Vereda Nueva (Caimito)

Consejo Popular Vereda Nueva
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Consejo Popular de Cuba
EntidadConsejo Popular
 • PaísBandera de Cuba Cuba
 • ProvinciaArtemisa
 • MunicipioCaimito
 • Fundación1830
Gentilicioveredanos
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Vereda Nueva. Localidad que unida a sus habitantes marca su historia en el municipio Caimito de la provincia Artemisa antigua provincia La Habana.Cuba.

Surgimiento

Término municipal de San Antonio Abad de los Baños, ocupaba terrenos que antes formaban parte del Hato de Ariguanabo. Este lugar fue mercedado por el Cabildo de la Ciudad de La Habana, el día 7 de mayo de 1559, a Don Juan de Rojas, apodado “El Viejo”, uno de los más prominentes vecinos de esta urbe, de la cual fue además alcalde y propietario de algunos bohíos, sobre cuyos solares empezó a construirse, el mencionado año, el Castillo de la Real Fuerza.

Fundación del Corralillo Nuevo

Entre el mencionado asiento y la pequeña laguna de Pastora, los dueños de este Hato establecieron un modo de sitio al que llamaron El Corralillo, destinado a la cría de cerdos. Posteriormente y más al suroeste, aunque se ignora la fecha exacta en que surgió a la vida de los pueblos, donde precisamente se alza hoy la localidad de Vereda Nueva, se fundó otro Corral por el estilo del anterior, al que para diferenciarlo del anterior se le llamó Corralillo Nuevo.

La fundación de Corralillo Nuevo (entiéndase bien como sitio de crianza), data cuando más de mediados del Siglo XVII y que su posterior transformación en poblado tiene que ser de fecha mucho más reciente, posterior a la demolición del Hato de Ariguanabo y de los muchos Corrales existentes en su derredor. Más tarde, este dejaría de ser corral de crianza para transformarse en pueblo habitado principalmente por vegueros.
Corralillo Nuevo ocupó desde los primeros tiempos de su establecimiento una posición excepcional en lo concerniente a vías de comunicación, que fue la causa determinante de su progreso.

Su nombre

Su nombre, Corralillo Nuevo, fue al pasar de los años cambiado por el del “Pilar” o “Encrucijada de la Cruz del Muerto”, debido el primero a la existencia de un sitio llamado Pilar de Zaragoza, en el que se autoriza en 1739 a Marcelo Carmona a introducir reses, y el segundo en atención a que indudablemente en sus alrededores, o quizás en el mismo paraje donde convergían las diversas rutas, es decir, en la encrucijada propiamente dicha, que había en /o junto a Corralillo Nuevo, hubo de acaecer uno de esos trágicos sucesos que impresionan la mente popular. Fuera ese o no el origen del nombre, lo cierto era que a fines del Siglo XVIII, era así como las personas denominaban a la actual Vereda Nueva.

Título este nacido más tarde cuando, al intensificarse el tráfico entre Vuelta Abajo y La Habana, los arrieros que transportaban las mercancías, a fin de ahorrar tiempo y acortar distancia, comenzaron a usar una nueva vereda que partiendo de Artemisa proseguía por las Capellanías, Ceiba del Agua, Encrucijada de la Cruz del Muerto, Corralillo y San Pedro, lugar donde se bifurcaba dicho atajo. Aunque la oficialización de su nombre Vereda Nueva se debe al sacerdote Felipe Merlo, quien poseía un hermoso jardín en esta localidad, como así unos terrenos de tierra. Fue él, quien en 1830 comenzó a emplear en los documentos eclesiásticos el nombre de Vereda Nueva en lugar de Encrucijada de la Cruz del Muerto.

Habitantes

En el Censo de Población realizado en el año 1842, aparece un total de 3 561 habitantes entre los blancos, negros y de colores libres. En 1846 contaba con 138 casas, 16 de mampostería, 42 de madera y 78 de guano con piso natural. Una botica, una barbería, un café billar, una herrería, una tienda de ropa, cuatro tiendas mixtas, tres fondas y posadas, dos panaderías e igual número de zapaterías, carpinterías, lavanderías y tabaquerías, además de la iglesia.

