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==Nihilismo y Revolución (La Jornada)== | ==Nihilismo y Revolución (La Jornada)== | ||
| + | Rosa Miriam Elizalde* | ||
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| + | En Cuba, como en México y otros países donde gobierna la izquierda, no solo se está bregando con el drama de la economía en tiempos de Covid, sino con el acto difícil de la afirmación no nihilista de la vida. El paradigma actual intenta imponer que todas las figuras de la autoridad simbólica han declinado y se disuelven en el aire. La verdad, los imperativos éticos, los proyectos existenciales, las causas políticas, el sentido estético, ya no parecen disponer de ningún suelo firme. | ||
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| + | Pero la memoria es terca y pronto se inaugurará en La Habana el Centro de Estudios “Fidel Castro”, dedicado a la investigación sobre la obra del líder histórico de la Revolución Cubana, y que, por excepción, lleva su nombre. Antes de su muerte, el 25 de noviembre de 2016, expresó su voluntad, que cobró fuerza de ley, de que no se llamaran como él instituciones, plazas, parques, avenidas, calles y otros lugares públicos, ni que su rostro apareciera en condecoraciones, reconocimientos o títulos honoríficos. | ||
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| + | Tuvo y tiene enemigos que han querido empequeñecerlo o lavar su biografía en la mojiganga nihilista del fin de las ideologías y de la Historia. Hablando de estos asuntos la escritora española Belén Gopegui ha recordado que Fidel Castro no fue el fin, sino el “comienzo de una nueva época en la que ya nadie podrá creer jamás en la declaración de un Estado, de un político, de un individuo, en abstracto. Se pedirán acciones. Se querrá ver cuáles son las acciones de quien usa las palabras. ¿Qué pasa en Cuba? Ojalá los grandes medios se preocuparan, no solo en estos días, por saber qué pasa realmente en Cuba; al fin y al cabo, como ha dicho Fidel, el socialismo es la ciencia del ejemplo”. | ||
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| + | No le perdonan que además de encabezar una revolución en una Isla escasamente conocida hasta 1959, Fidel se convirtiera por mérito propio en una figura mundial. Que fuera un animador permanente del Movimiento de Países No Alineados y que Cuba terminara siendo el vértice donde remataban los movimientos independentistas, a menudo convertidos luego en partidos de gobierno en las nuevas naciones de Asia y África. Cuba compartía la participación abierta en conflictos como el de Angola con una diplomacia que tejía lazos para que esa red pudiera ser ofensiva y defensiva al mismo tiempo. Sin el internacionalismo cubano bajo la dirección de Fidel Castro, dijo Nelson Mandela, no se habría producido entonces el fin del apartheid. Hablaba la voz moral de África, un símbolo que proyecta una larga e incómoda sombra en el depresivo nihilismo del mundo actual. | ||
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| + | Hay mucho que estudiar de esa relación del líder cubano con los procesos revolucionarios en los últimos 70 años, pero el pasado nunca es solo patrimonio colectivo, sino intransferible experiencia personal. Por suerte, el Centro de Estudios “Fidel Castro” no será un mausoleo, sino un lugar vivo en el que caben el análisis erudito y las historias que vivieron en primera persona cubanos de todas partes, que resisten las falsedades de las redes sociales convertidas a ratos en una especie de basurero universal y que impiden que muchos nos subamos en el tren sin retorno de la memoria al olvido. | ||
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| + | Como tantos periodistas en Cuba que compartimos decenas de reuniones y encuentros con Fidel, tengo mis propias historias para capear el temporal nihilista. La última vez que lo vi fue el 25 de diciembre de 2010, ya retirado de los cargos oficiales. Él seguía cada detalle de la epidemia de cólera que hacía estragos en Haití, y se comunicaba regularmente con la brigada médica cubana en esa nación, en particular con un grupo de graduados de la Escuela Latinoamericana de Medicina, que recorrían zonas donde no había llegado ninguna expedición sanitaria. | ||
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| + | El Comandante hacía todo tipo de preguntas sobre los habitantes del lugar: quiénes vivían allí, qué enfermedades padecían, si tenían alguna instrucción, qué comían, cuántos niños, ancianos, mujeres embarazadas; si el río tal o más cual era caudaloso, qué vegetación, qué temperatura, cómo afectó el terremoto del año anterior... La brigada llevaba poco tiempo, pero era evidente que se había preparado para el duelo con un curioso insaciable. El teléfono tenía el altavoz activado y seguíamos el hilo de la conversación, en presencia de Dalia, la esposa de Fidel. | ||
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| + | En lo que parecía ser el cierre del diálogo, él quiso saludar, uno por uno, a los integrantes de la brigada. Escuchamos varios acentos latinoamericanos que hablaban animadamente de su familia, el pueblo donde nacieron, los sueños de regresar a trabajar a su país. Uno de ellos estaba notablemente emocionado: “¿De dónde eres, mijo?” De Bolivia, respondió el muchacho tras una pausa larga: “De Valle Grande, Comandante. De La Higuera… donde mataron al Che…” A partir de ese momento, el joven no pudo pronunciar más palabras. | ||
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| + | Nunca olvidaré la expresión del viejo guerrillero, el gesto de incredulidad y admiración, como si la posibilidad de encontrar un médico como Ernesto Guevara, nacido en La Higuera, formado en La Habana y salvando vidas en Haití, fuera un hecho al margen de Fidel Castro y de sus infinitas posibilidades combinatorias para el futuro. | ||
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| + | * Periodista cubana. Vicepresidenta Primera de la UPEC y Vicepresidenta de la FELAP. | ||
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==Good bye, míster Guaidó (Correo del ALBA)== | ==Good bye, míster Guaidó (Correo del ALBA)== | ||
| + | Manuel Cabieses Donoso* | ||
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| + | Juan Guaidó Márquez, el ridículo muñeco del ventrílocuo de Washington, comienza a evaporarse en el olvido. Sin embargo, tiene asegurado un lugar en la historia universal de la traición. En 2019 se autoproclamó presidente de Venezuela y estuvo dispuesto a encabezar un Gobierno títere si el país era ocupado por el ejército de Estados Unidos. | ||
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| + | Eso no ocurrió. El Pentágono temió perder miles de soldados si invadía la tierra de Bolívar. El imperio se dio cuenta que el amor a la patria es la base de granito de la identidad venezolana y latinoamericana. | ||
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| + | Guaidó debería agradecer que su traición no alcanzó a convertirlo en presidente de un Gobierno fantoche. Habría corrido la misma suerte de otros traidores, como Pierre Laval, fusilado en 1945 por haber cumplido funciones de gobernante títere de la Francia ocupada por los nazis. | ||
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| + | No obstante, el daño causado por Guaidó y sus compinches es enorme y ha significado la parálisis del proyecto socialista de Chávez. Miles de millones de dólares de bienes venezolanos han sido incautados por Estados Unidos. El bloqueo y boicot internacional han hecho retroceder años al proceso venezolano. El país soporta carencias de alimentos y medicinas, de gasolina y gas, y padece una hiperinflación que jibariza los salarios a tal extremo de que convierte en infierno la vida cotidiana de los hogares. | ||
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| + | La Asamblea Nacional se convirtió desde 2015 en plaza fuerte de la conspiración y en instrumento mercenario de Estados Unidos y la Unión Europea (UE). El primer presidente de la Asamblea, Henry Ramos Allup, del partido socialdemócrata Acción Democrática, anunció en 2015 que en seis meses el presidente de la República, Nicolás Maduro, sería derrocado. Todos los esfuerzos para lograrlo no dieron resultado. | ||
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| + | Guaidó asumió la presidencia de la Asamblea en enero del 2019 y subió la apuesta golpista con abierto respaldo norteamericano y europeo, joven diputado del partido Voluntad Popular (VP), cuyo líder es Leopoldo López, prófugo de la justicia gracias a la protección diplomática de España. Seis días después de asumir la presidencia de la Asamblea, Guaidó se autoproclamó presidente de la República. Una farsa indecente de Estados Unidos, secundado por la UE y el puñado de Gobiernos perrunos del Grupo de Lima. Esta patota de criminales ha intentado todo para derribar al Gobierno del presidente Maduro, desde el magnicidio hasta el golpe de Estado. Pero sobre todo el boicot a plexo solar de la economía donde sí ha tenido éxito. | ||
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| + | Venezuela, que en 2013 tenía un ingreso de 56 000 millones de dólares, vio reducido ese ingreso a 500 millones en 2020. Sus cuentas bancarias congeladas en diversos países tienen casi 30 000 millones de dólares retenidos. La empresa venezolana Citgo con 8 000 estaciones de servicios en Estados Unidos, fue incautada por Trump. Las 31 toneladas de lingotes de oro depositadas en el Banco de Inglaterra representan otros 1 000 millones de dólares secuestrados. A pesar de todos estos golpes bajos, que atropellan las normas más elementales del derecho internacional, Venezuela mantuvo en pie conquistas sociales como educación y salud públicas gratuitas, y viviendas sociales que se construyen a un ritmo de más de 1 000 cada día(1). | ||
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| + | Enfrentado a una profunda crisis económica y social –en que también han incidido errores en la conducción del Estado, la corrupción y excesos policiales, una estólida burocracia sorda a las protestas del incipiente poder popular, la hiperinflación destructiva de proyectos individuales y colectivos, el mercado negro, y el doloroso éxodo de más de cinco millones de venezolanos–, el Gobierno, sin embargo, confía salir adelante. En lo político, contará con una Asamblea Nacional en que tiene mayoría absoluta. Pero la llave del futuro es la Ley Antibloqueo que será el “gran eje matriz en el proceso para la recuperación de los ingresos nacionales”, dice el presidente Maduro. | ||
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| + | “Los inversionistas de Estados Unidos –agrega– tienen las puertas abiertas aquí para invertir en petróleo, en gas, en petroquímica, en telecomunicaciones, en turismo, en finanzas, en todo lo que quieran” (2). | ||
