Andrés Bobola
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Sumario
Síntesis biográfica
Nació en 1591, en el palatinado de Sandomir. Su familia procedía de Bohemia, aunque llevaba ya tres siglos afincada en Polonia. En 31 de julio de 1609, entró en el noviciado de la "Compañía de Jesús", en Vilna, en la región de Lituania.
Pronto pudo tomar parte en el apostolado aun antes de su sacerdocio, especialmente durante su magisterio en los colegios de Bromberg y de Pultusk, consagrándose a la defensa y dilatación de la fe católica en aquellas encrucijadas de cismas y herejías. En sus concurridos catecismos inculcaba, sobre todo, la devoción a la Eucaristía y a la Virgen Santísima.
Ordenación
Una vez ordenado sacerdote en 1622, Andrés fue nombrado predicador de la iglesia de San Casimiro de Vilna, donde su celo apostólico impresionó profundamente al pueblo. Más tarde, fue elegido superior de la casa que los jesuitas tenían en Bobrinsk y ahí se distinguió por la caridad con que asistió a los moribundos durante una terrible epidemia.
A fines de ese mismo año, 1622, comenzó su tercera probación en la casa de Nieswiez.
Obra que realizó
Comenzó por una nueva estancia de seis años (1624–1630) en Vilna, la ciudad de toda su formación religiosa, teniendo, sobre todo, el cargo de la iglesia en su colegio. Fue director de la congregación mariana del colegio. Estimado predicador, conocido por la intrepidez de su fervor cristiano, era reclamado en otras ciudades al tener noticias de su apostolado.
Consiguió vocaciones sacerdotales, dirigió conciencias, dio misiones populares, asistía a los enfermos y moribundos, y se distinguió durante dos pestes notables, la primera en Vilna (1625) y la segunda en Bobruisk, en 1633.
Su vida como misionero
Tan pronto como fue relevado de su cargo, volvió a sus actividades de misionero, que había practicado ya durante más de veinte años. Recorrió todo el país, predicando y consiguió reconciliar con la Santa Sede a pueblos enteros de ortodoxos, además de la reforma de vida que logró entre los católicos tibios.
Los habitantes de las regiones orientales de Polonia, tanto del antiguo Estado como del moderno hasta 1945, habían sido en su mayoría cismáticos orientales, de rito bizantino-eslavo y de raza ucraniana.
A pesar de todas las dificultades afrontadas por Bobola, logró la unión de Brestlitowsk (1596), por la que la mayoría de los obispos cismáticos de los territorios polacos se unieron a la Iglesia romana conservando su rito propio.
Costó, sin embargo, mucho en algunas partes el llevar a cabo de hecho la unión, especialmente en las fronteras con Rusia, que ya había empezado su marcha hacia Polonia, y perseguía a sangre y fuego todo vestigio unionista en las tierras que reconquistaba.
