Quistes coloides

Quistes coloides
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Concepto:Son lesiones intracraneales congénitas originadas por tejido mal desplazado en la porción antero-superior del tercer ventrículo que interrumpen el libre flujo del líquido cefalorraquídeo (LCR) al obstruir de forma intermitente o prolongada el agujero de Monro.

Quistes coloides: Son lesiones benignas que se origina generalmente en la parte anterior del tercer ventrículo, aunque puede localizarse en otras zonas como en el Septem pellucidum. Aunque biológicamente benignas, dada su ubicación pueden provocar una obstrucción aguda del sistema de drenaje del líquido cefalorraquídeo, lo que puede producir una subida aguda de la presión intracraneal y en consecuencia una potencial situación de compromiso vital.

Son lesiones poco frecuentes, en muchos casos asintomática, especialmente en lesiones de pequeño tamaño (de diámetro inferior a 1,5 cm). Cuando aparece la clínica generalmente es debida al aumento de presión intracraneal, por lo que aparecerá cefalea, trastorno de la marcha, vómitos, pérdida de visión.

Causas

Comienzan a ser sintomáticos en la adolescencia o edad adulta temprana. Las manifestaciones clínicas que produce pueden ser intermitentes y poco específicas, y van desde una cefalea hasta signos evidentes de hipertensión intracraneal. En ocasiones pueden, en el curso de una hidrocefalia aguda, llevar a la muerte súbita.

Los antecedentes de cefalea y el cambio en la semiología de la enfermedad, con manifestaciones de hipertensión intracraneal fluctuante, permite sospechar un quiste pediculado que obstruye de forma intermitente el agujero de Monro al actuar como un mecanismo de válvula. Por lo atípico en el cambio del patrón de la cefalea, la presentación en el sexo femenino y en la adolescencia, se decide presentar el caso.

Síntomas

Pueden ser apraxia de la marcha, caídas repentinas sin pérdida del conocimiento, incontinencia, parestesias bilaterales, diplopía, visión mortecina y deterioro del estado cognoscitivo. Si bien la cefalea es un síntoma referido en aproximadamente 70 % de los casos no es constante, pues el paciente puede mostrarse solo con síntomas de hidrocefalia y presión normal. Las crisis epilépticas no suelen ser formas de presentación, pero se han descritos casos en la literatura.

Diagnóstico

Para su diagnóstico es necesaria la neuroimagen. Pueden emplearse los dos métodos, la tomografía axial computarizada (TAC) y la resonancia magnética nuclear (RMN).

En la TAC, por lo general las imágenes son de aspecto redondeado, ligeramente hiperdensas, con respecto a la masa encefálica, aunque ocasionalmente pueden verse hipodensas o isodensas. Tras la administración de material de contraste con yodo, puede observarse un anillo delgado de reforzamiento, en relación con la cápsula del quiste. No es poco frecuente que solo se observe una hidrocefalia triventricular, con un tercer ventrículo particularmente dilatado en su porción anterosuperior, sin precisar lesión tumoral.

El diagnóstico diferencial se realiza con otros tumores que se encuentran en el tercer ventrículo, y que originan sobre todo síntomas obstructivos, fundamentalmente, ependimomas, meningiomas, hamartomas y craneofaringiomas.

El tratamiento se encaminó a eliminar los síntomas de hipertensión intracraneal, solucionar el bloqueo de LCR causado por la obstrucción foraminal y resecar la lesión. La cirugía endoscópica y las técnicas estereotáxicas aplicadas recientemente ofrecen una alternativa terapéutica superior a la resección quirúrgica convencional por año utilizado.

Este caso enfatiza en la necesidad de un correcto interrogatorio a los pacientes con cefalea, la realización del fondo de ojo y la indicación oportuna de la neuroimagen ante la sospecha de una causa orgánica, sobre todo cuando se produce un cambio de la semiología. Permite un diagnóstico para tomar una conducta adecuada ante esta entidad potencialmente curable, para evitar el deterioro neurológico y la muerte.

Se realizará por pruebas de imagen, es de elección la práctica de una RM cerebral que nos permitirá delimitar con mayor precisión la zona de anclaje del quiste.

Tratamiento

El tratamiento se encaminó a eliminar los síntomas de hipertensión intracraneal, solucionar el bloqueo de LCR causado por la obstrucción foraminal y resecar la lesión. La cirugía endoscópica y las técnicas estereotáxicas aplicadas recientemente ofrecen una alternativa terapéutica superior a la resección quirúrgica convencional por año utilizado.

En los casos sintomáticos o lesiones que han alcanzado cierto tamaño, el tratamiento de elección será la resección quirúrgica.

Esta puede realizarse por medio de una craneotomía y resección de la lesión, o bien por medio de una resección endoscópica. Para realizar dicho procedimiento únicamente será preciso la práctica de un trépano craneal.

Fuentes