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Revisión del 12:51 12 mar 2010

Plantilla:Municipio

Cifuentes

Cifuentes, el Oasis villareño, está ubicado en el centro - norte de la provincia Villa Clara con 513.16 km2, el municipio cuenta con 10 Consejos Populares que incluyen tres núcleos poblacionales de importancia: Mata, San Diego del Valle y Wilfredo Pagés. El municipio cuenta con una población de 31160 habitantes, la densidad de población es de 69,1h/km2, hay un equilibrio entre la masa urbana y rural.
El 60,3 de población es menor de 40 por lo que se considera una población joven.
Se caracteriza por una gran ruralidad, alcanza el 40,5% urbanización. Los principales asentamientos son un núcleo urbano cabecera que es Cifuentes categorizado como pueblo de 2do orden, San Diego del Valle, como pueblo de 3er orden Mata Vaquerito Wilfredo Pagés como poblados de 2do orden, los poblados rurales de Bagazal, Batey de Braulio Coroneaux, Mariana Grajales, Picadora, Larrondo, Sitio Grande, Tajadora, y Santo Tomás; además existen 55 caseríos y 3133 viviendas dispersas.

Historia

Cabe que nuestros ancestros apodasen así el lugar tomando el apellido del comerciante José Cifuentes radicado aquí y del que poco se conoce, lo cierto es que este apellido existió en el siglo XVIII en la zona central del país.
De sus Fiestas Tradicionales se destaca el "Cifuentense Ausente" creada en 1953 con motivo de la celebración de las Fiestas Religiosas dedicadas a la Patrona del pueblo (La Magdalena). En la vida económica del municipio están presentes: La Fábrica de Baldosas y Terrazos, dos de conservas, en Mata y San Diego, un Centro Integral Porcino y la Granja Agropecuaria "El Vaquerito" los que constituyen lo más activo del municipio.

Ubicación

El municipio Cifuentes se encuentra situado en la zona central de la Provincia Villa Clara. Ubicado en una gran llanura que sólo alteran pequeñas elevaciones por el sureste y suroeste.

Es un municipio mediterráneo pues sus límites los comparte con seis municipios, por el norte con Sagua la Grande desde la Presa Alacranes hasta el punto conocido por Manolita o Cuatro Caminos, durante 33 Km.; desde este punto limita con Encrucijada 26 Km. hasta la confluencia del río Ayagán con el Ochoa en el punto conocido como Rosete, allí comienzan 6 Km. por el Este compartidos por Camajuaní desde Rosete hasta el terraplén que une a Las Margaritas con la carretera Camajuaní - Santa Clara; desde este terraplén a la loma El Sijú limita con Santa Clara, 25 Km. Al Suroeste lo hace con Ranchuelo desde esta misma loma hasta el punto conocido por San José empleando en estos límites 37 Km. Cierra su perímetro por el oeste 13 Km. con Santo Domingo. Por el noroeste una parte del municipio limita con la presa Alacranes.

