Pirro de Epiro

(Redirigido desde «Pirro»)
Pirro Rey de Epiro
Información sobre la plantilla
Rey de epi.jpg
Nacimiento318a.c
Epiro
Fallecimiento272 a. c.
Argos
CónyugeAntígona de Epiro
HijosAlejandro II de Epiro Y Tolomy
PadresEácidas

Pirro (Epiro, 318 a. C. - Argos]], 272 a. C.). Genial estratega y aguerrido soldado. Rey de Epiro, desde el 307 al 302 a. C. y después de unos años, otra vez del 297 al 272 a. C.

Hijo de Eácides y Ftía. Los ancestros de Pirro se consideran descendientes de Neoptólemo, hijo de Aquiles, quien se dice que se estableció en Epiro tras la guerra de Troya y dio origen a la saga de los molosos.

Primer Reinado

Había crecido en el mundo político que sigue a la muerte de Alejandro Magno, en el que la audacia y la fortuna proporcionaban coronas y creaban reinos.

Entro al trono muy joven con tan solo 12 años en un reinado titulado por guardianes y fue expulsado por los epirotas por la presión ejercida por Casandro una vez recuperada la supremacía de Grecia.

Segundo Reinado

Regreso al trono en el año 297 con 23 años ganándose el respeto y la admiración de su pueblo por su valentía y generosidad. Su carácter se asemejaba en muchos aspectos al de su antepasado Alejandro, al que parece que convirtió en su modelo a temprana edad. Sus intenciones se dirigieron primero hacia la conquista de Macedonia. Una vez dueño de ese país, podía esperar conseguir la soberanía de Grecia. Con toda Grecia bajo su égida, no existía fin para sus ambiciones, acabando en un extremo con la conquista de Italia, Sicilia y Cartago, y en el opuesto con los dominios de los reyes griegos en Oriente.

Avance a Italia

En 280 a.C., Pirro, con un ejército reclutado y equipado con todos los adelantos de la técnica militar helenística, desembarcaba en Tarento.

El primer encuentro de Pirro contra las fuerzas romanas, cerca de Heraclea, resultó favorable al caudillo griego, que utilizó con eficacia la táctica de la falange macedonia y el uso de elefantes, animales desconocidos para los romanos. Las asustadizas ciudades griegas, que Roma había ganado a su causa, abandonaron a su reciente aliado mientras los pueblos itálicos del sur se apresuraban a unir sus fuerzas a las de Pirro. Pero las ciudades de Campania y el Lacio permanecieron fieles aRoma, y la victoria militar no tuvo resultados prácticos.

Un segundo encuentro, al año siguiente, en Ausculum Piceno, a orillas del Ofanto, volvió a demostrar las dotes estratégicas de Pirro, pero de nuevo sin resultados decisivos. Pirro, consciente de haber vencido sólo una batalla pero no la guerra, intentó un acuerdo diplomático que le permitiera abandonar Italia para acudir a la más prometedora Sicilia, donde las ciudades griegas de la isla solicitaban su concurso para combatir a Cartago. Y, aunque Roma no cedió, Pirro pasó con su ejército a la isla, mientras Roma firmaba con Cartago un tratado de alianza.

Así, mientras Roma continuaba la guerra contra los pueblos itálicos del sur y contra Tarento, Pirro comenzaba su campaña siciliana de la que sólo interesa su rotundo fracaso: el entusiasmo inicial con el que fue recibido el caudillo griego, dio paso rápidamente a la desilusión y, finalmente, al enfrentamiento cuando Pirro exigió los primeros sacrificios y la incondicional sumisión de las ciudades a su autoridad. Amargado y desilusionado, hubo de regresar a Italia.

De nuevo, el rey epirota enfrentó su potente máquina militar contra Roma. Cerca de Benevetum el ejército romano resistió con éxito y Pirro comprendió las dificultades que le esperaban si continuaba la guerra. Decidió así abandonar Italia mientras los romanos asediaban Tarento, que capituló en el 272 a.C.

Consecuencias para Roma

El episodio de Pirro significó para Roma la aceleración del proceso de unificación de Italia. En los años siguientes se produjo la definitiva sedimentación de las conquistas y el ensamblaje de las distintas piezas en una unidad política bajo hegemonía romana. Con ello, la ciudad del Tíber se convertía en potencia mediterránea.

Fuentes