Trillo (agricultura)

Trillo (agricultura)
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Concepto:Un trillo es un apero o antigua herramienta agrícola que se destinaba a separar el trigo de la paja, es decir, a trillar.

Trillo (agricultura). Es una antigua herramienta agrícola que se destinaba a separar el trigo de la paja, es decir, a trillar. Es un tablero grueso, hecho con varias tablas, de forma rectangular o trapecial, con la parte frontal algo más estrecha y curvada hacia arriba como un trineo y cuyo vientre está guarnecido de esquirlas cortantes de piedra, o de sierras metálicas.

Descripción

Los trillos suelen tener hasta dos metros de largo, por metro y medio de ancho (aproximadamente). Habiendo trillos más pequeños, hasta llegar a un metro de ancho por metro y medio de largo, más o menos. El grosor de los listones de los trillos es de unos cinco o seis centímetros. Sin embargo, como actualmente, los trillos se hacen a medida, por encargo, o se preparan otros más pequeños, como adorno o souvenir, pueden ir, desde miniaturas, hasta los tamaños citados.

Uso

Este apero distinto, como es el trillo se usa para trillar y todavía, puede verse en algunas regiones de Europa, donde se practica una agricultura marginal; aunque, a veces, se hace como acto folclórico y ceremonial, para rememorar antiguas costumbres locales. En los últimos años del uso del trillo, éste iba tirado por pequeños tractores, por lo que el trillique fue sustituido por un tractorista y el trillo quedaba demasiado ligero, haciendo que las piedras se hiciesen aún más necesarias.

Consistencia

Los trillos españoles se fabricaban en determinados centros especializados ya que, si bien la labor de la madera era sencilla, incluso tosca, la talla de las piedras de su vientre requería cierta especialización propia de un oficio que pasaba de padres a hijos, los briqueros. Se tiene constancia de la fabricación de trillos en Astudillo (Palencia), Pedrajas de San Esteban (Valladolid), Villavieja de Yeltes (Salamanca), Santa María la Real de Nieva (Segovia), Ariza (Zaragoza), Albalate del Arzobispo10 y Blesa (Teruel) y otros más. Pero, en España, (la ciudad de los trillos) por excelencia siempre fue Cantalejo (Segovia).

Historia

Para trillar con el trillo, primero se llevaban las gavillas a la era. Unas se amontonaban en hacinas, a la espera de su turno, y, otras, se desataban y se extendían en círculo formando la parva que se calentaba al sol. Se daba, entonces una primera tanda de ochos vueltas y torcidas con el trillo, varias veces, majando la cosecha y revolviendo la parva con la tornadera u horca de una sola pieza de madera con dos, tres y hasta cuatro cuernos. A veces esta labor se hacía con un trillo distinto llamado de ruedas o de corte que estaba provisto de una serie de rodillos con cuchillas metálicas transversales. Este primer viaje separaba el bálago paja larga del cereal de las granzas paja cortada y grano sin descascarillar, así como demás broza, todo mezclado y sin limpiar. Tras cada pasada se volvía la parva como se ha indicado sacando el bálago a los bordes. Si se desparramaba, se rastrillaba y barría para rehacer el círculo de la trilla y, si se podía, se eliminaba todo el bálago posible. Después de volver de nuevo las granzas, y dejarlas reposar y secar durante el descanso del mediodía, se daba una segunda tanda de vueltas y torcidas, esta vez, con trillo de pedernal, llamado, a menudo, de rastro, que terminaba de desgranar la parva, que se amontonaba con rastras, escobas y bieldos. El trillo iba tirado por dos bueyes, o dos mulas por medio de una cadena o un correaje sujeto a un gancho que había en el listón delantero. El conductor, llamado trillique no sólo guiaba el ganado, sino que hacía peso y, si éste no era suficiente, se colocaban también unas piedras grandes.

Cuando la parva estaba demasiado aplastada, se colocaban, detrás del trillo, dos grandes arcos metálicos que volteaban y ahuecaban la paja al pasar el trillo; estas piezas también se llaman tornaderas. Después de terminar la trilla, había que limpiar bien la era para que no se mezclasen los restos con la próxima parva, primero con la rastra, para mover lo que era más pesado, y, después, con escobas fuertes llamadas de ternilla, hechas con los arbustos del mismo nombre retama de escobas: Cytisus scoparius. También se cuidaba y almacenaba la paja, pues era un buen complemento alimenticio para el ganado y servía como combustible para la gloria, por ejemplo. Todo el proceso produce un polvillo finísimo, que se mete por las vías respiratorias y se pega a la garganta, sobre todo, en el barrido, es el tamo.

Durante el barrido, se separaba en el terreguero que es un lugar apartado de la era para echar el despojo, la broza, mermada y sin grano, del muelo el grano casi limpio. El muelo se terminaba de limpiar, bien por métodos tradicionales, aventando y con cribos; o bien, con las limpiadoras mecánicas, que, en España, convivieron durante muchos años con los trillos hasta que ambos fueron sustituidos por las modernas cosechadoras, tardíamente, entre los años.