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| + | La crisis pone en reversa el proceso con rumbo al socialismo que inició el presidente Hugo Chávez. El petróleo –la joya de la corona de las inmensas riquezas de Venezuela– se convierte en prenda de cambio para salir del atolladero. Han surgido duras críticas en las propias filas del chavismo. Elías Jaua, exvicepresidente, sostiene: “No por decisión del Gobierno, en Venezuela hay hoy un capitalismo salvaje”(3). El Partido Comunista de Venezuela (PCV) y grupos de izquierda se han manifestado muy críticos. No obstante, esa disidencia no se percibió en las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre. El PCV alcanzó menos del 3%, en tanto el Gran Polo Patriótico Simón Bolívar” obtuvo 69.34%. El hecho relevante, sin embargo, fue la abstención. Solo el 31% acudió a votar. Eso evidencia la pérdida de entusiasmo en la participación popular. A la oposición tampoco le va bien. La nueva Asamblea Nacional será el clavo definitivo en el ataúd del proyecto colonial de Washington. | ||
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| + | Guaidó y su gentuza se van derrotados pero obtuvieron una baza macabra. Las penurias que ellos alentaron son el origen de la ralentización –y probable eclipse– que sufrirán la Revolución bolivariana y el sueño del socialismo del siglo XXI. | ||
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| + | Pero la historia continúa… Hoy consiste en defender el derecho soberano de Venezuela a decidir su destino. | ||
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| + | *Chileno. Director de la revista Punto Final. | ||
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| + | 1] Estas citas pertenecen a la entrevista de Ignacio Ramonet al presidente Nicolás Maduro. 2/1/2021, lemondediplomatique.cl | ||
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| + | [2] Ibíd. | ||
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| + | [3] Citado por Alvaro Verzi Rangel, surysur.net | ||
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==Biden tilda a los asaltantes de “terroristas domésticos” (El País)== | ==Biden tilda a los asaltantes de “terroristas domésticos” (El País)== | ||
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| + | La asonada ofrece al presidente un recordatorio del país que le espera, pero también la esperanza de que su mensaje de unidad cuaje en una sociedad conmocionada | ||
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| + | Pablo Guimón* | ||
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| + | Amanecía un buen miércoles para Joe Biden, con la confirmación de que los demócratas tendrán el control del Senado tras las victorias en las dos segundas vueltas de las elecciones a la Cámara alta en Georgia celebradas el martes. Por la tarde, el Congreso se disponía a despejar el camino definitivamente a su presidencia al certificar, acaso con algún espectáculo menor de interesado servilismo a cargo de la claque habitual de aduladores, los resultados del Colegio Electoral. | ||
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| + | En un nuevo signo del tono centrista y reconciliador que Biden quiere imprimir a su presidencia, anunciaba la elección para fiscal general del juez Merrick Garland, cuya nominación al Supremo fue bloqueada en 2016 por los republicanos. La opción de un jurista centrista como Garland no satisfizo al ala izquierda de los demócratas, pero supone toda una declaración de sus intenciones respecto a un Departamento de Justicia cuya reputación se ha visto arruinada por los manejos de Trump y William Barr. | ||
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| + | Poco después del mediodía, sin embargo, la jornada se tornó súbitamente en un amargo recordatorio del país que espera a Joe Biden cuando llegue a la Casa Blanca dentro de dos semanas. Justo cuando el líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, encarnación de la política entendida como ejercicio partidista, rechazaba con dureza la delirante ofensiva del presidente Trump por revertir el resultado electoral, brindando a Biden un prematuro refuerzo a su prometida intención de tender puentes entre los dos bandos, hordas de seguidores del presidente asaltaban el Congreso en un intento sin precedentes de interrumpir por la fuerza el curso de la democracia. | ||
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| + | El mundo entero asistía conmocionado, en riguroso directo, a la escenificación del deterioro democrático de un país cuyo prestigio, mancillado por cuatro años de Trump, le corresponderá restaurar a un veterano político de 78 años, con exiguas mayorías en ambas Cámaras legislativas, en medio de una feroz crisis sanitaria y económica, y cuya presidencia es considerada ilegítima por cerca de la mitad del país. | ||
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| + | La asonada, combinada con el lamentable silencio inicial de Trump desde el otro extremo de la avenida de Pensilvania, brindaba a Biden la oportunidad de probarse el traje de presidente 14 días antes de su investidura. En un mensaje a la nación, urgía al republicano a acudir a la televisión nacional de inmediato para “cumplir su juramento, defender la Constitución y exigir el fin de este sitio”. Habló de “insurrección”. Y volvió a insistir en un mensaje de unidad que sonaba a ciencia ficción por encima de las imágenes de legisladores tirados en el suelo del Capitolio y sometidos por hordas de lunáticos disfrazados de guerreros. | ||
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| + | Este jueves el veterano demócrata fue más allá y tildó a los asaltantes de “terroristas domésticos”, comparando incluso la reacción policial de ayer con la que habría instrumentado si los manifestantes hubiesen sido partidarios del movimiento Black Lives Matter (BLM). La policía, dijo el presidente electo, “cometió un claro fallo a la hora de aplicar justicia con el mismo rasero (...) De haber sido miembros de BLM, habrían sido tratados de manera muy, muy diferente a la turba de maleantes que irrumpieron en el Capitolio”. | ||
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| + | Las victorias en Georgia, de las que los demócratas salen con la mayoría en las dos Cámaras por primera vez en más de 10 años, ofrecen a Biden la oportunidad de tomar la iniciativa. Su equipo ya trabaja en propuestas para enviar al Congreso en las próximas semanas, empezando por un nuevo paquete de estímulo a la economía, que incluya un envío de cheques directos a los ciudadanos por valor de 2.000 dólares, más del triple de la cuantía aprobada hace apenas 10 días. También se están ultimando otras medidas, en energías limpias, infraestructuras, sanidad y educación, financiadas por subidas de impuestos a los más ricos, que envíen el mensaje de que la recuperación será más una transformación que una mera vuelta al statu quo. | ||
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| + | En estos días vertiginosos, está por ver el efecto de la algarada del miércoles en los planes de Biden. Como siempre, el futuro presidente habrá de mirar a derecha e izquierda. El ala izquierdista del Partido Demócrata sale reforzada por los éxitos en Georgia, en la medida en que estos confirman cierta voluntad de reforma y eliminan las excusas para avanzar en una agenda progresista. Pero las imágenes del asalto al Capitolio les mostraron también las orejas del lobo. | ||
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| + | A mano derecha, el amargo espectáculo fue la constatación de hasta qué punto considera ilegítima la presidencia de Biden buena parte del país. El 45% de los votantes republicanos, según una encuesta de YouGov, aprueba el asalto al Congreso (frente al 43% que lo rechaza). “Las escenas de caos en el corazón del Capitolio no reflejan los verdaderos Estados Unidos”, dijo Biden su discurso. Pero sí constituyen una parte del país numéricamente importante, cuya fuerza quedó demostrada el miércoles. | ||
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| + | Muchos congresistas republicanos, particularmente algunos radicales que se sientan ahora en la Cámara baja, pero también unos cuantos senadores empeñados en demostrar que les mueve más el interés personal que el general, saben que es de esos extremistas de quienes dependen sus escaños. La exhibición de fuerza de sus bases puede disuadir a esos legisladores de transitar por los puentes que Biden asegura que quiere tender. Pero también es posible que el dantesco espectáculo provoque una reacción de unidad que conceda al nuevo presidente una tregua para avanzar en una agenda legislativa en la que se acumulan las medidas urgentes. Todo dependerá de la digestión que representantes y representados realicen de las imágenes del chamán cornudo y compañía. | ||
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==3 escenarios posibles de la crisis política en Estados Unidos tras el asalto de los seguidores de Trump al Capitolio (BBC Mundo)== | ==3 escenarios posibles de la crisis política en Estados Unidos tras el asalto de los seguidores de Trump al Capitolio (BBC Mundo)== | ||
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| + | Ángel Bermúdez* | ||
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| + | Las imágenes de una turba enardecida irrumpiendo por la fuerza en el Capitolio de Estados Unidos mientras sus parlamentarios se escondían aterrorizados en su interior solían ser consideradas como material para una película de ciencia ficción de Hollywood. | ||
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| + | Sin embargo, tras el asalto a la sede del Legislativo que este miércoles realizaron miles de seguidores del presidente Donald Trump, esas escenas dejaron de ser una fantasía para convertirse en el símbolo más evidente de la severa crisis política en la que se encuentra inmerso el país que durante décadas ha presumido de ser un "faro de libertad" y la democracia más consolidada del mundo. | ||
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| + | El sacudón ha sido tan grande que ha logrado hacer coincidir a los principales dirigentes de los dos grandes partidos -Republicano y Demócrata- en su condena unánime a estos hechos violentos; una verdadera novedad luego de cuatro años de constantes desacuerdos fraguados al calor de la polarización política. | ||
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| + | Esa brecha estaba llegando a niveles inusitados luego de la decisión de Trump de cuestionar sin aportar pruebas los resultados de las elecciones presidenciales del 3 de noviembre -en las que resultó vencedor Joe Biden-, una labor en la que contó con el apoyo tácito de gran parte de la dirigencia republicana que durante semanas evitó reconocer el triunfo del candidato demócrata. | ||
