamo. Sus contornos, por los cuatro lados estaban cercados por una verja de hierro, cuyas barras tenían terminación en forma de lanzas en su extremo superior.

La entrada a la plaza era a través de grandes portones de hierro, ubicados uno al oeste, frente a la actual calle 64 y el otro al este frente a la iglesia parroquial. Entre ambos portones se extendía una calle ancha que atravesaba la plaza, transversal a esta existía otra calle formando un centro o plazuela donde concurrían por la noche los soldados españoles para divertirse a su manera. Estas dos calles de la plaza estaban recubiertas por ladrillos de barro, en las orillas de estas calles y en la plazuela central existían bancos de mampostería, separados unos de otros por pequeños tramos.

La Plaza presentaba también jardines que no se atendían por nadie, por lo que algunos afirman que pastaban allí distintos tipos de animales. La plaza estaba separada de la iglesia por una calle que viajaba de norte a sur entre la actual ave: 51 y la calle 53.

El siglo XX para los cubanos trajo nuevos aires de independencia y nacionalismo, si embargo no pudo librarse este pueblo del tutelaje de las doctrinas extrañas, que dicho sea de paso trajeron consigo algunas de sus costumbres más notables.

La primera expresión, después de la independencia de la capacidad patriótica de los consolareños se manifestó en la arquitectura. La vieja plaza de armas del ejército peninsular traía malos recuerdos a los locales, pues en los días de las luchas por la independencia cubana, algunos prisioneros criollos habían sido bajados allí por los extremistas peninsulares.

Una vez establecida la República apareció en la localidad el promotor de la demolición de aquella plaza que olía a viejos aires de opresión. El artífice de aquella idea fue el Dr. Antonio Ferrer Cruz, quien había tenido un pasado ligado al patriotismo vueltabajero. Era de los primeros en aventurarse en la política de la República. El 24 de febrero de 1902 se celebran las primeras elecciones constitucionales en la Villa y Ferrer terminó siendo electo alcalde.

Ferrer Cruz era de profesión farmacéutico, procedente de San Juan y Martínez, se estableció en Consolación del Sur desde los comienzos mismos de su carrera laboral, en este pueblo constituyó su hogar y aquí rindió sus frutos. Además de doctor en Farmacia Ferrer Cruz poseía los títulos de Doctor en Física, Química y Matemática, así como Doctor en Ciencias Naturales. Fue reelecto alcalde en 1912 y en su segundo período de mandato logró otra importante obra de la arquitectura en la localidad: la fachada del cementerio de Consolación del Sur.

Después se acometió la construcción del parque. El primer detalle notable estaba relacionado con unas figuras de bronce y una fuente que se erigió en el centro del parque, donde hoy se encuentra la glorieta El agua para la fuente se trajo por una cañería que se iniciaba en un pozo que se encontraba ubicado en el barrio conocido como “El Tanque”. En la esquina del parque, frente a la iglesia, se ubicó un surtidor de agua para el servicio público. Rodeando la fuente y adyacente a los canteros, se sembraron palmas reales, como alegoría a los héroes más importantes de las guerras por la independencia. Cuenta la tradición oral que mientras se hacían las excavaciones en el lugar se encontraron restos óseos humanos, esto relaciona esta superficie con la función que tuvo en otros tiempos como cementerio. El primer nombre de este parque fue “Mena”, después tomó el nombre del alcalde municipal Alberto Bravo Suárez y posteriormente el actual: Don Antonio Ferrer Cruz.

Para la construcción de esta obra social, Ferrer no contaba con los elementos y recursos de vanguardia que ya se utilizaban en otras partes del país con mucho éxito, por lo que las calles y la plazoleta central del parque estuvieron recubiertas por una gruesa capa de arena apisonada.

Los árboles que conformaron el entorno de este primer parque eran álamos traídos del jardín de los Hermanos Armand en Marianao, La Habana. El cuidado de los ocho canteros que conformaban el área verde del parque, se le atribuyó a las familias más notables de la localidad, esto establecía una competencia entre estas gentes que no querían ser menos los unos que los otros.