Tierras

En sus tierras, antaño taladas por los leñadores, lentamente se fueron convirtiendo en campos de cultivos, sobresaliendo entre las siembras la del tabaco. Más tarde comenzaron a levantarse las construcciones de los ingenios de fabricar azúcar, de escaso personal y reducida producción todavía. Con la llegada de los colonos franceses, también surgieron los primeros cafetales que pronto se extendieron por toda la zona y desplazaron en gran parte a las de tabaco y caña, sin que esto signifique que desaparecieron por completo las vegas y los ingenios.

Pero justo es reconocer que el influjo ejercido pro los franceses de dejó sentir profundamente en Vereda Nueva y partidos cercanos, mejorando no solamente los métodos de cultivo, hasta entonces rudimentarios o casi primitivos, sino que también las viviendas experimentaron visibles reformas, comenzando a ser sustituidos muchos de los míseros bohíos de yaguas y guano por otros más seguros de madera y aún por casas de mampostería y techo de tejas.

Por todo esto, sin duda, Vereda Nueva en aquel entonces, era una de las más ricas parcelas del Jardín de Cuba.

Edificaciones antiguas

En la actualidad en el pueblo de Vereda Nueva todavía se conservan edificaciones de épocas pasadas.
Unas ya remodeladas por sus habitantes, pero aún conservando su estructura principal y otras en estado de derrumbamiento, como la llamada “Pajarería”, (esta adquirió este nombre hace unos años solamente, porque en ella radicaba el club de caza), y la “Carpintería”.

Una de las edificaciones que se conservan hoy en perfecto estado, pero con algunos cambios, es el imponente templo de la Iglesia Católica, que todavía se yergue en el centro del pueblo con sus más de 200 años.

Iglesia Católica

Por aquella época, en el poblado de Vereda Nueva o como era llamado en aquel entonces, Encrucijada de la Cruz del Muerto, cada vez que ocurría un violento ciclón o un temporal de aguas, sus pobladores se imaginaban que todo aquello se debía a la falta de una iglesia en la localidad, puesto que de disponer de un santo o una virgen a quien encomendarse y tomar por patrón o patrona, era seguro que los ciclones tomarían otro rumbo marchando a castigar a los infieles que negaban del Altísimo.

Por otra parte un pueblo carente de templo dejaba de ser tal para los humanos, así que la idea de la construcción fue creciendo en el cerebro de los católicos veredanos. Pero no fue hasta el 16 de mayo de 1806 cuando quedó abierto al culto, bajo la advocación de Nuestra Señora del Pilar, el templo, levantado en el solar cedido por el presbítero Felipe Merlo, propietario de algunos terrenos en dicho pueblo. Su construcción fue iniciada en 1799 y la larga demora en ser terminada hace suponer que el dinero utilizado par su construcción fue recaudado entre los fieles, mediante limosnas o pequeños aportes anónimos.

Características del edificio

La forma del edificio, que se mantiene aún en la actualidad, es cuadrangular, más largo que ancho, su techo en aquel entonces era de tejas sostenido por altos y macizos muros de mampostería. En su estructura dispone de cuatro puertas, correspondiendo una a la fachada frente al parque, otra al costado derecho y las dos restantes al izquierdo, dando acceso, la más pequeña de estas, a la sacristía, mientras que las tres primeras comunican directamente con la única nave que tiene la iglesia.

En su interior, con cabida para unas 300 personas, tiene varios altares, venerándose en el mayor a la Patrona del término, o sea a la Virgen del Pilar. La sacristía, al fondo comunica con la nave por una puerta abierta al extremo del tabique divisorio.

En esta época todavía no se había construido el campanario, que se levantaría años más tarde en 1857, las dos campanas, se encontraban una a modo de horca situada afuera y la otra a la entrada principal. La torre del campanario es cuadrada, maciza y de proporcionada altura, se levanta en la esquina izquierda de la fachada del templo.