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| + | Pero ahora, luego de que miles de seguidores de Trump asaltaron el Congreso atendiendo al llamado del mandatario a "detener el robo de las elecciones", Estados Unidos se encuentra sumido en una crisis que no parece que logrará solucionarse con una simple condena a la violencia. | ||
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| + | Esto es así, en especial, debido a que la raíz original de este acontecimiento sigue inalterada: Trump sigue sosteniendo que hubo fraude en las elecciones y sus seguidores le siguen creyendo. | ||
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| + | Estos son tres posibles escenarios sobre el curso que pueden tomar los acontecimientos en Estados Unidos. | ||
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| + | 1. Destitución por impeachment o aplicación de la enmienda 25 | ||
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| + | Este miércoles, numerosas voces -republicanas y demócratas- se alzaron para responsabilizar a Trump por lo ocurrido y para cuestionar, además, que incluso cuando llamó a los manifestantes que asaltaron el Congreso a cesar en la violencia siguió alimentando la idea de que había ocurrido un fraude electoral. Asalto al Capitolio | ||
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| + | "Las mentiras tienen consecuencias. Esta violencia fue el feo e inevitable resultado de la adicción del presidente a alimentar constantemente la división", señaló el senador republicano Ben Sasse tras los disturbios. | ||
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| + | La congresista demócrata Ilhan Omar señaló que Trump debería ser sometido a un proceso de impeachment y anunció que estaba redactando una acusación en contra del mandatario para someterlo a este proceso. | ||
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| + | "No podemos permitirle permanecer en su cargo. Es cuestión de preservar nuestra república y nosotros tenemos que cumplir con nuestro juramento", apuntó. | ||
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| + | A finales de 2019 y comienzos de 2020, los demócratas promovieron un juicio político en contra de Trump, quien superó ese proceso gracias al voto de la mayoría republicana en el Senado. | ||
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| + | El impeachment requiere que una mayoría simple de la Cámara de Representantes vote a favor de la presentación de cargos contra Trump y que luego sea condenado por una mayoría de dos tercios en el Senado. | ||
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| + | La Constitución estadounidense establece que un presidente "será destituido de su cargo si es acusado en juicio político y condenado por traición, soborno, u otros crímenes o delitos graves". | ||
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| + | Frank Bowman, profesor de Derecho Constitucional de la Universidad de Misuri, explicó a la agencia Reuters que se podría argumentar que Trump fomentó la sedición, pero que también podría ser procesado por otras acusaciones más genéricas como "deslealtad a la Constitución" o haber incumplido con las responsabilidades de su cargo. | ||
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| + | Otra fórmula que impediría a Trump permanecer en el poder hasta el final de su mandato el próximo 20 de enero sería la aplicación de la Enmienda 25 de la Constitución. | ||
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| + | Esta disposición fue establecida en la década de 1960, después de la muerte de John F. Kennedy, para regular la sucesión presidencial en caso de que el presidente quede incapacitado para ocupar el cargo. | ||
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| + | Esta norma contempla un escenario en el cual el mandatario no está capacitado para cumplir con su deber pero tampoco quiere renunciar. | ||
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| + | Ante ese escenario, el vicepresidente y una mayoría del gabinete pueden declarar que el mandatario no puede ejercer su cargo y, así, removerlo. | ||
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| + | Sin embargo, Trump podría objetar su remoción. En ese caso, el vicepresidente y el gabinete podrían dejarlo en el poder o insistir en su remoción, lo que obligaría a que el caso pase al Congreso, donde para ser aprobado requiere el voto afirmativo de dos tercios de ambas cámaras. | ||
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| + | 2. División en el Partido Republicano | ||
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| + | La crisis actual tiene profundas implicaciones para el Partido Republicano, bajo el liderazgo de Trump desde 2016. | ||
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| + | Durante la campaña para las primarias presidenciales de entonces, Trump era cuestionado y rechazado por una parte importante del liderazgo tradicional de ese partido. | ||
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| + | Sin embargo, tras convertirse en presidente y, además, en el líder con mayor arrastre popular en ese partido, Trump logró que quienes antes se le oponían se convirtieran en sus aliados, aunque solo fuera para garantizar su supervivencia política. | ||
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| + | Ahora, el magnate abandonará la Casa Blanca pero seguirá contando con una base fuerte y muy leal, como la que se movilizó este miércoles durante la manifestación en su favor en Washington DC. | ||
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| + | Al dejar su cargo, Trump seguirá contando con una base fuerte y muy leal, como la que se movilizó este miércoles durante la manifestación en su favor en Washington DC. | ||
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| + | Los acontecimientos de esa jornada, sin embargo, parecen haber acelerado un proceso que obligará a los dirigentes republicanos a decidir qué harán ante Trump. | ||
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| + | El profesor de gobernabilidad de la Universidad de Harvard, Steven Levitsky, considera que el Partido Republicano se encuentra al borde de una división severa. | ||
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| + | "Creo que podrían pasar varias cosas: una, que el Partido Republicano finalmente se una y expulse a Trump, de manera que acabe aislado, junto a sus aliados como (Rudy) Giuliani y las personas a las que les otorgó perdón. Y que Mitch McConnell, Marco Rubio y hasta Ted Cruz acaben abandonando a Trump", señaló Levitsky en conversación con BBC Mundo. | ||
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| + | "Lo otro que puede pasar es que el partido se divida, se quiebre, como parecía que iba a ocurrir este miércoles. No hablo de una división formal, sino de una conformación en la que haya un ala del partido que todavía esté fuertemente alineada con Trump y otra ala que esté tratando de avanzar más allá de Trump. Y si los republicanos quedan divididos, esto va a fortalecer a Biden", agregó. | ||
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| + | Este miércoles, hubo muchos dirigentes republicanos que marcaron distancia con Trump, pero no está claro si se trataba de un giro momentáneo, forzado por las circunstancias, o de algo más permanente. | ||
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| + | En todo caso, la negativa de Trump de reconocer los resultados de las elecciones presidenciales de noviembre y su cuestionamiento sobre la confiabilidad del sistema electoral es algo que -según algunos analistas- ya ha perjudicado a los republicanos al desestimular la participación en las elecciones al Senado de este 5 de enero, en las cuales ese partido se jugaba el control de la Cámara Alta. | ||
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| + | 3. Biden preside un país en crisis que parcialmente no lo reconoce | ||
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| + | En caso de que Trump logre ganar el pulso por el alma del Partido Republicano o de que opte por montar tienda aparte conservando el favor de sus numerosos seguidores, el nuevo gobierno de Joe Biden deberá enfrentar el grave desafío de gobernar sobre un territorio en el cual una parte importante de la población no le reconoce su autoridad ni su legitimidad. | ||
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| + | Biden inaugurará la era de la "presidencia asterisco", caracterizada por el hecho de que el ocupante de la Casa Blanca no será reconocido por la mitad de los ciudadanos, dice la consultora Eurasia Group. | ||
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| + | La consultora Eurasia Group hizo referencia a esta situación cuando recientemente presentó como el principal riesgo geopolítico de 2021 el hecho de que Biden inaugurará la era de la "presidencia asterisco", caracterizada por el hecho de que el ocupante de la Casa Blanca no será reconocido por la mitad de los ciudadanos. | ||
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| + | "Mientras una parte significativa de los votantes de Trump le sigan siendo leales, él proyectará una larga sombra, impulsando a los líderes republicanos a apoyarle para evitar perder el respaldo de sus bases. Para ellos, Biden será #Noesmipresidente y lo considerarán ilegítimo", apunta Eurasia en su análisis. | ||
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| + | Esta situación sería de por sí bastante difícil en tiempos normales pero luce aún más grave en momentos en los cuales Estados Unidos atraviesa una grave crisis sanitaria y económica que requiere no solamente del trabajo conjunto de los dos principales partidos políticos sino de la colaboración activa de los ciudadanos. | ||
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| + | Al final de cuentas, dos componentes centrales de la estrategia contra la pandemia del coronavirus son el uso de mascarillas y la vacunación masiva y voluntaria de los ciudadanos, dos cuestiones sobre las cuales no queda claro que el gobierno de Biden podrá contar con el apoyo de una parte importante de las bases más fieles de Trump. | ||
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| + | * Periodista y analista especializado en Relaciones Internacionales. | ||
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==Capitolio de Washington: ¿por qué les resultó tan fácil a los seguidores de Trump irrumpir en el Congreso del país más poderoso del mundo? (BBC Mundo)== | ==Capitolio de Washington: ¿por qué les resultó tan fácil a los seguidores de Trump irrumpir en el Congreso del país más poderoso del mundo? (BBC Mundo)== | ||
