Juan Rodríguez de Fonseca

Juan Rodríguez de Fonseca
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NombreJuan Rodríguez de Fonseca
Nacimiento1941
Toro, Zamora, Bandera de España España
Fallecimiento1524
Burgos, Bandera de España España
Ocupacióneclesiástico y político español
PadresFernando de Fonseca y Teresa de Ayala.
FamiliaresTío Alonso I de Fonseca (arzobispo de Sevilla)

Juan Rodríguez de Fonseca, Eclesiástico y político español, colaborador de los Reyes Católicos y primer organizador de la política colonial castellana en las Indias.

Síntesis biográfica

Nació en Toro, Zamora en 1451, aunque su linaje procedía de Portugal, pertenecía a una de las familias más ilustres de la Corona de Castilla, Sobrino de Alonso I de Fonseca (arzobispo de Sevilla) e hijo de Fernando de Fonseca y su segunda mujer Teresa de Ayala. Estudió en Salamanca y tuvo contactos con el gramático Elio Antonio de Nebrija.

Partidario de la princesa Isabel, que consagrada reina lo encomendó a uno de los hombres más influyentes y preparados de la corte: su confesor fray Hernando de Talavera, de quien recibió formación eclesiástica y política.

Trayectoria Laboral

A partir de 1492, su carrera eclesiástica de cargos y honores fue arrolladora: capellán real; arcediano; canónigo y deán de la catedral de Sevilla; obispo de Badajoz 1494; de Córdoba 1499 y de Palencia 1505; arzobispo de Rossano 1511, en el Reino de Nápoles; y obispo de Burgos 1514 Estos ascensos reflejan bien a las claras sus grandes dotes personales y la confianza que habían depositado en él los monarcas. Temporalmente, ejerció la diplomacia llevando a cabo misiones delicadas, como tratar las bodas de los hijos de los Reyes Católicos, don Juan y doña Juana quien sería reina como Juana I, con los herederos de la Casa de Austria o Habsburgo, Margarita y Felipe (el futuro monarca Felipe I el Hermoso), así como acompañar a la infanta Catalina de Aragón en su viaje matrimonial a Inglaterra (que tuvo lugar en 1501, con el objeto de celebrar la boda de ésta con Arturo, el heredero inglés, fallecido al año siguiente).

Humanista y mecenas, fue generoso con sus iglesias catedrales. Mientras fue obispo de Palencia, se construyó el suntuoso trascoro de la catedral, donde fue situado un tríptico encargado en Flandes y en el que se halla el retrato del propio Fonseca. También se construyó la escalera que conduce a la cripta de San Antolín. Cuando ocupó la sede episcopal burgalesa, se levantó en la catedral de Burgos la joya plateresca de la puerta de la Pellejería y la lujosa y muy famosa escalera Dorada.

Rodríguez de Fonseca y América

Las dotes organizativas y de mando del entonces deán sevillano, puesto que ocupaba nuestro prelado, así como la confianza depositada en él por Talavera y Torquemada (entre otros), hicieron posible que en mayo de 1493 la reina Isabel le encargase los pormenores y preparativos de la segunda expedición de Colón a América. En apenas cuatro meses, el prelado dispuso todo correctamente para que el 25 de septiembre el almirante Colón zarpase desde Cádiz al mando de una impresionante flota de 17 buques y algo más de 1.500 hombres, entre tripulantes y pasajeros. Algunos de los capitanes que viajaron en esta travesía, y a los que siempre protegió Rodríguez de Fonseca, fueron Juan de la Cosa, Ponce de León y Alonso de Ojeda. A partir de 1495, además, el deán sevillano figuró en la nómina personal de la Reina Católica como asesor en materias relacionadas con el Nuevo Mundo.

A pesar de esta eficiencia organizativa, entre Rodríguez de Fonseca y Colón comenzaron a surgir problemas. Habitualmente se tiene por veraz la anécdota cortesana protagonizada por el rey Fernando el Católico, el prelado y el almirante, en la que los dos primeros, mientras que jugaban una partida de ajedrez, estaban siendo importunados por Colón y sus planes sobre América. Rodríguez de Fonseca, ante las palabras de Colón, tildó su empresa de visionaria, lo que al parecer fue el origen de las desavenencias. Anécdotas al margen, los problemas vinieron derivados del diferente concepto que ambos personajes tenían sobre el modo de organizar el nuevo territorio. Para el almirante, hasta los más ínfimos detalles debían pasar por sus manos, compartiendo, en esencia, el protagonismo con la monarquía; para el prelado, en cambio, la labor de la monarquía, y de quienes en su nombre actuaban, era incontestable, dado que la competencia de los reyes en los asuntos americanos debía ser total, sin injerencias de ningún tipo.

