Batalla de Cacarajícara (1896)

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Batalla de Cacarajícara
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Monumento Batalla Cacarajicara BH.JPG
Monumento a la batalla de Cacarajicara
Fecha:30 de abril al 1 de enero de 1896
Lugar:cerca de Bahía Honda,
provincia de Pinar del Río,
capitanía de Cuba,
Reino de España Bandera de España
Descripción:
Antonio Maceo y sus hombres vencen al ejército español.
Resultado:
Victoria del Ejército Libertador.
Consecuencias:
Contribuyó al desarrollo exitosos de los objetivos de la Invasión a Occidente.
País(es) involucrado(s)
Bandera de Cuba Cuba, Bandera de España España
Líderes:
Antonio Maceo (1845-1896),
Julián Suárez Inclán (1848-1909), general español
Ejecutores o responsables del hecho:
Ejército Libertador, ejército español


La batalla de Cacarajícara fue una hazaña portentosa de Antonio Maceo y constituye una de las páginas más gloriosas de la historia militar de Cuba en sus luchas por la liberación nacional. El general español Julián Suárez Inclán ataca en este sitio al campamento insurrecto, integrado solamente por 170 hombres mal armados y escasos de parque. Cuando la situación cubana es desesperada y crítica, recibe el refuerzo del coronel Juan Ducasse con 150 hombres pertrechados con lo que pudieron salvar de la expedición de la goleta "Competidor". El giro de la batalla toma otro derrotero: el enemigo, en su arremetida, tiene que enfrentarse al fuego sincronizado y cruzado por dos flancos que frustra su tentativa de romper las posiciones cubanas. En lo adelante se coloca a la ofensiva hasta cerrar la noche y más allá incluso, pues en la madrugada y mientras la maltrecha columna española avanza en marcha forzada hacia Bahía Honda, es perseguida por los mambises hasta las puertas de esa población. El lugar donde tuviera lugar el combate fue declarado Monumento Nacional el 27 de enero de 2015.

Contexto histórico

El 22 de enero de 1896, justo tres meses después de haber salido de los históricos Mangos de Baraguá, la columna invasora llegaba al extremo más occidental de Pinar del Río. La guerra se había expandido a toda la Isla y a partir de ese momento quedaba como cuestión esencial desarrollar campañas que permitieran mantener la lucha en todo el territorio nacional.

En marzo de ese propio año se reunieron Máximo Gómez y Antonio Maceo en la provincia de La Habana, a fin de ponerse de acuerdo y trazar una estrategia de lucha encaminada a mantener en pie de guerra al occidente. De tal cita salió como acuerdo que el primero se dirigiría hacia Las Villas, en tanto Maceo permanecería en la parte occidental.

Como resultado, se desarrollarían las campañas de Oriente y Occidente, escenarios propicios para numerosos combates, en la mayoría de los cuales los cubanos debieron enfrentar fuerzas muy superiores en hombres y recursos.

La realización de numerosas acciones encabezadas por Maceo en los dominios pinareños, serían beneficiadas por la existencia de favorables condiciones geográficas con predominio de elevaciones con abundante vegetación y numerosas cuevas empleadas en ocasiones para instalar prefecturas y mantener los campamentos a buen recaudo del enemigo.

Con el regreso del Lugarteniente del Ejército Libertador a esa región, el alto mando español se vería compelido a efectuar sucesivas acciones que permitieran el rápido aplastamiento de las fuerzas a su mando, para lo cual no escatimarían hombres ni recursos, e incluso la oficialidad más capacitada, que incluyó hasta el propio Valeriano Valeriano Weyler.

Inicio de la batalla

El 27 de abril de 1896, el General Antonio Maceo recibió el aviso de que por la playa La Mulata estaba a la vista una expedición en apoyo de los insurrectos. En la goleta Compétitor venían cerca de 45 hombres con 100 rifles y 24 000 tiros, enviados por los emigrados cubanos en Cayo Hueso para apoyar a Maceo.