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| + | Redacción | ||
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| + | La facilidad con la que los seguidores de Donald Trump lograron entrar al Capitolio para interrumpir la certificación de la elección de Joe Biden como nuevo presidente de Estados Unidos fue una de las cosas que mayor sorpresa causó dentro y fuera de EEUU | ||
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| + | ¿Cómo fue posible que un número relativamente pequeño de personas asaltara la sede del Congreso del país más poderoso del mundo? | ||
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| + | La respuesta, sin embargo, es relativamente sencilla. | ||
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| + | Simplemente, las autoridades no utilizaron la inmensa fuerza a su disposición para tratar de evitarlo. | ||
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| + | El porqué, sin embargo, ya es un asunto más complicado. | ||
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| + | Por lo pronto, lo que es indudable es que si bien una marcha de protesta hacia el Capitolio había sido ampliamente anunciada, y la toma del Congreso había sido discutida abiertamente por algunos grupos afines a Trump en redes sociales, el operativo de seguridad dispuesto para la ocasión no fue especialmente grande. | ||
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| + | Por ejemplo, a diferencia de lo ocurrido durante las marchas en protesta por la muerte del afroestadounidense George Floyd a mediados de 2020, cuando el Capitolio se militarizó, este miércoles la seguridad de la sede parlamentaria fue dejada casi exclusivamente en manos de la Policía del Capitolio, un cuerpo de 2.000 agentes que se vio rápidamente desbordado. Simpatizantes pro Trump tratando de entrar al Capitolio | ||
| + | |||
| + | A solicitud de la alcaldesa de Washington, Muriel Bowser, 340 guardias nacionales también habían sido activados para la ocasión, pero la Guardia Nacional no fue desplegada frente al Capitolio, como sí ocurrió -y en números mucho más grandes- durante las protestas de Black Lives Matter de junio pasado. | ||
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| + | De hecho, según el diario británico The Guardian, solamente 115 guardias estaban de servicio de forma simultánea, y en su gran mayoría dedicados a labores de control de tráfico. | ||
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| + | Y los refuerzos -en la forma de más efectivos de la Guardia Nacional y el departamento de policía de Washington DC- solo fueron enviados cuando ya era demasiado tarde. Poco preparados | ||
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| + | Por lo demás, la Policía del Capitolio parece no haber estado preparada para la ocasión, siendo objeto de duras críticas por parte de numerosos políticos y comentaristas. | ||
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| + | Este jueves, la líder demócrata de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, anunció la dimisión del sargento Paul Irving, responsable de la seguridad de ese cuerpo legislativo. | ||
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| + | Pelosi pidió también la dimisión del jefe de policía del Capitolio, Steven Sund, con el que, según dijo, no ha hablado desde los eventos del miércoles. | ||
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| + | Muchos han denunciado la gran diferencia en el uso de la fuerza por parte de las autoridades en comparación con protestas protagonizadas mayoritariamente por ciudadanos negros. | ||
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| + | Según un experto policial citado por The New York Times, dada la potencial participación en la marcha de grupos extremistas con un historial de enfrentamientos violentos, se tendría que haber erigido un perímetro alrededor del área cercana Capitolio y un segundo alrededor del edificio en sí. | ||
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| + | "No parecía que tuvieran un plan operativo claro para lidiar con la situación", le dijo por su parte al canal MSNBC Val Demings, congresista demócrata por Florida. | ||
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| + | Y muchos -incluido el presidente electo Joe Biden- también han comparado la escasa resistencia ofrecida por los agentes frente los seguidores de Trump -en su inmensa mayoría blancos- con el a menudo desproporcionado uso de la fuerza en contra de los manifestantes negros de Black Lives Matter. | ||
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| + | Uno de los asaltantes irrumpió en la oficina de la demócrata Nancy Pelosi. | ||
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| + | El hecho de que algunos agentes se hicieran selfies en el interior del Capitolio con los asaltantes no hizo más que aumentar las críticas a la actuación policial. | ||
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| + | Además, algunos videos mostraban a un agente levantando una barrera para permitir la entrada de los asaltantes. | ||
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| + | En otros se ve a policías escoltando a los manifestantes por el Capitolio sin detenerlos. El factor Trump | ||
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| + | Esa diferencia de tratamiento también se hizo evidente en la retórica del presidente Trump, que le dijo a los asaltantes del Capitolio que eran "especiales" y "los queremos", cuando en junio descalificó a los participantes en las protestas contra el racismo y la violencia policial como "perros salvajes". | ||
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| + | Y, para muchos, la gran diferencia entre los agresivos operativos de seguridad de junio, y la escasa protección ofrecida al Capitolio el miércoles, tiene mucho que ver con el mismo Trump. Guardias Nacionales frente a la Casa Blanca | ||
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| + | Efectivamente, fue el presidente el que ordenó el gigantesco despliegue de la Guardia Nacional durante las manifestaciones de Black Lives Matter en Washington DC. | ||
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| + | Pero Trump no hizo lo mismo ni siquiera después de consumado el asalto al Capitolio, lo que hizo que fuera el secretario de Defensa en funciones, Christopher Miller, quien ordenó la movilización de más guardias. | ||
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| + | Y según la cadena CBS, los acontecimientos -que habrían podido evitarse con una mayor presencia policial- han llevado a que miembros del gabinete de Trump discutan la posible aplicación de la enmienda 25 de la Constitución de EEUU, que contempla cómo el vicepresidente y la mayoría del gabinete pueden destituir temporalmente a un presidente de su cargo. | ||
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| + | Otros hablan de un posible nuevo juicio político en el Congreso. | ||
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| + | Numerosos congresistas también están pidiendo una investigación específica sobre los sucesos del miércoles, que debería determinar las causas de las evidentes fallas del operativo de seguridad. | ||
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| + | "Debemos investigar la brecha de seguridad en el Capitolio hoy ", escribió el mismo miércoles por la noche en Twitter la congresista demócrata de California Maxine Waters. | ||
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| + | "Hace cuatro días yo le advertí a nuestro caucus y tuve una conversación de una hora con el jefe de la policía, quien me aseguró que no se permitiría que los terroristas entrarán en la plaza y que el Capitolio estaría seguro", agregó. | ||
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| + | Claramente, no fue así. | ||
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| + | Muchas dudas | ||
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| + | Los refuerzos llegaron cuando el Capitolio ya había sido tomado. | ||
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| + | El profesor Clifford Stott, especialista en vigilancia de multitudes que trabaja como asesor del gobierno de Reino Unido, dice que las "fallas policiales significativas y muy vergonzosas" que se observaron en Washington D.C. el miércoles dejan muchas dudas por resolver. | ||
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| + | Actualmente, el profesor Stott está analizando la respuesta de la policía en torno a las protestas de Black Lives Matter en Seattle de hace unos meses y dice que, incluso teniendo en cuenta la compleja estructura policial en la capital estadounidense, parece haber habido una falta de preparación para cualquier escalada por parte de los partidarios de Trump. | ||
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| + | "Había información disponible de que había una alta probabilidad de que hubiera un intento exitoso como el de ayer de entrar al Capitolio", dijo a la BBC. "El no poder predecirlo es lo que los llevó a estar inadecuadamente preparados". | ||
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| + | El profesor Stott, que es conocido por su investigación sobre la psicología de la violencia grupal y el vandalismo, dijo a la BBC que encontraba particularmente interesante el estado de ánimo general de "alegría" entre los manifestantes que cometen crímenes abiertamente. | ||
| + | |||
| + | "La multitud tenía un propósito muy claro y eso fue impulsado por la idea de que sus acciones eran legítimas, dada la percepción de que su presidente, como su comandante en jefe, los había autorizado para ir y hacer esto", dice. | ||
Revisión del 08:53 11 ene 2021
Sumario
- 1 Nihilismo y Revolución (La Jornada)
- 2 Good bye, míster Guaidó (Correo del ALBA)
- 3 Biden tilda a los asaltantes de “terroristas domésticos” (El País)
- 4 3 escenarios posibles de la crisis política en Estados Unidos tras el asalto de los seguidores de Trump al Capitolio (BBC Mundo)
- 5 Capitolio de Washington: ¿por qué les resultó tan fácil a los seguidores de Trump irrumpir en el Congreso del país más poderoso del mundo? (BBC Mundo)
Nihilismo y Revolución (La Jornada)
Rosa Miriam Elizalde*
En Cuba, como en México y otros países donde gobierna la izquierda, no solo se está bregando con el drama de la economía en tiempos de Covid, sino con el acto difícil de la afirmación no nihilista de la vida. El paradigma actual intenta imponer que todas las figuras de la autoridad simbólica han declinado y se disuelven en el aire. La verdad, los imperativos éticos, los proyectos existenciales, las causas políticas, el sentido estético, ya no parecen disponer de ningún suelo firme.
