Síndrome alcohólico fetal

Síndrome Alcohólico Fetal
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Concepto:Se refiere a problemas físicos, mentales y de crecimiento que se pueden presentar en un bebé cuando la madre toma alcohol durante el embarazo.

Síndrome Alcohólico Fetal. El Síndrome alcohólico fetal (S.A.F.) se incluye dentro de los denominados síndromes de influencia prenatal. A diferencia de los síndromes genéticos, el SAF se produce durante la gestación del embrión y no viene determinado de antemano por un error en la codificación genética.

Causas

El consumo o abuso del alcohol durante el embarazo puede ocasionar los mismos riesgos del consumo de alcohol en general; sin embargo, plantea riesgos adicionales para el feto. Cuando una mujer embarazada toma alcohol, éste atraviesa fácilmente la placenta hacia el feto. Debido a esto, el consumo de alcohol le puede causar daño al desarrollo del bebé. Una mujer embarazada que consuma cualquier cantidad de alcohol está en riesgo de tener un niño con síndrome de alcoholismo fetal. No se ha establecido ningún nivel de "seguridad" con el consumo de esta bebida durante el embarazo. Las cantidades mayores de alcohol parecen incrementar los problemas. El consumo excesivo de alcohol es más dañino que tomar pequeñas cantidades de esta bebida.

El momento del consumo de alcohol durante el embarazo también es importante y parece ser más dañino durante el primer trimestre. Sin embargo, tomar alcohol en cualquier momento del embarazo puede ser dañino.

La ingesta de alcohol a partir de sus diferentes productos (destilados, licores, etc.) es un producto legal y de fácil acceso en la mayoría de países, y, aunque su ingesta moderada en sus formas de menor graduación (vino, cerveza, etc.) no puede asociarse directamente a problemas de salud, sí es cierto que su ingesta durante el embarazo supone un serio riesgo para la integridad física y psíquica del futuro bebé.

En todo caso se plantea la dificultad de establecer la cantidad o tipo de bebida que puede empezar a considerarse peligrosa en mujeres embarazadas.

Diferentes asociaciones de salud recomiendan encarecidamente la abstinencia total durante la gestación y esa parece ser la medida más segura en aras de una buena prevención.

Algunos estudios demuestran que las madres que consumen 80 grs. de alcohol por día, la posibilidad de un SAF en sus niños es del 30 al 50% (Forcén L.M.- 1991).

Hay otros factores que parecen tener cierta relevancia en la génesis del SAF, como puede ser los hábitos de consumo, es decir, si se trata de ingestas “controladas” frecuentes o episodios aislados de excesos incontrolados. Igualmente parece que el hecho de que la ingesta de alcohol se produzca junto algún alimento sólido o en solitario puede producir diferentes efectos de absorción por parte del feto.

El alcohol ingerido por la madre pasa fácilmente a través de la placenta y el feto se halla expuesto a sus efectos. Pensemos que el feto todavía no dispone de recursos para eliminarlo y, por tanto, permanece durante más tiempo en su organismo.

A diferencia de otros problemas incontrolables e, incluso, impredecibles, caso de los síndromes genéticos, que se producen sin posible control voluntario, el SAF obedece a un factor de riesgo asumido (con conocimiento o no) por la madre: la ingesta de alcohol. Es por ello, que este síndrome es especialmente doloroso para aquellos niños que lo sufren dado que pudo ser evitado en su momento.

Estadísticas

No se trata de un tema menor. El SAF, es una de las principales causas de Retraso mental en niños junto a problemas orgánicos, neurológicos y psicológicos. Se calcula que 1 de cada 700/1.000 niños nacidos podrían, actualmente, estar afectados por el SAF.

Características, signos y síntomas del SAF

En primer lugar comentar que hay diversos autores que efectúan una distinción desde una dimensión cualitativa entre el SAF y el EAF (Efectos alcoholismo fetal).

Es decir, lo que se plantea es un continuo de mayor a menor afectación dependiendo de la cantidad, tipo o momento de la ingesta del alcohol por parte de la madre, así como la concurrencia de otros factores de riesgo. En el extremo de mayor afectación se encuentra el SAF que cursa con síntomas más severos, en concreto:

Características generales

Características

1- Poco peso al nacer.