En su desembarco fueron sorprendidos por una lancha cañonera española, con la cual sostuvieron intercambio de disparos. Ese hecho conllevó a que los expedicionarios, si bien pudieron salvar los fusiles, sólo lograron desembarcar 10 000 cartuchos.

En su camino hacia el lugar donde se encontraban los ocupantes de la goleta, el jefe insurrecto conoció de la presencia del General español Suárez Inclán, quien al parecer había cambiado sus planes.

Maceo toma la delantera a los peninsulares

Previendo un cambio de plan del general español Suárez Inclán, quien había abandonado la zona de Tapia, Antonio Maceo decidió situar al coronel Sotomayor en Cacarajícara, para apoyar a los guardianes de los talleres y el hospital mambí.

Todo parecía indicar que Suárez Inclán se dirigía al lugar. Más tarde se comprobó que fue el propio Weyler quien tramó aquel ataque para acabar con el coronel Socarrás.

Al realizar personalmente una exploración el 30 de abril, Maceo divisó algunos soldados de la columna enemiga que quedaron en la retaguardia y sacó la conclusión de que las tropas se dirigían, efectivamente, a Cacarajícara.

Su reacción fue rápida, sin perder tiempo tomó, junto a sus compañeros, por los atajos que le permitirían coger la delantera a los peninsulares.

Escenario de la batalla: un lugar ideal para la victoria

Cacarajícara está situada al sur de Bahía Honda, en una loma de dos leguas de extensión, con un río al fondo y espesos parajes que ubicaban a los mambises en óptimas condiciones para hacerle frente al enemigo. El terreno fue acondicionado por los mambises en lo que se conoció posteriormente como Reducto de Cacarajícara. Maceo sólo tenía a su disposición los 25 hombres de guardia en el lugar y los soldados y los oficiales que le acompañaban, los cuales sumaban unos 170 en conjunto.

La vanguardia enemiga fue sorprendida por una emboscada y los españoles establecieron un intenso fuego, pero sin poder avanzar. Las municiones de los independentistas cubanos comenzaron a agotarse, y cuando en esa crisis del combate Antonio Maceo y sus oficiales echaron mano a sus revólveres gritando ¡Al machete!, para atemorizar al enemigo, llegó un refuerzo armado con la carga de la expedición.

¡Que cáscara de Jícara!

Los primeros y únicos 10 000 tiros recibidos en toda la campaña le llegaron a Maceo en pleno combate en Cacarajícara, cuando el coronel Ducasse arribó con un refuerzo de 150 hombres bien armados

Maceo dispuso a las tropas en otras posiciones, muy efectivas para detener el grueso de la columna española. En sus crónicas, José Miró Argenter señaló que:los soldados caían como espigas segadas por la hoz. Ante la aplastante victoria mambisa, el Titán de Bronce exclamó: ¡Qué cáscara de jícara! y la satisfacción del caudillo contagió a su tropa, que prorrompió en vítores entusiastas.

El general Suárez Inclán pudo escapar a duras penas, con un resultado de más de 200 muertos y heridos, contra cinco muertos y 13 heridos mambises.

Trascendencia histórica de la batalla de Cacarajícara

Rebasó el marco nacional la repercusión de ese enfrentamiento, creando una situación de malestar en la administración metropolitana, que se cuestionó muy seriamente la aseveración weyleriana de que Cacarajícara fue un triunfo hispano, cuando ni siquiera se alcanzó el propósito más inmediato, que era desalojar a Antonio Maceo de la región.

Aun cuando las fuerzas cubanas tuvieron algunas bajas, entre ellas la sensible pérdida del coronel Socarrás, lograron demostrar, una vez más, la capacidad combativa y entrega de quienes movidos por el sublime ideal de la independencia, eran capaces de borrar cualquier diferencia.

Fuente

  • Diccionario enciclopédico de historia militar de Cuba, primera parte (1510-1898), tomo III. La Habana: Ediciones Verde Olivo.
  • Revista Bohemia.
  • Historia de Cuba
  • Miró Argenter. José: Crónicas de la Guerra.