Francisco Mendoza Sosa
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Francisco Mendoza Sosa. Participó en actividades contra el gobierno de turno, se incorpora al Ejército Rebelde y forma parte de la Columna 11 Cándido González.
Síntesis biográfica
Nació el 27 de julio de 1929 en Rodas, antigua provincia de las Villas, hijo de Miguel y Ernestina. Estudió en una escuela Pública en Rodas hasta alcanzar el sexto grado.
A los 16 años se trasladó a Vertientes, logró conseguir un trabajo de dependiente en una bodega de la colonia La Modesta, pero con el fin de la zafra el comercio fue cerrado, y tuvo que dedicarse otra vez a las labores agrícolas.
Trayectoria revolucionaria
Se incorpora a los grupos revolucionarios realizando acciones de sabotaje; quemaron un puente y cortaron la electricidad del poblado. Al día siguiente fueron detenidos y conducidos al cuartel donde fueron golpeados y torturados. 18 días después le celebraron el juicio y fueron absueltos.
Mendoza decidió volver a Rodas donde organizó un grupo revolucionario, haciendo distintos contactos con compañeros de Camilo Cienfuegos. Luego se traslada para Manatí, donde trabajó como obrero agrícola hasta que hizo contacto con el Ejército Rebelde.
Cumplió distintas misiones encomendadas en la Sierra de Cubitas y Victoria de Las Tunas. Mendoza, Panchito, como lo llamaban, regresó a la región camagüeyana, uniéndose a la Columna 11 Cándido González, cuando está cae en una emboscada, que el ejército le preparó en Pino Tres. Panchito resultó herido y Vallina trató de trasladarlo a un lugar seguro, para llevarlo a la finca La Larga al pasar por La Yaba.
Muerte
A la entrada de la ciudad de Camagüey el automóvil donde viajaban fue detenido y cuando los soldados notaron manchas de sangre y descubrieron brazaletes del M-26-7 fueron conducidos al cuartel Monteagudo, después al Agramonte, y más tarde a Guáimaro, Amancio y Macareño, donde los hicieron montar en un automóvil vestidos de guardias rurales seguidos por ocho guardias.
Al llegar el 8 de octubre al terraplén de Curajalla les ordenaron que se bajaran y caminaran delante de los guardias, mientras que con ocho fusiles les dispararon, incluso al chofer de los detenidos, que nada tenía que ver con las actividades cayó muerto desde el primer disparo.
