Faringitis

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Concepto:Congestión o dilatación vascular y alteraciones del revestimiento faríngeo

Faringitis. Con dicho nombre se conocen una serie de procesos originados por causas diversas, que tienen en común su permanencia en el tiempo, la rebeldía y una manifestación local no muy violenta que se traduce por una congestión o dilatación vascular y alteraciones del revestimiento faríngeo.

Normalmente es un proceso crónico de larga evolución, que conlleva cambios en la estructura interna de la faringe, si bien pueden acentuarse las molestias en momentos determinados, hablando entonces de agudización.

Causas

Podemos decir que se producen como consecuencia de la interacción, en personas vulnerables y constitucionalmente predispuestas, de una serie de factores propios y externos:

  • Factores hereditarios y constitucionales: no podemos afirmar que exista un factor directo capaz de condicionar la aparición de faringitis, aunque sí existen grupos humanos en los que generación tras generación se repite el mismo proceso al llegar a una edad determinada.
  • Parece que las mujeres son más sensibles y menos resistentes que el hombre.
  • Parece que el clima natural, por muy duro y riguroso que sea, no afecta en absoluto al estado de la faringe, como parece observarse al comprobar que no la padecen los gitanos nómadas.

El individuo aclimatado a una región sólo presentará problemas faríngeos al cambiar radicalmente las condiciones ambientales por desplazamiento de su hábitat, o cuando, al elevarse el nivel de vida, mejora su estancia gracias al clima artificial (que proporciona refrigeración en estaciones cálidas y calor en las frías).

Se observa como durante el invierno se producen molestias faríngeas en las personas que permanecen en locales muy calentados artificialmente, con la atmósfera cargada y seca. De la misma manera, en los veranos aumenta la incidencia en las personas que buscan en establecimientos refrigerados librarse del calor excesivo.

  • Ambiente: la incidencia de las faringitis guarda una relación evidente con el género de trabajo y las condiciones en que se realiza. Así, son especialmente nocivos los que se realizan en lugares cerrados y con atmósferas muy cargadas de gases o humos (como por ejemplo las fundiciones o factorías textiles).
  • Costumbres: las bebidas alcohólicas actúan como dilatadores vasculares si son de gran graduación (como los licores); de tal forma que los bebedores crónicos presentan de forma habitual un estado de congestión vascular con perturbaciones secretoras tipo déficit en la producción de moco y sensación de sequedad.

El tabaco negro también ejerce una influencia desfavorable sobre la mucosa faríngea. La celulosa tiene un alto contenido de sílice que no se quema y cuyos microcristales son irritativos faríngeos. También el tabaco rubio al quemarse libera unas sustancias aromáticas que inhiben la secreción de las glándulas faríngeas.

Las comidas muy condimentadas (a base de pimienta o nuez moscada), los frutos secos y las guindillas, actúan igualmente como irritantes faríngeos.

  • La alergia: podría relacionarse con su aparición, si bien no se ha demostrado con rotundidad.
  • El problema secretorio: cuando la secreción aumenta en cantidad o modifica sus características físicas o químicas, aparece un cortejo de molestias que oscila desde el ardor y la tos irritativa hasta la sequedad extrema. Al ser la misión del moco fundamentalmente defensiva, dichas alteraciones conllevan unas defensas rebajadas y predisponen a la infección que a su vez aumenta la alteración del revestimiento faríngeo.

Las primeras manifestaciones pueden pasar desapercibidas porque su intensidad no es muy acusada, y sobre todo porque aparecen en edades tempranas en las que el niño no es capaz de valorar las molestias.

La situación se descubre cuando tras episodios continuos de molestias y dolor al tragar, o al carraspear por la mañana de forma continuada, se decide ir al médico. Entonces aparece la mucosa cubierta por una capa de moco traslúcida, no muy gruesa ni adherente, sobre todo en la parte posterior.

La situación se puede estabilizar durante años hasta que llegada la adolescencia, con motivo de la permanencia obligada en locales cerrados por motivos docentes o laborables, el proceso se pone otra vez en marcha, ayudado por otros factores como el empezar a fumar y a tomar bebidas alcohólicas.