Como complemento de la obra se colocaron hermosos bancos de hierro y madera que eran lo más notable que se instalaba en los más importantes parques de La Habana, por otro lado se colocaron lámparas manufacturadas en la localidad para el alumbrado en horas nocturnas.

El combustible utilizado para tales fines era acetileno. Las cañerías para conducir el gas hasta las lámparas partía del Ayuntamiento, ubicado, en la actual calle 53, al fondo del parque, en dicha casa existía un gasómetropara generar el gas.

La terminación del parque de la localidad entre 1902 y 1903 fue la primera obra construida bajo la influencia de las nuevas concepciones arquitectónicas llegadas a Cuba en los primeros años del siglo XX.

Casino Español

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Se construyó en 1876 y tuvo como primer presidente al español José Cervantes. En 1910 se nombra como Sociedad Colonia Española, pero más tarde vuelve a tomar su nombre original. Esta es la etapa en que aparece la construcción más notable de esta corriente arquitectónica en la localidad: el Casino Español. En el mismo edificio tenía contiguo un teatro llamado teatro Avellaneda, construido en el año 1889. En la actualidad este edificio lo ocupa la sala teatro y galería de arte.

Las construcciones públicas o con fines de asociación fueron las más altisonantes en mostrar los más hermosos trabajos del neoclasicismo en la arquitectura ecléctica de la época. Esta es la etapa en que aparece la construcción más notable de esta corriente arquitectónica en la localidad: El Casino Español.

En este centro de instrucción y recreo fue bien fuerte la expresión de la fuerza del neoclasicismo dentro de la arquitectura local, fue también la demostración de la pujanza económica de los españoles y sus familias una vez terminada la guerra del 1895.

En los comienzos de esta iniciativa, la casa escogida radicaba en las intersecciones de las calles 62 y ave. 51, se trataba de un inmueble en muy mal estado, cuya tipología no sobrepasaba los cánones de la casita de madera y cubierta de tejas de la primera mitad del siglo XIX.

En 1909 la sociedad española en este territorio tomó fuerzas, económicamente era el grupo social más representativo. A esto se une la avalancha constructiva que inundó este pueblo en la segunda década del siglo XX. Finalmente los españoles y su descendencia decidieron construir un edificio que estuviera a la altura del poder de su comunidad en el territorio.
La obra se terminó en 1910, desconociéndose hasta hoy los costos reales y los nombres de los proyectistas y constructores. Se trata de un edificio ecléctico, cuya fachada es puramente neoclásica, determinada por un portal perimetral, con columnas corintias simples y acopladas, cuyo capitel muestran las tradicionales hojas de acantoy el rostro de un infante en su depresión interior. Las columnas son además el elemento portante de una azotea que presenta arquitrabe, friso y cornisa, como elementos de base que se antepone a una hermosa balaustrada de inspiración helénica griega, decorada con motivos alegóricos a la arquitectura de esa época.

Se combinan estos elementos con el cuerpo de la casa, dispuesto de manera casi cuadrada, ocupando un área de unos treinta metros cuadrados y una altura de más de cuatro metros. Paredes de ladrillos colocados en forma de citara, revestidos con una mezcla que ya utilizaba cemento como aglutinador.

El techo principal del cuerpo de la casa, sigue los cánones del artesonado que se repite en otras construcciones locales, la cubierta, con tejas de canal de barro cocido a dos aguas que vierten en las azoteas del portal perimetral y estas a su vez evacuan el fluido a través de bajantes pluviales.

A diferencia de otras construcciones de este tipo en la localidad, la carpintería de esta casa hace alguna alusión al estilo barroco fundamentalmente en el tratamiento de la puerta principal, se entremezclan además, otras tendencias de la época. Los vitrales, como elemento ya tradicional de acondicionamiento y estética de estas construcciones. Se pueden ver además en las puertas y ventanas los arcos de descarga, antepechos, ménsulas y sotabancos.