Mitología

No es desestimable para los pueblos alimentar los mitos, estos forman parte de su identidad y contribuyen a la consolidación del sentido de pertenencia. Un mito compartido es un elemento aglutinante. Los artistas lo interpretan, lo enriquecen y nos los devuelven como símbolos que con nuevas formas y sonidos van a perdurar. Cifuentes, que ha formado su población a partir de aborígenes, inmigrantes españoles y canarios, asiáticos que vinieron como culíes o emigrantes económicos y una fuerte influencia africana que fue trasplantada como esclava ha dado lugar a una ecléctica mitología donde coexisten leyendas aborígenes con la imaginería africana y europea sin omitir los referentes espiritistas llegados desde Estados Unidos.
Cuatro son los representantes que conocen la cultura popular tradicional: aparecidos, madres de agua, brujas y güijes.
Son frecuentes, según los informantes, las apariciones de espíritus que no han encontrado la paz eterna y deambulan fundamentalmente de noche por caminos y guardarrayas. Son recurrentes las mujeres vestidas de blanco que persiguen jinetes, los perros que crecen desmesuradamente mientras echan candela por la boca, niños que lloran bajo frondosos algarrobos y aparecidos que dicen donde hay dinero enterrado.
La madre de agua es un majá que vive en el río, en charcos que no tiene fondo, negras y del tamaño de una palma. Pueden arrastrarte hasta el charco de insondables profundidades.
Se afirmaba que las Brujas eran mujeres que viajaban a las Islas Canarias a visitar los familiares que allá quedaron o que venían desde allá a estar con sus hombres cada noche. En este proceso de trasvase se posaban en los caballetes de los bohíos y allí el roce de sus almidonados vestidos con las pencas y yaguas provocaba un sonido característico capaz de escalofriar al más valiente. Para volar solo debían levantar los brazos, aplicar un ungüento mágico bajo ellos y repetir el conjuro: Sin Dios y Sin Santa María.La paternidad de los güijes la discuten aborígenes y esclavos africanos. Es una criatura de los ríos, trepa a las palmas con facilidad, es un negrito chiquito y cabezón. Cifuentes tiene un Güije especial, se llama Ñiki – Ñake, vive en el río “Los Pocitos “, es alegre, fiestero y juguetón, sale en noches de luna muy clara, salta cercas y camina sobre los tejados. Descubre y comparte amores e impaciencias.
Algunos de nuestros mitos corren el riesgo de perderse con lo que mutilaríamos nuestra identidad, por eso los investigadores y artistas se afanan por reencontrarlos y darlos a conocer tal vez sin la ingenuidad de antes pero con el amor de siempre y también por qué no, con un poco de misterio.
Si una de estas noches encuentras a Ñiki – Ñake, háblale, baila con él, cuéntale tus ilusiones, él también es cifuentense.

