El necio (canción de Silvio Rodríguez)

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«El necio»
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Canción de Silvio Rodríguez
ÁlbumSilvio
Publicación1992
Grabación1992
Compositor1991
Géneropop-rock, latino trova
Duración5:22 minutos
Escritor(es)Silvio Rodríguez
Canciones de Silvio
«Monólogo»
(07)
«El necio»
(08)
«La Guitarra del Joven Soldado»
(09)
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El necio es una canción escrita en 1991 por el compositor de la nueva trova cubana Silvio Rodríguez (n. 1946), en el género pop-rock

Palabras del autor

Es una canción de marketing, de precios. Y para que nadie se imagine que soy santo, voy a poner mi precio (por ahora): el levantamiento del bloqueo a Cuba y la entrega incondicional del territorio cubano que Estados Unidos usa como base naval en Guantánamo.
Silvio Rodríguez
Si en mis canciones por ahora predomina el texto, es porque por ahora es lo que más me interesa. [...] La palabra es mi fusil de cabecera; la música no deja de ser importante, pero para mí la palabra es su jinete.
Silvio Rodríguez

En entrevista realizada al cantautor por la Emisora Venezolana, Silvio Rodríguez habla acerca del significado de la canción.

Cuando escribí «El necio» estaba pensando en Fidel y, hasta cierto punto, en mí. Todas mis canciones tienen inevitablemente una dosis fuerte de mis experiencias personales. Pero en este caso, lo que me llevó a escribirla fue el ambiente ideológico de finales de los ochenta, principios de los noventa, el derrumbe del campo socialista. Ya estaba la «glásnost» en la Unión Soviética y se veía que aquello apuntaba hacia algo catastrófico.
Hubo varios periodistas en La Habana que me preguntaban por qué no me pronunciaba al respecto. Y yo pensaba ―sigo pensando, y siempre pensé igual―, que no tengo tampoco por qué pronunciarme acerca de cada cosa que sucede. Ese no es mi oficio, no es mi trabajo. A veces no tengo nada que decir, o se está produciendo todavía un proceso de acumulación necesario para que en algún momento se convierta en expresión y brote. Mientras tanto, no puedo hacer nada, ni forzar las cosas, porque no me sale una buena canción. Es mejor quedarse con la boca cerrada a hablar boberías. Y en el caso de la canción, es más imperdonable todavía, porque, ¿cómo tú vas a hacer trascender algo que no vale la pena?
Así fui acumulando y se me unió esta historia con una experiencia que había tenido, con un tránsito una vez por Miami yendo hacia Puerto Rico: me rompieron la guitarra. Le saltaron encima unos cubanos que trabajaban en el aeropuerto. Culpa mía, creo yo, porque tenía una pegatina de Fidel y una bandera cubana, y no me dio la gana de quitarlas. Digamos que me lo busqué. Cuando llegué a Puerto Rico, escuché en la radio un programa desde Miami en el que decían que la contrarrevolución estaba muy decaída porque habían pasado por Miami los revolucionarios Fulano y Mengano ―entre ellos yo―, y en otra época nos hubieran arrastrado, hubieran limpiado las calles con nosotros.
Yo tenía noticias de que a veces había manifestaciones de agresividad, lo había leído, me lo habían contado; pero en mis huesos, en mi carne, nunca había sufrido una amenaza pública de esa envergadura. ¿Cómo puede uno provocar tanto odio en canciones que ni una sola habla del odio?
Eso me marcó. No logró cuajar en aquel momento y fue como una asignatura pendiente. Y parece que por esos artilugios de la mente humana, el derrumbe de la Unión Soviética y lo que se avecinaba, más lo de Miami, se unió y creó la química necesaria para hacer «El necio». Por eso es que «dicen que me arrastrarán por sobre rocas, cuando la revolución se venga abajo». De alguna manera, yo conté esa evolución que se estaba yendo abajo en la Unión Soviética y los augurios de la nuestra.
Silvio Rodríguez

Letra de la canción «El necio»

Para no hacer de mi icono pedazos,
para salvarme entre únicos e impares,
Para cederme un lugar en su Parnaso,
para darme un rinconcito en sus altares,
me vienen a convidar a arrepentirme,
me vienen a convidar a que no pierda,
me vienen a convidar a indefinirme,
me vienen a convidar a tanta mierda.
Yo no sé lo que es el destino,
caminando fui lo que fui.
Allá Dios, que será divino:
yo me muero como viví.
Yo quiero seguir jugando a lo perdido,
yo quiero ser a la zurda más que diestro,
yo quiero hacer un congreso del unido,
yo quiero rezar a fondo un hijo nuestro.
Dirán que pasó de moda la locura,
dirán que la gente es mala y no merece,
mas yo partiré soñando travesuras
(acaso multiplicar panes y peces).
Yo no sé lo que es el destino,
caminando fui lo que fui.
Allá Dios, que será divino:
yo me muero como viví.
Dicen que me arrastrarán por sobre rocas
cuando la Revolución se venga abajo,
que machacarán mis manos y mi boca,
que me arrancarán los ojos y el badajo.
Será que la necedad parió conmigo,
la necedad de lo que hoy resulta necio,
la necedad de asumir al enemigo,
la necedad de vivir sin tener precio.
Yo no sé lo que es el destino,
caminando fui lo que fui.
Allá Dios, que será divino:
yo me muero como viví,
yo me muero como viví,
yo me muero como viví.

Fuentes