Motorola Edge
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El Motorola Edge Comenzamos este análisis hablando del diseño. El Motorola Edge, como decíamos anteriormente, bebe de lo visto en otros dispositivos de gama One como el One Action, One Macro o el reciente One Fusion+. Sin embargo, en esta ocasión Motorola se ha olvidado de módulos e implementaciones gruesas para las cámaras y ha optado por una solución más sencilla y que, todo sea dicho de paso, funciona mejor: integrar las cámaras en el propio chasis. No sobresalen casi nada, menos de un milímetro, y se agradece.
¿Por qué? Porque uno de los problemas que tienen los módulos fotográficos gruesos como los del iPhone 11 Pro, Huawei P40 y Redmi Note 9S es que hacen que el móvil se tambalee cuando lo dejamos sobre una mesa. El Motorola Edge, sin embargo, tiene una trasera casi, casi completamente lisa, por lo que no se tambalea.
Características generales
Diseño
Dicho lo cual, la parte trasera está acabada en plástico y en color negro, pero un negro brillante que, para desgracia de mis manías, se llena de huellas. El plástico tiene la ventaja de que se resbala menos que el cristal, pero si no está bien rematado puede ser un imán de ellas, y en este caso lo es. Como dato a tener en cuenta, Motorola añade en la caja una funda de silicona, así que siempre está la opción La trasera está ligeramente curvada por los laterales, de forma que se mejora la ergonomía. Es una curvatura algo menos pronunciada que la de la pantalla, de la cual hablaremos más adelante, y sienta bastante bien en mano. También están curvadas las esquinas, lo que permite que podamos sujetarlo en vertical u horizontal sin que "se nos claven" en las manos, algo que, por ejemplo, nos pasó con el Samsung Galaxy Note 10+ y sus esquinas más rectas.
Repasando los cantos, el derecho aloja los botones de volumen y de inicio. Este último se encuentra en una posición cómoda y fácilmente alcanzable con el dedo pulgar de la mano derecha o el índice de la izquierda y, además, tiene un sutil grabado que permite localizarlo rápidamente. Los de volumen, sin embargo, están demasiado arriba y tocarlos sin tener que mover la mano es muy complicado.
Pantalla
La pantalla tiene dos protagonistas indiscutibles: las curvas y la tasa de refresco, pero antes de hablar de ellas, vamos a quitarnos de encima la parte técnica. El Motorola Edge nos ofrece un panel OLED de 6,7 pulgadas con resolución FullHD+ (2.340 x 1.080 píxeles) en formato 19,5:9, lo que se traduce en 385 píxeles por pulgada. Es una resolución suficiente para cualquier tipo de tarea, ya sea chatear, leer o jugar, y en ningún momento hemos echado en falta más píxeles.
El panel está bien calibrado de fábrica y no hemos apreciado que los blancos estén más azules o naranjas de la cuenta. Los colores tienen una saturación correcta, siendo llamativos y visualmente atractivos sin llegar a ser estridentes, pero tiene trampa. Por defecto, el modo de color de los ajustes está configurado en "Saturados". Si lo ponemos en normal, los colores se apagan y no lucen tan bien, por lo que recomiendo no tocar esa configuración y dejarla como viene de fábrica.
Rendimiento
Ahora que ya conocemos a fondo el Motorola Edge por fuera, vamos a sacar el bisturí para echar un vistazo a lo que hay bajo el capó. El Motorola Edge cuenta con 6 GB de memoria RAM y el procesador Snapdragon 765 (no confundir con el Snapdragon 765G), un SoC de siete nanómetros y ocho núcleos con una velocidad máxima de 2,3 GHz, GPU Adreno 620 y 5G integrado.
El conjunto ofrece un rendimiento realmente bueno. El terminal nos permite jugar a juegos pesados y ligeros sin tirones ni lag de ningún tipo, no se calienta en exceso (aunque se puede apreciar cierto aumento de temperatura en la zona central) y en aplicaciones del día a día se comporta correctamente. El Snapdragon 765 es un procesador de lo más solvente y en este smartphone no iba a ser de otra forma.
Cámara
Terminamos este análisis con el correspondiente análisis de la cámara. Motorola ha montado cuatro cámaras traseras capitaneadas por un sensor de 64 megapíxeles que, en la práctica, toma fotos de 16 megapíxeles gracias a la tecnología de combinación de píxeles. Evidentemente, usando el modo dedicado podemos forzar la máxima resolución en caso de que necesitemos fotos más grandes, aunque con 16 megapíxeles será más que suficiente para la mayoría de escenarios.
El segundo sensor es un gran angular de 16 megapíxeles con apertura f/2.2 y 116º de campo de visión que no solo funcionará como gran angular, sino que también podremos usar como macro. El tercer sensor es un telefoto de ocho megapíxeles con zoom óptico de dos aumentos. No es la cifra más alta del mercado, pero al menos nos servirá para acercarnos un poquito o conseguir resultados algo más artísticos. Finalmente, tenemos un ToF para hacer mediciones de profundidad.