Poco a poco se produce dilatación y congestión vascular intensa, apareciendo la faringe de color rojo fuerte. Ello se traduce por la aparición de ardor que aumenta en la estación fría al permanecer en locales cerrados muy caldeados y con atmósferas polucionadas. El aumento del contenido vascular permite la salida de líquido que se acumula en el paladar blando y la úvula, que aparece péndula, gruesa y con aspecto gelatinoso.

En cuanto a la secreción, con el paso del tiempo se vuelve más espesa, en especial la de la mañana, que al levantarse provoca tos y, a veces, vómitos. Aparece como conglomerados muy adherentes y de color amarillento por detrás de la úvula. A veces, al hacer grandes esfuerzos para eliminar el moco se pueden romper algunos capilares, con lo que el flujo de moco aparece manchado de rojo.

La exploración de estas personas resulta muy difícil por los violentos reflejos que se producen al menor estímulo, e incluso en algunos es necesario recurrir a la anestesia de la zona para poder ver la faringe.

Consecuencias

Con el paso de los años la mucosa acaba agotándose, deja de reaccionar y de secretar moco sustituyéndose los elementos nobles por tejido fibroso cicatricial y muy pobre en vasos. La mucosa faríngea, una vez despejada de secreciones y costras de moco, aparece lisa, sin brillo, de color rosa pálido y con un aspecto de sequedad, lo que se conoce como atrofia. A partir de este momento las molestias son continuas y si se une la acción de factores tóxicos como el tabaco, puede ser el asiento de futuros tumores.

En general es sencillo, y muchas veces nos lo da ya hecho el propio enfermo. El aspecto de la mucosa es lo suficientemente demostrativo como para no tener dudas respecto a la existencia de congestión vascular e irritación faríngea. El problema será descartar otros procesos con manifestaciones parecidas.

No basta realizar un estudio cuidadoso de la faringe y fosas nasales, hay que observar el estado de la columna vertebral y realizar un estudio de células faríngeas extraídas por cepillado con el fin de descartar la presencia de células cancerosas.

Finalmente, el género de vida, las ocupaciones habituales, el tipo de trabajo y las costumbres son, en bastantes ocasiones, indicativos de la causa de las molestias referidas. El cambio ocupacional, en las de origen profesional, produce una mejoría intensa de las molestias; lo cual serviría para establecer la causa, aunque normalmente es inviable para el paciente. La orientación terapéutica presupone conocer la causa del proceso.

El factor ocupacional, que es el que mejor puede llegar a conocerse, la mayor parte de las ocasiones no puede suprimirse. Pensando en una causa bacteriana se han ensayado todo tipo de antibióticos, con resultados normalmente mediocres salvo en fases de agudización. Las que mejoran y curan son secundarias a infecciones primitivas de las fosas nasales.

La administración de vitaminas, tan pródigamente utilizada por muchos especialistas, viene demostrando a lo largo de los años una casi total inoperancia en un medio en que la dieta basta para evitar la aparición de cuadros carenciales.

Los mucolíticos y derivados de la cisterna, pueden utilizarse con bastante buen resultado cuando la secreción se vuelve particularmente espesa y adherente, pero al tratarse de un problema de larga duración se reservarán para casos muy concretos con excesiva producción de moco. Respecto a la posibilidad de influir sobre la mucosa desde fuera, utilizando medicación de aplicación directa (como los corticoides), en ocasiones se logra una mejoría pero, suspendida la medicación, el enfermo tarda muy poco en encontrarse en idénticas condiciones. No obstante existe una excepción: en etapas avanzadas, con la mucosa seca, el uso durante largas temporadas de mezclas iodo-glicerinadas a baja concentración, determina un estado irritativo de la mucosa con secreción abundante, lo que produce en el paciente una evidente mejoría.

También se consigue gran alivio con las curas hidro-minerales en Balnearios que, aunque no curan, sí atenúan las molestias.

Método de evitar su aparición

Mediante medidas preventivas, fundamentalmente en el medio de trabajo. Las personas que trabajen en atmósferas cargadas de polvo o de humos deben informarse de las condiciones técnicas que han de reunir las instalaciones para garantizar una buena protección, recomendándose el uso de mascarillas.

Como medida coadyuvante se debe abandonar el tabaco y el consumo de alcohol, teniendo igualmente cuidado con la estancia en lugares excesivamente acondicionados, sobre todo en invierno.

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