Psicología forense de la conducta criminal

Psicología forense de la conducta criminal
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Concepto:Cuerpo de teorías y modelos que mantiene la Psicología para comprender la conducta criminal

Psicología forense de la conducta criminal. La Psicología mantiene un cuerpo de teorías y modelos que permiten entender y visualizar la conducta criminal desde varias perspectivas o modelos que integran la biológica, la social y la psicológica.

Perspectiva psicológica

Como reacción orgánica: Desde el modelo psicobiológico

Plantea que las causas de la conducta están en la herencia, en la genética, en daños congénitos ocurridos durante el embarazo o en el parto, en exposición a ambientes de contaminación ambiental, por defectos, mutaciones, anormalidades físicas, accidentes, traumas fisiológicos o daño cerebral.

Para entender la conducta criminal desde una perspectiva orgánica debe hacerse una evaluación clínica médica que pueda confirmar o descartar la presencia de alguna de estas condiciones, antes de partir a diagnosticarla como conducta de causas psicológicas. Si se confirma la causa orgánica, la persona se considera enferma y no debería ser tratada como un delincuente común ya que la raíz de su conducta está determinada por impulsos y condiciones deterministas que nada tendría que ver con sus capacidades mentales, su raciocinio, o libre voluntad. Estas condiciones orgánicas le harían no responsable de sus actos, por tanto podría cualificar para defensas tales como GBMI "Guilty, But Mentally Ill"; culpable pero incompetente mental.

Como reacción emocional: Desde el modelo intrapsíquico Freudiano

Plantea que las personas son particularmente vulnerables en la primera infancia a traumas, complejos, conflictos no resueltos que quedan archivados en el inconsciente. Personas que sufren maltrato infantil, crianzas rígidas o extremadamente laxas sin estructura ni reglas parentales, relaciones inadecuadas con los adultos, dificultades en la identificación sexual correcta, tienden a desarrollar respuestas emocionales disfuncionales mientras crecen. De no ser atendidas correctamente estas experiencias negativas y ansiógenas permiten el desarrollo de reacciones neuróticas, psicóticas en algunos extremos, que habrán de manifestarse en la vida a partir de la adolescencia.

Para muchos freudianos la conducta antisocial es la base de la conducta criminal, y para que esto ocurra la persona debe haber desarrollado una personalidad antisocial. Esta a su vez es el resultado de los traumas inconscientes que dominan la conducta adulta aunque la persona desconozca- o no reconozca- las causas en su pasado. La persona que comete delitos es una persona con un problema médico-psicológico. Se considera enferma emocionalmente. Este modelo es el que sirve de base para las defensas legales por locura, ya que no contempla que la persona sea responsable de sus actos, y de serlo, no concibe que la persona, por su enfermedad, tenga capacidad de reconocer las implicaciones de la misma.

Como reacción aprendida: Desde el modelo conductista

Plantea que en principio todo en el ser humano, menos los reflejos, es producto del aprendizaje, un proceso acumulativo de cambios que ocurren en el organismo de acuerdo a la experiencia, conductas que buscan un objetivo adaptativo dependiente y relativo a los estímulos que se reciben del ambiente social externo en el cual está insertada la persona. La personalidad y la conducta es el conjunto de reacciones aprendidas por premiación de acuerdo a las contingencias externas.

Por tanto, en este modelo, la conducta criminal es adquirida mediante aprendizaje si resultara útil, adaptativo e instrumental hacia metas (que también son aprendidas). Esta concepción es mecánica y plantea que el ser humano, cuando comente delitos, lo hace como reflejo de lo que ha aprendido en su ambiente social. En el sistema penal, la persona es responsable de su conducta aprendida y debe ser sometida a los procesos correspondientes de justicia.

Como reacción a la socialización: Aprendizaje Social: Desde la perspectiva Psicosocial

En este modelo se combinan dos modelos (cognoscitivo y conductual) planteando que el ser humano adquiere la conducta mediante un proceso de exposición, moldeamiento e internalización de valores, actitudes, conductas y normas (socialización primaria y secundaria). Se plantea que puede ocurrir por imitación (Bandura) en donde hay presentes tres factores:

  • un motivo que induzca al cambio, conciente o inconsciente;
  • un modelo que indique la dirección del cambio (quiero comportarme como alguien que he visto);
  • una recompensa si me comporto como esa persona, lograré el mismo beneficio que él logró con esa conducta. Otra forma de aprendizaje social es por aprendizaje vicario, que consisten en aprender por las experiencias ajenas sin tener que pasar directamente por la experiencia por ejemplo, lo que vemos en la TV o en el cine También puede aprenderse mediante las necesidad por el equilibrio cognoscitivo. De estas tenemos tres teorías predominantes:
  1. Teoría del equilibrio de Frtiz Heider;
  2. Teoría del equilibrio cognitivo-afectivo de Rosemberg y Abelson;
  3. Teoría de la disonancia cognoscitiva de Leon Festinger.

