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Revisión del 20:32 20 jun 2023

Rafael del Pino y Moreno
Información sobre la plantilla
Rafael delpino moreno.jpg
Nacimiento10 de noviembre de 1920
Madrid, Bandera de España España
Fallecimiento15 de junio de 2008
Madrid, Bandera de España España
NacionalidadEspañola
CónyugeAna Calvo Sotelo y Bustelo
HijosRafael del Pino Calvo-Sotelo, María del Pino Calvo-Sotelo, Joaquín del Pino Calvo-Sotelo, Leopoldo del Pino Calvo-Sotelo y Fernando del Pino Calvo-Sotelo

Rafael del Pino y Moreno. Es uno de los empresarios españoles más relevantes del siglo XX. Doctor Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos. Fundador y Presidente de Ferrovial (1952-2008). Fundador y Presidente de la Fundación Rafael del Pino (1999-2008). Presidente de Honor de Ferrovial (2000-2008).

Síntesis biográfica

Rafael del Pino y Moreno nace en Madrid el 10 de noviembre de 1920. Su nombre se relacionó, entre otras actividades, con la empresa Ferrovial, que hoy constituye uno de los grupos más importantes de este sector en España.

Cuando en 1936 estalló la Guerra Civil, acababa de terminar el bachillerato, se incorporó a filas como voluntario. Al finalizar la contienda era oficial provisional de artillería por la Academia de Segovia. A partir de ahí comenzó su carrera militar que simultaneó con sus estudios en la Escuela de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de Madrid. En 1944 se licenció con el grado de teniente.

Cuando finalizó sus estudios universitarios en 1947, fue destinado a los Servicios Hidráulicos del Guadiana. Sin embargo, su estancia duró sólo un día ya que fue reclutado por la empresa Vías y Construcciones, propiedad de Rafael González. Con experiencia en el sector de la construcción ferroviaria, al morir González viajó por Europa para poder conocer los avances del sector. Con los nuevos conocimientos decidió poner en marcha el proyecto de Ferrovial. A continuación consiguió un acuerdo con RENFE por el que su empresa se encargó de colocar las traviesas de las vías.

El 18 de diciembre de 1952, Rafael del Pino decidió, junto con su padre y sus cuatro hermanos, fundar Ferrovial, con él mismo de director. Los inicios de Ferrovial fueron difíciles, ya que, aunque consiguió el contrato con RENFE, necesitaba capital para poder hacer frente a otras obras. Para ello, se asoció con la constructora MZOV, y juntas realizaron obras en el extranjero.

Durante la primera mitad de los años cincuenta, Ferrovial construyó el Metro de Madrid y de Barcelona, además de afrontar la renovación de algunas líneas de ferrocarril. En 1958 terminó la relación de Ferrovial con MZOV y aquélla heredó algunas de las obras que tenían asignadas ambas.

A partir de la década de los sesenta, cuando España asistía al llamado “Milagro Económico”, Ferrovial se vio favorecida por los procesos de modernización del país. En este momento aumentó y diversificó sus esfuerzos en acometer nuevas actividades, tales como la construcción de presas y trasvases.

A partir de la segunda mitad de la década de los sesenta Ferrovial se introdujo en la construcción de carreteras y autopistas. Para poder atender las obras de la autopista Bilbao-Behovia, del Pino creó la empresa Europistas junto con otros socios entre los cuales se encontraban Cajas vascas. Ésta fue la primera concesión de autopistas de peaje; luego vinieron otras en España y en otros países como Colombia, Chile o Canadá, en este último junto con dos empresas autóctonas. Durante esta década continuó con la línea de diversificación entrando en el sector de la edificación con la construcción de la Cooperativa de las dieciséis viviendas Saavedra Fajardo para las casas militares del Ministerio del Aire.

En 1970 empezó una estrecha colaboración con la promotora Ibervial con la que construyó conjuntos de viviendas, industrias y complejos turísticos-deportivos. Cuando en esta década la inversión interior comenzó a bajar, en el extranjero comenzó a aumentar. También en ésta década fue elegido primer presidente de la Empresa Nacional de Gas, S.A. (ENAGAS). Del Pino aceptó el puesto de presidente de la comisión gestora, pero pronto dimitió del cargo. Donde sí permaneció desde su fundación hasta 1985 fue en el Instituto Nacional de Hidrocarburos como vocal.