El trillo en la Biblia

La palabra trillo procede del latín tribulum sustantivo neutro, derivado del verbo tribulare que, literalmente, significa quebrantar algo, machacarlo. Tiene, pues, la misma raíz etimológica que tribulación que es un tormento o una adversidad que persigue a una persona. Algo trillado es, también, algo muy pisoteado, por eso, en ocasiones se habla de caminos trillados para referirse a sendas recorridas muchas veces. Metafóricamente, algo muy trillado puede referirse a un tópico muy común, muy manido valga la redundancia.

Este comienzo se hace a través de un circunloquio por fundadas razones, ya que vamos a hablar de las referencias simbólicas a los trillos y a la trilla en la Biblia, particularmente en el Antiguo Testamento donde el nombre de este artefacto es mogag . Estas citas, tienen, además, mucha relación con el aspecto que acabamos de tratar, el trillo como símbolo de poder en el Medio Oriente. Sin embargo, en este epígrafe toparemos con el problema de las diversas traducciones, versiones e interpretaciones escatológicas de los pasajes tratados.

La primera noticia bíblica del trillo está en el libro del Deuteronomio, el último libro del Pentateuco cristiano y de la Torá judía. Al margen de interpretaciones más eruditas, sólo dense quiere resaltar que gran parte del Pentateuco está destinado a fortalecer los lazos de la comunidad judía, después del Éxodo, una vez establecidos en la Tierra Prometida. Los judíos, desde los tiempos de Abraham, habían sido un pueblo nómada o en continuo movimiento, la sedentarización podría provocar una crisis religiosa; por eso se pone mucho celo en protegerse de influjos externos, en mantener la pureza de sus tradiciones, de su moral y de su religión, intentando evitar la contaminación de los idólatras. La cita está en Deuteronomio 25:4. Es como se ve, una más de las leyes recopiladas en este Libro. el peligro está en que los dioses de los sedentarios son territoriales y Yavé es único, esté donde esté su pueblo, de modo que la sedentarización podría suponer la aceptación de los dioses tradicionales de la tierra de asentamiento.

El trillo en las fuentes clásicas

El escaso desarrollo de la agricultura del cereal en la Grecia Clásica, hizo quien no llegasen a utilizar el trillo conocido sólo un poco más al norte, desde miles de años atrás. Dado que preferían importar los cereales y dedicar sus tierras a labores más específicas, las técnicas cerealistas nunca se desarrollaron demasiado. Según Struve, que cita, en parte, versos de la Ilíada (XVIII, 551 y ss), la trilla se hacía por pisoteo de bueyes: “Un campo de altas espigas iban cortando los segadores, relucientes en sus manos las afiladas hoces; a lo largo del surco quedaban los manojos, y con ellos iban formando gavillas tres hombres, que los recibían de manos de niños que se los alcanzaban sin cesar. La trilla se hacía en una era, usando bueyes para esta tarea. Luego se aventaba el grano y se molía en molinillos manuales.

Además de Grecia yRoma, que trataremos inmediatamente, no podemos dejar de citar Cartago que, entre otros lugares, colonizó el sureste de la península Ibérica en el siglo II a. C. Los púnicos poseían grandes conocimientos agrícolas, herencia de su pasado oriental, muy superior al provincianismo romano de la época. Sus métodos asombraron a viajeros como Agatocles o Régulo, incluso fueron la inspiración de los escritos de Varrón y Plinio. Un conocido agrónomo cartaginés, Magón, escribió un tratado que fue traducido al latín por orden del mismísimo Senado romano. Actualmente resultan asombrosas las descripciones de los campos tunecinos, hoy desérticos, pero entonces cuajados de olivares y trigales. En el caso de Hispania, se sabe que los cartagineses introdujeron diversos cultivos sobre todo frutales y algunas máquinas, como el trillo de rastro esto es, el más común y el de rodillos, llamado en su honor plostellum punicum.

En Roma Antigua, a diferencia de las dimensiones religiosas que adquiere en Israel, el trillo es apreciado desde el punto de vista meramente económico. Del tema se habla, sobre todo, en libros de agricultura, escritos por expertos en la materia, como Catón el Viejo o el censor, Varrón, Columela y el, ya citado, Plinio el Viejo.

El trillo desde la Edad Media

Se trata de la Edad Media en sentido muy amplio, sin entrar en muchos detalles y centrándose, esencialmente, en Europa Occidental, ya que resulta muy difícil encontrar documentos fiables sobre trillos en la época. La recesión que supusieron las invasiones bárbaras afectó igualmente a la agricultura, perdiéndose muchas de las técnicas más avanzadas, entre ellas el trillo, que era completamente ajeno a la tradición germánica. Las zonas del Mediterráneo Oriental, en cambio, lo conservaron, pasando a la cultura musulmana donde arraigó profundamente. Tanto el reino visigodo como la zona cristiana durante la reconquista casi desconocían el trillo aunque éste nunca llegó a desaparecer. La degradación no sólo alcanza a la economía, sino también a las propias fuentes que hay para estudiarla, con o que nos enfrentamos a un vacío documental difícil de soslayar.

