Várices pélvicas

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Várices Pélvicas
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' Las várices pélvicas: son venas varicosas que se manifiestan con fuertes dolores menstruales]], pesadez en las piernas, reglas abundantes, dolor lumbar y su evolución puede dar lugar a la aparición de várices en las piernas, hemorroides o várices vulvares.

El mayor problema de esta patología es que rara vez son diagnosticadas y tratadas. Las várices pélvicas aparecen cuando las válvulas de las venas ováricas no funcionan correctamente y la sangre no retorna hacia el corazón, dilatando las venas de esta zona. Las várices pélvicas afectan también a los hombres y se conocen con el nombre de varicolete. La ventaja de este tipo de varices en los hombres se localizan en los testículos, una zona externa en la que son detectadas visualmente. En las mujeres, las várices pélvicas se encuentran en una zona interna que requiere de una exploración médica específica para ser diagnosticadas, y los dolores que producen se achacan a la menstruación en la mayoría de los casos.

Características

El síndrome de congestión pélvica, más conocido como várices pélvicas o pelvianas, afecta aproximadamente a un 15% de las mujeres. Aunque las várices pélvicas aparecen sobre todo en mujeres con edades comprendidas entre los 30 y 50 años que han tenido al menos un embarazo, también pueden sufrirlas las mujeres jóvenes.
Algunos factores que favorecen la aparición de várices pélvicas son el uso de anticonceptivos hormonales, las infecciones en esta zona, el embarazo, la herencia genética y los cambios hormonales. Cada vez existen más tratamientos alternativos a la cirugía tradicional como el láser o la esclerosis, menos agresivos y con mejores resultados. Lo mejor es que si tienes sospechas o padeces alguno de los síntomas descritos, acude a un especialista cardiovascular para que te examine y en caso de que el diagnóstico sean várices pélvicas, él te indicará el mejor tratamiento.

Causas

Numerosos estudios ecográficos han llevado a los doctores Carlos Lisbona y Xavier Puncernau, de la Unidad de Cirugía Láser de Várices del Centro Médico Teknon, a comprobar que la congestión pélvica es causada por la aparición de dilataciones varicosas en la zona de los genitales femeninos debido a la incapacidad de las venas ováricas de recuperar su tamaño normal tras el embarazo. Durante la gestación aumentan su diámetro hasta 60 veces por encima de lo habitual y las molestias variables e inespecíficas manifestadas en los días premenstruales pueden prolongarse a lo largo de cada periodo, ya que en estos días se aprecia un mayor aumento del flujo sanguíneo venoso en la pelvis al coincidir con la ovulación.

En fases avanzadas esta inundación de sangre venosa puede provocar dilataciones varicosas en venas vulvares, hemorroides e incluso várices en las piernas que serán muy difíciles de tratar, dada su elevada capacidad de reproducirse, si no son tratadas en su origen pélvico.

Asimismo, el consumo de anticonceptivos e inflamaciones o infecciones en el área pélvica pueden estar también relacionados con esta patología; sin embargo, entre sus causas principales encontramos:

• Mujeres con uno o más embarazos de entre 30 y 50 años de edad, ya que las incidencias entre esta población son más del 20%.

• Cuestiones hereditarias.

• Alteraciones hormonales, sobre todo en los cambios hormonales del ciclo ovárico.

• El aumento del flujo venoso durante el embarazo o la ovulación hace que las venas del aparato genital femenino cambien.

Consecuencias

Entre las consecuencias que predominan en las mujeres aquejadas por la sintomatología de la congestión pélvica se encuentran las siguientes:

• Dolor en el bajo abdomen, sobre todo desde la ovulación hasta la menstruación.

• Reglas dolorosas.

Dispareunia, dolor al mantener relaciones sexuales o dolor poscoital.

• Dolor irradiado en la zona lumbar.

• Desarrollo de hemorroides y várices en la vulva y las piernas.

Para evitar estas molestias es aconsejable llevar a cabo un control del desarrollo varicoso en los miembros inferiores y visitar al cirujano vascular.

Tratamiento

Actualmente, este problema cuenta con una solución ambulatoria basada en el método de la oclusión venosa, que consiste en bloquear el flujo venoso que transcurre patológicamente por las várices útero-ováricas introduciendo a través de una punción en la ingle, un pequeño catéter en su interior. Este procedimiento cuyo éxito asciende al 80% hace que al cerrar las venas patológicas desde dentro, la presión que éstas soportan disminuya, resolviendo así el círculo vicioso de várices que crean y desarrollan otras nuevas.

Este método en el que no hay ingreso del paciente y en el que no se realizan incisiones quirúrgicas, suturas ni cicatrices, puede poner fin al padecimiento de aquellas mujeres que viven con este dolor sin saber qué les ocurre realmente y sin un diagnóstico determinado.

Fuentes