Fundación de la cabecera y poblados

Los datos más antiguos relacionados con la presencia de los primeros núcleos poblacionales del territorio que ocupa el actual municipio de Cifuentes se pierden en el pasado más remoto.
Los primeros colonizadores que se asentaron en estos ligares debieron hacerlo desde fines del siglo XVIII, vinculados económicamente con la ganadería, los cortes reales de madera y los cultivos menores de subsistencia, incluyendo la posibilidad de que el tabaco estuviera entre ellos, pues ya se conocía por Sagua La Grande hacia finales de ese siglo.
El sitio Cifuentes (Sin Fuentes o Cifuentes, como también aparece escrito en la bibliografía de la época colonial) actual cabecera del municipio, debió existir desde el siglo XVIII como resultado de una orden decretada por el cabildo villaclareño que se remonta a 1696, en ella se solicitaba a los hacendados que cooperaran con la apertura de caminos que debían dirigirse a los embarcaderos que conectaban con el comercio exterior de contrabando que en 1706 es reconocido de forma oficial por el procurador general del cabildo Villaclareño. Todo hace indicar que el capitán Luis Pérez de Morales, propietario de la hacienda Sta Cruz de Maguaraya o Quemado de Maguaraya como también se le conocía colaboró con la solicitud del cabildo, creando a través de su hacienda un camino que luego daría origen a un sitio, es decir, que la posición equidistante que ocupó entre Sagua y Santa Clara, en el camino que unía de un punto de aprovisionamiento para los viajeros que recorrían estas rutas.
Según los resultados de un estudio realizado por las autoridades eclesiásticas se determinó la construcción de una rústica Iglesia de tabla y guano en el asiento de la hacienda la Magdalena. El hecho se consumó el 22 de octubre de 1817 como iglesia auxiliar de la Magdalena, Patrona del pueblo. Ubicada a un kilómetro aproximadamente de esta hacienda se hallaba el sitio Cifuentes, que prosperaba más que la Magdalena, la prosperidad de Cifuentes la determinaba fundamentalmente su propia posición geográfica, es decir, el encontrarse situado en la ruta utilizada entre Sagua y Santa Clara auguraba futuras perspectivas de desarrollo sumando a esto además las mejores condiciones del terreno. Esta razón de tipo económica determinó que dos años después, en 1819 se produjera el traslado de la iglesia establecida en la hacienda La Magdalena al sitio “Cifuentes” su primer teniente cura Don Calixto Alfonso de Cimas, atraído por el hermoso llano de Cifuentes y su buen piso, solicitó y obtuvo del Excelentísimo Señor Espada la traslación de este punto, quedando constituida la iglesia de tabla y paja en cuyo estado continuó hasta muchos años después en que fue erigida en parroquial de ingreso.
Los asentamientos siguieron diferentes direcciones en su desarrollo, pues Cifuentes y Sitio Grande, situados en la ruta que seguían las carreteras y viajeros de Villa Clara a Sagua y viceversa, aprovecharon estas condiciones para desarrollar el comercio, mientras que la Magdalena y Mata, un tanto aislados, elevaron su desarrollo agrícola. Sitio Grande, que se conoce desde 1805, tuvo entre sus primeros pobladores a las familias de los hermanos de Los Santos; Miguel, Felipe, Juan Bautista, Ignacio, Manuel, Antonio, José Agustín y Diego; Pedro José Mollinedo, José Mollinedo; Ángel Marrero; Salvador, Noriega, Antonia Carranco; Bárbara Andrade; Santiago de Moya. Los morenos Micaela y Casimiro y el esclavo Mariano.
La bibliografía consultada al respecto fija la formación del poblado de San Diego alrededor de 1840 y Mata hacia 1865, sin embargo consideramos que en los dos casos se redujo antes de esta fecha. Desde principios del siglo XIX existían estos dos asentamientos en los que según el padrón de población de las Dos Saguas de 1813 (ver cuadro No.1) San Diego contaba con una población superior a la de Cifuentes y Mata casi la igualaba.
El hecho de no establecerse fecha exacta en la fundación de los mismos se debe a que en ninguno de los dos casos se celebró acto o ceremonia oficial de carácter civil o religioso ya que en los mismos no se construyó Iglesia Católica que muy generalmente de acuerdo a las costumbres de la época fue el centro alrededor del cual se formaron muchos de los pueblos de nuestros país, constituyendo Cifuentes un ejemplo de este fenómeno. Estos dos poblados pertenecían a la extensa jurisdicción eclesiástica que abarcó en sus orígenes la iglesia Santa María Magdalena de Cifuentes, que incluía parte considerable del territorio de Calabazar, Malezas, Sto. Domingo, San Diego y alguno del de Sagua la Grande.
Entre las primeras familias pobladoras de San Diego se encuentran las de Lorenzo Moya, Miguel Bucarano, José Jiménez, Bartolomé López, Juan Castellón, Santiago Pérez, Eugenio Toledo, Joaquín Castellón, Nicolás Pérez, las hermanas Josefa y Rosa Moya y un pardo esclavo llamado Isidoro.
En Mata fueron las familias de José o Jeny Pérez de Morales, la de los hermanos Manuel Ferry, Bernabé, Juan Nicolás y Francisco Jiménez, Antonio Rodríguez y los morenos esclavos Miguel y Lorenzo de Güines.
De todos estos asentamientos poblacionales fue Cifuentes el que alcanzaría a través del tiempo la supremacía sobre el resto y daría definitivamente el nombre al municipio.
Determinar el origen del topónimo Cifuentes es un aspecto de nuestra historia local que se torna en extremo difícil y complejo, muy contradictorios son los datos que maneja la bibliografía que abarca el tema.
Antonio Miguel Alcocer y Beltrán en su “Historia de la Villa de Sagua la Grande y su jurisdicción”, ofrece tres soluciones: en la primera expone una transposición del topónimo tomada de una villa ubicada en la provincia de Guadalajara, España, en la segunda solución considera por el mismo como “pueril” refiere que el nombre del pueblo se debe a la gran cantidad de fuentes o manantiales de agua existentes en el lugar que inicialmente se llamaba Cien – fuentes pero que el paso del tiempo desaparecen la vocal (e) y la consonante (n) para quedar Cifuentes, la última solución que ofrece Alcocer coincide con la de otros historiadores, quienes plantean que aquí se radicó José Cifuentes, el que construyó próximo a la segunda iglesia, una tienda mixta que abastecía a los viajeros que transitaban por el lugar.
Aunque de José Cifuentes no se conocen otros datos que no sean los que la tradición oral de generación en generación convirtió en leyenda, aceptamos la existencia de este personaje, pero consideramos que debió radicarse aquí en el siglo XVIII y no en el siglo XIX como señala el propio historiador Alcocer, y que además la segunda Iglesia fue construida en el sitio conocido por Cifuentes y no que este señor se radicó en el lugar cuando ya estaba construida la misma. El nombre Cifuentes como apellido existía en la región central de la Isla desde el siglo XVIII cuando datos referenciales nos hablan del pardo Francisco Cifuentes, sastre de Santa Clara.