Sociedad “La Unión”

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El edificio donde se desarrollaron sus actividades, es el que ocupa hoy el Círculo Social Obrero en la calle 64. Tuvo como antecedente una sociedad llamada “La Glorieta”, situada donde es hoy el parque Don Antonio Ferrer. Al desaparecer esta, surge otra llamada “La Unión”, que tuvo como presidente al Dr. Ángel Calejo. Algún tiempo después surge otra sociedad con el mismo nombre presidida por el Lcdo. Manuel Rodríguez San Pedro, que comienza sus actividades el 29 de abril de 1883.

Sociedad “El Porvenir”

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Su nombre inicial fue El Progreso, fundada en el año 1884, presidida por el Sr. Bernardo González, pero más tarde en 1889 adoptó como nombre “El Porvenir”, que tuvo como presidente a Ambrosio Fernández. Esta sociedad reunía a hombres de la raza negra, que por sus aspiraciones de mantenerse vigente, construyeron con mucho sacrificio un edificio en la calle Martí (Ave. 51), el cual perdieron al no poder pagar una hipoteca. Esto los llevó a alquilar casas, para que esta idea no muriera. Entre los años 1948–1949, construyeron otro edificio, que es el que ocupa actualmente la biblioteca Hermanos Saíz

Iglesia Católica

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En los finales del siglo XVII la alta jerarquía de la Iglesia Católica en Cuba se percata de que existe mucho descontrol en la zona de Sotavento, a partir de ese momento la Iglesia, adelantándose a las autoridades coloniales traza la primera fundación religiosa para el poniente cubano, su centro radicaría en los que es hoy Consolación del Sur y su influencia se extendía hacia el este muy cercano a La Habana y por el oeste hasta el Cabo de San Antonio.
De esta forma se enviaron cuadrillas para la construcción de una iglesia y algunas construcciones aledañas que se fueron sumando, relacionadas con los objetivos propuestos por la Iglesia.

El 15 de enero de 1569 era mercedado el Hato de Consolación, donde a finales del siglo XVII sus pobladores construyeron una Ermita en el lugar donde se encuentra actualmente el palacio de pioneros.

En 1690 el Obispo Avelino de Compostela junto al de Pinar del Río, erigía el Curato de Nuestra Señora de Consolación.


A raíz de la visita pastoral realizada a esta parroquia por el Obispo de Cuba, Jamaica y La Florida, Fray Juan Lazo y Cansino, en 1736 se empezó la construcción de una nueva Iglesia y cementerio anexo en lugar más cercano a aquel donde se encuentra la iglesia actual y en terrenos donados por la Marquesa de Gargay, para que alrededor de esta iglesia pudieran surgir las casas del pueblo.

Gracias a la solicitud del Obispo Agustín Morell de Santa Cruz, en 1761 se daba inicio a la construcción de otra iglesia de mampostería.

Al encontrarse en malas condiciones la iglesia, después de casi 80 años de construida; era edificada otra iglesia de tabla y guano en el lugar que hoy ocupa el parque en 1844, la cual fue destruida por un incendio 4 años más tarde; por lo que se hizo construir otra en al lugar que hoy ocupa el telecorreos, desplomándose poco tiempo después por las deficiencias constructiva de la misma.

Para la celebración de los actos litúrgicos se hizo uso por cierto tiempo de una casa particular hasta la construcción de la nueva y actual Iglesia que empezó en 1873 y que fue inaugurada en 1875; aunque fue terminada en sus detalles y bendecida en 1877.

El actual edificio que ocupa esta institución religiosa, fue construido a un costo de $ 85, 000.00, que fueron recaudados en fiestas y verbenas, así como el cobro de comisiones de la propia institución religiosa.

Durante mucho tiempo, esta institución religiosa fue el centro físico y espiritual del pueblo. Las limitaciones económicas en el lugar, la escasez de materiales y elementos técnicos, no posibilitó hasta finales del siglo XIX la construcción de un edificio sólido.