Terrenos de la iglesia

En sus comienzos los terrenos de la iglesia estuvieron rodeados por una elevada tapia, y dentro de la misma, conforme a una costumbre de la época, se daba sepultura a los cadáveres, hasta que tal práctica fue abolida por el Gobierno Superior de la Isla. La solemne fiesta inaugural fue precedida por el Obispo de La Habana, su señoría Don Juan José Días Espada y Landa, quien había venido desde la capital con tal motivo, así como otros caballeros ilustres de la época. El edificio al ser observado atentamente, da le impresión de haber sido construido con una doble finalidad, es decir, que lo mismo pudiera ser utilizado como templo que como fortaleza o lugar de refugio en caso necesario, el grosor de sus paredes así lo hace presumir… aunque su punto débil es el techo que ha sido perdido en tres ocasiones.

Azote de eventos naturales

La primera vez la iglesia fue azotada por el huracán de 1944, llevándose su techo. En un año se restaura totalmente, alcanzando nuevamente su solidez, dato recogido por Alejandro Placeres de la Nuez (Nano), Juez de Vereda Nueva en aquéllos momentos. El arzobispo de La Habana no permite que se altere su estructura, ya que su tipo es casi único en Cuba y muy poco existente en América.

Se supone que su reinauguración haya sido el 12 de octubre de 1945, fecha en que se venera a la Virgen del Pilar.

La segunda vez fue en la primera semana de la Cuaresma del año 1973. En ese entonces, el techo era de tejas, siendo el padre Félix Hernández Fundora el sacerdote que la atendía y cura párroco de San Antonio de los Baños. El techo se derrumba 1 hora y 10 minutos antes de comenzar la misa, que ese día ofrecería el sacerdote Sabino Estrada. Su construcción demora 5 años, siendo reinaugurada el 14 de octubre de 1978 a las 8:00pm. Su techo fue entonces de fibro-cemento con encabillado fuerte, trabajo realizado por un señor llamado Alfredo Pino. Las autoridades encargadas de suministrar los materiales hicieron un gran esfuerzo para que todo quedara en forma, a pesar que corrían tiempos difíciles para las iglesias católicas en Cuba.

La tercera vez que el templo pierde su techo fue en la madrugada del día 23 de febrero del 2002, debido a un tornado que azotó las avenidas 91 y 93 de Vereda Nueva. Todo quedó totalmente destruido, exceptuando, milagrosamente, las imágenes divinas que contenían en su interior.

Cuando el presupuesto de la reconstrucción se acabó, el cardenal afrontó el gasto de lo que faltaba. Las obras fueron de tres años y medio, ya que se comenzó a trabajar el 5 de septiembre de 2005. También se recibió la ayuda de las religiosas de la Compañía de María. Esta vez el techo fue fundido de cemento el día 21 de septiembre de 2006.

El templo se inaugura el día 18 de abril del 2008, que seguirá cumpliendo aniversarios y las futuras generaciones podrán observarlo como fiel vigía del tiempo.

Casa del Tarro y la Posada de los Catalanes

A la estrada del pueblo de Vereda Nueva, después de la hoy Empresa Eléctrica, se encuentra una de las casas más antiguas de la comunidad. La misma junto a la parte de atrás de la Empresa Eléctrica era una posada por los años 1820, llamada en aquella época “La casa del Tarro”. Esta casa conservó dicho nombre por algunos habitantes del pueblo hasta el pasado siglo. En estos momentos ha sido dividida como accesoria de viviendas.

Además de esta nombrada posada existía otra edificación mucho más antiguas con el mismo fin, llamada “Posada de los Catalanes”, donde se hospedaban los arrieros y visitantes al pueblo, se ubicaba en la esquina del hoy Parque Central que da frente al bar. La Posada de los Catalanes, el patio de la misma y el establecimiento de los Catalanes, ocupaba una manzana completa. Al pasar de los años en la edificación también radicó la Logia Masónica “Flor de la Perseverancia” que fue disuelta por los españoles en 1823. En 1902 la edificación tomó el nombre de “República”. Tuvo muchos usos, entre ellos como bodega de abastecimiento y panadería. Sus ruinas fueron demolidas, al crearse el parque central en 1942.