Pero la memoria es terca y pronto se inaugurará en La Habana el Centro de Estudios “Fidel Castro”, dedicado a la investigación sobre la obra del líder histórico de la Revolución Cubana, y que, por excepción, lleva su nombre. Antes de su muerte, el 25 de noviembre de 2016, expresó su voluntad, que cobró fuerza de ley, de que no se llamaran como él instituciones, plazas, parques, avenidas, calles y otros lugares públicos, ni que su rostro apareciera en condecoraciones, reconocimientos o títulos honoríficos.
Tuvo y tiene enemigos que han querido empequeñecerlo o lavar su biografía en la mojiganga nihilista del fin de las ideologías y de la Historia. Hablando de estos asuntos la escritora española Belén Gopegui ha recordado que Fidel Castro no fue el fin, sino el “comienzo de una nueva época en la que ya nadie podrá creer jamás en la declaración de un Estado, de un político, de un individuo, en abstracto. Se pedirán acciones. Se querrá ver cuáles son las acciones de quien usa las palabras. ¿Qué pasa en Cuba? Ojalá los grandes medios se preocuparan, no solo en estos días, por saber qué pasa realmente en Cuba; al fin y al cabo, como ha dicho Fidel, el socialismo es la ciencia del ejemplo”.
No le perdonan que además de encabezar una revolución en una Isla escasamente conocida hasta 1959, Fidel se convirtiera por mérito propio en una figura mundial. Que fuera un animador permanente del Movimiento de Países No Alineados y que Cuba terminara siendo el vértice donde remataban los movimientos independentistas, a menudo convertidos luego en partidos de gobierno en las nuevas naciones de Asia y África. Cuba compartía la participación abierta en conflictos como el de Angola con una diplomacia que tejía lazos para que esa red pudiera ser ofensiva y defensiva al mismo tiempo. Sin el internacionalismo cubano bajo la dirección de Fidel Castro, dijo Nelson Mandela, no se habría producido entonces el fin del apartheid. Hablaba la voz moral de África, un símbolo que proyecta una larga e incómoda sombra en el depresivo nihilismo del mundo actual.
Hay mucho que estudiar de esa relación del líder cubano con los procesos revolucionarios en los últimos 70 años, pero el pasado nunca es solo patrimonio colectivo, sino intransferible experiencia personal. Por suerte, el Centro de Estudios “Fidel Castro” no será un mausoleo, sino un lugar vivo en el que caben el análisis erudito y las historias que vivieron en primera persona cubanos de todas partes, que resisten las falsedades de las redes sociales convertidas a ratos en una especie de basurero universal y que impiden que muchos nos subamos en el tren sin retorno de la memoria al olvido.
Como tantos periodistas en Cuba que compartimos decenas de reuniones y encuentros con Fidel, tengo mis propias historias para capear el temporal nihilista. La última vez que lo vi fue el 25 de diciembre de 2010, ya retirado de los cargos oficiales. Él seguía cada detalle de la epidemia de cólera que hacía estragos en Haití, y se comunicaba regularmente con la brigada médica cubana en esa nación, en particular con un grupo de graduados de la Escuela Latinoamericana de Medicina, que recorrían zonas donde no había llegado ninguna expedición sanitaria.
El Comandante hacía todo tipo de preguntas sobre los habitantes del lugar: quiénes vivían allí, qué enfermedades padecían, si tenían alguna instrucción, qué comían, cuántos niños, ancianos, mujeres embarazadas; si el río tal o más cual era caudaloso, qué vegetación, qué temperatura, cómo afectó el terremoto del año anterior... La brigada llevaba poco tiempo, pero era evidente que se había preparado para el duelo con un curioso insaciable. El teléfono tenía el altavoz activado y seguíamos el hilo de la conversación, en presencia de Dalia, la esposa de Fidel.
En lo que parecía ser el cierre del diálogo, él quiso saludar, uno por uno, a los integrantes de la brigada. Escuchamos varios acentos latinoamericanos que hablaban animadamente de su familia, el pueblo donde nacieron, los sueños de regresar a trabajar a su país. Uno de ellos estaba notablemente emocionado: “¿De dónde eres, mijo?” De Bolivia, respondió el muchacho tras una pausa larga: “De Valle Grande, Comandante. De La Higuera… donde mataron al Che…” A partir de ese momento, el joven no pudo pronunciar más palabras.
Nunca olvidaré la expresión del viejo guerrillero, el gesto de incredulidad y admiración, como si la posibilidad de encontrar un médico como Ernesto Guevara, nacido en La Higuera, formado en La Habana y salvando vidas en Haití, fuera un hecho al margen de Fidel Castro y de sus infinitas posibilidades combinatorias para el futuro.
- Periodista cubana. Vicepresidenta Primera de la UPEC y Vicepresidenta de la FELAP.
Good bye, míster Guaidó (Correo del ALBA)
Manuel Cabieses Donoso*
Juan Guaidó Márquez, el ridículo muñeco del ventrílocuo de Washington, comienza a evaporarse en el olvido. Sin embargo, tiene asegurado un lugar en la historia universal de la traición. En 2019 se autoproclamó presidente de Venezuela y estuvo dispuesto a encabezar un Gobierno títere si el país era ocupado por el ejército de Estados Unidos.
Eso no ocurrió. El Pentágono temió perder miles de soldados si invadía la tierra de Bolívar. El imperio se dio cuenta que el amor a la patria es la base de granito de la identidad venezolana y latinoamericana.
Guaidó debería agradecer que su traición no alcanzó a convertirlo en presidente de un Gobierno fantoche. Habría corrido la misma suerte de otros traidores, como Pierre Laval, fusilado en 1945 por haber cumplido funciones de gobernante títere de la Francia ocupada por los nazis.
No obstante, el daño causado por Guaidó y sus compinches es enorme y ha significado la parálisis del proyecto socialista de Chávez. Miles de millones de dólares de bienes venezolanos han sido incautados por Estados Unidos. El bloqueo y boicot internacional han hecho retroceder años al proceso venezolano. El país soporta carencias de alimentos y medicinas, de gasolina y gas, y padece una hiperinflación que jibariza los salarios a tal extremo de que convierte en infierno la vida cotidiana de los hogares.
La Asamblea Nacional se convirtió desde 2015 en plaza fuerte de la conspiración y en instrumento mercenario de Estados Unidos y la Unión Europea (UE). El primer presidente de la Asamblea, Henry Ramos Allup, del partido socialdemócrata Acción Democrática, anunció en 2015 que en seis meses el presidente de la República, Nicolás Maduro, sería derrocado. Todos los esfuerzos para lograrlo no dieron resultado.