Con anterioridad a esta fecha las construcciones de este tipo se solucionaban con madera y guano como cubierta. En todos los casos estas construcciones terminaban destruidas por el deterioro de los años o algún accidente natural.

En 1873 comienza a hacerse firme un proyecto de un maestro de obras español: Francisco Doménech. La construcción sería sufragada por los propios residentes en el término municipal, así comenzó la construcción de la iglesia parroquial.

Por el volumen de materiales utilizados en este edificio, era necesaria la fabricación de estos en la localidad y de ser posible a pie de obra. Por tal razón podemos afirmar que la construcción de esta colosal obra fue la que motivó el incremento de la elaboración de materiales e insumos para las construcciones en a localidad.

Este hecho posibilita la rápida terminación de esta obra que comenzó en 1873 y terminó en 1875. Únase a lo anteriormente planteado la utilización de la mano de obra esclava en los trabajos más comunes y la mano de obra calificada en aquellos que requerían cierto nivel de especialización.

Los esclavos procedían de la dotación del Sr. Jané, de Puerta de Golpe y formaban un grupo de más de cien hombres. La mano de obra calificada estaba formada por hombres libres, carpinteros, alarifes, albañiles y macilleros que llegaron al pueblo para contratarse en la obra.
Terminado el edificio, a cien leguas a la redonda era esta la construcción más elevada y vistosa, de proyección ecléctica e inspiración neoclásica, portadora de elementos góticos.

Las paredes fueron elaboradas de ladrillos por el sistema de citarón. Las columnas que soportan la estructura también fueron construidas de ladrillos de barro cocido, en su base estas ocupan una superficie de un metro cuadrado.

Para la terminación de esta obra fue necesario movilizar todas las voluntades de la localidad. Unido a esto fue necesaria la apertura de nuevos yacimientos de cal y la explotación con mayor intensidad de las reservas de arcillas más cercanas a Consolación del Sur.

Todo el movimiento de materiales e insumos hacia la obra se hizo en carretas tiradas por bueyes o caballos, muchos de los componentes del edificio se confeccionaron a pie de obra, otros, como los ladrillos y las tejas de canal se elaboraron en moldes y hornos improvisados al efecto. Es decir, sólo una pequeña cantidad de estos materiales de construcción fue traída de afuera.

En 1875 queda terminada la obra, el resultado de la materialización del proyecto fue un edificio ecléctico con una fuerte inspiración neoclásica que se deja ver en el revestimiento exterior de sus muros y el frontón triangular de su fachada.

El interior del templo soportado por inmensas columnas en doble citarón, hace alusión a la arquitectura modejar que había imperado en la península tiempo atrás y que ahora se mistificaba en las construcciones coloniales dejando ver las arcadas, como uno de los elementos portantes de la cubierta. Es decir, que este entramado de columnas cuadradas y arcadas portantes, delimitan el espacio interior de la casa en un cuerpo o bóveda central y dos naves laterales, de menor altura.

En la parte frontal de esta obra se levanta una torre de muros portantes reforzados con pilastras de ladrillos en citara, terminada en campanario y cúpula. La torre posee su cimentación, y su estructura se erige como un elemento interior de la casa, que enrumba en su decorado con el estilo y la intención de los realizadores del proyecto.

El aspecto exterior del edificio está rematado con motivos lineales alusivos a los estilos clásicos de Grecia y Roma, para obras civiles y templos religiosos. Para la solución de techos en las naves laterales que se añaden al cuerpo principal de la casa, se construyeron pretilesen franca alusión a las costumbres del acabado para azoteas que venía manifestándose desde tiempos precedentes a la arquitectura griega.

La solución de techos de toda la casa se materializó a través de viguetas de madera y entablado de la manera más simple, para la cubierta se utilizó la tradicional teja de canal confeccionada con barro cocido. La disposición del techo presenta la tradicional solución con pendientes de dos aguas.
Uno de los elementos más notables de esta obra es sin dudas la carpintería, casi toda confeccionada de madera dura, presenta amplios portones repujados y adornados con motivos sobrios en madera. Los ventanales presentan la misma solución de carpintería, en los marcos se incrusta un aditamento de reja forjada que sirve como protección contra intrusos, a la vez que engalanan el espacio destinado a ese fin.