El Chalet

El chalet que se encuentra a la salida del pueblo rumbo a Ceiba del Agua, fue construido por el señor Félix Ayón en los primeros días de la República, quien fuera senador de la misma. La misma edificación donde hoy está enclavada la escuela primaria Miguel Perera Ortega, fue nombrada por su propietario “Villa María Teresa”.

En este chalet de recreo vivieron personalidades destacadas que ofrecieron magníficos aportes a la cultura local, además dieron a la sociedad José Martí interesantes y cultos discursos. Dentro de ellos estaban Don Antonio Borges Rodríguez, ministro plenipotenciario de la República de Panamá ante el gobierno cubano, además de sus brillantes conferencias escribió una obra de teatro titulada “El compadre Leonardo”, para que fuera estrenada en dicha sociedad por un grupo de jóvenes veredanos. Otra personalidad fue el escritor y político español Ramón Fernández Matos, exiliado en Cuba, quien también dio conferencias y viviendo en el chalet de referencia escribió su libro titulado “España (con los ojos del recuerdo)”.

Sus últimos dueños fueron la familia de la viuda de uno de los Hermanos Trinidad, propietarios de una famosa marca de cigarros de la época. El edificio fue remodelado y ampliado, se le construye la piscina y vuelve a ser nuevamente una finca de recreo.

Al triunfo de la Revolución pasa a manos del pueblo. En los primeros años de ésta se utilizó el inmueble en distintas funciones: viviendas de los trabajadores, albergue de obreros agrícolas, oficinas del puesto de mando central Plan Cítricos hasta 1973. Luego pasa al MINED como escuela primaria en calidad de seminternado, remodelado en el año 2004, ampliándolo para favorecer al alumnado. El diseño de su estructura principal sufre varios cambios, siendo demolido el ático de tejas que resaltaba la edificación.

Policlínico o antiguo Cuartel de la Guardia Rural

La edificación donde hoy radica el policlínico de Vereda Nueva, fue, antes del Triunfo de la Revolución Cubana, el cuartel Militar de la Guardia Rural, inaugurado en el año 1951 cuando la presidencia era ocupada por Prío Socarras.

Según testimonios de vecinos de Vereda Nueva, los que tumbaron las rejas del antiguo cuartel fueron los veredanos Orestes Perera y Víctor Antonio Montejo. Esta institución de salud fue progresando, hasta radicar allí la Central de Ambulancias del municipio Caimito, que luego fue trasladada al casco urbano municipal.

Surgimiento del Parque Público y Centro Escolar Enrique José Varona

El parque que rodea el templo católico, fue construido en el año 1942, gracias a la activa cooperación del gobierno de La Habana, en aquel entonces Rafael Guas Inclán.

Su inauguración tuvo lugar el día 24 de mayo de 1942. Cuando por esos días fueron derrumbadas las ruinas que aún quedaban allí, algo hacia el oeste, del edificio que sirvió de domicilio a la primitiva logia “Flor de la Perseverancia”. Aún se podían observar sobre los viejos muros, las pinturas simbólicas del templo masónico, gracias al cual figuró por vez primera el nombre de Vereda Nueva en las páginas de la Historia Patria.

En terrenos de ese mismo parque, un binomio más tarde, el día 14 de mayo de 1944 se procedió a develar un monumento dedicado a las madres, levantado por la logia de menores “Discípulos de González Curbelo”, dependiente también de la Orden antes mencionada.

Se cuenta que estando de presidente de la República Ramón Grau San Martín, observando la iglesia y el parque público, el señor Alejandro Placeres de la Nuez, juez de este pueblo por muchos años, le hizo notar la necesidad de un centro escolar para la formación de los menores de la zona. El presidente ante tan urgente reclamación, aprobó su construcción. En el año 1945 se inauguró el Centro Escolar, dotado de espaciosas aulas y nombrado “Enrique José Varona”, en honor al eminente pedagogo cubano. De la cual fue director y maestro Juan de la Cruz González Figueroa.

