Maurice Blondel

Maurice Blondel
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NombreMaurice Blondel
Nacimiento2 de noviembre de 1861
Bandera de Francia Francia
Fallecimiento4 de junio de 1949
Nacionalidadfrancés
OcupaciónFilósofo

Maurice Blondel. Filósofo francés que durante algún tiempo colaboró, con el seudónimo de Bernard de Sailly, en los "Anales de Filosofía Cristiana", órgano del movimiento modernista fundado por Laberthonnière. Dedicó todo su esfuerzo a elaborar una filosofía cristiana autónoma. Según Urs von Balthasar, la filosofía de Blondel dio al pensamiento católico un nuevo y decisivo impulso.

Síntesis biogáfica

Nacido el 2 de noviembre de 1861 en el seno de una familia borgoñesa, de profunda tradición católica, Blondel, después de realizar sus estudios básicos en el Liceo, ingresó a la universidad donde obtuvo la Licencia en Letras y el Bachillerato en Derecho.

Trayectoria profesional

A los 20 años pasó a la École Normale Supérieure, donde tuvo como profesores a Émile Boutroux y a Léon Ollé-Laprune. Tras ejercer durante algún tiempo la docencia (1884), se retiró luego a la casa veraniega que su familia tenía en Saint-Seine-sur-Vingeanne, cerca de la ciudad, donde se dedicó a preparar su tesis doctoral, sobre la acción humana y su sentido, siguiendo una intuición que al principio se le presentaba como un proyecto apologético, y que luego terminó sometido a las exigencias de la más rigurosa filosofía.

La obra conoció tres redacciones, hasta que, finalmente, la defendió en la Sorbona el 7 de junio de 1893, siendo publicada en la "Biblioteca de Pholosophie Contemporaine, con el título de L' Action. Essai d'une critique de la vie et d'une science de la pratique. Lo que Blondel se proponía con L'Action, era ir al encuentro de aquellos amplios sectores de la intelectualidad francesa sumidos en la indiferencia religiosa, cuyas inquietudes científicas compartía, y a los que quería invitar a plantearse en seriedad y rigor científico las cuestiones religiosas. Más allá y por encima de la intención apologética, se propuso realizar una reflexión filosófica estricta sobre la fe, haciendo frente al ambiente saturado de cientificismo positivista y de idealismo neocrítico. Las reacciones a L'Action fueron bastante contrapuestas, suscitando algunos fervientes admiradores, y también povocando fuertes críticas. Éstas le vinieron de dos frentes: desde el ambiente universitario, se tachaba a la obra de someter a la filosofía al dictamen de una revelación positiva, de ser más teológica que filosófica. Ese fue el motivo por el cual se le negó la cátedra de enseñanza superior, aunque muy pronto las autoridades universitarias rectificaron, siendo nombrado profesor de la universidad de Lille en 1895, de donde pasó al año siguiente a la de Aix-en-Provence. Aquí dictó sus lecciones hasta 1927, año en que, por motivo de enfermedad, tuvo que retirarse.

Desde los medios teológicos, se le acusaba de ser una obra que tendía a la racionalización del cristianismo, de ceder ante el subjetivismo kantiano y de debilitar las pruebas apologéticas tradicionales. La cuestión se vino a complicar todavía más a causa de las buenas relaciones que Blondel mantenía con algunos protagonistas de la crisis del modernismo (movimiento con el que simpatizó al principio, pero del que muy pronto se apartó). Tan fuerte fue la crítica desde estos ambientes, que el Vaticano llegó a prohibir la venta de la obra. En los años siguientes a la aparición de L'Action, Blondel se dedicó a afianzar la línea apologética, con dos nuevas obras: Lettre sur les éxigences de la pensée contemporaine en matière d'apologétique et sur la méthode de la philosophie dans l'étude du probleme religieux (1896) e Histoire et Dogme (1904). En la primera plantea las relaciones entre fe y filosofía, criticando, por un lado al racionalismo, que propicia una filosofía al margen de toda fe o creencia; por otro lado se esfuerza en precisar el camino de una filosofía cristiana, sin caer en una unión prematura entre filosofía y teología. En la segunda, afronta el tema de las relaciones de la filosofía con la historia, criticando tanto la pobreza filosófica del historicismo, como el menosprecio que de los hechos históricos se hace en el desarrollo del conocimiento. Entre 1913 y 1934, dejadas a un lado las controversias en las que había intervenido (especialmente en torno al modernismo y temas concomitantes), escribe artículos y estudios de carácter histórico, algunos ensayos sobre San Agustín, sobre filosofía religiosa, y artículos puntuales de carácter socio-político. Muchos de sus borradores inéditos de esta época muestran su preocupación por elaborar un programa de 'apologética integral'.

