Aroni
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Aroni. Divinidad que vive en los montes y trabaja con las hierbas, tiene una sola pierna y se cree que es el mensajero de Òsànyìn. Es una deidad del panteón Yoruba descrito como un enano con Cabeza y rabo de perro, le falta una pata. Solo los iniciados de corazón templado y valor comprobado pueden comunicarse con él, pues no le temen. Él les enseñará a usar los poderes secretos de las hierbas y los Ozaínes más portentes. Es considerado por los Arará de Matanzas como uno de los tres Animales sobrenaturales: Kiama, Kolofo y Aroni.
Sumario
Aroni
Características
- Nombres:
- Saludo:
- Número:
- Fecha:
- Colores:
- Día de la semana:
- Sincretismo:
Familia
Diloggún
Atributos
Objetos de poder
Trajes
Ofrendas
Bailes
Atención
Características de sus hijos
Caminos
Véase también
Fuentes
Aroni es otro de los Orishas relacionados a los secretos de las plantas y cuyo culto se fue perdiendo. Se lo representaba con cabeza y cola de perro y con una sola pierna. Orisha de culto Arará, forma el grupo de los tres animales místicos junto con Kiama y Kolofo. Aroni era el guardiero de los secretos de Ossain y el tuvo un enfrentamiento con Ogbe Tumako y de dicho enfrentamiento pactó con este, darle las hierbas que nunca pueden faltar en un Ossain (peregún, prodigiosa, bleo blanco y atiponlá) y Ogbe Tumako como agradecimiento decide que todos los omieros de los Awó deben cerrarse con una brasa encendida. A Aroni se le inmolan dos pollones en el monte para Eshu.
Animales que se le sacrifican
Dos pollos para Echu.
Hierbas que le pertenecen
Para baños y limpiezas se usan Peregún, Prodigiosa, Bledo blanco y Atiponlá. Se baña a la persona o la casa para alejar lo malo y con el carbón apagado se hacen polvos para vencer peleas y revoluciones.
Historia
Aroni era esclavo de Ozaín. Su cuerpo era deforme y contrahecho y encerraba su brujería en un tizón de carbón.
Aroni servía fielmente a su amo, que dedicaba el tiempo a guerrear contra la humanidad y a hacerle daño. Estaba maldito y se había convertido en un ser despreciable. Por eso había decidido irse a vivir junto a su amo, en la parte más oscura e intrincada del bosque.
Un día el Obbá del pueblo se enfermó gravemente. En el palacio se reunió el consejo de los Olúos para consultar el oráculo de Ifá y vino el signo Eyiogbe Temuco, ordenando la búsqueda de determinadas hierbas en el bosque. Pero los Olúos se asustaron, pues ya eran mucho los casos que habían quedado ciegos, lisiados o fatalmente enfermos por la brujería de Aroni. Ninguno de los Olúos se brindó para buscar las hierbas. Pero entre ellos estaba un joven cuya vida estaba regida por este signo; fue él quien anunció que se aventuraría entre las intrincadas malezas del bosque encantado para buscar las hierbas. Se armó de un porrón de agua y de una cazuela. Antes de entrar en la espesura, le sacrificó dos gallos a Echu y solo entonces penetró en el bosque. Mientras andaba, recogía las hierbas que necesitaba el Obbá y las metía en la cazuela, deshaciéndolas con las manos y rociándolas con el agua de su porrón. Acompañaba su acción con cantos a los muertos. Aroni, que escuchaba hasta lo mínimo, se sintió atraído por el canto y se materializó en un tizón de carbón. Al ver al joven hijo de Eyiogbe Temuco, lo increpó por atreverse a invadir sus dominios y lo condenó a muerte, lanzándose contra él para quemarlo. Pero el hijo de Eyiogbe Temuco cambió el canto, como le había enseñado su padre Orula, el dueño de la adivinación. El joven esquivaba los golpes del tizón con la cazuela del omiero, cantando sin parar. Todas las fuerzas de la naturaleza se pusieron en contra de Aroni y el tizón cayó dentro de la cazuela. El omiero lo apagó y la brujería de Aroni se acabó. El esclavo de Ozaín tuvo que rendirse ante el hijo de Eyiogbe; incluso le propuso una alianza reconociendo todo su poder. El joven Olúo le contestó que su padre era sabio y la voluntad de Oloddumare que fuera su fiel mensajero. Sin embargo, decidieron sellar un pacto y Aroni le dio al Olúo 4 hierbas que le abrirían el camino de cualquiera de sus obras. El joven se llevó asimismo el tizón caído dentro del omiero para que todos reconocieran este pacto. Cuando se deshacen las hierbas en el omiero del Olúo, también se echará un carbón encendido dentro del omiero, para recordar el pacto y para que la maldad cese y el bien perdure hasta nuestros descendientes.

