Enfermedad de Meniere

Enfermedad de Meniere
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Enfermedad de Meniere. Es un trastorno del oído interno que afecta el equilibrio y la audición.

Descripción

Fue el médico Francés Prosper Meniere quien describió esta condición, la cuál ahora lleva su nombre. También se la conoce por otros términos: Hidropesí­a endolinfática o hidropesí­a o edema endolinfático. Afecta principalmente a adultos de entre 30 y 50 años. Alrededor de 100.000 personas desarrollan la enfermedad de Meniere cada año.

Causas

La enfermedad de Meniere se debe a una distensión del laberinto membranoso, por un aumento excesivo de su contenido en endolinfa. Este aumento de presión altera la relación entre las diferentes estructuras del oí­do interno, afectando tanto a la función auditiva como al equilibrio.

Si el laberinto membranoso se rompe, la endolinfa se mezcla con otro fluido del oí­do interno llamado perilinfa. Se cree que la mezcla de los dos fluidos puede ser una de las razones que expliquen los sí­ntomas de la enfermedad de Meniere.

En la mayorí­a de los casos, se desconoce la causa de este exceso de endolinfa. Aunque se sospecha que los factores siguientes pueden producirla o empeorarla:

  • Virus: debido a la inflamación producida en esta zona
  • El exceso de ruido
  • Mala circulación sanguí­nea en la zona
  • Consumo de drogas: el alcohol o el tabaco pueden empeorar esta enfermedad por estimulación del sistema nervioso.
  • Demasiado esfuerzo mental o visual
  • Obesidad, colesterol e hipertensión: se han visto relacionados con la enfermedad, aunque no sean causas directas.

Existen algunas causas conocidas de hidropesí­a endolinfática, como la sí­filis congénita, las malformaciones congénitas del oí­do interno o los traumatismos. Sin embargo, consideramos como enfermedad de Meniere únicamente a los casos es los que no existe una cosa conocida.

Recientemente se ha puesto la atención a la función inmunológica del saco endolinfático. Las enfermedades inmunológicas podrí­an contribuir a la aclaración del origen de un substancial porcentaje de pacientes con enfermedad de Meniere.

Síntomas

Los ataques o episodios de la enfermedad de Meniere a menudo comienzan sin aviso. Pueden ocurrir diariamente o tan escasamente como una vez al año. La gravedad de cada episodio puede variar.

El vértigo o mareo intenso es el síntoma que causa la mayoría de los problemas. Las personas que tienen vértigo sienten como si estuvieran girando o moviéndose o como si el mundo estuviera girando a su alrededor.

  • Con frecuencia se presentan náuseas, vómitos y sudoración intensos
  • Los síntomas empeoran con el movimiento súbito
  • Con frecuencia, la persona necesitará acostarse
  • El mareo y la sensación de pérdida del equilibrio durará de minutos a horas

Se puede presentar hipoacusia; generalmente sólo en uno de los oídos, pero puede afectar a ambos.

  • La audición de la persona tiende a recuperarse entre ataques, pero empeora con el tiempo
  • Los ruidos de baja frecuencia se pierden primero
  • Los retumbos o zumbidos (tinnitus), al igual que una sensación de presión en el oído, son comunes.

Otros síntomas abarcan:

  • Diarrea
  • Dolores de cabeza
  • Dolor o molestia en el abdomen
  • Náuseas y vómitos
  • Movimientos incontrolables del ojo

Diagnóstico

La lista de diagnósticos diferenciales es amplia e incluye:

El proceso diagnóstico usualmente incluye:

Electrococleografí­a (ECOG) es útil en casos difí­ciles. La plenitud aural puede ser causado por la disfunción de la trompa de Eustaquio, la timpanometrí­a es algunas veces de utilidad.

Tratamiento

No se conoce cura para la enfermedad de Meniere y el tratamiento se orienta hacia el alivio de los sí­ntomas (que tienden a ocurrir en "ataques discretos") y la disminución de la presión dentro del saco endolinfático. En la actualidad, el tratamiento sigue siendo bastante controvertido, ya que no existe uno universal .Depende, por tanto, de un equipo médico multidisciplinario, el que lo adecuara a las posibles etiologí­as detectadas, de cada paciente en particular, incluyendo desde estrictos ajustes clí­nico-dietéticos hasta diversos procedimientos quirúrgicos.