Factores Naturales

Las características naturales de Cifuentes, su clima, sus suelos, sus arroyos, y relieve determinan que la actividad económica fundamental sea la agricultura.
Su clima se corresponde con el subtipo de llanuras y alturas con humedecimiento estacional relativamente estable, alta evaporación y altas temperaturas.
El viento se mueve con una velocidad promedio de 3,6-4,4m/seg.
La precipitación media anual se encuentra entre 1200-1400mm, el coeficiente de variación de la precipitación anual es de 0,27-0,24.
Las temperaturas promedio están entre 22-24 °C
El relieve es llano, de manera general, formado por una llanura erosiva compuesta por Calizas, Arenisca, Marga y Flusch. Las alturas alcanzan como promedio 50-80m y solo el Sur y el Este se presentan algunas elevaciones entre 100—120mts.
No existen cuevas de gran tamaño, aunque desde Mariana Grajales a El Vaquerito, se destacan una cadena de pequeñas cuevas que acogen especies de animales y vegetales endémicas y en algunas de ellas hay residuarios de interés arqueológico.
El suelo es el principal recurso natural. En la mayoría del área del tipo calcimórfico y en la parte suroeste aparecen algunas zonas de suelo color rojo parduzco clasificados como Fersialíticos.
No se han detectado suelos salinizados y la erosión es débil y localizada. La acidez actual está determinada por un PH de 6,5.
Todas estas peculiaridades de lo suelos lo hacen favorable para la agricultura y especialmente para la cañera.
En cuanto a su hidrografía, si bien no existen ríos caudalosos, cuenta con una abundante red de arroyos, cañadas intermitentes y ríos de poco caudal. Los tres principales ríos son: El Yabú, El Maguaraya, y El Ochoa. El más característico es el Maguaraya que en toda su extensión corre dentro del municipio y cuenta con abundantes afluentes, entre los que se destacan Magdalena, Candilejas y Valencia.
El Yabú se ubica por la zona suroeste y sur, de límites con el municipio de Santo Domingo, por el oeste, con Ranchuelo, por el Sur, sus principales afluentes son el Maguaraya y el Biajaca.
Otro límite, determinado por un río, lo constituye El Ochoa, que lo hace con Santa Clara, su afluente más importante es el Ayagán. Por el norte encontramos el arroyo Blanco que afluye en el Sagua La Grande.
Los factores naturales descritos condicionan la posibilidad de existencia de una variada flora y fauna, no obstante la tala despiadada a la que fue sometido el país durante siglos, hizo que los bosques cifuentenses fueran exterminados, al extremo de que solo quede un bosque de poca extensión al suroeste del poblado. La política de repoblación forestal, que el Gobierno Revolucionario ha llevado a cabo, ha logrado zonas pobladas de árboles en diferentes sitios como Larrondo, Cantó La Vaca y Santa Rita. A pesar de no haber una masa boscosa importante, si es notable la diversidad de plantas, tanto de árboles y arbustos, como en plantas de poco porte. La carencia de bosques naturales ha afectado notablemente la fauna autóctona. Subsisten colonias de jutías en las cercanías de las cuevas y maniguas aunque se reducen rápidamente por la caza furtiva.
Existe diversidad de aves endémicas y migratorias así como la cría por afición de palomas mensajeras y periquitos de Australia. Nuestra cercanía a los montes migratorios hacen que cada año nos visiten aves foráneas, entre ellos los patos y el zunzún de peso.
La fauna cifuentense, es típica del país, con un gran mosaico de especies, de no cordados, presencia de especies endémicas y de pequeño tamaño.
El centro de la región central a finales del Jurásico se desarrolló en un ambiente marino, ocurriendo ya en el Caltásico una fractura a través de las cual se produjo actividad volcánica que aportó rocas de tipo ígneas, nutridas de minerales , entre los cuales se destacó el sílex, formando grandes masas distribuidas por todo el municipio, lo que condicionó una abundante masa de aborígenes que utilizaron este mineral como fuente importantísima para el desarrollo de la Industria de la Piedra Tallada. A pesar de la existencia de esta gran masa de sílex de diferentes formas y colores, han predominado de manera general las rocas sedimentarias, de las que tomaron nuestros primitivos pobladores la materia prima fundamental para confeccionar sus objetos de la llamada Industria de la Piedra en Volumen.
Además de estas condiciones, caracterizó la geografía del municipio, una red tupida de bosques, eslabón fundamental que contribuyó a mantener los recursos naturales necesarios para el sustento de la vida de nuestros pobladores, con un sistema de lluvias mucho más frecuente que en la actualidad, lo que ayudó en gran medida a mantener renovables las fuentes de agua potable, sin lo cual no hubiera sido posible la existencia de una abundante masa de aborígenes.

