Aguja

Agujas
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Concepto:Barrita puntiaguda de metal u otra materia con un ojo para meter el hilo, que se utiliza para coser, bordar, tejer, etc.


Aguja, barra fina de metal, hueso, madera, etc., con un extremo terminado en punta y el otro provisto de un ojo, terminado en gancho o en cabeza plana, para coser, bordar o tejer.

Historia de la aguja

La aguja parece haberse usado en todas las épocas, pues su existencia se remonta a fecha desconocida. Se han encontrado agujas pertenecientes a la época de las cavernas.

El antiguo Egipto la conocían. Generalmente eran de huesos de aves, que redondeaban y afinaban adelgazándolo con instrumentos de piedra sílice, perforaban uno de los extremos con otro pedernal puntiagudo, dejaban algo más grueso dicha extremidad quedando la otra afilada cuanto era posible. Las agujas primitivas toscas cosían como la usan hoy los esquimales para coser las pieles con que se cubren. La industria de agujas algo más adelantado la hallamos en Egipto, que eran de hueso, de astas de ciervo y marfil. Durante La Edad Media fueron célebres en Oriente las agujas de Damasco y Antioquia y en Occidente las de España, que rivalizando con Italia tuvieron produciendo sus agujas de Toledo que obtuvieron fama como la tienen hoy los ingleses. Entonces en 1765 (departamento de Orne) se fundó en Menorval una fábrica de aguja de acero pulido a la inglesa.

Fabricación de agujas

Para la fabricación de agujas se efectúan cerca de 80 operaciones según el procedimiento.

Primeramente los alambres de hierro se estiran en la trifilería al calibre que requiere la dimensión transversal de las agujas, se forman luego paquetes o mazos que se someten a una cuidadosa verificación, escogiendo los buenos y devolviendo los defectuosos a la trifilería, los paquetes se llevan a una máquina que se encarga de devanar y cortar los hilos o alambres a una longitud igual a dos agujas, esta máquina que se asemeja mucho a las cardas, corta por día hasta 300 000 trozos de metal.

Se compone de seis devanaderas y seis pinzas que al traer el hilo de acero lo presentan cada una a una especie de tijera que corta cada extremo asido, en el momento que otra pinza se apodera del hilo; esta segunda reconduce el hilo entre las quijadas de la primera pinza por medio de un movimiento de avance y esta devanándolo, lo presenta a la tijera para ser cortado. Después a medida que los trozos caen en un depósito especial, una obrera los recoge y reúne en dos anillas de acero formando haces de 5 a 6000 hilos.

Esos haces se colocan luego sobre platillos de hierro, se introducen en un horno, donde se calientan hasta alcanzar el color rojo cereza llevándolos inmediatamente después a una máquina destinada a enderezar matemáticamente los trozos de alambre en parte plegados y torcidos por las máquina de cortar, se compone de dos planchas metálicas dispuestas, con dos ranuras destinadas a encajar los anillos de acero. Una de las planchas de fundición, inmóvil, fija horizontalmente a un banco pesado, la otra es de hierro llamada raspador y movida por un balancín suspendido sobre el banco.

Esto hecho, se retiran los anillitos de los trozos, que van a parar a otra máquina entre dos ruedas paralelas verticales que giran en sentido contrario con velocidad uniforme. Durante dos ligeros intervalos presenta dicha máquina los trozos a una muela de gres que se mueve bajo dichas dos ruedas y que saca las puntas o afila sucesivamente ambos extremos.

Los trozos así afilados se blanquean o limpian colocándoles sobre una mesa de esmeril dotada de un movimiento continuo de vaivén por medio de un mecanismo; luego se enjuagan y estampan en su parte central correspondiente a ambas cabezas yuxtapuestas por medio de un martillo-pilón, que al mismo tiempo marca simultáneamente el sitio o emplazamiento de los agujeros que termina de perforar un taladro provisto de un punzón doble.

Como estos orificios tienen ángulos rudos a causa de las asperezas, una obrera se encarga de redondear mediante un punzón. Después de terminada esta operación se enfilan todos los trozos en dos brocas de acero de unos 12 cm de longitud, luego un obrero los encaja entre dos quijadas que sostiene en la mano y los presenta a una muela especial, elimina las asperezas.

Otro obrero recoge y con un golpe seco divide los trozos en dos agujas que siempre embrocadas, pasan a un tercer obrero que redondea las cabezas con la tierra y las afina; otra vez se reúnen las agujas en haces que vuelven a someterse al horno y luego al raspador; finalmente, vuelven a enderezar y se sacan los anillos, se ponen sobre una hoja de papel de 10 cm de ancho por 25 de largo, se coloca el todo sobre una placa que está al fuegorojo, y cuando el papel se ha quemado, las agujas que han adquirido el color rojo cereza, se sumergen en una tinaja que contenga aceite de pescado y que se encarga de darles el temple.

Una vez templadas se escurren y después se agitan con aserrín para secarles; acto seguido se seleccionan y alinean por orden en paquetes para re-cocerlas y templarlas de nuevo a fin de devolverles la flexibilidad necesaria.

Después se meten en sacos de sólido fieltro, con guijarros y se colocan en una mesa de pulimentar sobre la que funcionan cilindros de madera bastantes pesados.

Al cabo de una semana de fricción en esta forma se descosen los sacos, se sacan las agujas (que están cubiertas de barro) y se enjabonan metiéndolas en una especie de cuba suspendida, a la que un obrero o bien una correa, imprime un movimiento que los agita lo bastante para que puedan limpiarse. Una vez hecho esto, se introduce en un barril lleno de aserrín removiéndolas mediante un eje central con el objeto de que se sequen.

Las obreras las examinan luego cuidadosamente, las seleccionan o escogen y en fin, las broncean, operación esta muy sencilla, pues una máquina compuesta de una rueda de unos 40 cm de diámetro gira entre dos recipientes, siendo el uno del distribuidor y el otro el receptor de las agujas, cada diente coge al pasar por el recipiente alimentados una aguja y la aproxima a unos mecheros de gas, volviéndola a echar o soltar caliente aún, pero no roja, al recipiente opuesto.

Con esta operación termina la fabricación y las obreras empacadoras las seleccionan de nuevo, clasifican por calidad, cuentan, empaquetan y almacenan, todo lo cual se ejecuta con grandísima rapidez y seguridad de manera increíble. Existe hoy también un procedimiento alemán que se fabrican con alambres de acero.

En el comercio se clasifican las agujas de ojos largos, alargadas, cortas, medias y romas. Las de remendar, embalar, esterar, de guarnicioneros, se fabrican como las corrientes.

Fuentes