Sangre fácil (película)

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Sangre fácil
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Drama, Thriller, Cine negro | Bandera de los Estados Unidos de América Estados Unidos
min
Otro(s) nombre(s)Blood Simple
GuiónJoel Coen, Ethan Coen
DirectorJoel Coen
Dirección de FotografíaBarry Sonnenfeld
PaisBandera de los Estados Unidos de América Estados Unidos

Sangre fácil (Filme). Película del género thriller norteamericana del 1984. Marcando el debut como directores de Joel Coen. Donde propuso un ejercicio de estilo que tomaba como pretexto los grandes arquetipos del cine negro. Un asesinato por encargo se convertía en un juego del gato y el ratón con recovecos insospechables.

Sinopsis

En una zona rural del estado de Texas, Julian Marty (Dan Hedaya) regenta un bar que le proporciona las suficientes ganancias como para disfrutar de una solvente situación económica. Pero los problemas de Marty se circunscriben al ámbito familiar, ya que su esposa Abby (Frances McDormand ) mantiene relaciones con uno de los empleados del bar, Ray (John Getz). Conocedor de la noticia, Marty decide contratar a Visser (M. Emmet Walsh), un detective privado, para acabar de una forma drástica con el adulterio de su mujer: asesinar a Ray y Abby cuando se encuentren a solas en una habitación de un motel del pueblo o en la casa del camarero. Pero Visser trata de sacar una mayor partida económica a esta situación y en lugar de asesinarlos truca una instantánea de ambos haciendo creer a Marty de que han fallecido.

Reparto

Críticas

Buena pero no tanto

Gran film, claramente anticipa lo que los Coen nos depararían en el futuro. La recomiendo sin reparos, incluso la considero de obligado visionado pero he de discrepar en una cosa. Creo que en esta película hay una gran diferencia entre la forma y el fondo, demasiada distancia. Los Coen levantan una historia con una realización minuciosa que a la larga convierte en premiosa una historia ya escasa de antemano. Puedes entretenerte con la obsesión por el detalle de la dirección y hay momentos impagables no cabe duda, pero al final no tienes la sensación de haber visto una película definitiva.

Fargo, por ejemplo, es mucho más completa, más rica y el detalle en la ejecución sirve de envoltorio a una historia con muchísimas aristas además de para dotar a la cinta de unos momentos de lirismo impagable.

En esta película el ritmo que le imprimen los Coen sólo es efectivo en algunos casos, en otros da la sensación de que lo que se cuenta es sólo una excusa para la forma en que se cuenta, y eso un rato está bien pero a la larga convierte la película en un ejercicio estimable pero en ningún caso contundente. Algo así como el despliegue en el montaje de “El diablo sobre ruedas” de Spielberg para entendernos, un genial trabajo de fin de carrera.

Quizás mi problema es que en su estreno era aún un renacuajo y cuando la vi no buscaba una agradable sorpresa sino una obra definitiva que supusiera una confirmación. Entiendo que el que la viera en su estreno tenga una perspectiva distinta.

El inicio por el negro de los Cohen

Óptima ópera prima de los Cohen, quienes en esta ocasión firman esta estupenda cinta que sin llegar a la categoría de obra maestra, sí que es indicativa del camino a seguir por estos talentosos artistas de origen judío.

Sin llegar a la apoteosis artística de cintas posteriores tales como Fargo, El Gran Lebowski y sobre todo muerte entre las Flores, la cinta arranca con un ritmo trepidante teñida de negro azabache.

A la voz en off de un detective sin escrúpulos, entonada con el típico acento texano, filosofando sobre la individualidad del ser humano y del texano en particular, le sigue la narración de los hechos acontecidos durante el horizonte temporal en el que tiene lugar la trama (algo parecido a lo que ocurre por ejemplo en su obra maestra posterior El Gran Lebowski); En la penumbra de una lluviosa noche, un hombre, Ray (John Getz) y una mujer Abby (Frances McDormand) entablan dentro de un coche, una enigmática conversación que pone en antecedentes al espectador, arrebatándoles todo viso de concentración e interés.

A partir de entonces se desencadenan toda una serie de trágicos sucesos rebosantes de un apabullante humor negro con el inconfundible distintivo de la factoría Cohen.

Como muy bien dice la voz en off a modo de prólogo de la obra: "...a veces en la vida, en determinadas circunstancias sucede algo que hace que las cosas se compliquen aún más...".

Y de eso es precisamente de lo que va esta película, la cual revestida de ese por momentos hilarante y absurdo humor negro de los Cohen, adquiere altibajos de paroxismo incontenido y tragedia que inundan la retina del espectador con inolvidables fotogramas puntuales, tales como el Bar de carretera "Neon Boots" propiedad del marido Julian (Dan Hendaya), y escenario de algunas de las situaciones más grotescas jamás filmadas por cámara cinematográfica alguna..., un viaje de noche a través de las solitarias carreteras texanas y con un muerto en el maletero, mientras un radio-predicador alerta a los oyentes sobre el anticristo en tiempos de alianza de naciones (¿les suena ésto?)..., grotescos detectives sin escrúpulo alguno cuya única motivación parece ser la avaricia, saltándose los límites de lo legal y movidos únicamente por un impulso egoistamente individual tal y como se comentaba en el prólogo de la cinta....

Y sobre todo una buena película que sin llegar a la consideración de obra maestra sí que al menos elucubra la sólida carrera aún por cimentar de esta pareja de talentosos artistas hermanados por algo más que un vínculo fraternal; el gusto por el buen cine independiente, estilosamente elegante y sobre todo reinventando un género (cine azabache) que empezaba ya a languidecer después de pasar el apogeo de los grandes tiempos del cine negro.