Respecto a la península Ibérica, es seguro que, en la zona islámica, el trillo siguió siendo muy popular, lo que ayudó a recuperar su tradición por parte de los cristianos en su avance. Este hecho coincide con una recuperación generalizada en toda Europa. La bonanza económica se inicia a principios del siglo XI; los expertos suelen hablar del aumento en la extensión de tierras roturadas, de la generalización de los animales de tiro primero bueyes, gracias al yugo frontal, y luego caballos, gracias a la collera de espaldilla, del aumento de herramientas de hierro y las mejoras de las herrerías, de la aparición del arado de vertedera, a menudo con ruedas y del aumento de molinos de agua, aceñas. El ganado se convirtió en un signo de progreso: la aparición de un campesinado menos dependiente y más próspero, capaz de comprar animales de tiro e, incluso arados. Los campesinos en posesión su propio arado con uno o dos animales eran una pequeña élite, mimada por el señor feudal, que adquirió su propio estatus, el de labradores, muy por encima de los demás, los braceros cuya única herramienta eran sus propios brazos. La existencia de animales de tiro no implicó la difusión del trillo en Europa occidental, donde el mayal siguió siendo el instrumento preferido.

En cambio, en España, el peso de la vieja tradición mediterránea pudo marcar la diferencia: El profesor Julio Caro Baroja]] admite que, para España, él trillo aparece citado o representado en obras de arte. Concretamente, menciona algunos relieves románicos en Beleña (Salamanca) y Campisábalos (Guadalajara]]), ambas del siglo XII.28 Se puede añadir un documento escrito en 1265, por el que una Doña Mayor, viuda de un tal don Arnal, cobrador de diezmos del portazgo de ganado lanar y, por tanto, persona de buena posición, deja al Cabildo salmantino su heredad de Valcuevo, finca perteneciente al municipio de Valverdón, Salamanca.

Actualmente, numerosos elementos de la agricultura tradicional se están perdiendo, por eso diversos organismos trabajan para conservarlos o recuperarlos. Entre ellos destacamos un proyecto internacional e interdisciplinario llamado E.A.R.T.H. (Early Agricultura Remnants and Technical Heritage; en el que participan [[Bulgaria, Canadá, Escocia, España, Estados Unidos, Francia y Rusia, por orden alfabético). La investigación se centra en amplios aspectos arqueológicos, documentales y etnológicos, sobre diversos elementos, entre ellos, los trillos, en diversos países, periodos históricos y sociedades.

Otros trillos

El trillo de rastro, que es el más común, y que se caracteriza, como su propio nombre indica, por que es arrastrado sobre la mies, que desgrana con sus piezas cortantes, bien líticas, bien metálicas. Es lo que los hebreos llaman mogag y los palestinos mawriy y los magrebíes yarusha. Para ser estrictos, los trillos de rastro del Próximo Oriente, presentan, al menos en la actualidad, diferencias que permiten distinguirlos fácilmente de los occidentales: Las lascas cortantes colocadas en la parte inferior van, en la península Ibérica, de canto y con el filo (más o menos) paralelo a la dirección de la trilla. En cambio, los mogag o los mawriy orientales, tienen, en el vientre del trillo, huecos y piedras diferentes; unas veces son circulares (hechos con un berbiquí especialmente ancho y poco profundo) en el que se incrustan pequeños bloques subciculares o globulosos, de afiladas aristas, no necesariamente longitudinales. Otras veces son bloques de un tamaño considerable colocados transversalmente, también con aristas muy vivas.

Los trillos tienen el vientre de cuchillas, más bien sierras de hierro, generalmente sujetas entre los listones, todo a lo largo del trillo; más algunas sierras más pequeñas, incrustadas aquí y allá. Es raro que estos trillos de rastro con cuchillas metálicas no tengan, además, unas ruedecillas de cuatro a seis, según el tamaño, con el eje excéntrico. Éstas, además de proteger las cuchillas, hacen oscilar el trillo, que se eleva en unos sitios y se baja en otros aleatoriamente; aumentando así, su rendimiento.

Un segundo modelo, el que las fuentes clásicas bautizaron como Plostellum punicum que traduciríamos como carrito cartaginés, suele llamarse trillo de rodillos. Aunque, ciertamente, corresponde a los cartagineses, herederos de los fenicios, su difusión por el occidente del Mediterráneo, este instrumento ya era conocido, al menos. Desde el segundo milenio, apareciendo en los textos babilónicos con un nombre que podríamos transliterar como gīš-bad. Ambas variantes han seguido usándose hasta hace unas décadas en Europa, y se siguen usando en países islámicos, en zonas donde la agricultura no ha sido mecanizada. En España se conservan piezas, que han pasado a manos de museos y coleccionistas, de este tipo de carrito o plostellum púnicum, que era muy apreciado, por ejemplo, en la provincia de Zamora, para trillar garbanzos.

Fuentes