Un año después la Cámara de Comercio de Madrid le concedió el Premio Empresario 1986. A comienzos de los noventa empezó a colaborar en la fundación del Instituto de la Empresa Familiar. Durante esta década se cerró el proceso de adquisición de acciones de Agroman. En 1999, cuando del Pino se convirtió en presidente del Instituto de la Empresa Familiar y debido a la buena marcha de la empresa, decidieron cotizar en bolsa un máximo del 35% del capital para no perder su carácter familiar. El grupo está actualmente constituido por cinco ramas: construcción, concesión de infraestructuras, promoción inmobiliaria, gestión de comunidades de propietarios y telecomunicaciones.

En 2000 decidió dejar en manos de su hijo mayor la presidencia de Ferrovial para pasar a ocupar la presidencia de honor. En 2004 la Real Academia de la Historia le concedió la medalla de oro de la institución en reconocimiento "a su incansable labor de promoción cultural y a su valiosa contribución a un mejor conocimiento de la historia a través de la fundación que lleva su nombre".

Su nombre figuró en incontables ocasiones en la lista que publica la revista Forbes de los hombres más ricos del mundo, con una fortuna estimada en 4.000 millones de euros. Principal accionista del Banco Hispano, cuando ésta institución se fusionó con el Banco Santander, eligió invertir en su propio grupo y salir a Bolsa, participando el 35% del capital, y el resto reservado para la tenencia familiar de las acciones. Gustaba de dirigir asociaciones empresariales, y se puso al frente de Seopan (agrupación de constructoras), impulsó el Círculo de Empresarios el Instituto de Empresa Familiar, y la Asociación para el Progreso de la Dirección.

Un accidente ocurrido en una competición náutica en el año 2004 le postró en una silla de ruedas hasta sus últimos días. Falleció a los 87 años, el 15 de junio de 2008, un mes después de su cuñado, Leopoldo Calvo-Sotelo, en Madrid.

Proyecto personal

La creación de una empresa propia no sería inmediata, aunque no tardaría mucho firmó con MZOV, la empresa aportaba su infraestructura empresarial mientras que Rafael del Pino se encargaba de todo lo relacionado con las vías. Con dicho trabajo, se sintió preparado para iniciar la aventura en solitario. Vio que había una posibilidad de mercado en el que una empresa innovadora, joven y pujante tendría su sitio. Gracias a contactos, Ferrovial consiguió su primer contrato con RENFE a finales de 1952, aún en el proceso fundacional de la empresa. Nacida de la nada, Ferrovial necesitaba un socio con experiencia y cierto tamaño para afrontar las necesidades de un cliente como RENFE. Para ello, Ferrovial firmó un convenio de colaboración con MZOV que duró cinco años y del que Rafael del Pino fue gerente. El convenio proporcionó experiencia y, una vez acabado, también una importante cartera de obras con la que seguir creciendo.

El contrato de RENFE fue renovado anualmente durante 16 años. Durante esta primera etapa dedicada al negocio ferroviario, se pusieron las bases de lo que, en los mentideros de la empresa, se denominaría el “estilo Ferrovial”. Según los empleados más antiguos de la empresa, la “guarda pretoriana” que acompañó a Rafael durante décadas, no todo el mundo estaba preparado para trabajar en Ferrovial. Es cierto que la empresa pagaba más que sus competidores, pero la presión por los resultados era muy alta.

De hecho, cada obra, cada tramo, era tratado como una empresa independiente que tenía que presentar sus resultados ante el propio del Pino quien delegaba poco la supervisión. En la casa se denominó a este tipo de gestión como la “conciencia del balance”. El concepto arraigó fuertemente en el ADN de la empresa y lo cierto es que tuvo bastante éxito, puesto que la empresa se asentó en el sector y tuvo importantes logros.

En 1955, Rafael se casó con Ana Calvo Sotelo y Bustelo, hija de Leopoldo Calvo Sotelo y Mercedes. A partir de entonces, la empresa no paró de crecer. Del Pino supo aprovechar asimismo el cambio de dinámica de la economía española que abrazaba “su” milagro.

Auge empresarial

El verdadero cambio fue la concesión para la “Construcción, conservación y explotación de la autopista de peaje Bilbao-Behobia”, junto con otras dos empresas de capital extranjero. Para ello, se crearía una sociedad concesionaria, Europistas Concesionaria Española, S.A, que abarcaría no solo el diseño de la carretera sino también de la explotación de los peajes. Este “todo en uno” supuso una importante novedad en el mundo de las infraestructuras de carretera en España. Supuso asimismo un ascenso fulgurante en el sector para Ferrovial que llegó a los 5.000 empleados.

