Ver claro en lo oscuro: el laberinto poético del civismo en Cuba

Ver claro en lo oscuro: el laberinto poético del civismo en Cuba
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Título originalVer claro en lo oscuro: el laberinto poético del civismo en Cuba
Autor(a)(es)(as)Teresa Díaz Canals
Editorial:Publicaciones Acuario, Centro Félix Varela
ISBN959-7071-25-8
PaísCuba

Ver claro en lo oscuro: el laberinto poético del civismo en Cuba. Estos cinco ensayos constituyen el fruto de una reflexión de diversos aspectos acerca de la cultura cívica en la Cuba actual.

Sinopsis

Ver claro en lo oscuro: el laberinto poético del civismo en Cuba en gran parte tiene como antecedente lo estudiado en ocasión de la elaboración de un libro anterior, en el que del autor incursionó en la moral de la primera mitad del siglo XIX cubano.

Este libro fue mención en la décima edición (2003) del Certamen Iberoamericano de Ética "Elena Gil" y recomendado para su publicación por el jurado, que en su resolución expresa que el mismo "integra un conjunto de estudios vinculados entre sí sobre la problemática ética de la realidad vivida en la cotidianidad cubana actual. Temas marcadamente polémicos como la prostitución, el mimetismo social, la soledad, son tratados con lucidez fuera del esquematismo que se hace habitual, y evitando posturas maniqueas. Logra mantener una exposición fresca y asequible, incluso al reflexionar sobre los aspectos más complejos de las relaciones sociales".

Datos del autor

Teresa Díaz Canals (La Habana, 1957). Doctora en Ciencias Filosóficas, es profesora de la Facultad de Filosofía e Historia y miembro de la Cátedra de la Mujer de la Universidad de La Habana. En 2002 esta editorial publicó su libro Moral y sociedad: una intelección de la moral en la primera mitad del siglo XIX cubano.

Contenido

  1. Civismo y cubanía en el siglo del viento.
  2. El eterno retorno al siglo de la semilla.
  3. Certidumbres e incertidumbres en el siglo del viento.
  4. Luces y sombras del progreso moral.
  5. Cultura y prostitución: una solución posible.
  6. La soledad femenina y la redimensión del amor.
  7. La soledad como un tormento.
  8. La certeza de otras soledades.
  9. La soledad como un derecho.
  10. De eso no se habla: lo cívico y el trabajo doméstico.
  11. Sobre el mimetismo social o la moral del camaleón.
  12. A manera de conclusiones.
  13. Bibliografía.

Criterios sobre la obra

Dra. Dolores Vila Blanco, Prof. Universidad de La Habana, palabras de presentación del libro en la FIL Habana 2004:

" El viaje que emprende Teresa Díaz Canals en la búsqueda de las virtudes cívicas que deberían forjar la conciencia cubana tiene algo que ver con esas nuevas corrientes del pensamiento, aunque Díaz Canals no se refiere a ellas, entre otras cosas, porque sus fuentes y sus aficiones son otras. Sus fuentes están más en la literatura que en la filosofía. Efectivamente, lo que ella busca son las raíces cubanas del civismo. Dicho de otra forma y con palabras extraídas del libro, se trata de «defender la Cuba auténtica, aquella que nos legaron los cubanos más preclaros». En el siglo xix cubano, con la revolución que lleva a la independencia, se forja una nacionalidad que rechaza todos los vicios amparados por los códigos impuestos por los dominadores. Códigos en los que prevalece la indignidad y la falta de libertad. El rompimiento de los padres fundadores con las estructuras heredadas, que consagran el racismo, la alienación, la violencia, el hambre y la corrupción, constituye el impulso y los fundamentos de una identidad nacional que será al mismo tiempo una identidad moral. Félix Varela, José de la Luz y Caballero, José Martí, Gertrudis Gómez de Avellaneda, Francisco Frías, Fernando Ortiz, José Lezama Lima son sólo algunos de los nombres en cuya obra bucea la erudición de Teresa Díaz Canalscon el fin de encontrar las raíces del yo y del nosotros cubanos.

La empresa es arriesgada, pues los nacionalismos no siempre han sido ejemplos de buen hacer cívico o moral. La moral de Occidente es una moral del individuo y de las libertades individuales. Los derechos humanos son derechos individuales, destinados a proteger a cada cual de los abusos de los poderosos o de intervenciones ilegítimas. Identificar la moral con el «espíritu del pueblo» fue una tesis romántica de nefandas consecuencias. Pero no es eso lo que se defiende aquí. No es el sentimiento nacionalista, patriótico y anulador de voluntades singulares lo que se busca como fuente del civismo, sino la idea de que forjar un país es imposible si al mismo tiempo no se pretende forjar el carácter de las personas que lo habitan. Es una moral revolucionaria y emancipadora la que se propone formar la conciencia del país, como queda reflejado en los textos apasionados de quienes ayudaron a dar cuerpo a la identidad moral cubana.

Textos apasionados, conviene resaltarlo, pues ese es uno de los motivos que lleva a Teresa Díaz Canals a recurrir al arte, a la poesía y no sólo a la filosofía. La búsqueda tiene sentido, pues hemos dicho que se trata de reconstruir la eticidad, no la moral abstracta. La eticidad, las costumbres, son concretas y se encuentran en el lenguaje, en los caracteres tragicómicos, en el mestizaje que expresan la realidad de lo cubano. O en eso «real maravilloso» que designa asimismo el ser específico de Cuba. Hay que hurgar en la conciencia cubana para extraer de ella los valores cívicos que luego habrá que exigir. Si los textos comentados son filosofía, se trata de una filosofía «cargada de poética», llena de pasión, que no es poca cosa. Como Hume supo ver muy bien, no es la razón, sino la pasión el origen de la moral, porque las pasiones y no la razón son lo que mueve al mundo. Como dice bellamente el título del libro, es un «laberinto poético» el que nos va revelando lo que sea y deba ser el civismo en Cuba.”

Lohania Aruca Alonso, periodista cubana:

" Los retos planteados por la subsistencia de los cubanos, mujeres y hombres, niños y ancianos, se multiplicaron durante el Período especial en tiempo de paz, del cual todavía tenemos constancia hoy día. El turismo y la hotelería fueron una tabla de salvación para miles de profesionales, inclusive de alto nivel, que cambiaron el contenido de sus actividades. Muchas familias optaron por la solución emergente de la emigración de todos sus componentes, o de una parte de ellos, hacia los Estados Unidos de América y otros muchos países; de aquí surgieron las remesas, al costo de la ruptura de la familia tradicional. Otros se acogieron a las nuevas posibilidades que abrían las leyes cubanas al crear la categoría de trabajadores por cuenta propia, a costa de enfrentar sus nuevas ocupaciones con el riesgo máximo de fracasar en ellas y de perder sus últimos recursos monetarios (artesanos, fundadores de “Paladares”, y una larga etcétera nacida de la creatividad y la perseverancia cubanas). Otros regresaron al seno de su familia campesina, y se integraron a las cooperativas de diversos tipos que existen en el país, en un interesante proceso de re-ruralización de una porción de nuestra población. Sin embargo, otros y otras, azuzados por la ignorancia, la ambición o el vicio, además de la objetiva necesidad material, dejaron el camino de la decencia y tomaron las veredas que conducen al dinero ganado “fácilmente”, a costa de la pérdida de sus valores morales y éticos: iniciaron la frágil carrera de la prostitución y de toda una amplia gama de actividades “subterráneas” o ilegales en que se sumieron por un tiempo relativamente elástico, o para siempre. ”

Fuentes