Lucha
Luchó contra estos enemigos luchó Bobola de 1630 a 1657. Era tiempo de martirios. En 1623 fue martirizado San Josafat Kuricewicz. De 1648 a 1655 los cosacos destruyeron unos treinta conventos o residencias de dominicos, asesinando a noventa y cinco de sus religiosos. Fueron también varias las casas de jesuitas que corrieron la misma suerte, con muerte de cuatro en Nowgorod y otros varios en otras partes. En este tiempo la ciudad de Pinsk, en la comarca conocida por las marismas del Pripet, residencia del padre Andrés durante largas temporadas, fue ocupada y perdida varias veces con las consiguientes devastaciones. De todo ello se verá el temple de ánimo que se necesitaba en aquellas regiones para hacer frente a las irrupciones, animando a los católicos y tratando de conservar o ganar ora vez a los uniatos vacilantes en medio de la tormenta. Fue la época más larga y más efectiva para este apostolado de Bobola. Los historiadores o comentaristas de la época hacen resaltar la importancia de los éxitos obtenidos. Era natural que un apóstol de este temple fuera una víctima de predilección de las hordas cosacas en sus incursiones ofensivas hacia el interior de Polonia. Y así fue. Era el mes de mayo de 1657, cuando la naturaleza, casi muerta durante los largos meses invernales rusopolacos, intentaba recobrarse de su letargo y anunciar después de los deshielos una fecunda estación estival. Los cosacos aprovecharon la ocasión para dominar otra vez a Pinsk. Los padres del colegio se refugiaron en diversas partes. Bobola se dirigió a Janow, dijo allí su misa la madrugada del 16 de mayo y proseguía su marcha cuando se vio sorprendido por sus enemigos. "¡Señor! ¡Hágase tu voluntad!", exclamó. Trataron al principio de ganarle para el cisma; pero, ante su rotunda negativa, las halagadoras palabras dieron lugar a uno de los martirios más cruentos que se conozcan. Le ataron allí mismo a un árbol y le azotaron despiadadamente, mientras le apretaban una corona de ramas en la cabeza. Atado, fue arrastrado por los caballos de sus verdugos hacia Janow, donde se le invitó otra vez al cisma: "Soy un sacerdote católico. He nacido en la fe católica y quiero morir en ella. Mi fe es buena, es verdadera, es la que lleva a la salvación." A esta profesión siguió el ataque del cabecilla mismo, blandiendo su espada, que cortó tres dedos del Santo, al llevar éste su mano a la cabeza para detener el golpe. Volvió a profesar su fe, por la que daba gustoso la vida. Un puñal le arrancó un ojo. Le condujeron a un matadero, le quemaron el pecho y la espalda, mientras insistían en sus intentos de apostasía. Ante su negativa, le arrancaron parte de la piel de la cabeza, le produjeron diversas heridas y mutilaciones sin cuento, mientras el mártir exclamaba únicamente: "¡Jesús, María, ayudadme! Iluminad a estos ciegos con vuestra luz. Convertidles y arrancadIos del error. ¡Señor! ¡Hágase tu voluntad! ¡Jesús, María, en vuestras manos encomiendo mi espíritu!"
Muerte
Para no oír sus palabras le arrancaron la lengua y luego le atravesaron el corazón por el lado izquierdo. Enterrado en Pinsk, sus restos fueron más tarde trasladados a Polock, cayeron dos veces en manos de los cismáticos y por fin, de los bolcheviques, hasta que en 1923 se consiguió traerlos a Roma, donde reposaron hasta su canonización. Entonces fueron llevados a Varsovia. En 1819 el padre dominico Korzeniescki, abrumado por las desgracias de su patria, invocó a Bobola y vio al Santo, quien le mostró en las llanuras polacas ejércitos de rusos, turcos, franceses. ingleses, austríacos, prusianos y otros que no distinguió. Bobola le prometió que al acabar aquella guerra Polonia sería independiente y él sería su principal Patrón. Esta famosa profecía se publicó muchas veces. La Civiltá Cattolica la reimprimió en 1854, al año siguiente de la beatificación de Bobola, cuando su cumplimiento parecía muy remoto. Pero todo el mundo la recordó entre 1914-1918, especialmente al terminar la guerra. Aun, ahora Polonia es la nación que mejor resiste a los intentos comunistas desde el poder, obtenido por las bayonetas moscovitas y las falsías de sus jefes. ¿Sería mucho atribuirlo en parte a la protección del Santo, y esperar que completará su obra dando la libertad que merece a aquella tan desgraciada como católica y heroica nación?
Beatificado y canonizado
Bobola fue beatificado por Pío IX en 1853 y canonizado por Pío XI en 1938. Pío XII ha escrito una conmovedora encíclica al mundo católico con ocasión del tercer centenario de su martirio, 16 de mayo de 1957.
Fuente
http://mercaba.org/SANTORAL/Vida/05/05-16_s_andres_bobola.htm