Anexo:Guerra de los diez años en Cabañas (Mariel)

Guerra de los Diez Años en Cabañas
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Fecha:1869
Lugar:Cabañas, Mariel, Cuba
Descripción:
Hecho histórico y patriótico que se inició en 1868 y culminó en 1878 en Cuba, denominado la Guerra de los Diez Años.
País(es) involucrado(s)
Cuba
Líderes:
Carlos Manuel de Céspedes
Ejecutores o responsables del hecho:
Juan Soto Salcedo, José Pereira y Miguel Pérez Acosta.

La Guerra de los Diez Años en Cabañas. El 10 de octubre de 1868, con la liberación de los esclavos del Ingenio La Demajagua por parte de Carlos Manuel de Céspedes, se inicia en Cuba una nueva etapa, a los que los historiadores han llamado “ La Guerra de los Diez Años”,y que no culminó sino hasta 1878.

Historia

En el territorio MarielCabañas, en el año de 1868, existía una gran incertidumbre política, debido a que todos los elementos separatistas del territorio sabían que sólo por medio de las armas Cuba podía adquirir su libertad. Sin embargo, la economía en la región funciona normalmente. En Mariel, los más de 20 pequeños ingenios, las cuatro vegas de tabaco, los cafetales, la exportación de asfalto de la mina Isabel hacia los Estados Unidos, todo este movimiento se hacia en su gran mayoría por el puerto en el que de manera casi permanente habían vario navíos, principalmente extranjeros en operaciones especialmente en la época de zafra.

En Cabañas, era considerable el incremento de los ingenios y el progreso de la industria azucarera. Los datos reflejados en este material, en la etapa anterior, son testimonio de esta afirmación.

Ya en 1869 la actividad conspirativa llegó a un punto que las autoridades españolas hicieron una operación en gran escala en esta zona y otras limítrofes, donde hubo asesinatos, ejecuciones detenciones y el día 21 de marzo de ese mismo año fueron enviados a la prisión política de isla de Fernando las personas que más abajo se relacionan: -José C. Valdés, Cura de Quiebra Hacha. -José Pereira, alambiquero de Mariel. -Julián Blanco. -Luís Blanco. -José Núñez. -Francisco Pérez. -Juan Blanco. -Francisco de Sotolongo. -Manuel Álvarez, farmacéutico de Cabañas.

Acompañaron a estos patriotas otros de los alrededores del Mariel, de los cuales regresaron muy pocos después de La Paz del Zanjón, pues ya en la travesía hacia dicha isla, las privaciones, epidemias, malos tratos y todo tipos de vicisitudes hizo que la mayoría, unos en el viaje y otros en prisión fallecieran.

Los marieleños Juan Soto Salcedo, José Pereira y Miguel Pérez Acosta tomaron parte activa en esta guerra hasta su terminación. Aparte de las logias masónicas, las Sociedades patrióticas existían a través de toda la isla, especialmente en las grandes ciudades y en la capital.

En el territorio de Mariel, Miguel Pérez Acosta y José Pereira pertenecieron a las tripulaciones de distintos buques que se dedicaban a las expediciones que traían a Cuba los medios necesarios para mantener la guerra, los cuales estuvieron en ese trabajo hasta 1878 cuando termino esa contienda militar.

Juan Soto Salcedo -se puede- decir que fue el alma de esa revolución en el Mariel. Por esta actitud fue detenido y llevado hasta Regla y Santa María del Rosario, de donde escapó logrando llegar a Cayo Hueso. Un tiempo después, se enroló en la famosa expedición del VIRGINIUS. Fue apresado por el Ejército español y llevado a Santiago de Cuba, donde muchos de los expedicionarios y tripulantes fueron fusilados. Juan Soto logró salvar su vida por la interrupción de estos fusilamientos, siendo conducido prisionero a Pamplona España, de donde logró escapar hacia a EE UU, hasta la terminación de la guerra en 1878.

Acción militar

La única acción militar en La Guerra del 68 en este término se produce del 24 al 26 de julio de 1875. No fueron marieleños ni cabañenses los participantes en esa acción, pero los hechos ocurrieron en este territorio por lo cual son reflejados en este trabajo. Este hecho histórico se produce en la zona del ingenio San Felipe donde fueron sorprendidos por fuerzas españolas, las cuales vigilaban la zona desde hacia días debido a una delación en la que afirmaba de que se estaba organizando un grupo armado para iniciar una zona de guerra en la provincia.

