Diferencia entre revisiones de «Enrique Barrios»

(Premios)
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Pocos días después, el 27, en un bosque junto al mar, en una luminosa mañana de primavera y en un lugar cercano al del asalto, tiene una experiencia espiritual que marca el comienzo de su labor como escritor. Tal vez a su duro ego le faltaba la proximidad del más allá -un trance de muerte- para llegar a una compresión superior de la existencia, porque nada nos puede hacer recordar mejor la transitoriedad de todo que el vernos de pronto, inesperadamente, ante el momento de tener que decir adiós a todas las ilusiones. ¿Qué queda entonces? Sólo lo que es Real, y ahí, por encima de todo lo demás, se encuentran los afectos.
 
Pocos días después, el 27, en un bosque junto al mar, en una luminosa mañana de primavera y en un lugar cercano al del asalto, tiene una experiencia espiritual que marca el comienzo de su labor como escritor. Tal vez a su duro ego le faltaba la proximidad del más allá -un trance de muerte- para llegar a una compresión superior de la existencia, porque nada nos puede hacer recordar mejor la transitoriedad de todo que el vernos de pronto, inesperadamente, ante el momento de tener que decir adiós a todas las ilusiones. ¿Qué queda entonces? Sólo lo que es Real, y ahí, por encima de todo lo demás, se encuentran los afectos.
 
Así obtiene por fin la claridad que buscaba desde niño. Vislumbra algo que ante su sensibilidad e inteligencia constituye La Suprema Realidad del Universo, un concepto o vivencia, o ambas cosas juntas, que acaba de experimentar en una suerte de expansión de consciencia, y que será la base y el fundamento de toda su futura obra literaria: el Amor, el Amor como Fuerza Universal, como Divinidad, como Dios mismo, de allí su frase:
 
Así obtiene por fin la claridad que buscaba desde niño. Vislumbra algo que ante su sensibilidad e inteligencia constituye La Suprema Realidad del Universo, un concepto o vivencia, o ambas cosas juntas, que acaba de experimentar en una suerte de expansión de consciencia, y que será la base y el fundamento de toda su futura obra literaria: el Amor, el Amor como Fuerza Universal, como Divinidad, como Dios mismo, de allí su frase:
"El Amor no es manifestación de Dios, sino la  Presencia de Dios".
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"El Amor no es manifestación de Dios, sino la  Presencia de Dios".
  
 
==Fuente==
 
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Revisión del 15:03 17 abr 2014

{Desarrollo}

Enrique Barrios
Información  sobre la plantilla
Enrique Barrios.JPG
Viajero impenitente, su verdadera aventura la encuentra en la búsqueda de la Verdad. Iniciado nace su vocación de escritor y divulgador.
Nombre completoEnrique Barrios
Nacimientoseptiembre de 1945
Venezuela
Defunción19 de septiembre de 1984
Chile
NacionalidadChile- Venezuela

Nacimiento e Infancia

Enrique Barrios nace en Caracas,Venezuela, a inicios de septiembre de 1945. Por tener padres de ambos países,Chile y Venezuelatítulo del enlace,siempre serán para él lugares de retorno permanente.

Escritor chileno-venezolano se ajustaría más a la verdad que una sola nacionalidad, aunque además, por haber vivido largos años en Argentina, en algunos lugares figura como escritor argentino. No reniega de ello tampoco, porque un pedazo del alma se le quedó en aquel país del sur, especialmente en la Argentina autóctona, la de la letra erre arrastrada.

A medidas que iba creciendo fue entendiendo que a pesar de sentirse muy motivado por conocer los misterios transcendentes de la existencia, no se inclina a creer incondicionalmente en todo lo que se le diga, por más que muchos lo den por sentado. Detrás de su alma que busca absolutos existe la necesidad imperiosa de ceñirse a cierta lógica o coherencia. Ni dudar de todo ni tragarse todo, ese era su lema. Hoy piensa que esa fue la clave que le permitió más adelante tener la apertura mental, la libertad interior y claridad suficiente para comprender la filosofía espiritual que se le hizo ver y que luego ha mostrado al mundo.