2- Percentiles bajos en talla y peso progresivos.

3- Microcefalia (diámetro craneal pequeño).

4- Problemas de desarrollo.

5- Problemas orgánicos (soplo cardíaco, déficits visuales, auditivos).

6- Fenotipo peculiar con anormalidades faciales. Incluyen ojos de tamaño inferior al normal, mejillas aplanadas, malformación del paladar, orejas u otros. La ranura entre la nariz y el labio superior (filtro) mal desarrollada.

7- En algunos casos pueden presentarse episodios epilépticos.

8- Coordinación deficiente del sistema locomotor. Rigidez en la motricidad fina con poca capacidad de coordinación.

A nivel psicológico

1- Presencia de sintomatología T.D.A.H.. Es decir, hiperactividad, déficit atencional e impulsividad. Son niños generalmente muy movidos con un importante déficit atencional, poca capacidad de reflexión e impulsividad. Este tipo de funcionamiento suelen generarle problemas de adaptación familiar, escolar y social.

2- Suelen ser tercos, obstinados, de difícil manejo. A veces, ansiosos.

3- Pueden aparecer conductas atípicas (aleteos, balanceos, gritos, movimientos repetitivos improductivos como oler ciertas cosas, arrancamiento de pelo, sin finalidad aparente).

4- Más adelante pueden aparecer obsesiones hacia ciertas conductas u objetos de interés.

5- Problemas de relación con los iguales. Socialización conflictiva. Parecen no entender bien las relaciones amistosas con los iguales o compañeros. Dificultad para mantener el juego estructurado.

6- Falta de imaginación o curiosidad. Prefieren rutinas previsibles. Pueden descontrolarse más en situaciones ruidosas o de mucha gente.

7- Dificultades de aprendizaje, que incluyen disminución de memoria, incapacidad para entender conceptos como tiempo y dinero, mala comprensión del lenguaje, o poca capacidad para resolver problemas.

8- Presencia de Retraso Mental de tipo leve a moderado, en la mayor parte de los casos y evaluado según pruebas baremadas (Escalas Wechsler o Kaufman principalmente).

Síntomas

Un bebé con síndrome de alcoholismo fetal puede tener los siguientes síntomas:

  • Crecimiento deficiente mientras el bebé está en el útero y después de nacer.
  • Disminución del tono muscular y mala coordinación.
  • Retraso en el desarrollo y problemas en tres o más áreas mayores: pensamiento, lenguaje, movimiento o habilidades sociales.
  • Anomalías cardíacas como la comunicación interventricular (CIV) o la comunicación interauricular (CIA).
  • Problemas con la cara, como:

- ojos pequeños y rasgados con pliegues epicánticos grandes - cabeza pequeña - maxilar superior pequeño - surco nasolabial liso - labio superior liso y delgado

Pruebas y exámenes

Un examen del bebé puede mostrar un soplo cardíaco u otros problemas cardíacos y, a medida que el bebé crece, puede haber signos de retardo en el desarrollo mental. Igualmente, puede haber problemas con la cara y los huesos.

Los exámenes son, entre otros:

  • Nivel de alcohol en la sangre en mujeres embarazadas que muestran signos de estar ebrias (intoxicadas).
  • Estudios imagenológicos del cerebro (tomografía computarizada o resonancia magnética) después de que el niño nace.
  • Ecografía del embarazo.

Tratamiento

Las mujeres embarazadas o que están tratando de quedar en embarazo deben evitar el consumo de cualquier cantidad de alcohol. Las mujeres embarazadas y que son alcohólicas se deben vincular a un programa de rehabilitación para el consumo excesivo de alcohol y someterse a un control estricto por parte de un médico durante todo el embarazo.

Expectativas (pronóstico)

El desenlace clínico para los bebés con síndrome de alcoholismo fetal varía y casi ninguno de ellos tiene desarrollo cerebral normal.

Los bebés y niños con síndrome de alcoholismo fetal tienen muchos problemas diferentes que pueden ser difíciles de manejar. El pronóstico para los niños es mejor si el diagnóstico es oportuno y se les remite a un equipo de médicos que puedan trabajar sobre estrategias educativas y conductuales que se ajusten a las necesidades del niño.

