La comunicación dialogada

La comunicación dialogada
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Concepto:El diálogo es una modalidad del discurso oral y escrito en la que se comunican entre dos o más personas, en un intercambio de ideas por cualquier medio.

La comunicación dialogada. Conversación entre dos o más personas, mediante la cual se intercambia información y se comunican pensamientos sentimientos y deseos. Puede ser oral o escrito.

Introducción

La efectividad de nuestra participación social revela la influencia determinante de la comunicación, no sólo por sus posibilidades para el conocimiento de los mensajes, de los sistemas de códigos o de significado, que enfatizan la función cognoscitiva de la misma, sino por esas inmensas posibilidades de interpretación y acción que ella posibilita al introducir en el proceso unidades cargadas de significación psicológica que pueden revelar tensiones o conflictos entre lo percibido y lo concientizado o entre las esferas del poder, del saber o del desear.

Surgimiento

La comunicación nace como necesidad, ya que la significación de los sucesos y fenómenos reside en lo que estos tributen a la práctica social, en las necesidades humanas que logren satisfacer. Con la apropiación del lenguaje cada individuo hace suya la experiencia humana en él generalizada; al individualizarse ésta, las significaciones adquieren un sentido particular y personal que no se inmoviliza en la conciencia individual de los sujetos, sino que se abre hacia relaciones más amplias y hacia relaciones intersubjetivas que configuran mundos expresivos a través de las palabras y de las imágenes. No estamos presentando un concepto alejado del hombre, del surgimiento de su sabiduría y de su cultura; vivir, ciertamente, es un acto de comunicación que no sólo se nos revela en la superficie de los hechos, sino en las formas más profundas de pensar, percibir, o sentir la vida desde unidades sociales de diferentes dimensiones: civilizaciones, naciones, comunidades, organizaciones y pequeños grupos. De modo que sí vivir es, en gran medida, un acto de comunicación, entonces vivir es convivir, lo que nos enfrenta a modos alternativos no sólo de relaciones, interrelaciones o interacciones, sino a la dimensión explícita o implícita de la cultura, del contexto y de la situación donde los símbolos que se utilizan van a adquirir su significado como consecuencia de la experiencia social compartida. En la búsqueda de los rasgos que definen los eventos comunicacionales, emerge la profunda vinculación entre la comunicación y la vida social, entre la experiencia humana y la acción, entre comunicación y proceso (Salinas, R y Beltrán de Tena, R., 1988). No por gusto el objetivo de este trabajo es mostrar algunas ideas acerca de la comunicación y el diálogo surgidos de la propia praxis, construidos desde los grupos en los que se ha intentado conocer más acerca de la comunicación, desplegando un proceso y propiciando un clima de reflexión y acción alrededor de nuevas necesidades comunicativas: dialogar. En gran medida la efectividad de nuestra participación social va a estar ligada a nuestra condición de sujetos que nos modificamos en el proceso mismo de la comunicación. La poderosa relación entre comunicación y acción social se sostiene por el hecho de que la acción es tanto fuente de conocimientos como fuente experiencial, en tanto que el propio sujeto es un actor que vive, que conoce y se relaciona, a la vez que es objeto de conocimiento para sí mismo y para otros.

¿ Por qué diálogo ?

