La psicología de la vejez

La psicología de la vejez
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La psicología de la vejez. Cuando hablamos de evaluación psicológica en la vejez, debemos tener en cuenta que dicha evaluación deberá ser integral y multidimensional. Cualquier comportamiento es el resultado de la interacción entre factores biológicos, psicológico y ambientales. Si consideramos evaluar el comportamiento de una persona mayor, tendremos que tener en cuenta que todos estos factores habrán adquirido una interdependencia mayor que en otras edades.

INTRODUCCION

A pesar de que hemos establecido que la vejez es una etapa de la vida y que, desde una perspectiva socio-económica, comienza en un momento determinado, antes de contestar a nuestra pregunta básica sobre el patrón de funcionamiento psicológico diferencial de la vejez debemos responder a una serie de otras cuestiones básicas que van a hacernos entender mejor la cuestión: ¿existen un funcionamiento típico en cuanto al cambio a lo largo del ciclo de la vida?, ¿existen formas de envejecer estándar?

Patrones de funcionamiento a lo largo de las distintas etapas de la vida

Ya que hemos hablado en las etapas en las que, muy someramente, puede dividirse el curso de la vida humana, parece oportuno preguntarnos si a lo largo de esas etapas existen cambios o patrones de cambio en el funcionamiento psicológico o, más bien, el comportamiento humano es estable. El común pensar de la gente considera que los seres vivos presentan, a lo largo del ciclo de la vida, diferencias notables de forma tal que lo que ocurre en una etapa de la vida no ocurre en otra/s. Así todos los organismos vivos (y por ende el ser humano) nacen, crecen, se desarrollan, se deterioran y mueren. Esta idea, no sólo está anclada en los a priori (o prejuicios) psicológicos, sino que la psicología la comparte con las ciencias biológicas. Si se examinan gran parte de componentes biológicos de nuestro organismo, es cierto que sus sistemas y funciones, con el transcurso del tiempo, pierden eficiencia. La agudeza visual de un joven suele perderse hacia los cuarenta años, la rapidez de su carrera disminuye, la flexibilidad de la piel va disminuyendo y así, sucesivamente. A partir de este modelo biológico, cuando los psicólogos se han ocupado de la vejez han asumido que ésta era, también, una etapa de total declive. En otras palabras, que desde el nacimiento existía crecimiento hasta una vez terminada la adolescencia, que a partir de entonces se producía una gran estabilidad y que, finalmente, se producía un nuevo cambio hacia el declive o deterioro de todo el funcionamiento psicológico hasta la muerte. Pero, ¿es eso así?

El funcionamiento psicológico

El funcionamiento psicológico no puede entenderse isomórficamente (en forma paralela y simétrica) al funcionamiento biológico. Los seres humanos no sólo son seres biológicos sino también culturales y, por tanto, no sólo reciben unos determinados genes de sus padres sino también una herencia cultural del grupo humano - generalmente, la familia- en la que se desarrollan. Cuando un niño nace, ha de vivir y ser socializado en un determinado contexto social para llegar a desarrollar todas sus funciones psicológicas (desde la bipedestración al lenguaje). Ese contexto de socialización interactúa con el individuo en la transmisión de pautas sociales, de roles y de comportamientos. De forma tal que a todo lo largo del ciclo de la vida el funcionamiento depende, en gran medida, del contexto cultural de referencia (véase Fernández-Ballesteros, 1996).

Ganancias y pérdidas a todo lo largo del ciclo de la vida

Existe ganancias (crecimiento) y pérdidas (declive) a todo lo largo del ciclo de la vida; obviamente, durante los primeros años, la mayor parte del funcionamiento del individuo lleva consigo ganancias y muy pocas pérdidas mientras que durante la vejez, ocurre lo contrario. Así, determinadas funciones psicológicas comienzan a declinar, tras la adolescencia muy rápidamente (como, por ejemplo, los tiempos de reacción), otras funciones se desarrollan hasta edades avanzadas de la vida (por ejemplo, los conocimientos o la amplitud de vocabulario). Sin embargo, los psicólogos han presentado un patrón, esencialmente decremental de la vejez (es decir, que ésta lleva consigo, exclusivamente, declives o decrementos en el funcionamiento intelectual) bajo la suposición de un isomorfismo biológico (es decir, que el declive biológico debería coincidir con un declive psicológico) o, en otras palabras, que igual que la piel se arruga el potencial psicológico de un individuo se deteriora.

Fuentes

  • Alfonso, J. C. Demografía del envejecimiento. Centro de Estudios de la Población y el

Desarrollo. Conferencia CITED, La Habana, 1996.

  • Alvarez M.L. La Tercera Edad. Panamá, Editorial América S.A. 1991.
  • Ceballos. J.Tercera Edad.Libro electrónico. ISCF Manuel Fajardo. Laboratorio de computación. Carpeta Universidad. 2001
  • Daure, J. La motivación en los círculos de abuelos. Marta Cañizares, Tutor. Trabajo de

Diploma, Facultad Cultura Física Villa Clara, 1989.

  • INDER.Educación Física para adultos. Orientaciones metodológicas. Ciudad de la
  • Orosa, T. La Tercera edad y la familia. Una mirada desde el adulto mayor. Editorial

Felix Varela. La Habana.. Facultad de Psicología U.H., 2001.