La terminación de esta obra estimuló sin dudas el desarrollo constructivo en la Villa, nunca antes se habían utilizado técnicas tan avanzadas para las construcciones en la localidad. La iglesia parroquial fue el primer proyecto ecléctico que se ejecutó en esta zona, y fue la escuela en la que alcanzaron su mayoría de edad un gran número de albañiles y obreros de la construcción en Vuelta Abajo.

Iglesia Bautista

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Esta construcción fue inaugurada en 1917 en la Calle Martí (Ave. 51), y la biblioteca anexa a la misma, fue edificada por idea de la misionera Cristina Garnett que brindó sus servicios entre los años 1937 y 1951.

Se caracteriza por poseer una arquitectura racionalista con elementos estilísticos que denotan una línea ascendente sobre una sola estructura que culmina en una torrecilla.


Logia Roberto S. Reinhard

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Se inició su construcción en 1925 en al mismo lugar en que se encuentra hoy - en la calle Martí, avenida 51-. Adquiere su nombre en agradecimiento al médico norteamericano de ese nombre que por sus gestiones logró que se atendieran en los Estados Unidos a niños de nuestra Villa que sufrían de parálisis infantil. Su primer venerable lo fue Armando del Pino Pandrino.

Esta obra constituye una muestra del neoclasicismo dentro de la corriente ecléctica del siglo XX cubano: La Logia Roberto S. Reinhard. Se terminó en el año de 1929, el arquitecto y proyectista de la misma fue Amadeo López Castro.

Esta obra es uno de los últimos intentos de perpetuar el neoclasicismo en las construcciones locales; se trata de una casa con planta en L de mampostería y placa, en cuyo frente se hace alusión, a menor escala, a los trabajos de la arquitectura clásica greco – romana.

La parte posterior de la casa, pertenece a la llamada arquitectura racionalista, demostrando que en lo sucesivo, poco espacio encontraría en la localidad corrientes como el eclecticismo y dentro de él, el neoclasicismo.

Valla Consolación (para peleas de gallos)

La arquitectura en madera de esta etapa en la localidad tuvo su mayor expresión artística en esta construcción.

Se construyó en el año 1920, en la actual calle 57, por el gallero Eduviges Páez. En 1939 al pasar a manos de sus nuevos propietarios los hermanos Wilfredo y Julio Manuel Fernández Pinelo, fue reconstruida totalmente y se le asignó el nombre de “Valla Consolación”.

En esta obra se pusieron de manifiesto un sinnúmero de operaciones de carpinterías que mezclaban lo más refinado de la arquitectura en madera de aquella etapa. La obra fue construida por carpinteros de la localidad y demolida en la década del 50 por presentar algunos problemas de seguridad.

Hotel Central

En la Villa, el comercio había florecido considerablemente, contando a finales del siglo XIX con decenas de casas dedicadas a hospedería y servicios que respondiera a estos fines, así quedó construido por esta fecha una de las joyas de la arquitectura en la localidad: El Hotel Central, más tarde llamado Mantecón.

Esta obra ubicada en la intersección de las calles 53 y 64, donde hoy está presente el telecorreos de la localidad, fue construida originalmente de mampostería y madera. La obra original sé concibió con planta baja y alta. La planta baja de mampostería y la alta de madera. La cubierta se concibió de tejas criollas a dos aguas.

La planta baja haría las funciones de carpeta y recibidor, además de comedor y cocina, la planta alta estuvo destinada a hospedería y mirador. Las habitaciones eran un total de ocho, además estas tenían balcón hacia el lado este y sur.