Para no perderse.

La técnica por encima de la narración

Película original y endiablada como para realizar una crítica con algo de lustre. Todos los que la han visto (incluida mi lista de amigos para los que en ninguno de los casos -once en total- baja del siete), convendran conmigo en que si obviamos el alargamiento innecesario de muchos silencios y recorridos técnicos con la cámara... pues la trama se quedaría en media hora de film. Al estar más pendientes de cómo rodar que del rodaje en su totalidad (lo que incluye mejorar el guión, los giros, el climax o los diálogos) pierde fuerza y te deja con la sensación de que te han querido enseñar un cuadro sobre el arco iris y se han olvidado del verde y del rojo.

Lo que sí me pone, es la manera en la que comienzan muchos de los distintos planos que componen la historia, los distintos encuadres y el sabio uso de la iluminación. Que sea una ópera prima o no, pienso que ni sube ni quita, y también pienso que a los fans de Memento (aunque poco tenga que ver con ella) les gustará más que a mí. Resumiendo, mucha técnica y mucho cuadro pero poca chicha con el guión.

El detective Visser

Ópera prima de los hermanos Joel y Ethan Coen (“Fargo”, 1996), autores a la vez del guión. Se rueda en escenarios reales de Austin, Houston, Hutto y Round Rock (Texas), con un presupuesto de 1,5 M USD, financiado con fondos aportados por 60 financiadores. Producido por Ethan Coen para Foxton Entertainment y River Road Productions, se proyecta por primera vez en público el 7-IX-1984 (Toronto Film Festival, Canadá).

La acción dramática tiene lugar en Texas a lo largo de varias semanas de 1984. Julian Marty (Hedaya), titular del bar de carretera “Neon Boots” (Texas), sospecha que su mujer Abby (McDormand) mantiene un idilio secreto con el barman de su establecimiento, Ray (Getz). Encarga una investigación al detective privado Loren Visser (Walsh). Las pruebas que éste aporta son positivas y concluyentes, por lo que Marty encarga a Visser que mate a los dos amantes. El peso de la casualidad y del absurdo hace que las cosas se compliquen mucho y no salgan como Marty ha previsto. Marty es serio, callado y mortalmente aburrido. Visser carece de escrúpulos y es demencialmente codicioso. Abby es atractiva, joven e inocente. Ray es joven, apuesto y se lleva muy bien con Abby.

El film suma crimen, drama y thriller. Juega con múltiples referencias clásicas, que desmonta, reconstruye y reinterpreta al servicio de un relato personalísimo, singular y posmoderno. Añade algunas imágenes desorbitadas propias de cintas de terror gore de serie B. El argumento, muy sencillo, desarrolla una historia de infidelidades, engaños, malentendidos y asesinatos. La acción tiene lugar en el contexto de una atmósfera densa, malsana y claustrofóbica, poblada de personajes grotescos, vacíos, infelices, perdedores, patéticos y, sobre todo, inolvidables. La narración se presenta llena de inventiva y de ocurrentes hallazgos visuales y narrativos, como la cámara que evita a un borracho volcado sobre la barra del bar, la que sigue de cerca a ras del suelo los pasos del barman de color, Maurice (Williams), el plano contrapicado de la gota de agua del codo de la cañería, etc.

La narración es pausada, brillante y se da llena de intuición e inventiva. Incorpora referencias de homenaje a películas de Hitchcock, Fritz Lang, Orson Welles, etc. y de películas propias. La demostración de lo difícil que a veces es matar a un hombre evoca a Gromek, de “Cortina rasgada” (Hitchcock, 1966); el azaroso traslado de un moribundo por Ray evoca a Norman Bates, de “Psicosis” (Hitchcock, 1960); la figura del detective Visser recuerda a la de Hank Quinlan, de “Sed de mal” (Welles, 1958). El análisis del primer trabajo de los Coen pone de manifiesto la coherencia estilística de éstos desde el principio, donde ya se contienen numerosos elementos que desarrollan después.

Historia de tres balas

Huele a talento desde el principio esta obra. Imperfecta, pero es un buen catálogo de todo lo que los Coen (sin hache, que me tenéis 'arto') entregarían después. Un gran debut, sobre todo en la dirección más que en el guión. Planos buenísimos, dobles sentidos que solo pillan ellos y un buen puñado de detalles, como las balas del revólver (en todo momento tenemos presente cuántas hay en el cargador) o los pescaítos.

La historia no es muy compleja: una pava cornea a su pavo con otro pavo. Hay otro pavo con sombrero tejano y de repugnante transpiración que contratan para espíar a la parejita y hala, a enredar la maraña entre los cuatro hasta donde sea posible.

Es una historia resultona y entretenida, con varias situaciones cumbre, pero en algunos momentos desesperante, sobretodo por la bajada de azúcar permanente que sufre el tal Ray y sobre la cual divulgaremos en el spoiler.

La BSO es molona, el ritmo es pausado pero seguro y la ambientación está bien lograda. Se respira Texas en cada plano. A mí, Texas me gusta mucho. Pero desde mi casa. Las interpretaciones son un poco de cartón-piedra, pero bueno, son los Coen y es Texas. Muy potable.

Fuentes

  • Artículo Sangre fácil. Disponible en: www.dcine.org, visitado el 2 de febrero del 2013.
  • Artículo Sangre fácil. Disponible en: www.filmaffinity.com, visitado el 2 de febrero del 2013.
  • Artículo Sangre fácil. Disponible en: www.fotogramas.es, visitado el 2 de febrero del 2013.
  • Artículo Sangre fácil. Disponible en: www.decine21.com, visitado el 2 de febrero del 2013.