Desarrollo económico

Obras turísticas de la cayería norte y el instituto preuniversitario Ernesto Guevara figuran entre las ejecuciones constructivas beneficiadas en la provincia de Villa Clara con elementos fabricados en el combinado Rolando Morales.
Ese centro productivo, ubicado en el municipio de Cifuentes, dedica la mayor parte de sus producciones a la reparación y ampliación de policlínicos, escuelas y otras obras sociales del territorio de Villa Clara.
Norberto Hernández, director de la entidad, informó que en los tres primeros meses de este año entregaron 288 mil bloques y nueve mil 026 metros cuadrados de baldosas, lo que junto a otras producciones permitió satisfacer el plan del trimestre y los pone en condiciones de vencer lo proyectado para el 2009.
Los 152 trabajadores del centro se esfuerzan fundamentalmente por cumplir los compromisos con los programas vinculados a la salud, la educación y el turismo, argumentó.
También destinan parte de sus producciones al mejoramiento y desarrollo del fondo habitacional, para el cual fabrican, además de bloques y losas de piso, elementos de terrazo para pasos de escaleras, bancos, mesetas de cocina y otros pedidos.
Señaló Hernández que desde hace siete años la entidad se incorporó al Sistema de Perfeccionamiento Empresarial y desde el 2004 aplican la escala salarial a partir de lo cual aumentó la productividad y la eficiencia, además de tener la contabilidad certificada, avalada por controles sistemáticos.
Alexis Rodríguez Santos, miembro del Buró de Innovadores y Racionalizadores de la fábrica, refirió que esta industria cuenta con una tecnología de casi 25 años de explotación y muchos de los equipos funcionan gracias a la consagración de innovadores y racionalizadores.