Los materiales aglutinantes para la construcción del hotel eran los ya tradicionales conocidos en la localidad: arcilla, cal y yeso. Esta es la construcción de plantas más antigua que se conoce en el territorio, fue el resultado del empeño de la familia de Nicanor Mantecón, para lucrar con un centro de hospedería decoroso y elegante del cual carecía la localidad en los primeros años del siglo XIX. Por otro lado Consolación seguía siendo el pueblo de paso de los que se trasladaban a lo más occidental del territorio del poniente cubano.

El proyecto fue construido sobre las bondades que ofrecía la compra de un área ubicada en las intersecciones de las calles 64 y 53. Cuenta la tradición oral así como las investigaciones realizadas sobre las primeras construcciones de Consolación del Sur, que en esa área existían algunas modestas construcciones cuya tipología respondía a los tiempos en que la madera y la teja como cubierta eran el elemento fundamental en los inmuebles locales.

La materialización de este proyecto pertenece a la penúltima década del siglo XIX, se desconoce el nombre del maestro de obras que la ejecutó así como de los constructores de la obra.

El resultado final de la ejecución de este proyecto fue un edificio de dos plantas que forma un perfecto cuadrado, con muros de mampostería reforzados con pilastras de ladrillos en citara, en la planta baja existe un portal perimetral limitado por columnas y arcadas de mampostería ambos elementos portantes son el soporte de la planta alta del edificio.

La planta alta estaba construida en lo fundamental siguiendo los cánones de la arquitectura en madera del siglo XIX. En Cuba la solución de pisos en este caso era a partir de vigas de madera y entablado, el techo seguía el mismo principio y la solución de cubierta con tejas de canal elaboradas con barro cocido.

Estación del Ferrocarril

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Después de comenzada la Primera Guerra Mundial, aumenta la demanda de los productos cubanos reconocidos en el mundo por su calidad -azúcar y tabaco fundamentalmente-, esto trajo un período de auge para la economía de los sectores más representativos de la burguesía cubana.

El ferrocarril era un hecho a finales del siglo XIX para Consolación del Sur. El único inconveniente estaba en que el ramal principal y la estación local quedaban a más de 3 Km. del centro de la Villa. La influencia política de los locales en el gobierno de la nación fue tal, que en 1915 el ferrocarril fue traído hasta el mismo pueblo tras la construcción de un ramal adicional a la vía principal. En esta tarea se destacó el político consolareño Wilfredo Fernández Vega.

Con el advenimiento de la República de 1902, los ingleses se hicieron cargo de los ferrocarriles cubanos, para ello construyeron un grupo de estaciones cuya tipología fue muy parecida en todas partes del país.

Esta acción presuponía la construcción de una nueva estación para el embarque de pasajeros y bultos, el proyecto se hizo firme ese mismo año, -la casa aún existe en la calle 64 final.

En 1915 se aprobó un presupuesto de noventa mil pesos con los que se llevó a cabo la obra de ingeniaría vial para ferrocarriles más atrevida de la época: La cerrada curva de más de 3 Km. que se desprendía del ramal principal hasta penetrar por el lado sur en el pueblo cabecera del término municipal. Así apareció la casa estación que hoy permanece como una muestra de la arquitectura empleada por los ingleses para estos fines.

Si hacemos un acercamiento al inmueble que funcionó como la estación de trenes de Consolación del Sur, debe argumentarse que desde 1692 esta parte del terreno donde se instaló perteneció a Don Pedro de Cárdenas y Vera, con el tiempo los terrenos pasaron a manos de sus herederos, en 1915 estos eran propiedad de la familia Blanco Gómez, con la cual se realizaron los tramites para la adquisición de estas tierras.

En 1915 cuando se pretendió hacer firme el proyecto para la construcción de la estación de trenes, este era realmente insuficiente y de mal gusto, lo cual fue cambiado gracias al reclamo popular, construyéndose la que hoy existe.

Esta casa cumple con el diseño referente a casi todas las estaciones de nuestro país referentes a municipios y localidades pequeñas. Consta de un sólo bloque central, donde se encuentra la casa del ferroviario, salón de espera, taquilla de venta de boletines y almacén; en el exterior se encuentran los baños públicos.