El enfrentamiento entre almirante y prelado llegó a ser insostenible, pues cada uno procuraba de cualquier manera la caída en desgracia del otro. El tercer viaje colombino fue una muestra de ello, ya que tardó muchísimo tiempo en ponerse en marcha por estas mismas desavenencias, entre 1498 y 1499. El fracaso del método colonizador de Colón y su destitución como virrey en 1500 parecieron otorgar la victoria a Rodríguez de Fonseca, quien desde ese mismo instante se volcó en llevar a la práctica sus ideas teóricas sobre el gobierno de América y la organización eclesiástica del Nuevo Continente. Ya en 1499 había quebrado los privilegios colombinos al obtener la libre navegación hacia América bajo autorización del rey, es decir, sin intervención directa de Colón, pero su labor más eficaz y destacada fue la creación de la Casa de Contratación de Sevilla 1503. Su posición de preeminencia en este organismo fue mucho más visible después de la muerte de Isabel la Católica 1504, ya que el rey Fernando delegó en Rodríguez de Fonseca prácticamente todos los asuntos relacionados con América, tamizados por la Casa de Contratación. El prelado, desde estos primeros tiempos al frente de los asuntos indianos, contó con la colaboración de dos intrigantes personajes, funcionarios que, como él, se enriquecerían notablemente con la administración colonial: Lope Conchillos y Francisco de los Cobos, fieles escuderos de la política intervencionista del entonces obispo de Palencia.

Casa de Contratación de Sevilla

Para organizar y controlar "Las Indias", se fundó en 1503 la Casa de Contratación en Sevilla cuya cabeza era el obispo Juan Rodríguez de Fonseca.

Inicialmente instalada en las Atarazanas de Sevilla, el lugar estaba expuesto a las riadas y era perjudicial para las mercancías, pronto fue trasladada al Alcázar Real, y allí quedó en la sala de los Almirantes, hasta que fue trasladada a Cádiz en 1717. El organismo era una especie de gerencia de empresa comercial americana.

A partir de ese momento todo el comercio de exportación e importación con América quedaría centralizado en Sevilla. Asimismo, la Casa de la Contratación fiscalizaría todas las embarcaciones con destino a las colonias o procedentes de ellas que, necesariamente, debían zarpar o rendir viaje en la capital sevillana con el objeto de facilitar dicho control.

Nadie podía ir a América ni fletar ninguna mercancía para las Indias sin pasar por la Casa de Contratación de Sevilla; y toda mercancía procedente de las Indias debía pasar por el control de esa institución y pagar allí el impuesto del 20 % a la Corona. La organización científica de la Casa de Contratación, estuvo sustentada en las figuras del piloto mayor, el cosmógrafo y el catedrático de arte de navegación y cosmografía. El primero examinó y graduó a los pilotos, y de él dependía la calidad de los trabajos de la institución. El cosmógrafo, tenía la función de realizar cartas náuticas e instrumentos de navegación; asimismo, formó parte de los tribunales examinadores de pilotos y estudió las relaciones que éstos traían de sus viajes, incorporando las novedades encontradas, si es que se consideraban fiables. El cargo de catedrático respondió a la necesidad de formar pilotos con un adecuado conocimiento de los nuevos métodos de navegación.

Durante más de doscientos años 1503-1717, Sevilla fue sede de la Casa, debido al monopolio del tráfico con América de que gozaba. Sólo hubo un intento 1529-1573 de alterar esta situación, permitiendo a ocho puertos españoles que enviasen barcos directamente a Indias, aunque la supervisión de delegados de la Casa, y con la obligación de terminar en Sevilla el viaje de regreso. El calado no siempre permitía a los buques navegar con toda su carga por el Guadalquivir hasta Sevilla, por lo que fue preciso autorizar que, eventualmente, pudiesen efectuar en Cádiz las operaciones de carga y descarga. Al amparo de esta licencia se desarrolló un activo contrabando, por lo que se estableció en Cádiz un Juzgado de Indias 1535, cuya finalidad era lograr un mejor control de este tráfico.

La rivalidad entre los comerciantes de Sevilla y de Cádiz fue grande, y los primeros intentaron en vano suprimir el juzgado. En el siglo XVIII, la política de los Borbones trajo como consecuencia el traslado (1717) de la Casa de contratación a Cádiz y el Juzgado de Indias a Sevilla; al mismo tiempo, la progresiva descentralización del comercio le fueron mermando atribuciones, hasta que en 1790 fue definitivamente suprimida.

Predecesores y Sucesores de Obispo

Presidió la Secretaría de Indias y, en 1523, el organismo que habría de convertirse al año siguiente en el Consejo de Indias.

Predecesor: Obispo de Badajoz Sucesor: Juan Ruíz de Medina 1495– 1499 Alfonso Manrique de Lara

Predecesor: Obispo de Córdoba Sucesor: Francisco Sánchez de la Fuente 1499 – 1504 JuanDaza

Predecesor: Obispo de Palencia Sucesor: Diego de Deza 1504 – 1511 Juan Fernández de Velasco

Predecesor: Obispo de Burgos Sucesor: Pascual de Ampudia 1514 – 1524 Antonio de Rojas Manrique

Predecesor: Presidente de la Junta de Indias Sucesor: Nueva creación 1511 – 1524 García de Loaysa

Muerte

El veterano prelado, convencido de que ya nada podría hacer, se retiró a su sede diocesana de Burgos, donde residió hasta su muerte, en 1524.

Fuentes