En la primera se pierde el equilibrio cuando alguna necesidad no está satisfecha y las relaciones condiciones de vida no son positivas y en donde pertenecer a algún grupo es importante por tanto el enemigo de mi amigo es mi enemigo.

En la segunda, debe haber consistencia entre lo que se piensa y lo que se siente tanto a nivel personal como en la relación del individuo con los grupos. Si se quiere aquello que no te permite satisfacer una necesidad, o si lo que te satisface no se quiere, se crean condiciones de desequilibrio que hacen que la persona caiga frecuentemente en contradicciones e inconsistencias.

En la tercera, la persona advierte que las creencias pueden chocar entre sí, y la tendencia natural es a romper la incongruencia con carácter de urgencia.

Investigaciones

En esta sociedad donde el incremento de la violencia a nivel global hace inminente que sea necesaria una intervención y atención prioritaria. Ya no solo los actos de violencia sino también la prevalencia y su aumento de demás actos delictivos y criminales hacen que las investigaciones científicas y médicas tomen posición pública con el objetivo de dar explicación a estos actos y conductas criminales desde la visión orgánica del sujeto humano. No en vano en el año 2002 en la Convención anual de la Asociación de Psiquiatría, celebrada en Pennsilvania, abordo la conducta criminal y su prevalencia en la sociedad de hoy. El abordaje se situó en la relación de la diversidad de trastornos mentales y otras patologías con la violencia y la conducta criminal. Conclusiones que hace retomar algo tan importante como es la reflexión que debemos hacer la sociedad de cualquier país ante los sujetos que adoptan la conducta criminal. Reflexión, según yo y otros divulgadores, actitud que hemos ido dejando de utilizar por las consideraciones sociales.

Por otra parte la OMS ha visto tan alarmante este aumento de la criminalidad que ha tenido que emprender de una forma urgente el instar a los investigadores, de las neurociencias y biológicas, a que tomen un serio compromiso de integrar y orientar sus investigaciones a dar, por lo menos, explicaciones sobre la conducta criminal sus factores y causas, ya sean bio-psicológicas, medioambientales, sociológicas y predisponentes, etc.…

Pero para seguir debo detallar que dice a este respecto y desde la perspectiva de las investigaciones policiales y judiciales, lo que es la conducta criminal desde la criminología. La criminología no se desmarca del todo del modelo científico para las investigaciones pero si tiende a centrarse únicamente en elaborar los perfiles con el objetivo de probar la culpabilidad o inocencia de un sujeto. Utilizan la psicología del conductismo para crear el perfil de un criminal pero no insiste en comprender si hay una razón de índole patológica que subyace de la conducta criminal. No responde a abordar una criminogénesis del sospechoso que explique ¿por qué? se ha comportado de forma criminal.

Ellos, los investigadores policiales y judiciales, realizan su labor en inferir sus análisis en aspectos psicosociales del agresor con base en un análisis psicológico, criminalística y forense los crímenes, con el fin de identificar un tipo de sujeto (no un sujeto en particular) para orientar la investigación y la captura, esta técnica es útil para la justicia porque permite ser aplicada en diferentes situaciones como crímenes violentos, descarte de sospechosos, identificación del tipo de sujeto criminal que cometió el delito. Pero sigo insistiendo una vez más en que no realizan una criminogénesis, algo que sería determinante a la hora de enjuiciar al sujeto criminal. También utilizan a la hora de realizar un “perfil” aspectos de la víctima o de la escena del crimen que pueden ser observados y de los cuales se pueden extraer inferencias psicológicas, a esto es a lo que se le denominó evidencia psicológica y es una estrategia clave para lograr generar el perfil.

Es más los investigadores utilizan estudios de antropología delictiva como es la del Dr. Lombroso. Su teoría se basa en aspectos físicos y faciales para identificar algunos perfiles criminales, su teoría concluyó en una tabla de 18 características físicas para su identificación, características que os detallo algunas de ellas: desviación en tamaño y forma de la cabeza, la raza y región de proveniencia del delincuente, asimetría de la cara, dimensiones excesivas de la mandíbula y pómulos, defectos y peculiaridades del ojo, orejas de tamaño raro o muy pequeño, la nariz torcida, curvada o con una punta que sube como la cresta de los orificios nasales hinchados; labios carnosos, hinchados, y destacándose, bolsas en las mejillas. A tenor de las conclusiones de esta teoría todo aquel que presente una o más de estas características es un sujeto criminal. Esta teoría ridiculiza las verdaderas causas de los sujetos criminales que son más orgánicas y patológicas que físicas, por ello no hay que tomarla como causa de una explicación a la conducta delictiva.

