Leprosis de los cítricos

Virus de la leprosis de los cítricos
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Campo al que perteneceCítricos


La leprosis de los cítricos (Citrus leprosis virus) (CiLV-C) es una enfermedad de naturaleza viral no presente en Cuba, que está incluida en la Lista Oficial de Organismos Cuarentenados, y se transmite preferentemente por el ácaro Brevipalpus phoenicis Geijskes, que está distribuido en todo el país.
Ocasiona graves lesiones en hojas, ramas y frutos de los árboles infectados provocando pérdidas considerables de las cosechas cuando los daños son muy intensos. Fue descrita en E.U. y más tarde reportada en Brasil, Argentina, Uruguay y Venezuela y algunos países de Centroamérica, como Panamá, Costa Rica y Guatemala.

Trascendencia

B. phoenicis

Durante algunos años un limitado número de especies de ácaros pertenecientes a la superfamilia Eriophyoidea, se reconocieron como vectores de enfermedades virales. Posteriormente otras especies como Brevivalpus californicus (Banks), Brevipalpusobovatus Donnadieu y Brevipalpus phoenicis (Geijskes), de la familia Tenuipalpidae, emergieron con esta característica, preferentemente B. phoenicis, responsable de la presencia del virus de la leprosis de los cítricos.


Generalidades

Las enfermedades transmitidas por los ácaros del género Brevipalpus se han agrupado en dos tipos: los virus citoplasmáticos y los nucleares. El virus que causa la leprosis pertenece a los citoplasmáticos. Este se conoce como Citrus leprosis virus (CiLV-C) e induce una inclusión densa y vacuolada en el citoplasma de los tejidos infectados.
Presenta viriones baciliformes cortos, dentro del retículo endoplasmático. Su genoma fue completamente secuenciado y se demostró la presencia de dos secciones de 6 y 9 kb respectivamente, con una doble cadena de RNA que difiere de otros virus, por lo que se propuso su inclusión en un nuevo género denominado Cilevirus.

Síntomas y daños económicos

Síntomas en las hojas

Los síntomas causados por el CiLV-C se caracterizan generalmente por manchas localizadas en las hojas, ramas y frutos. En las hojas las lesiones son visibles por ambos lados de la hoja, se producen manchas circulares o elípticas y cloróticas que frecuentemente forman anillos en número variado en las nervaduras, y algunas se tornan tan grandes que ocupan casi todo el limbo foliar. También se mantienen de pequeño tamaño y en casos de ataques severos ocurre una intensa defoliación.
En los frutos el virus causa manchas pequeñas cloróticas o pardas que no alteran la calidad del jugo, pero reducen su valor comercial en el mercado para utilizarlos de forma natural. Entre los cultivares mayormente afectados se encuentran los naranjos dulces, el naranjo agrio, el citrange Troyer, el mandarino Cleopatra e híbridos de limón, y ocasionalmente afecta a los mandarinos Ponkan y Cravo. Por otra parte, el Tangor Murcott, los toronjos y Shaddocks, así como los cidros, son tolerantes.

Síntomas en los cítricos


En árboles de naranjo dulce infectados que se encuentran en producción, se observan daños corticales en tronco y ramas y frutos. En las ramas más jóvenes, hojas y frutos aparecen anillos cloróticos y en ocasiones con una necrosis central que evoluciona a cancros de 5-6 mm de diámetro. Los cancros en el fruto son deprimidos.
El CiLV-C es una de las principales enfermedades virales de cítricos en el estado de Río de de Janeiro, donde ha causado pérdidas anuales estimadas en 40-50 millones de reales. El control de esta virosis es además costosa y está basado en la aplicación de medios químicos y biológicos contra los ácaros.

Transmisión

La transmisión se realiza de forma circulativa y el virus permanece en los ácaros durante todo su ciclo de vida. En Argentina y Venezuela el virus se transmite mediante B. obovatus y en la Florida, por B. californicus, pero el principal vector es B. phoenicis. Estudios recientes permitieron detectar el virus por las técnicas de RT-PCR y RT-qPCR en los ácaros, lo que corroboró que el CiLV-C no se replica en el vector, y se reveló además que las larvas y las ninfas son también capaces de transmitirlo.
Se comprobó recientemente la posibilidad de detectar la presencia de ácaros infectados por CiLC-V, mediante la aparición de lesiones locales en las hojas de plantas de frijol que les servían de alimento. Y se ha demostrado experimentalmente que las larvas de Brevipalpus phoenicis, pueden transmitir la enfermedad después de 24 horas de adquisición del virus y los síntomas aparecen de 14 a 30 días después de la inoculación.

Hospedantes

El CiLV-C infecta, además de los cítricos, a Hibiscus rosa-sinensis L., Malvaviscos arboreus Cav, Commelina spp., Grevillea robusta A. Cunn., Solanum violaefolium, anón, boniato, cafeto, cedro, coco, fruta bomba, guayaba, maíz, menta, piña y plátano entre otros. En Cuba, en cuanto a los cítricos, la naranja dulce variedad Valencia es la que más área ocupa.

Distribución geográfica

El CiLV-C fue detectado en varios países de América del Sur como Argentina, Paraguay, Uruguay y Brasil en 1920 y en 1940 en Venezuela, Costa Rica, Panamá, Guatemala, Bolivia, Honduras y recientemente en el sur de México.

Métodos de diagnóstico

Para el diagnóstico del CiLV-C se han obtenido excelentes resultados mediante cortes ultrafinos y observación al microscopio electrónico de las [partículas baciliformes] y cortas (60-70 nm x 110-120 nm), las que se alojan en las cavidades del retículo endoplasmático.
Posteriormente se demostró la posibilidad de obtener dsRNA de los tejidos de las lesiones, y a partir de este momento se conoció una secuencia parcial del genoma del virus y se logró construir oligonucleótidos que permitieron, por primera vez, desarrollar técnicas moleculares. En la actualidad el genoma del CiLV-C se ha secuenciado completamente, lo que posibilita aún más la efectividad de estas técnicas.

Véase también

Fuentes