Personalidades destacadas en la localidad

Vereda Nueva ha sido pródiga a través de los tiempos, en hombres y mujeres cuya actuación en la vida, tanto privada como pública, bien merece ser recordada para ejemplos de las generaciones venideras. Hijos de este pueblo también han dado sacrificado su vida por el país. Ejemplo de ellos:

El maestro Juan de la Cruz González, quien nació el 24 de noviembre de 1874 y murió el 21 de octubre de 1953. Ciudadano eminente, profesor, sabio mentor de la juventud, durante más de 35 años fue honra del magisterio nacional. Trabajó durante muchos años por elevar el nivel cultural, siéndole reconocido con un busto situado a un costado de lo que antiguamente fue el Centro Escolar Enrique José Varona y que es hoy una secundaria básica.

Como maestras destacadas en épocas pasadas de la historia de Vereda Nueva, se encuentran Bríjida Brito González (Esposa de Juan de la Cruz González), Florentina Placeres de la Nuez, Sofía Tapia Rodríguez (en la actualidad se conserva una placa memorativa en su nombre a la entrada de un a de las aulas del Centro Escolar ESBU Enrique José Varona) y María de Jesús Tapia Rodríguez. Estas todas, vidas consagradas a su profesión y dedicadas a preparar a jóvenes para la vida cotidiana.

También se encuentran los hermanos Rodolfo (Fito) y Silvio González Brito, hijos de Juan de la Cruz Gonzáles y Brígida Brito, destacados pedagogos y revolucionarios, a lo largo de sus vidas tuvieron diferentes responsabilidades directivas en la esfera del trabajo pedagógico. Rodolfo participó en la operación militar “Limpia del Escambray”, efectuada posterior al triunfo revolucionario del año 1959, en la persecución de bandas contrarrevolucionarias que allí se habían refugiado.

Sin dejar de mencionar a un veredano sencillo y servicial, fallecido ya hace algunos años. Don Alejandro Placeres de la Nuez, fiel cumplidor en su cargo de Juez Municipal de Vereda Nueva, además de gran conocedor de la historia de su pueblo.

El pueblo de Vereda Nueva ha contado en su historia con hijos que en aras de la patria has sacrificado su vida por ella.

Tal es el caso de dos patriotas, uno de ellos es el capitán de barco Alejandro González Brito, participante del alzamiento del 5 de septiembre de 1957 en la ciudad de Cienfuegos, entregándose a las autoridades pensando que debido a su rango no sería víctima de daños. Fue apresado y trasladado a Ciudad de La Habana, perdiendo la vida posteriormente al ser asesinado en la 5ta Estación, sus restos nunca fueron recuperados, pues fueron conducidos y arrojados al mar en una fosa a la desembocadura del río Almendares junto con otros combatientes.

El otro Miguel Perera Ortega, perteneciente a una micro-célula clandestina del 26 de julio, que se dedicaba en el pueblo de Vereda Nueva a actividades en contra de la dictadura, como venta de bonos, propagandas, poner bombas, distribución de sellos de propagación a la huelga general, entre otras actividades de la cladestinidad. Fue herido al desactivar una bomba que había colocado al costado del Centro Escolar la noche anterior, la cual no había hecho explosión en su momento y al amanecer decidió desactivarla. Herido huye y es capturado en cada de un tío cuando fue delatado, es asesinado un 26 de julio de 1958, encontrado en la calle Antón Recio y Ruvalcaba en la ciudad de La Habana.

El pueblo de Vereda Nueva erigió en memoria de estos dos destacados jóvenes, un monumento conmemorativo en el centro del parque de la comunidad.

Véase también

Fuente

  • Vereda Nueva: Resumen histórico-geográfico-estadístico, de José Rivero Muñiz.
  • Multimedia "Vereda Nueva, un pueblo y su historia".