Dado lo angustioso de la sintomatologia, creemos fundamental informar al enfermo en forma sencilla, de las causas de sus vértigos, de la cronicidad y posibilidad de recurrencia de las crisis, pero también de las posibilidades de éxito con los tratamientos y normas adecuadas.

Un primer escalón del tratamiento se ocupa del manejo de los sí­ntomas durante una crisis. Estos pueden responder al uso de sedantes/hipnóticos, benzodiazepinas y antieméticos.

En segundo lugar, hay que establecer un tratamiento de mantenimiento destinado a disminuir en lo posible la frecuencia y la intensidad de las crisis. Esto puede lograrse mediante una dieta pobre en sal y la utilización de fármacos que pueden disminuir la presión endolinfática al reducir la cantidad de lí­quido endolinfático, como los diuréticos (acetazolamida e hidroclorotiacida) y los vasodilatadores (betahistina).

En casos que no responden a estas pautas de tratamiento, se puede optar por una intervención quirúrgica. Existen diversas alternativas: técnicas que conservan la audición (descompresión, sección del nervio vestibular, inyección de gentamicina) y técnicas que no la conservan (laberintectomí­a). La elección depende de las caracterí­sticas de cada caso en particular, fundamentalmente del estado previo de la audición del paciente.

Inyección de Gentamicina

En casos extremadamente severos, el tratamiento destructivo del oí­do interno como la Inyección de gentamicina o la cirugí­a pueden ser consideradas. Esto es el último recurso para personas que tienen severos ataques y se encuentran por lo tanto discapacitadas. Actualmente las corrientes están a favor del tratamiento con gentamicina en la mayorí­a de los casos donde el tratamiento destructivo ha sido considerado.

Las inyecciones con gentamicina son aplicadas a través del tí­mpano, a través de un pequeño agujero o un pequeño tubo. Este procedimiento permite un tratamiento de un oí­do a la vez, sin afectar el otro. Tí­picamente, aproximadamente cuatro aplicaciones en un perí­odo de un mes es suficiente. Los mareos pueden recurrir luego de un año, requiriendo otra serie de aplicaciones. Pero no existe consenso aún para calificarlas como efectiva desde una base cientí­fica.

Si los sí­ntomas son severos y no responden a otro tratamiento, puede requerirse de tratamiento quirúrgico en el laberinto, saco endolinfático o nervio vestibular.
Se deben evitar movimientos bruscos que puedan agravar los sí­ntomas y puede ser necesaria la ayuda para caminar debido a la pérdida del equilibrio durante los ataques. Se debe reposar durante los episodios severos y aumentar gradualmente la actividad. Durante los episodios, se deben evitar las luces brillantes, la televisión y la lectura que pueden empeorar los sí­ntomas. Se puede decir, que la fisioterapia orientada hacia la aclimatación a varias posiciones puede ayudar en la recuperación.

Neurectomí­a vestibular

O sección del nervio vestibular como alternativa, el tratamiento quirúrgico puede ser indicado, en éste el nervio vestibular es clipado. Esta operación, es llamada neurectomía vestibular o sección del nervio vestibular; es muy efectiva en el tratamiento del vértigo, especialmente la variante que no compromete la audición. En la actualidad, se piensa que tiene un significativo mayor riesgo que la inyección de gentamicina.

Laberintectomí­a

Otra operación es la llamada laberintectomí­a, es recomendada en personas que han perdido completamente la audición o en los pacientes en los cuáles la sección del nervio vestibular es considerada muy riesgosa. Una ves más éste procedimiento deberí­a ser aplicado en los casos en los cuáles la gentamicina ha fallado.

El Shunt Endolinfático

Este es usado por algunos médicos para aliviar la presión en el oí­do interno. Desafortunadamente, si bien el shunt parecerí­a ser un procedimiento lógico, la mayorí­a de los estudios mostraron que, la colocación del shunt no parece ser mejor que no tomar ninguna medida terapéutica. Esto puede ser debido a que el shunt puede fácilmente taparse. No recomendamos éste procedimiento, excepto en casos especiales. Esto puede incluir personas que tienen una audición perfectamente normal, o personas mayores que podrí­an no tolerar el tratamiento con gentamicina descrito antes. Una reciente tendencia es tratar de dañar el saco endolinfatico, además de mejorar el drenaje. Como el saco es el órgano inmune del oí­do, ésta idea tiene sentido si uno está tratando de inmunosuprimir el oí­do.

El tratamiento quirúrgico no ha mostrado preservar más la audición que cualquier tratamiento médico.

Fuente