La construcción es sólida, estructurada en un rectángulo construido por sólidos bloques macizados con relieves en el exterior, presenta además pilastras en las esquinas y puntos intermedios en las paredes. El techo está construido de viguetas de madera y entablado donde descansa la cubierta de tejas francesas.

La cubierta se manifiesta en cuatro aguas con alero perimetral hacia el exterior que sirve como cobertor a toda área de circulación, tanto en el andén como en las aceras este alerón está reforzado con bastos elementos de madera en forma de pie de amigo.

La carpintería de puertas y ventanas es de madera dura donde se destacan grandes ventanales de dos hojas, protegidos por balaustradas de acero tratados en forja.

Un dato adicional que podemos ofrecer a lo ya dicho está relacionado con la entrada por última vez en 1982 del tren a esta estación lo cual marcó el inicio de un gran deterioro del inmueble el cual no ha sido detenido hasta ahora.

Parque José Martí

La obra de arquitectura racionalista con marcados elementos eclécticos, fue concebida siguiendo los patrones de los elementos neoclásicos de la arquitectura norteamericana de los primeros años del siglo XX.
Una estructura circular elevada a una altura de 1.5 metros delimitada en su perímetro por una balaustrada sólida de mampostería que sirve de asiento para los que visitan el lugar. La plataforma central está pavimentada con una aleación de cemento Portland, arena y los demás elementos que componen la tradicional mezcla básica moderna.

En el centro de esta obra se elevó un basamento escalonado que en su parte superior sostiene el busto del maestro, esculpido en Italia y que antes había sido colocado en el parque construido por Ferrer. El pedestal del busto es de mármol y posee algunos elementos alegóricos en metal. Esta obra fue inaugura el 28 de enero de 1926 por el alcalde del pueblo.

Carretera Central

Dentro del plan de obras públicas promulgado por Gerardo Machado, se encontraba la construcción de la carretera central en 1929 que unió a La Habana con Pinar del Río. Su paso por Consolación del Sur tuvo una connotación especial, la presencia de algunas figuras notables del cooperativismo en el gobierno del General Machado, hizo notar esta localidad entre los lugares donde más obras se ejecutaron por parte de esta empresa.

De este a oeste la carretera penetró en el pueblo y a su entrada se decidió la construcción de otro parque, que a su vez serviría de monumento a la figura del Héroe Nacional cubano.

La carretera central penetró en la Villa por el mismo camino que tradicionalmente había servido de arteria principal. El proyecto presentado por la Warren incluía algunos espacios que eran ocupados por portales de inmuebles, fundamentalmente en la zona de la actual ave. 51 y calle 62, por tal razón fue necesario hacer algunas modificaciones a la casa de las intersecciones de estas dos calles, eliminándosele el portal que daba a la ave. 51, en beneficio del paso de la carretera.

A ambos lados de la carretera en el perímetro urbano se pavimentó un amplio paseo para convertirlo en aceras, el área que existe entre las calles 60 y 64 hacia el lado norte de la calle se convirtió en un amplio bulevar pavimentado de más de cinco metros de ancho y una extensión de dos cuadras, por otro lado las intersecciones de la carretera central con las demás calles secundarias en el perímetro urbano fueron adoquinadas según el sistema antiguo conocido en Europa.

Fuentes

  • Estudio Geográfico Integral del Municipio Consolación del Sur y su Aplicación al Principio de Estudio de la Localidad en la E.G.P.L. Sede de Superación, 1994.
  • Folleto: Consolación del Sur, después de 300 años de fundado. Impreso en la Fábrica de Impresos Comerciales de Pinar del Río, julio de 1989.
  • GONZÁLEZ CABRERA, ROLANDO. Centro Histórico Urbano Consolación del Sur. Museo Municipal de Historia, Consolación del Sur, 1995.
  • GONZÁLEZ CABRERA, ROLANDO. Una Mirada Consolareña a la República. Ediciones Loynaz, Pinar del Río, 2003.