Tortícolis infantil congénita

Tortícolis infantil congénita
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Es aquella deformidad del cuello que se presenta en el recién nacido o que se manifiesta durante los dos primeros meses de vida y que se asocia a un acortamiento del músculo esternocleidomastoideo y si no se trata correctamente puede dar como patología asociada un a deformidad craneal llamada plagiocefalia

Tortícolis infantil congénita: El nombre tortícolis (del latín tortus collum, cuello torcido) significa inclinación o actitud viciosa de la cabeza y del cuello por diferentes causas. Congénita quiere decir que está presente en el momento de nacer. Es aquella deformidad del cuello, relativamente frecuente, que se presenta en el recién nacido o que se manifiesta durante los dos primeros meses de vida.

Causas

Las causas mas señaladas son por una posición incorrecta uterina, tumor ovoide acuoso ( se suele reabsorber en los 2-3 primero meses de vida) o por una contractura o mala formación muscular. La tortícolis congénita puede ocurrir sin que se conozca la causa (idiopática), puede ser de origen genético (hereditaria) o puede ser adquirida secundaria a daños del sistema nervioso o de los músculos del cuello y puede desarrollarse en la niñez o en la vida adulta. Es más común en los primerizos. Existen diferentes teorías para explicar la causa de la tortícolis congénita:

  • La primera de ellas relaciona la deformidad con la posición dentro del útero de la cabeza del bebé, lo que provocaría que se contrajera el músculo (esternocleidomastoideo) y, como consecuencia, que este músculo se engrosara (fibrosis) y acortara.
  • La fibrosis y el acortamiento del músculo podrían deberse también a una alteración en la irrigación sanguínea del propio músculo durante el embarazo (la arteria que lleva sangre al músculo está comprimida).
  • La causa podría también ser un traumatismo obstétrico que provocaría un sangrado, un hematoma y una cicatrización dentro del músculo. Esto sucede con frecuencia cuando el bebé viene mal presentado o cuando es muy grande.
  • Los músculos del cuello (esternocleidomastoideo principalmente) se estiraron demasiado durante el parto a la salida de la cabeza, causando un sangrado (hematoma) que se acumula presionando el músculo del cuello. Poco a poco, este hematoma se reabsorbe y deja una cicatriz (tejido fibroso) que acorta y resta flexibilidad al músculo y esto hace que la cabeza se incline hacia un lado. Habitualmente aparece un pequeño bultito en el interior del músculo que es palpable y en ocasiones visible (puede medir de 1 a 3 cm. de diámetro). Este bultito, en forma de oliva, se aprecia mejor a las pocas semanas de vida y desaparece hacia los 3 meses.

Factores de riesgo

  • Un bebé demasiado grande
  • Mala presentación durante el parto
  • Parto con algún problema.

Síntomas

Los bebés nacidos con tortícolis congénita pueden aparentar estar perfectamente sanos, pero en unos días o semanas, la madre o el padre pueden notar que el niño siempre tiene la cabeza inclinada hacia el mismo lado y que tiene dificultades para girar hacia el otro lado.

  • A veces, se puede notar un bultito en forma y tamaño de una oliva a nivel del músculo lesionado (esternocleidomastoideo) durante los 3 primeros meses de vida.
  • En el 75% de los casos, la inclinación de la cabeza es hacia la derecha mientras que la barbilla señala hacia la izquierda.
  • A menudo el niño presenta una asimetría facial con un discreto aplanamiento del lado afectado que, en algunos casos, puede persistir a pesar de la corrección de la tortícolis.
  • Como los ojos no están en un plano horizontal sino oblicuos puede provocarse una disminución del campo visual del ojo contra lateral la cual regresa después de corregida la deformidad.
  • Los movimientos de los músculos del cuello, particularmente los del esternocleidomastoideo, están muy disminuidos.
  • Hay elevación del hombro en el lado afectado.
  • Puede haber dolor de cabeza y dolor cervical (de las vértebras cervicales) aunque la tortícolis congénita generalmente no es dolorosa y puede ser tratada con un programa constante de ejercicios y estiramientos.
  • En los bebés más grandes el músculo se endurece (fibrosis) y la cabeza se inclina hacia ese lado, la fibrosis restringe la rotación de la cabeza y la flexión lateral del cuello.
  • Estos niños compensan elevando su hombro para mantener una línea horizontal de la visión, esto no sucede sino hasta que el bebé ya se puede poner de pie.