El cambio de tamaño tuvo también otras consecuencias en términos de profesionalización y de internacionalización. Se configuró una nueva empresa multidivisional que alejaba a Ferrovial de la idea original de “familia” pero que era un paso obligado en los nuevos tiempos. Por otro lado, con una posición consolidada en el mercado interior, se buscaron nuevos retos en el extranjero. Y el reto en sí, se le apareció a Rafael, cuando se le planteó ser presidente de la empresa Nacional del Gas, S.A (ENAGAS). No abandonaría Ferrovial a pesar de sus nuevas responsabilidades y solo aceptó con la condición de no tener retribución alguna. Durante dos años, Rafael tuvo que lidiar con Durán Farell, el antiguo compañero de promoción, y su Gas Natural, pero sobre todo con el hecho de tener que poner una empresa en marcha de la nada.

Durante la Transición, Rafael del Pino fue presidente -no ejecutivo- de la empresa holandesa Philips Ibérica, sin que haya sido posible saber exactamente por qué. Todo ello tuvo una consecuencia algo frugal y no deseada: su mayor presencia en los medios y sus relaciones le hicieron aparecer en el círculo cercano a la famosa beautiful people de los años ochenta, extremo que él odiaba.

Con todo, la verdadera transformación del país llegó con la entrada en la Comunidad Económica Europea. Se abría un mundo de oportunidades, desafíos y… de miedos ante la competencia europea. Rafael del Pino optó por blindar a Ferrovial por dos vías. Por un lado, él que había sido reacio a tratar con los bancos, entró en el accionariado del Banco Hispano- Americano (BHA), del que también fue consejero, desde 1985. Por otro lado, trató de crecer mediante fusiones y adquisiciones.

Descanso

Con 75 años comenzó a disfrutar un poco más de la vida. Su empresa tenía antiguos y nuevos negocios sólidos. A la construcción del AVE Madrid- Sevilla y concesiones de autopistas en Cataluña, en Málaga y en Toronto (Ontario) en Canadá. De hecho, Rafael empezó a plantearse quién sería su sucesor. Todo indicaba que sería su hijo Rafael del Pino Calvo Sotelo aunque él tuvo sus dudas. Una vez estas disipadas, su hijo mayor llegó a la vicepresidencia ejecutiva de la empresa como símbolo de su delfinato.

Con la llegada del Mercado Único Europeo y sus cuatro libertades (libre circulación de mercancías, personas, servicios y capitales), Rafael decidió retirarse. Antes de hacerlo, se convirtió en un hombre inmensamente rico con la salida a bolsa de Ferrovial. El 35% de la empresa se valoró en 600 millones de euros. Con esa inyección de dinero, se podrían afrontar los nuevos retos que llegarían en forma de incursiones en Gran Bretaña y Australia, sobre todo. Incursiones que, aunque pendiente, Rafael ya no llevaría de primera mano. Tenía otras ocupaciones más “importantes” en esos momentos.

Tras su despedida, se dedicó en cuerpo y alma a la fundación que llevaría su nombre y que él vería casi como un hijo más. Con el objetivo “de contribuir a la mejora de los conocimientos de los dirigentes de la España del futuro”, la Fundación Rafael del Pino se presentó en sociedad, en 2001, con una conferencia del ex presidente Bill Clinton titulada “Un futuro común: la globalización en el siglo XXI”. Otro de los invitados celebres fue, entre otros, el secretario general de la ONU, Kofi Annan con motivo de la firma del Pacto Mundial en 2002. Ese mismo año, fue nombrado Doctor Honoris Causa por la Universidad de Castilla- La Mancha.

En 2004 tuvo un accidente en medio del océano Índico que le dejó postrado a una cama para el resto de sus días. A pesar de ser consciente de su situación, nunca se despegó de sus familias -la real y la creada con sus ímprobos esfuerzos-. Luchó cuatro años en busca de una recuperación que no llegó. Se apagaba así un empresario al que, a pesar de haber concitado un buen número de filias y de fobias, no se le puede negar su impronta en el panorama empresarial del siglo XX.

Fuentes