Rodolia cardinalis

Rodolia cardinalis
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Adulto de Rodolia cardinalis
Clasificación Científica
Nombre científicoRodolia cardinalis (Mul.)
Reino:Animalia
Filo:Arthropoda
Clase:Insecta
Subclase:Pterygota
Orden:Coleoptera
Suborden:Polyphaga
Superfamilia:Coccinelidae
Familia:Coccinelidae
Tribu:Cassidinae
Supergénero:Rodolia
Género:Rodolia
Especie(s):Rodolia cardinalis (Mulsant, 1850)
Hábitat:follaje


Rodolia cardinalis (Mul). Cotorrita australiana.

Aspecto morfológico

Mide 3,0 a 3,6 mm de largo y 2,6 mm de ancho, forma ovalada. Protórax con bordes posteriores redondeados, presenta coloración rojo intenso en los bordes anteriores, y una mancha negra cubre casi toda la totalidad del protórax recorriendo a toda la base y el escutelo. Élitros color rojo intenso mezclado con manchas irregulares menos intensas; en el borde interno se encuentra recorriendo una franja negra que se ensancha a 1/4 del largo del élitro y continúa hasta el lado posterior del élitro, formando en unión de ambos élitros un rombo muy vistoso. Presenta 2 manchas negras grandes irregulares, una que se inicia del borde externo en la parte central y la otra en el borde posterior que se une con la franja descrita. Se le ha encontrado en cítricos predando I. purchasi.

Historia de R. cardinalis

Todo comenzó cuando la escama algodonosa de los cítricos, nativa de Australia, fue introducida por accidente a California, y casi simultáneamente a Nueva Zelanda y Sudáfrica, entre 1868-69. Después, se dispersó hacia la mayoría de las áreas tropicales y subtropicales y a muchas regiones templadas del mundo.

Con gran número de plantas hospederas silvestres y cultivadas, pero con marcada preferencia por especies de Acacia, Casuarina, todas las variedades de cítricos y ciertos Pittosporum, y sin la presencia de enemigos naturales eficientes, pronto la escama se convirtió en una plaga muy importante en las áreas invadidas.

Ya para principios de la década de 1880, la industria citrícola californiana padecía pérdidas millonarias por la infestación de I. purchasi. Desesperados, los citricultores solicitaron a Charles Valentine Riley, en ese entonces jefe de la División de Entomología del Gobierno Federal, que solucionara el problema. Dando una cátedra de ecología aplicada del más alto nivel, Riley les propondría la búsqueda y eventual introducción de los enemigos naturales de la escama, lo que a la postre sería el primer proyecto realmente planeado —y exitoso— de control biológico.

Ahora nos percatamos de la gran visión de este versátil e inteligente entomólogo, pues en aquel entonces no había sido acuñado el término “control biológico” ni se tenía idea de su potencial. No sin escepticismo, pero sin mejores alternativas a la mano, los productores tuvieron que aceptar la propuesta de Riley y la financiaron con “un par de miles de dólares”.

Poniendo manos a la obra, Riley dio instrucciones para que sus dos entomólogos de campo le ayudaran en esta aventura. Uno de ellos fue Albert Koebele y el otro Daniel William Coquillet. Así, en 1888, Koebele fue enviado por Riley a Australia para buscar enemigos naturales de I. purchasi. Instalado en la meridional Adelaida, Koebele redescubrió a la cotorrita, hecho que quedó registrado en una carta fechada en octubre de 1888, en la cual le comentaba a Riley que entre las grandes cantidades de la mosquita parásita —de la que ya había referencias—, había observado a tres larvas depredadoras que se alimentaban de huevos de la Icerya. En noviembre de 1888, sin muchas esperanzas de por medio, Koebele hizo el primer envío de la vedalia, hecho por el cual se le considera el primer entomólogo que introdujo insectos benéficos para el control de plagas. Entre noviembre de 1888 y abril de 1889, Coquillet recibió en California cinco envíos para un total de 524 ejemplares de R. cardinalis.

Inicialmente, las catarinitas fueron liberadas en árboles cubiertos con pabellones, donde se reprodujeron con inusitada rapidez, dejando las ramas limpias de escamas. Doutt (1968) comenta que el 12 de abril de 1889 se abrieron los pabellones para permitir la liberación de los insectos, y para el 31 de julio de ese mismo año, ya se registraban algunas huertas completamente libres de la plaga. Se dice que, con gran excitación por la increíble noticia, los agricultores llegaban de todas partes, llevando de regreso a sus huertas ramas infestadas por I. purchasi repletas de catarinitas.

Tras el éxito en California, entre 1889 y 1958, la cotorrita fue introducida a 57 países localizados tanto en zonas tropicales como templadas y desérticas, registrando el establecimiento del coccinélido y buen control en 55 de éstos.

Atributos que la hacen un enemigo natural

Entre los atributos que han hecho de la cotorrita un excelente enemigo natural, se pueden mencionar los siguientes:

  • Alto grado de especificidad, si bien ataca a numerosas especies del género Icerya y a otras especies pertenecientes a la tribu Monophlebini.
  • Alta capacidad reproductiva, pues una hembra oviposita 800- 1 000 huevos, aunque por lo común el promedio es de 300.
  • Ciclo biológico más corto que el de su presa, ya que tiene de 2 a 2.5 generaciones por cada una de la escama
  • Sobresaliente capacidad de establecimiento —solo limitada por inviernos severos—, como lo denotan los registros de su adaptación a una gama muy amplia de condiciones ambientales en diversos países.

Incluso, se tiene referencia que bastaron cuatro individuos adultos para lograr su establecimiento en Perú.

Este acontecimiento sin precedentes, alguna vez llamado “el milagro de la entomología”, se distingue porque representa un parte aguas en la historia del manejo de plagas. En efecto, la espectacularidad del éxito alcanzado por R. cardinalis “estableció los procedimientos del control biológico como un método válido de control de plagas”, inauguró la era moderna del control biológico clásico y promovió el interés y entusiasmo por el control biológico en todo el planeta.

A 126 años de los hechos, sirva recordar esta historia como un homenaje a tan singular depredador, la cotorrita, y a los hombres —y mujeres— que con su talento y sacrificio, nos dieron una disciplina científica y un método de control de plagas.

Fuentes

  • Morales, A. 2014. Plegable: Especies de Coccinelidae. Biblioteca INIVIT.
  • Cave, R. D.: «Taxonomía, inventario y control biológico», Ceiba 33 (1):39-45, Parte A, Tegucigalpa, 1992.
  • DeBach, P.: Control biológico de las plagas de insectos y malas hierbas, 8.a impresión, Cecsa, México, 1979, pp. 299-303.
  • Gordon, R. D.: «The Coccinellidae (Coleoptera) of America North of México », J. of the New York Entomol. Soc. 93 (1):1-912, EE. UU., 1985.|