Diagnóstico

Cuando un bebé presenta una deformidad del cuello es conveniente que acudas a tu médico. Después de hacer una minuciosa historia clínica en la que les preguntará a los padres acerca del momento del nacimiento, y de una exploración física del bebé podrá decir si se trata de una tortícolis muscular congénita. El médico debe palpar el músculo de principio a fin para determinar si hay un área endurecida (con fibrosis) o si es todo el músculo el que está afectado. Cuando el médico no puede palpar la contractura del músculo esternocleidomastoideo, tendrá que considerar otro diagnóstico. Hay otras causas de tortícolis que conviene que el médico descarte, por ejemplo las asociadas con luxaciones de los huesos de la columna vertebral, con hemivértebras o con alteraciones neurológicas. Este tipo de tortícolis es muy rígido y resiste cualquier intento de corregirlo pasivamente. La tortícolis muscular en cambio, puede, hasta cierto punto, ser corregida pasivamente. En los casos dudosos el médico pedirá estudios complementarios, en especial:

  • Radiografías para evaluar si hay anomalías en los huesos del cuello y los hombros o fracturas de clavícula asociadas.
  • Ecografías que le permiten al médico ver el grado de aumento del músculo.
  • Resonancia magnética.
  • Los estudios de las células musculares en el laboratorio pueden encontrar que el tejido fibroso es maduro y esto demuestra que el padecimiento se inició antes del nacimiento.

El 20% de los niños con tortícolis muscular congénita presentan de forma asociada algún grado de luxación congénita de cadera. Por eso es muy importante que tu médico haga también una exploración minuciosa de la cadera del bebé, incluyendo una ecografía a las 6 semanas para descartar esta posibilidad.

Tratamiento

  • El tratamiento implica estirar el músculo del cuello acortado y es necesario realizarlo para prevenir el crecimiento asimétrico de la cara y del cráneo y para prevenir la limitación de movimientos de la cabeza y del cuello.
  • El tratamiento inicial consiste en la realización de manipulaciones y ejercicios de estiramiento. Éstos deben hacerse con suavidad, con el niño relajado y un mínimo de 4 veces al día, repitiendo unas 20 veces cada uno de los ejercicios para lograr que el músculo se estire y llegue a su tamaño normal.
  • El ejercicio debe de ser constante y generalmente se hacen hasta que el bebé tiene un año de edad. Es preferible realizar los ejercicios entre dos personas, una que haga los movimientos de la cabeza mientras que el otro estabiliza, con suavidad, los hombros con las dos manos.
  • Cuando el bebé tiene una tortícolis derecha, es decir, el cuello se inclina a la derecha y la barbilla señala a la izquierda, los ejercicios consistirán en llevar la oreja izquierda hacia el hombro izquierdo y después la barbilla hacia el hombro derecho.

Otros tratamientos incluyen:

  • Situación de la cuna: El niño debe recibir los estímulos siempre en el sentido de la corrección de la deformidad.
  • Cambiar regularmente la posición del niño evitando posturas incorrectas que empeoren la tortícolis.
  • Intentar que los juguetes y cualquier estímulo verbal o visual sea en sentido correctivo.
  • Cuando esté despierto y boca arriba, se coloca una almohadilla sobre el lado de la contractura para que eleve la cabeza.
  • A la hora de llevarlo en brazos, colocar al niño con la cabeza girada en el sentido contrario a la deformidad e intentar mantenerlo con vuestro mentón.
  • Hay que intentar darle el pecho del lado contrario para que la posición sea la correcta.

Sugerencias

  • Se puede ayudar también con otras acciones como colocar los juguetes en lugares donde se obligue a voltear la cabeza si quiere verlos.
  • Se puede colocar al bebé en la cuna en una posición que ayude a que la cabeza se voltee al lado contrario del daño para que vea juguetes llamativos o actividades que se llevan a cabo a su alrededor.

Complicaciones

Cuando el tratamiento no se realiza en los primeros años de la vida, la forma congénita de tortícolis puede convertirse en permanente y, como consecuencia, aparecer asimetrías faciales con falta de desarrollo del maxilar inferior, puede haber también afectación ocular y deformidades en la alineación vertebral con varias afectaciones: pie equinovaro (zambo o contrahecho) o bien pie valgo, encurvamiento de tibias y encurvamiento de la columna vertebral. De aquí la importancia de un tratamiento a tiempo.

Pronóstico

Cuando la deformidad se descubre en el recién nacido o durante los primeros meses de vida y el tratamiento mediante manipulación y ejercicios de estiramiento se inicia inmediatamente, la evolución suele ser muy buena. En el 90% de los bebés se consigue la corrección completa sin deformidades residuales. En algunos casos en los que no hay respuesta al tratamiento de ejercicios, puede ser necesario que se libere el músculo por medio de cirugía. La tortícolis recurrente después de la cirugía es muy rara. Los efectos secundarios de una tortícolis no tratada incluyen:

  • Asimetría facial (plagiocefalia) y achatamiento de la cara que puede llegar a ser permanente.
  • Falta de desarrollo de los huesos de la cara o hipoplasia facial (inhibición del crecimiento de la mandíbula y del maxilar superior debidos a la inactividad muscular, el proceso se inicia a los 8 meses pero es aparente a los 2 o 3 años)
  • Problemas musculares y óseos en todo el cuerpo que incluyen elevación del hombro, escoliosis (desviación) en las vértebras del cuello y del torax y pérdida de la actividad de los otros músculos del cuello.

Fuentes