Guaidó asumió la presidencia de la Asamblea en enero del 2019 y subió la apuesta golpista con abierto respaldo norteamericano y europeo, joven diputado del partido Voluntad Popular (VP), cuyo líder es Leopoldo López, prófugo de la justicia gracias a la protección diplomática de España. Seis días después de asumir la presidencia de la Asamblea, Guaidó se autoproclamó presidente de la República. Una farsa indecente de Estados Unidos, secundado por la UE y el puñado de Gobiernos perrunos del Grupo de Lima. Esta patota de criminales ha intentado todo para derribar al Gobierno del presidente Maduro, desde el magnicidio hasta el golpe de Estado. Pero sobre todo el boicot a plexo solar de la economía donde sí ha tenido éxito.
Venezuela, que en 2013 tenía un ingreso de 56 000 millones de dólares, vio reducido ese ingreso a 500 millones en 2020. Sus cuentas bancarias congeladas en diversos países tienen casi 30 000 millones de dólares retenidos. La empresa venezolana Citgo con 8 000 estaciones de servicios en Estados Unidos, fue incautada por Trump. Las 31 toneladas de lingotes de oro depositadas en el Banco de Inglaterra representan otros 1 000 millones de dólares secuestrados. A pesar de todos estos golpes bajos, que atropellan las normas más elementales del derecho internacional, Venezuela mantuvo en pie conquistas sociales como educación y salud públicas gratuitas, y viviendas sociales que se construyen a un ritmo de más de 1 000 cada día(1).
Enfrentado a una profunda crisis económica y social –en que también han incidido errores en la conducción del Estado, la corrupción y excesos policiales, una estólida burocracia sorda a las protestas del incipiente poder popular, la hiperinflación destructiva de proyectos individuales y colectivos, el mercado negro, y el doloroso éxodo de más de cinco millones de venezolanos–, el Gobierno, sin embargo, confía salir adelante. En lo político, contará con una Asamblea Nacional en que tiene mayoría absoluta. Pero la llave del futuro es la Ley Antibloqueo que será el “gran eje matriz en el proceso para la recuperación de los ingresos nacionales”, dice el presidente Maduro.
“Los inversionistas de Estados Unidos –agrega– tienen las puertas abiertas aquí para invertir en petróleo, en gas, en petroquímica, en telecomunicaciones, en turismo, en finanzas, en todo lo que quieran” (2).
La crisis pone en reversa el proceso con rumbo al socialismo que inició el presidente Hugo Chávez. El petróleo –la joya de la corona de las inmensas riquezas de Venezuela– se convierte en prenda de cambio para salir del atolladero. Han surgido duras críticas en las propias filas del chavismo. Elías Jaua, exvicepresidente, sostiene: “No por decisión del Gobierno, en Venezuela hay hoy un capitalismo salvaje”(3). El Partido Comunista de Venezuela (PCV) y grupos de izquierda se han manifestado muy críticos. No obstante, esa disidencia no se percibió en las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre. El PCV alcanzó menos del 3%, en tanto el Gran Polo Patriótico Simón Bolívar” obtuvo 69.34%. El hecho relevante, sin embargo, fue la abstención. Solo el 31% acudió a votar. Eso evidencia la pérdida de entusiasmo en la participación popular. A la oposición tampoco le va bien. La nueva Asamblea Nacional será el clavo definitivo en el ataúd del proyecto colonial de Washington.
Guaidó y su gentuza se van derrotados pero obtuvieron una baza macabra. Las penurias que ellos alentaron son el origen de la ralentización –y probable eclipse– que sufrirán la Revolución bolivariana y el sueño del socialismo del siglo XXI.
Pero la historia continúa… Hoy consiste en defender el derecho soberano de Venezuela a decidir su destino.
- Chileno. Director de la revista Punto Final.
1] Estas citas pertenecen a la entrevista de Ignacio Ramonet al presidente Nicolás Maduro. 2/1/2021, lemondediplomatique.cl
[2] Ibíd.
[3] Citado por Alvaro Verzi Rangel, surysur.net
Biden tilda a los asaltantes de “terroristas domésticos” (El País)
La asonada ofrece al presidente un recordatorio del país que le espera, pero también la esperanza de que su mensaje de unidad cuaje en una sociedad conmocionada
Pablo Guimón*
Amanecía un buen miércoles para Joe Biden, con la confirmación de que los demócratas tendrán el control del Senado tras las victorias en las dos segundas vueltas de las elecciones a la Cámara alta en Georgia celebradas el martes. Por la tarde, el Congreso se disponía a despejar el camino definitivamente a su presidencia al certificar, acaso con algún espectáculo menor de interesado servilismo a cargo de la claque habitual de aduladores, los resultados del Colegio Electoral.
En un nuevo signo del tono centrista y reconciliador que Biden quiere imprimir a su presidencia, anunciaba la elección para fiscal general del juez Merrick Garland, cuya nominación al Supremo fue bloqueada en 2016 por los republicanos. La opción de un jurista centrista como Garland no satisfizo al ala izquierda de los demócratas, pero supone toda una declaración de sus intenciones respecto a un Departamento de Justicia cuya reputación se ha visto arruinada por los manejos de Trump y William Barr.
Poco después del mediodía, sin embargo, la jornada se tornó súbitamente en un amargo recordatorio del país que espera a Joe Biden cuando llegue a la Casa Blanca dentro de dos semanas. Justo cuando el líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, encarnación de la política entendida como ejercicio partidista, rechazaba con dureza la delirante ofensiva del presidente Trump por revertir el resultado electoral, brindando a Biden un prematuro refuerzo a su prometida intención de tender puentes entre los dos bandos, hordas de seguidores del presidente asaltaban el Congreso en un intento sin precedentes de interrumpir por la fuerza el curso de la democracia.
El mundo entero asistía conmocionado, en riguroso directo, a la escenificación del deterioro democrático de un país cuyo prestigio, mancillado por cuatro años de Trump, le corresponderá restaurar a un veterano político de 78 años, con exiguas mayorías en ambas Cámaras legislativas, en medio de una feroz crisis sanitaria y económica, y cuya presidencia es considerada ilegítima por cerca de la mitad del país.
La asonada, combinada con el lamentable silencio inicial de Trump desde el otro extremo de la avenida de Pensilvania, brindaba a Biden la oportunidad de probarse el traje de presidente 14 días antes de su investidura. En un mensaje a la nación, urgía al republicano a acudir a la televisión nacional de inmediato para “cumplir su juramento, defender la Constitución y exigir el fin de este sitio”. Habló de “insurrección”. Y volvió a insistir en un mensaje de unidad que sonaba a ciencia ficción por encima de las imágenes de legisladores tirados en el suelo del Capitolio y sometidos por hordas de lunáticos disfrazados de guerreros.
Este jueves el veterano demócrata fue más allá y tildó a los asaltantes de “terroristas domésticos”, comparando incluso la reacción policial de ayer con la que habría instrumentado si los manifestantes hubiesen sido partidarios del movimiento Black Lives Matter (BLM). La policía, dijo el presidente electo, “cometió un claro fallo a la hora de aplicar justicia con el mismo rasero (...) De haber sido miembros de BLM, habrían sido tratados de manera muy, muy diferente a la turba de maleantes que irrumpieron en el Capitolio”.
Las victorias en Georgia, de las que los demócratas salen con la mayoría en las dos Cámaras por primera vez en más de 10 años, ofrecen a Biden la oportunidad de tomar la iniciativa. Su equipo ya trabaja en propuestas para enviar al Congreso en las próximas semanas, empezando por un nuevo paquete de estímulo a la economía, que incluya un envío de cheques directos a los ciudadanos por valor de 2.000 dólares, más del triple de la cuantía aprobada hace apenas 10 días. También se están ultimando otras medidas, en energías limpias, infraestructuras, sanidad y educación, financiadas por subidas de impuestos a los más ricos, que envíen el mensaje de que la recuperación será más una transformación que una mera vuelta al statu quo.
En estos días vertiginosos, está por ver el efecto de la algarada del miércoles en los planes de Biden. Como siempre, el futuro presidente habrá de mirar a derecha e izquierda. El ala izquierdista del Partido Demócrata sale reforzada por los éxitos en Georgia, en la medida en que estos confirman cierta voluntad de reforma y eliminan las excusas para avanzar en una agenda progresista. Pero las imágenes del asalto al Capitolio les mostraron también las orejas del lobo.