Su Juventud

Desde muy joven comienza a irse lejos, tantas veces con una mochila a la espalda y sin mucho dinero, trabajando en lo que pueda para sobrevivir; otras veces, y ya mayor, yendo a radicarse por meses o años en otros países, para así poder conocer de cerca a sus hermanos de otros pueblos, no con la fugaz mirada del turista, sino con la de quien convive con ellos y participa de sus costumbres por un tiempo más largo, lo cual le permitirá tener una visión más amplia del ser humano y del mundo. A los dieciocho años de edad parte solo hacia Caracas, 1964. Allí encuentra a un hombre profundamente místico, pero de un misticismo diferente, muy poco dulzón, dentro de una línea pedagógica que no forma escuelas públicas y que funciona en una privacidad muy estricta. Allí se manejaban milenarias y sencillas técnicas o Ejercicios orientados al despertar de la conciencia, éstos se transmiten sólo de maestro a discípulo y no aparecen en libro alguno. A fines de 1988 se traslada a Buenos Aires, Argentina, en donde permanece durante doce años. Allí escribe:

  • Cuentos de Amor, estrellas y almas gemelas (1991)
  • Maravilla (1992)
  • Ami 3 (1997-98)
  • Carta de Dios para ti (1998)
  • Dios para locos bajitos (1998).

En el año 2000 se radica en España, donde escribe:

Tiene varias obras más que sólo necesitan de una revisión final por parte del autor. Debido a problemas editoriales, ninguna de estas obras se encuentra disponible en castellano por ahora, año 2005, pero confiemos en que ese problema será superado en un momento no lejano. De [Enrique Barrios] se han editado doce obras en castellano, siendo Ami, el niño de las estrellas la de mayor difusión a nivel internacional hasta el momento, superando largamente el millón de ejemplares vendidos, habiendo sido editada en otros once idiomas, siendo en Japón donde sus obras han tenido más éxito, después del mundo hispano hablante. Y sigue escribiendo.

Trayectoria y Muerte

Premios

De Enrique Barrios se han editado doce obras en castellano, siendo ["Ami, el niño de las estrellas"] la de mayor difusión a nivel internacional hasta el momento, superando largamente el millón de ejemplares vendidos, habiendo sido editada en otros once idiomas. En la madrugada del 19 de septiembre de 1984, en Chile, se ve ante la muerte inevitable en un asalto en despoblado, muerte que sin embargo -inexplicablemente- no se produce, porque los asaltantes, cuchillo en mano, de pronto salen huyendo y se pierden en la noche. Pero él, boca arriba en el suelo, ya se había despedido de la vida, y súbitamente se ve vivo e ileso.

Pocos días después, el 27, en un bosque junto al mar, en una luminosa mañana de primavera y en un lugar cercano al del asalto, tiene una experiencia espiritual que marca el comienzo de su labor como escritor. Tal vez a su duro ego le faltaba la proximidad del más allá -un trance de muerte- para llegar a una compresión superior de la existencia, porque nada nos puede hacer recordar mejor la transitoriedad de todo que el vernos de pronto, inesperadamente, ante el momento de tener que decir adiós a todas las ilusiones. ¿Qué queda entonces? Sólo lo que es Real, y ahí, por encima de todo lo demás, se encuentran los afectos. Así obtiene por fin la claridad que buscaba desde niño. Vislumbra algo que ante su sensibilidad e inteligencia constituye La Suprema Realidad del Universo, un concepto o vivencia, o ambas cosas juntas, que acaba de experimentar en una suerte de expansión de consciencia, y que será la base y el fundamento de toda su futura obra literaria: el Amor, el Amor como Fuerza Universal, como Divinidad, como Dios mismo, de allí su frase:

"El Amor no es manifestación de Dios, sino la  Presencia de Dios".

Fuente

  • www.ebarrios.com
  • www.editorialsirio.com
  • www.casadellibro.com
  • www.lecturalia.com/autor/11958/