Entre ellos estaba el historiador Ricardo Rousset, el cual logró escapar. Los restantes fueron fusilados en el mismo batey de dicho central, en número cercano a 15 jóvenes. Don Ildefonso Shell, administrador del central, recogió los cadáveres y los sepultó provisionalmente en ese lugar. Casi todos procedían de La Habana. En el combate se reportaron ocho muertos sepultados junto a los fusilados.

A este hecho se le llamó “La sublevación de Vueltabajo”. Como resultado de esta acción el jefe del ejercito libertador Gral. Miguel de Quesada reconoció este heroico hecho ocurrido en este término carente de condiciones para un éxito militar pero que demostró el valor y patriotismo de un grupo de jóvenes que ansiaban la libertad de Cuba y por la cual murieron.

Culminación de la guerra

Aunque la independencia no había sido lograda, es indudable que un suspiro de alivio partió de todos los pechos ante el cese, al menos temporal, de aquella situación horrible. Hubo una amplia amnistía; los deportados se reintegraron a su patria y los combatientes volvieron a sus hogares. Ante la tristeza de los marieleños y cabañenses amantes de la libertad y de los familiares de los caídos, los españoles festejaron la culminación de la guerra con gran entusiasmo. En Mariel, estas fiestas se iniciaron el 16 de junio con diana al amanecer y disparos de voladores, banquetes en el ayuntamiento, desfiles de carrozas, un simulacro de guerra en La Puntilla por el personal del cañonero “Criollo”, una compañía de infantería de usares, baile de carnaval con disfraces, misas en la parroquia, otros bailes en la casa de Rafael Díaz, frente a la casa de los Villas y de Quintín de la Torre.

Se hizo un gran arco, llamado del triunfo, imitando, al de Paris y se desfiló. También hubo un baile para personas de color en los almacenes de Los Villas. Los festejos duraron tres días para los simpatizantes de la causa con España. Lo único positivo de esos hechos fue que la recaudación de los juegos y rifas que fueron más de 8000 pesos se repartieron entre las personas más pobres del pueblo por iniciativa de las familias de los Mantilla de los Río, Shell Guzmán y Balsinde. Estas tres familias habían dado muestras de generosidad al ayudar a los más desvalidos del pueblo.

El día 16 hubo diana militar y repique de campanas por la mañana y un gran banquete oficial en el ayuntamiento. A las dos de la tarde se inició un gran desfile cívico en el que figuraba una carroza figurando un precioso buque de guerra a cuyo lado marchaban dos bellísimas hijas de este pueblo, las señoritas Incolaza Álvarez Giral, representando a Cuba, e Isabel Sierra Balbín, representando a España. Después seguía un gran retrato del Rey de España , llevado por dos concejales, y escoltado por veinticinco húsares de la reina.

Seguía estandartes, una carreta cargada de caña, una carroza representando un ingenio elaborando azúcar, y la diosa Minerva en su pedestal acompañada por una sección de infantería de marina del cañonero “Criollo”, surto en el puerto.

A continuación dos hermosas carrozas con lindas niñas marieleñas representando, una; la música y las otras, la arquitectura. Venía después otra carroza representando la fragata “Numancia” magníficamente ejecutada, debida a la iniciativa y dirección del Capitán del Puerto de Mariel, don Ramón Freyre de Andrade. Inmediatamente seguían con sus estandartes, las delegaciones de los casinos españoles de Guanajay, Artemisa, Cabañas, San Antonio de los Baños y los ayuntamientos y autoridades de todos esos pueblos , cerrando esta inmensa procesión, fuerzas de la Guardia Civil y el Escuadrón de Caballería de Iberia.

El mismo día , a las cuatro de la tarde, se realizó un simulacro de combate entre buques de guerra y un castillo levantado en La Puntilla, que simulaba ser defendido por fuerzas moras capitaneadas por Alejandro Mieres, estimado vecino del Mariel. A las nueve de la noche se celebró por invitación el gran baile oficial.

En el segundo de los dos arcos figuraban unos carteles con voluntarios y al día siguiente aparecieron picados con cuchillos, con lo que se apreciaba que si el pueblo se alegraba de la terminación de la guerra, era refractaria a toda humillación y servilismo.

Después de "La Paz del Zanjón", se creyó por unos momentos que España variaría la conducta y que sería posible una tranquila evolución hacia mayores libertades, pero estas ideas no llegaron a arraigar al verse que la metrópoli perseveraba en sus viejos métodos . Pronto en todo el territorio de Vueltabajo se comenzó a desarrollar el sentimiento libertador.

Fuentes

  • Archivo histórico de la localidad de Cabañas.