Posibles complicaciones

El consumo de alcohol durante el embarazo puede ocasionar:

Las complicaciones que se observan en el bebé pueden abarcar:

  • Estructura cardíaca anormal
  • Problemas de comportamiento
  • Muerte del bebé
  • Retardo mental
  • Problemas en la estructura de la cabeza, los ojos, la nariz o la boca
  • Crecimiento deficiente antes de nacer
  • Retraso del crecimiento y mala coordinación después de nacer

Prevención

El hecho de evitar el alcohol durante el embarazo previene el síndrome de alcoholismo fetal. La asesoría puede ayudar a las mujeres que ya han tenido un niño con este síndrome. Las mujeres sexualmente activas que beben mucho deben utilizar métodos anticonceptivos y controlar sus comportamientos con la bebida o dejar de tomar alcohol antes de tratar de quedar en embarazo.

El diagnóstico

El diagnostico se efectúa en base a la exploración médica, la presencia de las características fenotípicas, orgánicas y conductuales antes apuntadas. Igualmente deberemos valorar la historia clínica de la madre y la presencia, en una u otra medida, de ingesta de alcohol durante el embarazo como requisito imprescindible.

Evaluación e Intervención

La evaluación e intervención en niños con SAF es multidisciplinar. Resulta fundamental una coordinación entre los diferentes servicios de pediatría, salud mental y educativos. Debemos empezar por una recogida de datos exhaustiva. Tras la entrevista con los padres debemos recabar la historia clínica y evolutiva del niño, antecedentes relevantes, pruebas médicas efectuadas, etc. También informes escolares si existen.

A nivel psicológico debe efectuarse una primera evaluación con pruebas de Inteligencia General (según edad: WPPSI-III, WISC-IV) para determinar el nivel intelectual y su perfil cognitivo. Esto nos aportará datos relevantes para poder intervenir adecuadamente.

La evaluación debería complementarse con cuestionarios de conducta baremados (por ejemplo BASC o CBCL).

También puede resultar útil el Test de Bender ya que suelen presentar problemas de coordinación visomotriz.

Finalmente la observación directa del niño por parte del psicólogo infantil ayudará a completar la recogida de datos.

Todos estos datos nos aportarán información acerca del estado actual del niño y cuales son las líneas prioritarias de intervención.

Normalmente las líneas de intervención psicológica en el SAF a nivel general son:

Estimulación cognitiva

Adaptado al nivel actual del niño habrá que introducir actividades para trabajar los aspectos deficitarios que dificultan el aprendizaje (atención sostenida, seriación o secuenciación, conceptualización, etc.).

Regulación de conductas

La intervención va fundamentalmente dirigida a corregir o mejorar la sintomatología TDAH presente en estos niños. Es decir: Hiperactividad, Déficit atencional e Impulsividad. Las estrategias son las mismas que para el TDAH: modificación de conducta (economía de fichas, tiempo fuera, etc.). También asesoramiento y entrenamiento a los padres para poner en práctica en casa todas estas técnicas. Igualmente puede ser necesario crear un plan específico para actuar sobre alguna conducta atípica en el niño (obsesiones, estereotípias, etc.) y que pueden hacerle objeto de burla fácil por parte de otros niños.

Trabajo emocional

Los niños con SAF suelen ser frágiles emocionalmente, a veces, manipulables y objeto de bromas por parte de los iguales, en parte, debido a sus características fenotípicas (peso y talla reducida, orejas prominentes o microcefalia). Deberán vigilarse estos aspectos así como su impacto emocional en el niño.

Fomentar Habilidades Sociales

A partir de los 5/6 años puede ser necesaria la introducción de programas de habilidades sociales para mejorar la relación entre iguales y tolerar mejor las situaciones colectivas.

Recursos específicos

Según el caso pueden ser necesarios recursos específicos para trabajar áreas concretas como el lenguaje (logopeda).

Asesoramiento continuo

Finalmente apuntar el asesoramiento continuo a los padres y la coordinación con la escuela para unificar criterios de actuación.

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