En la década de 1930, afectado ya por una ceguera casi completa, y más tarde por la sordera, produce obras de gran envergadura, como son: La Pensée (2 vol, 1934), L'Etre et les êtres. Essai d'ontologie concrète et intégrale (1935); y L'Action (2. vol. 1936-37), las cuales, junto con La Philosophie et l'esprit chrétien (2 vol. 1944-46), conforman la tetralogía, en la que, fundamentalmente se halla contenido todo el pensamiento de Blondel. Como obra póstuma fue publicada en 1950, Las exigencias filosóficas del cristianismo.

Muerte

Sin poder terminar el tercer volumen de esta última obra, murió en su residencia de Aix-en-Provence, a la edad de 88 años el 4 de junio de 1949.

Obra

En realidad L'Action no era más que el primer capítulo de una doctrina general, que se desarrollaría en una trilogía dedicada a la acción, al pensamiento y al ser, y que al final se convertiría en una tetralogía, con la publicación de La philosophie et l'esprit chrétien. L' Action (1893).

La palabra action de la tesis de Blondel signfica la vida humana, la existencia. Podría decirse que lo que para Descartes era el "cógito", para Kant el "debo", y para Schopenhauer el "quiero", era para Blondel el "actúo", formulado en la pregunta fundamental: "¿Sí o no, la vida humana tiene un sentido y el hombre un destino? Se trata de un planteamiento dialéctico que exige una acción: una aceptación o una negación. Al incorporar en este sentido la acción en filosofía, Blondel introduce en la conciencia filosófica todo un ámbito de experiencia que antes no había sido explotado. En el interior del hombre existe una tendencia necesaria hacia lo sobrenatural. Si esto es así, la filosofía no puede desentenderse de ese destino, como tampoco puede llegar por sí sola al mismo. Más bien, el quehacer del filósofo consiste en establecer que el hombre aspira a un fin más allá del natural, y que el sobrenatural está presente como una hipótesis que la filosofía no puede alcanzar. Para hacer frente a este problema se le ofrece al hombre un objeto privilegiado: la acción, es decir, toda la actividad humana, sea metafísica, moral, estética, científica o práctica. Vista así, la acción es la actividad del espíritu en su origen y en la integridad de su desarrollo. La acción es el dinamismo del sujeto, la aspiración y el movimiento de la persona en busca de la contemplación, el dinamismo de la vida en todas sus manifestaciones y tendencias.

En su elaboración de la filosofía de la acción, Blondel asumió la teoría de que la fe es una cuestión de voluntad tanto como de demostración lógica. El hombre se va haciendo consciente de una orientación dinámica hacia el trascendente y de que le es ineludible realizar una opción: afirmar o negar la realidad de Dios. De esta forma, la reflexión filosófica en Blondel lleva a la idea de Dios. El único método válido, para él, es el que nos lleva a descubrir la necesidad del sobrenatural en el interior de todo querer, seamos o no conscientes de ello. Es un método de implicación que consiste en mostrar que en nuestro querer humano se halla implicada una exigencia sobrenatural necesaria; en escritos posteriores, para evitar sospechas de inmanentismo, matizará, y en lugar de "exigencia", hablará de "indigencia".

Legado

Blondel no dejó una escuela, pero su doctrina ha tenido una influencia más o menos notoria en numerosos ambientes y autores, sobre todo en Francia e Italia, país este último en el que fue introducido por Michele Federico Sciacca, traductor al italiano de varias de sus obras.

Fuente