Barroco español

Barroco español
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Concepto:Período de la historia en la cultura española que transcurre desde 1600 a 1750 produciendo renombradas obras en el campo de la Literatura, Escultura, Pintura, Arquitectura, Danza y Música.

Barroco español. Concepto de la historiografía del arte, de la literatura y de la música, y genéricamente de la historia de la cultura, que se utiliza para clasificar y definir las manifestaciones culturales de la época del Barroco (aproximadamente el siglo y medio entre 1600 y 1750) localizadas en España.

Antecedentes históricos

España disfruta de un largo y fructífero Barroco, plagado de grandes figuras de la pintura universal y de interesantes Escuelas regionales que prolongan su influencia hasta bien entrado el siglo XVIII. El siglo XVII fue de profunda crisis económica en la península; sin embargo, recibió el apodo de Siglo de Oro en el terreno religioso, cultural, artístico, literario, etc. La Reforma católica tuvo sus principales teólogos en España y sus postulados rigieron la codificación artística en nuestro país más allá que en cualquier otra nación del ámbito católico europeo. A esta situación contribuyó el hecho de que el absolutismo monárquico predominante en toda Europa se viera más atenuado ante el poder eclesiástico. Tal situación influye de manera determinante sobre las artes, que serán encargadas en un 90% por la Iglesia, lo que marca el predominio del tema religioso en detrimento de la mitología, pinturas de guerra y profanas.

Literatura

Entre los rasgos más significativos del barroco literario español resulta relevante la contraposición entre dos tendencias denominadas conceptismo y culteranismo, cuyos máximos representantes fueron, respectivamente, Francisco de Quevedo y Luís de Góngora. Los conceptistas se preocupaban esencialmente por la comprensión del pensamiento en mínimos términos conceptuales a través de contrastes, elipsis y otras y otras figuras literarias. Por el contrario, los culteranos buscaban la delectación de una minoría culta mediante el recurso a metáforas, giros e hipérboles, con modificación de las estructuras fraseológicas, en busca del máximo preciosismo.

Característica del barroco hispánico fue también la contraposición entre realismo e idealismo, que alcanzó su máxima expresión en la que estaría llamada a convertirse en una de las cumbres de la literatura universal, El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha (primera parte, 1605; segunda, 1615), de Miguel de Cervantes.

En esta época se distinguió además una línea clasicista diferenciada en dos corrientes básicas: la escuela sevillana, en la que destacó Rodrigo Caro, y la escuela aragonesa, cuyos representantes de mayor entidad fueron los hermanos Bartolomé Leonardo y Lupercio Leonardo de Argen sola, cultivadores de una lírica doctrinal y moralizante.

En el ámbito de la prosa narrativa del período barroco halló su marco la figura de Miguel de Cervantes Saavedra, autor también de poemas y comedias, que ha sido considerado unánimemente como la gran figura a lo largo de la gestación y la evolución de las letras españolas. En el Quijote, Cervantes creó el prototipo a partir del cual nacería la novela moderna. Concebida en principio para satirizar las novelas de caballerías, los dos protagonistas de la obra, don Quijote y Sancho, han perdurado como símbolos de dos visiones enfrentadas del mundo: la idealista y la realista.

Pintura

Los óleos encargados son con frecuencia de gran tamaño; emplean colores vivos y muy variados, resaltados por varios focos de luz que provienen de todos los lados, contrarrestándose unos a otros, creando grandes sombras y zonas iluminadas. Los personajes aparecen en posturas muy dinámicas, con rostros y gestos muy expresivos puesto que el Barroco es la época del sentimiento. Las composiciones grandiosas, con personajes vestidos ricamente, en alegorías religiosas o mitológicas, las grandes escenas de corte o de batalla, son los ejemplos más evidentes del arte barroco. Sobre este tema en particular resulta muy conocido el cuadro de Velázquez llamado Las Lanzas. Los principales focos productores de pintura fueron las capitales Sevilla y Madrid por motivos económicos y administrativos. Los temas son en su mayor parte religiosos.

Las influencias más evidentes en el Barroco español son de la sempiterna pintura flamenca, de hondo arraigo tradicional por su relación política con las regiones de los Países Bajos, cuyo estilo de esta época, el Barroco flamenco, proporciona modelos a los españoles, en mayor medida quizá de lo que pudo influirles el Barroco italiano. A esto se añade la entrada masiva de obras y autores italianos en la segunda mitad del siglo XVII y la llegada de Rubens a la Corte madrileña, desde la cual las innovaciones de su obra se extienden por todo el territorio nacional.

El Siglo de Oro fue ilustrado con algunas de las mejores figuras del arte. Contó con una generación de pintores, nacidos en su mayoría en la década de 1590 y por tanto activos hasta 1650-1660. Son pintores como Zurbarán, Velázquez , Alonso Cano, Ribera o Murillo (más joven que los anteriores)... precedidos y seguidos por una pléyade de autores forzosamente ensombrecidos por su genialidad, pero no por ello carentes de calidad.

Arquitectura

En arquitectura el barroco español mantendrá los esquemas fundamentales del edificio, sobre los que se diseñará toda la fantasía ornamental.

Escultura

El barroco significa la puerta abierta a la libertad y la fantasía creadora. La temática queda fijada por quien es casi único cliente: la Iglesia; pero ahora se alzan retablos libres en los que la escultura aparecerá exenta y rara vez en bajorrelieves en contraposición a los retablos puramente arquitectónicos renacentistas.

En cuanto a los materiales, se talla siempre en madera policromada La policromía viene a reforzar el profundo sentido realista, que no consiste en copiar la realidad, sino en hacer eterno lo efímero. Se desarrolla a través de las creaciones arquitectónicas, sobre todo en estatuas, y también en la ornamentación de ciudades en plazas, jardines o fuentes. Se manifestó en imágenes religiosas talladas en madera, en la llamada imaginería con la que se esperaba despertar la fe del pueblo.

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