Aunque las personas logran comunicarse hasta con sus silencios, es común observarlas conversando, debatiendo, confrontando o realizando cualquier otra acción que, siempre que denote un activismo práctico o espiritual, dirigido a otros sujetos y recíprocamente, será comunicación. Eso sí, para llegar a establecer y comprender qué se logró con ella, tendremos que desentrañar sus bases afectivo-volitivas, así como indagar en la calidad de los esfuerzos cooperativos, si los hubo. Si los procesos y los cambios produjeron una mayor calidad en la actividad conjunta y cooperada, y un cambio enriquecedor en las personas, hubo diálogo. El diálogo es una forma de comunicación que surge precisamente como una necesidad de contactar, de llegar, de hacer participar al otro, en el sentido de “hablar como iguales en un intercambio no sólo de información sino de sentimiento y valores” (Gómez, M y Suárez, L., 1999). El diálogo es una vieja forma de comunicación siempre nueva, siempre actual en tanto que es un acto de creación que apela a la coparticipación del otro; en este sentido ha devenido como un ideal comunicativo por sucapacidad para activar lazos de retroalimentación y propiciar encuentros entre personas, grupos y culturas. Este ideal comunicativo se basa en un método algo insólito y difícil, mezcla donde se funden orgánicamente acción, conocimiento, ética y sensibilidad hacia la comunicación; el diálogo involucra y reduce la posible incongruencia entre la comunicación verbal y no verbal. No se trata de algo inalcanzable; el diálogo no busca la comunicación perfecta, es sólo una invitación a la comprensión humana, un intento por elevar la eficacia comunicativa en tanto despierta una actitud colaborativa cuya meta es hallar un espacio común de reflexión, en busca de acuerdos básicos (Cloke, K y Goldsmith, J., 1996). El diálogo es también un método de la investigación-acción-participativa; con él se propicia indagar en las zonas más inaccesibles, profundas u obscuras de las situaciones, para poner en marcha procesos dinámicos, despertar deseos de interacción y colocar a las personas frente a sus verdades y problemas; la práctica del diálogo produce habilidades que ayudan a obtener una visión de la investigación en una perspectiva más amplia, por ofrecer nuevos recursos investigativos que permiten indagar con más profundidad en las unidades de observación y análisis. El diálogo no se cierra a sí mismo sino que puede surgir, o no, en cualquier forma de comunicación, en virtud de su propósito y de la actitud que predomine. Por ejemplo, ocurre que muchas conversaciones se caracterizan por la sociabilidad , por la charla de rutina o de trabajo, o simplemente como preámbulo para iniciar intercambios que conducen a otras búsquedas importantes, hacerse cargo de algo y pasar a la acción práctica. Pero ocurre también que las conversaciones pueden adoptar la forma de pelea, fundamentalmente cuando alguien experimenta “un sentimiento de vulnerabilidad… cuando la propia autoestima es cuestionada, amenazada o atacada…” (Miller, S.; Wackman, D.; Demmitt, D. y Demmitt, N., 1990) hasta llegar a verdaderas agresiones donde se mezclan el resentimiento, las ambigüedades y otros estilos poco productivos.

El enfoque grupal

El enfoque grupal es una condición para trabajar la comunicación desde el grupo; es una visión diferente de lo que suele conceptualizarse como un espacio con fronteras; más bien es un espacio contextualizado, dinámico y cambiante, que reclama un encuadre para trabajar en él.

Los grupos se construyen; la identidad de un grupo es uno de sus modos potenciales de existencia, construida paso a paso, con ausencia de linealidad y dentro de un proceso de comunicación contradictorio entre lo social y lo psicológico, entre la tarea y el proceso, entre la realidad, las expectativas y los sueños. Encontrar el encuadre idóneo para la creación de la grupalidad que va a sostener al diálogo puede estar condicionado a la creación de un sistema interactivo donde se produzca la expresión auténtica de la individualidad en la grupalidad, de modo que grupo e individuo se generen simultánea y recíprocamente.

En estas prácticas, a partir de procesos de problematización, reflexión y socialización, hemos trabajado alrededor de algunas ideas que pueden contribuir a una mejor comprensión del diálogo:

  • La ética en las relaciones de poder.
  • El refuerzo constante de la individualidad en el proceso de integración grupal: el ejercicio de la empatía
  • Comunicación y participación permanentes

La ética en las relaciones de poder

Paulo Freire, quien desde la década del sesenta comenzó a elaborar un nuevo modelo educativo, descubrió que la comunicación que predominara en el mismo iba a alcanzar una gran importancia en el objetivo de lograr la coparticipación entre los sujetos interlocutores. En su relación permanente con la realidad Freire concibe la educación, como un proceso constante de liberación del hombre, y a la comunicación, como diálogo (Freire, P., 1993). Como fuerza implícita en toda relación humana, en la comunicación grupal e interpersonal los procesos de intercambio se producen desde muy diversas posiciones de poder que van desde la capacidad de algunos sujetos para decir o hacer algo e influir honestamente en otros hasta para hacer que otros piensen o hagan como él, o para influir o controlar el pensamiento y comportamiento de otros, en función de obtener resultados deseables dentro de ciertos límites.

Fuentes