Perspectiva psicológica

La psicología como disciplina de estudio, investigación y tratamiento mantiene diversidad de teorías como también de modelos que nos hacen acercarnos, con interés científico, a entender y poder dar una comprensión a la conducta criminal como algo que está intrínseco en la mente humana y por tanto algo normal dentro de la especie humana. Vamos al abordaje de dos modelos.

Modelo Intrapsíquico

Cercano a las teorías de Freud, este modelo corresponde a una reacción emocional, en si este modelo contempla que los traumas infantiles son en muchos casos la raíz de las conductas asociales y criminales de los sujetos que no han tenido una infancia normal. Estas vivencias, porque al fin y al cabo, son experiencias vividas en primera persona se van guardando en el inconsciente y llegando a la adolescencias esos traumas de la infancia empiezan a dar la cara. ¿ A qué llamamos traumas infantiles ?, a los episodios de maltrato, a tener unos progenitores muy rígidos que dificulta una desenvoltura normal del niño en esa fase de crecimiento como también aquellas doctrinas parentales laxas de reglas y normas parentales.

También se considera traumas infantiles, el pobre desarrollo de la identidad sexual y las relaciones inadecuadas con los adultos. Si no se corrigen estos traumas desde el principio, aquí es donde debe de intervenir los profesionales de la psicología y la psiquiatría bajo el amparo estatal, permitirán a los sujetos a desarrollar patologías psicológicas en el menor de los casos y en otras psiquiátricas como por ejemplo psicóticas en los casos extremos. Tenemos que tomar conciencia de todos estos traumas porque según como, donde y de qué forma crecemos incidirá en nuestra conducta en nuestro futuro inmediato que es la adolescencia y la edad adulta.

Para Freud y muchos de sus seguidores, entre los que me incluyo, la conducta antisocial es la base de la conducta criminal y esto no sería así si el sujeto no hubiera desarrollado una personalidad antisocial por culpa de cómo, dónde y de qué forma ha trascurrido la infancia. Por tanto teniendo lo anteriormente comprendido, el resultado de haber sufrido episodios traumáticos y son archivados en el inconsciente dominan nuestra conducta de adulto aunque recordemos esos fatídicos episodios de la infancia y en los casos que no queramos recordarlos, por imposibilidad del área de la memoria, como tampoco reconocerlos la conducta criminal es un problema médico y psicológico.

Llegado a este punto deberíamos de iniciar una reflexión, si la conducta criminal tiene una base de traumas infantiles de diferente índole entonces tenemos que comprender que el sujeto criminal que obedece su conducta delictiva y antisocial a las causas de su pasada entonces no podemos responsabilizarle de sus actos criminales. Aunque esto forma parte de la defensa en la mayoría de los acusados por conducta criminal no debemos de alejarnos de ellas puesto que forma parte como raíz de la adopción de la conducta delictiva.

Modelo psicobiológico

Este modelo plantea la conducta criminal desde las diversas causas orgánicas y fisiológicas como son la herencia congénita, los posibles daños sufridos durante el parto y post-parto. También se clasifica como causas en este modelo las exposiciones medioambientales tóxicas, los daños cerebrales ya sean producidos por accidentes o traumas fisiológicos. Como se observa, esta forma de clasificación de posibles causas de la conducta criminal es aceptada por los ámbitos médicos y científicos de las neurociencias. Pero… ¿de qué forma predispone al sujeto las causas psicobiológicas?.

En primera instancia se debería hacer una evaluación médica a fin de poder confirmar o descartar que existan algunas de las causas con anterioridad mencionada. Si se confirma que la raíz de la conducta criminal es a consecuencia de factores orgánicos entonces no podemos tratar al sujeto criminal como “tal” sino de argumentar que la raíz de su conducta es determinada por tener una patología orgánica que predispone al sujeto de sufrir impulsos y reacciones criminales nublando el raciocinio y la “voluntad” del sujeto. Que a consecuencia de estas reacciones lo incapacita de forma, puntual y otras veces permanente, su capacidad mental.

Por tanto la sociedad en forma global no podemos exigir a ese sujeto que se responsabilice de sus actos por ser consecuencia de índole psicobiológico. Lo que la sociedad en global si tenemos que exigir de forma contundente es que los gobiernos destinen más inversión para tener recursos suficientes para qué la implicación médica y de las ciencias neurocientíficas puedan realizar diagnósticos precoces.

Véase también

Fuentes