A mano derecha, el amargo espectáculo fue la constatación de hasta qué punto considera ilegítima la presidencia de Biden buena parte del país. El 45% de los votantes republicanos, según una encuesta de YouGov, aprueba el asalto al Congreso (frente al 43% que lo rechaza). “Las escenas de caos en el corazón del Capitolio no reflejan los verdaderos Estados Unidos”, dijo Biden su discurso. Pero sí constituyen una parte del país numéricamente importante, cuya fuerza quedó demostrada el miércoles.
Muchos congresistas republicanos, particularmente algunos radicales que se sientan ahora en la Cámara baja, pero también unos cuantos senadores empeñados en demostrar que les mueve más el interés personal que el general, saben que es de esos extremistas de quienes dependen sus escaños. La exhibición de fuerza de sus bases puede disuadir a esos legisladores de transitar por los puentes que Biden asegura que quiere tender. Pero también es posible que el dantesco espectáculo provoque una reacción de unidad que conceda al nuevo presidente una tregua para avanzar en una agenda legislativa en la que se acumulan las medidas urgentes. Todo dependerá de la digestión que representantes y representados realicen de las imágenes del chamán cornudo y compañía.
3 escenarios posibles de la crisis política en Estados Unidos tras el asalto de los seguidores de Trump al Capitolio (BBC Mundo)
Ángel Bermúdez*
Las imágenes de una turba enardecida irrumpiendo por la fuerza en el Capitolio de Estados Unidos mientras sus parlamentarios se escondían aterrorizados en su interior solían ser consideradas como material para una película de ciencia ficción de Hollywood.
Sin embargo, tras el asalto a la sede del Legislativo que este miércoles realizaron miles de seguidores del presidente Donald Trump, esas escenas dejaron de ser una fantasía para convertirse en el símbolo más evidente de la severa crisis política en la que se encuentra inmerso el país que durante décadas ha presumido de ser un "faro de libertad" y la democracia más consolidada del mundo.
El sacudón ha sido tan grande que ha logrado hacer coincidir a los principales dirigentes de los dos grandes partidos -Republicano y Demócrata- en su condena unánime a estos hechos violentos; una verdadera novedad luego de cuatro años de constantes desacuerdos fraguados al calor de la polarización política.
Esa brecha estaba llegando a niveles inusitados luego de la decisión de Trump de cuestionar sin aportar pruebas los resultados de las elecciones presidenciales del 3 de noviembre -en las que resultó vencedor Joe Biden-, una labor en la que contó con el apoyo tácito de gran parte de la dirigencia republicana que durante semanas evitó reconocer el triunfo del candidato demócrata.
Pero ahora, luego de que miles de seguidores de Trump asaltaron el Congreso atendiendo al llamado del mandatario a "detener el robo de las elecciones", Estados Unidos se encuentra sumido en una crisis que no parece que logrará solucionarse con una simple condena a la violencia.
Esto es así, en especial, debido a que la raíz original de este acontecimiento sigue inalterada: Trump sigue sosteniendo que hubo fraude en las elecciones y sus seguidores le siguen creyendo.
Estos son tres posibles escenarios sobre el curso que pueden tomar los acontecimientos en Estados Unidos.
1. Destitución por impeachment o aplicación de la enmienda 25
Este miércoles, numerosas voces -republicanas y demócratas- se alzaron para responsabilizar a Trump por lo ocurrido y para cuestionar, además, que incluso cuando llamó a los manifestantes que asaltaron el Congreso a cesar en la violencia siguió alimentando la idea de que había ocurrido un fraude electoral. Asalto al Capitolio
"Las mentiras tienen consecuencias. Esta violencia fue el feo e inevitable resultado de la adicción del presidente a alimentar constantemente la división", señaló el senador republicano Ben Sasse tras los disturbios.
La congresista demócrata Ilhan Omar señaló que Trump debería ser sometido a un proceso de impeachment y anunció que estaba redactando una acusación en contra del mandatario para someterlo a este proceso.
"No podemos permitirle permanecer en su cargo. Es cuestión de preservar nuestra república y nosotros tenemos que cumplir con nuestro juramento", apuntó.
A finales de 2019 y comienzos de 2020, los demócratas promovieron un juicio político en contra de Trump, quien superó ese proceso gracias al voto de la mayoría republicana en el Senado.
El impeachment requiere que una mayoría simple de la Cámara de Representantes vote a favor de la presentación de cargos contra Trump y que luego sea condenado por una mayoría de dos tercios en el Senado.
La Constitución estadounidense establece que un presidente "será destituido de su cargo si es acusado en juicio político y condenado por traición, soborno, u otros crímenes o delitos graves".
Frank Bowman, profesor de Derecho Constitucional de la Universidad de Misuri, explicó a la agencia Reuters que se podría argumentar que Trump fomentó la sedición, pero que también podría ser procesado por otras acusaciones más genéricas como "deslealtad a la Constitución" o haber incumplido con las responsabilidades de su cargo.
Otra fórmula que impediría a Trump permanecer en el poder hasta el final de su mandato el próximo 20 de enero sería la aplicación de la Enmienda 25 de la Constitución.
Esta disposición fue establecida en la década de 1960, después de la muerte de John F. Kennedy, para regular la sucesión presidencial en caso de que el presidente quede incapacitado para ocupar el cargo.
Esta norma contempla un escenario en el cual el mandatario no está capacitado para cumplir con su deber pero tampoco quiere renunciar.
Ante ese escenario, el vicepresidente y una mayoría del gabinete pueden declarar que el mandatario no puede ejercer su cargo y, así, removerlo.
Sin embargo, Trump podría objetar su remoción. En ese caso, el vicepresidente y el gabinete podrían dejarlo en el poder o insistir en su remoción, lo que obligaría a que el caso pase al Congreso, donde para ser aprobado requiere el voto afirmativo de dos tercios de ambas cámaras.
2. División en el Partido Republicano
La crisis actual tiene profundas implicaciones para el Partido Republicano, bajo el liderazgo de Trump desde 2016.
Durante la campaña para las primarias presidenciales de entonces, Trump era cuestionado y rechazado por una parte importante del liderazgo tradicional de ese partido.
Sin embargo, tras convertirse en presidente y, además, en el líder con mayor arrastre popular en ese partido, Trump logró que quienes antes se le oponían se convirtieran en sus aliados, aunque solo fuera para garantizar su supervivencia política.
Ahora, el magnate abandonará la Casa Blanca pero seguirá contando con una base fuerte y muy leal, como la que se movilizó este miércoles durante la manifestación en su favor en Washington DC.
Al dejar su cargo, Trump seguirá contando con una base fuerte y muy leal, como la que se movilizó este miércoles durante la manifestación en su favor en Washington DC.
Los acontecimientos de esa jornada, sin embargo, parecen haber acelerado un proceso que obligará a los dirigentes republicanos a decidir qué harán ante Trump.
El profesor de gobernabilidad de la Universidad de Harvard, Steven Levitsky, considera que el Partido Republicano se encuentra al borde de una división severa.
"Creo que podrían pasar varias cosas: una, que el Partido Republicano finalmente se una y expulse a Trump, de manera que acabe aislado, junto a sus aliados como (Rudy) Giuliani y las personas a las que les otorgó perdón. Y que Mitch McConnell, Marco Rubio y hasta Ted Cruz acaben abandonando a Trump", señaló Levitsky en conversación con BBC Mundo.
"Lo otro que puede pasar es que el partido se divida, se quiebre, como parecía que iba a ocurrir este miércoles. No hablo de una división formal, sino de una conformación en la que haya un ala del partido que todavía esté fuertemente alineada con Trump y otra ala que esté tratando de avanzar más allá de Trump. Y si los republicanos quedan divididos, esto va a fortalecer a Biden", agregó.
Este miércoles, hubo muchos dirigentes republicanos que marcaron distancia con Trump, pero no está claro si se trataba de un giro momentáneo, forzado por las circunstancias, o de algo más permanente.
En todo caso, la negativa de Trump de reconocer los resultados de las elecciones presidenciales de noviembre y su cuestionamiento sobre la confiabilidad del sistema electoral es algo que -según algunos analistas- ya ha perjudicado a los republicanos al desestimular la participación en las elecciones al Senado de este 5 de enero, en las cuales ese partido se jugaba el control de la Cámara Alta.
3. Biden preside un país en crisis que parcialmente no lo reconoce
En caso de que Trump logre ganar el pulso por el alma del Partido Republicano o de que opte por montar tienda aparte conservando el favor de sus numerosos seguidores, el nuevo gobierno de Joe Biden deberá enfrentar el grave desafío de gobernar sobre un territorio en el cual una parte importante de la población no le reconoce su autoridad ni su legitimidad.