Cultura

Cifuentes, esa suerte de encrucijada entre caminos y carreteras, donde el viajero recibe hospitalidad y se procura descanso celebró por estos días 192 años. El Oasis Villareño, como se le conoce al municipio de Cifuentes en la provincia de Villa Clara tiene sus antecedentes entre los siglos VII y VIII cuando a consecuencia del proceso de mercedación de tierras por los cabildos de Sancti Spíritus, Remedios y Santa Clara se entregaron un grupo de Haciendas.
Sus tierras fueron dedicadas entonces al ganado y luego y hasta nuestros días se le sumó la agricultura de subsistencia con el cultivo de frutos menores.
Cifuentes como poblado, tuvo su origen en un lugar de tránsito y aprovisionamiento de carreteros y jinetes, quienes participaban hacia el siglo VIII en el comercio de contrabando entre Santa Clara y el embarcadero de Sagua la Grande.
Su fundación se asocia con la construcción de una rústica iglesia católica en las márgenes del arroyo de la Magdalena que corría por la hacienda de igual nombre el 22 de Octubre de 1817.
En 1819 esta iglesia se traslada hacia el sitio que hoy ocupa el centro histórico urbano, espacio que había alcanzado entonces un mayor crecimiento en el orden económico y social evolucionando así hasta nuestros días.
Numerosos hijos de esta tierra participaron en las luchas independentistas contra el colonialismo español primero y durante el periodo neocolonial después hasta lograr el triunfo definitivo del Primero de Enero de 1959.
Desde los primeros años de la revolución los cifuentenses brindan su aporte a la consolidación del triunfo y participan en importantes acciones para la transformación del territorio.
Los cifuentenses de hoy, quienes recibieron el legado de las generaciones que los antecedieron laboran en el presente para garantizar el futuro y hacer del Oasis un pueblo que crece.

Raúl Santos Zerpa

Nació en Santa Lutgarda, hoy El Vaquerito, municipio de Cifuentes, en el año 1939.
Graduado como profesor de dibujo y escultura en la escuela de Artes Plásticas “Leopoldo Romañach”, miembro de la UNEAC y de la Asociación Internacional de Artistas Plásticos de la UNESCO.

Ha realizado exposiciones importantes por todo el mundo:

  • 1971 y 1978 Trienal Mundial de Arte Contemporáneo, en la India.
  • 1980 Festival Internacional de Pintura, Canes, Sur-Mer, Francia.
  • 1989 La Habana en Madrid, España.
  • 1999 Galería del Hotel Hilton Atenas, Grecia.
  • 2000 Catedral de Gloucester, Inglaterra.

Ha obtenido más de cuarenta Premios y otros reconocimientos, entre ellos:

  • 1969 Premio Nacional de Dibujo, Salón de la UNEAC.
  • 1984 Distinción “Raúl Gómez García”.
  • 1988 Distinción Por la Cultura Nacional.
  • 1999 Medalla 310 Aniversario de la Fundación de Santa Clara.
  • 2000 Seleccionado por la Asociación de Pedagogos de Cuba y para integrar el Mural Pedagogos del Siglo XX. Museo de la Revolución.
  • 2001 Recibe La Farola, alta distinción que otorga su pueblo natal Cifuentes.

Ha realizado26 exposiciones personales y participado en 314 colectivas en Polonia, Mónaco, Francia, Estados Unidos, Suecia, Japón, Italia, Alemania, Checoslovaquia, Panamá, Perú, Inglaterra, Cuba y otros países. Sus obras se encuentran expuestas de forma permanente en las salas del Museo Nacional de Cuba y en otras instituciones cubanas y extranjeras.
En Tiempos de Post-modernidad, afortunadamente la obra de Raúl Santos Zerpa testifica una manera íntima de asumir la creación, que ha pervivido a pesar de todo el arsenal teórico lanzado para sepultarla. Ella no conmina a cuestionarnos la realidad a partir de su “deterioro”; tampoco es dada al análisis ético receptivo, porque como toda propuesta esencialmente sensorial prioriza el ejercicio inteligente de la imaginación –que la enriquece- para lograr trascender el umbral de los sentidos.
Frente a la obra de Santos Zerpa, recrearnos en su espontánea armonía, equivale a transitar solo la epidermis de una propuesta creadora, porque si bien es cierto que podría sugerirnos alas de mariposas, o gotas extendidas sobre un espacio infinito, o las raíces de un árbol poderoso, en su aparente simplicidad de rejuego formal, el artista logra aprehender múltiples sensaciones.
En tal sentido, juzgar la producción plástica de Raúl Santos Zerpa, adquiere la complejidad que implica atreverse a valorar lo “bello”. En el mítico culto a la belleza de la forma, parecería resumirse –de alguna manera- la fuerza de su creación, si en ella no existiese una vitalidad liberadora que trasciende las ataduras de los trazos, para dejar surgir, a través de enormes “manchas”, todas las posibilidades interpretativas de una arte profundamente sensorial.