Biden inaugurará la era de la "presidencia asterisco", caracterizada por el hecho de que el ocupante de la Casa Blanca no será reconocido por la mitad de los ciudadanos, dice la consultora Eurasia Group.
La consultora Eurasia Group hizo referencia a esta situación cuando recientemente presentó como el principal riesgo geopolítico de 2021 el hecho de que Biden inaugurará la era de la "presidencia asterisco", caracterizada por el hecho de que el ocupante de la Casa Blanca no será reconocido por la mitad de los ciudadanos.
"Mientras una parte significativa de los votantes de Trump le sigan siendo leales, él proyectará una larga sombra, impulsando a los líderes republicanos a apoyarle para evitar perder el respaldo de sus bases. Para ellos, Biden será #Noesmipresidente y lo considerarán ilegítimo", apunta Eurasia en su análisis.
Esta situación sería de por sí bastante difícil en tiempos normales pero luce aún más grave en momentos en los cuales Estados Unidos atraviesa una grave crisis sanitaria y económica que requiere no solamente del trabajo conjunto de los dos principales partidos políticos sino de la colaboración activa de los ciudadanos.
Al final de cuentas, dos componentes centrales de la estrategia contra la pandemia del coronavirus son el uso de mascarillas y la vacunación masiva y voluntaria de los ciudadanos, dos cuestiones sobre las cuales no queda claro que el gobierno de Biden podrá contar con el apoyo de una parte importante de las bases más fieles de Trump.
- Periodista y analista especializado en Relaciones Internacionales.
Capitolio de Washington: ¿por qué les resultó tan fácil a los seguidores de Trump irrumpir en el Congreso del país más poderoso del mundo? (BBC Mundo)
Redacción
La facilidad con la que los seguidores de Donald Trump lograron entrar al Capitolio para interrumpir la certificación de la elección de Joe Biden como nuevo presidente de Estados Unidos fue una de las cosas que mayor sorpresa causó dentro y fuera de EEUU
¿Cómo fue posible que un número relativamente pequeño de personas asaltara la sede del Congreso del país más poderoso del mundo?
La respuesta, sin embargo, es relativamente sencilla.
Simplemente, las autoridades no utilizaron la inmensa fuerza a su disposición para tratar de evitarlo.
El porqué, sin embargo, ya es un asunto más complicado.
Por lo pronto, lo que es indudable es que si bien una marcha de protesta hacia el Capitolio había sido ampliamente anunciada, y la toma del Congreso había sido discutida abiertamente por algunos grupos afines a Trump en redes sociales, el operativo de seguridad dispuesto para la ocasión no fue especialmente grande.
Por ejemplo, a diferencia de lo ocurrido durante las marchas en protesta por la muerte del afroestadounidense George Floyd a mediados de 2020, cuando el Capitolio se militarizó, este miércoles la seguridad de la sede parlamentaria fue dejada casi exclusivamente en manos de la Policía del Capitolio, un cuerpo de 2.000 agentes que se vio rápidamente desbordado. Simpatizantes pro Trump tratando de entrar al Capitolio
A solicitud de la alcaldesa de Washington, Muriel Bowser, 340 guardias nacionales también habían sido activados para la ocasión, pero la Guardia Nacional no fue desplegada frente al Capitolio, como sí ocurrió -y en números mucho más grandes- durante las protestas de Black Lives Matter de junio pasado.
De hecho, según el diario británico The Guardian, solamente 115 guardias estaban de servicio de forma simultánea, y en su gran mayoría dedicados a labores de control de tráfico.
Y los refuerzos -en la forma de más efectivos de la Guardia Nacional y el departamento de policía de Washington DC- solo fueron enviados cuando ya era demasiado tarde. Poco preparados
Por lo demás, la Policía del Capitolio parece no haber estado preparada para la ocasión, siendo objeto de duras críticas por parte de numerosos políticos y comentaristas.
Este jueves, la líder demócrata de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, anunció la dimisión del sargento Paul Irving, responsable de la seguridad de ese cuerpo legislativo.
Pelosi pidió también la dimisión del jefe de policía del Capitolio, Steven Sund, con el que, según dijo, no ha hablado desde los eventos del miércoles.
Muchos han denunciado la gran diferencia en el uso de la fuerza por parte de las autoridades en comparación con protestas protagonizadas mayoritariamente por ciudadanos negros.
Según un experto policial citado por The New York Times, dada la potencial participación en la marcha de grupos extremistas con un historial de enfrentamientos violentos, se tendría que haber erigido un perímetro alrededor del área cercana Capitolio y un segundo alrededor del edificio en sí.
"No parecía que tuvieran un plan operativo claro para lidiar con la situación", le dijo por su parte al canal MSNBC Val Demings, congresista demócrata por Florida.
Y muchos -incluido el presidente electo Joe Biden- también han comparado la escasa resistencia ofrecida por los agentes frente los seguidores de Trump -en su inmensa mayoría blancos- con el a menudo desproporcionado uso de la fuerza en contra de los manifestantes negros de Black Lives Matter.
Uno de los asaltantes irrumpió en la oficina de la demócrata Nancy Pelosi.
El hecho de que algunos agentes se hicieran selfies en el interior del Capitolio con los asaltantes no hizo más que aumentar las críticas a la actuación policial.
Además, algunos videos mostraban a un agente levantando una barrera para permitir la entrada de los asaltantes.
En otros se ve a policías escoltando a los manifestantes por el Capitolio sin detenerlos. El factor Trump
Esa diferencia de tratamiento también se hizo evidente en la retórica del presidente Trump, que le dijo a los asaltantes del Capitolio que eran "especiales" y "los queremos", cuando en junio descalificó a los participantes en las protestas contra el racismo y la violencia policial como "perros salvajes".
Y, para muchos, la gran diferencia entre los agresivos operativos de seguridad de junio, y la escasa protección ofrecida al Capitolio el miércoles, tiene mucho que ver con el mismo Trump. Guardias Nacionales frente a la Casa Blanca
Efectivamente, fue el presidente el que ordenó el gigantesco despliegue de la Guardia Nacional durante las manifestaciones de Black Lives Matter en Washington DC.
Pero Trump no hizo lo mismo ni siquiera después de consumado el asalto al Capitolio, lo que hizo que fuera el secretario de Defensa en funciones, Christopher Miller, quien ordenó la movilización de más guardias.
Y según la cadena CBS, los acontecimientos -que habrían podido evitarse con una mayor presencia policial- han llevado a que miembros del gabinete de Trump discutan la posible aplicación de la enmienda 25 de la Constitución de EEUU, que contempla cómo el vicepresidente y la mayoría del gabinete pueden destituir temporalmente a un presidente de su cargo.
Otros hablan de un posible nuevo juicio político en el Congreso.
Numerosos congresistas también están pidiendo una investigación específica sobre los sucesos del miércoles, que debería determinar las causas de las evidentes fallas del operativo de seguridad.
"Debemos investigar la brecha de seguridad en el Capitolio hoy ", escribió el mismo miércoles por la noche en Twitter la congresista demócrata de California Maxine Waters.
"Hace cuatro días yo le advertí a nuestro caucus y tuve una conversación de una hora con el jefe de la policía, quien me aseguró que no se permitiría que los terroristas entrarán en la plaza y que el Capitolio estaría seguro", agregó.
Claramente, no fue así.
Muchas dudas
Los refuerzos llegaron cuando el Capitolio ya había sido tomado.
El profesor Clifford Stott, especialista en vigilancia de multitudes que trabaja como asesor del gobierno de Reino Unido, dice que las "fallas policiales significativas y muy vergonzosas" que se observaron en Washington D.C. el miércoles dejan muchas dudas por resolver.
Actualmente, el profesor Stott está analizando la respuesta de la policía en torno a las protestas de Black Lives Matter en Seattle de hace unos meses y dice que, incluso teniendo en cuenta la compleja estructura policial en la capital estadounidense, parece haber habido una falta de preparación para cualquier escalada por parte de los partidarios de Trump.
"Había información disponible de que había una alta probabilidad de que hubiera un intento exitoso como el de ayer de entrar al Capitolio", dijo a la BBC. "El no poder predecirlo es lo que los llevó a estar inadecuadamente preparados".
El profesor Stott, que es conocido por su investigación sobre la psicología de la violencia grupal y el vandalismo, dijo a la BBC que encontraba particularmente interesante el estado de ánimo general de "alegría" entre los manifestantes que cometen crímenes abiertamente.
"La multitud tenía un propósito muy claro y eso fue impulsado por la idea de que sus acciones eran legítimas, dada la percepción de que su presidente, como su comandante en jefe, los había autorizado para ir y hacer esto", dice.